La Bebota y El Payaso Manotas 3
El payaso pervertido empieza a configurar la mente infantil de Roxy para que vea sus propias morbosidades como un «juego» divertido. .
¡No se diga más! Jeje Hoy tú y yo nos vamos a divertir con muchos jueguitos divertidos jeje
El viejo no cabía en si mismo de la emoción y la excitación de llevarse con él a una nena de ese calibre. Se había dejado manosear y dar tremendos arrimonsotes sin protestar e incluso los había disfrutado a tal grado que ella misma había cooperado. Era claro que esa nenita se iba a dejar hacer todo lo que él quisiera y eso lo excitaba tanto que hasta la verga le temblaba de la emoción.
Por su parte, Roxy sentía ese nerviosismo de quién sabe que está haciendo algo prohibido. Su mente infantil no lograba medir el alcance de qué tan prohibido era lo que estaba por hacer; simplemente le preocupaba un poco alejarse de su casa. Se soltó su mochilita de un lado y sacó de ella su celular; eran las siete de la noche. Aún faltaban tres horas para que sus papis regresaran. “Creo que me da tiempo” pensó. La pequeña que antes hacía todo lo que sus papis le decían, ahora estaba calculando cuánto tiempo tenía para irse a “jugar” con su nuevo amigo morboso, todo por culpa de las hormonas y lo rico que sintió al ser manoseada y arrimada.
– Jiji sí, estoy muy emocionada, pero… ¿Me dejaría ir a cerrar bien mi puerta? Es que me preocupa dejarla sin llave. No me tardo, lo haré rápidito jeje
A pesar de la disposición que mostraba la nena, y cómo aún tenía su sonrisa pícara plasmada en su infantil rostro, junto con sus mejillas sonrojadas y su cabellito pegado a la frente; al viejo le preocupó un poco aquellas palabras. “¿Y sí se va y ya no regresa?… ¿Y si va a acusarme con alguien?…” Por un momento pensó en tomarla a la fuerza y meterla a la camioneta; pero ése jamás había sido su estilo. Sentía morbo por las nenas, pero no tenía intención de lastimarlas, mucho menos hacerlas sufrir. Si la nena empezaba a llorar asustada, ya no tendría nada de excitante aquello para él. Así que, con un suspiro, se arriesgó a que su grandiosa noche terminara ahí.
– Jeje claro Roxy. Anda, ve a cerrar bien tu casita, para que puedas jugar conmigo sin preocupaciones… – dijo el viejo acercándose a la nena y acomodando su cabellito con su mano grande y mugrosa. La cual deslizó por su espalda hasta llegar a su redondo culo y le dió una pequeña palmada juguetona.
– ¡Ay! Jiji 💕 – la nena dió un pequeño respingo por la pequeña nalgada y vió aquel acto como una pequeña broma traviesa. – Esa mano… jeje Otra vez está moviéndose sola jeje – La manera en que lo dijo fue totalmente distinta a como hablaba la nena antes del juego. Su tono y sus expresiones, parecían juguetonas, casi provocadoras.
La nena le dió un último vistazo al payaso morboso, regalándole un guiño y luego se giró para comenzar a caminar hacia su casa, saliendo detrás de la camioneta. En esta ocasión no se fue dando brinquitos o corriendo de manera infantil. Iba caminando lento, pues los sentimientos en su pecho la mantenían nerviosa; pero esto provocó que su cuerpo se moviera en automático, de manera natural e instintiva, lo que la hizo marcar unos pasos suaves, que hacían brillar sus tenis con luces de colores, al tiempo que sus caderas se balanceaban de una manera casi sensual. Sus grandes nalgas firmes se movían hipnóticamente formando un infinito. Destacando demasiado por la forma en que se le había metido el shortcito entre las nalgas por los arrimones.
Aquel viejo se dió un tremendo espectáculo admirando aquello. Tanto así que comenzó a sobar su verga por encima del pantalón mientras lo hacía. Si la nena no regresaba, al menos tendría un culazo en movimiento como despedida.
Sin embargo, la nena cumplió su palabra. Metió su llave en la cerradura y cerró con ella. Abrió de nuevo su mochilita y metió sus llaves. Se la colgó de nuevo y, dando un último vistazo a su casa, como si ya no hubiera marcha atrás, se dió la vuelta y ahora sí regresó con un pequeño trote infantil, que hacían que sus grandes senos dieran firmes rebotes sobre la blusita.
El viejo casi grita de emoción y ansioso empezó a buscar rápidamente las llaves de su camioneta en sus sucios pantalones. Abrió la puerta para su bebota sabrosa, a la cual ayudó a subir poniendo su manota en el culo de la niña. El muy aprovechado la extendió completamente y la posicionó justo en medio. Para lograr abarcar algo de las dos redondas nalgotas de ella; además, su dedo medio alcanzó a presionar la zona de la conchita de la nena, la cual sintió bastante mojada.
– ¡Aaah! 💕 ¡Señooor! Jiji Su mano es muy traviesa jiji – Nuevamente eso sonó más como putita que como nena inocente – Pero gracias jiji
– Jeje qué te digo nena, mis manos no me obedecen jaja Se mueven solas jeje… – dijo cerrando la puerta.
Rodeó a toda prisa la camioneta. Como si pensara que en cualquier momento la nena cambiaría de opinión o se desvanecería sino sube pronto. Una vez arriba, cerró su puerta y puso en marcha su cafetera vieja haciendo un ruido a chatarra. Con una explosión del escape, aquel trasto se puso en marcha, yendo primero en reversa y luego avanzando por la calle, dejando atrás la casa de Roxy, en donde sus padres creían que su nena estaba a salvo, haciendo su tarea como siempre; sin imaginar que se estaba yendo de manera voluntaria con un viejo morboso que le iba a enseñar los placeres sexuales de los que tanto la estuvieron cuidando.
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El viejo avanzó algunas cuadras, mirando a todos lados. Buscaba algún lugar solitario y escondido donde meter la camioneta para jugar con su desarrollada amiguita. Sabía que no podía irse muy lejos o la nena podría empezar a asustarse de alejarse demasiado de su casa.
– Veamos… por aquí debe haber un lugar perfecto para jugar en donde nadie nos vea jeje
La nena, que ya comenzaba a sentirse ansiosa por empezar a jugar de vuelta con su amigo, escuchó con atención lo que el viejo buscaba. Así que recordó que uno de los paseos que llegaba a tener con sus papis por la zona, le llamó la atención una construcción abandonada a unas calles de donde estaban. Aquel lugar le dió algo de miedo cuando la vió por primera vez, pero pensó que era el único lugar que cumplía con lo que su amigo el payaso buscaba; además, no entraría ahí ella sola, sino lo haría con su nuevo amigo y seguro que con el “juego” el miedo se le pasaría.
– Uhm… pues yo conozco un lugar al que nadie va y… se ve solito, aunque da un poquito de miedo jiji – dijo la nena nuevamente con su vocecita dulce y suave.
Al viejo casi le da un infarto. No se podía creer que la misma niña era quien sugería un lugar donde le podrían meter la verga sin que nadie los molestara. Aunque claro, la nena no pensaba en eso.
-¡Perfecto! Entonces tú serás la capitana jeje Vente, siéntate conmigo para que me guíes jeje
El viejo se orilló e hizo el asiento un poco más hacia atrás, para liberar espacio entre su enorme panza y el volante. El suficiente para que la nena pudiera meterse en medio y sentarse sobre él.
Cabe señalar que el viejo aún traía la verga parada de la emoción. Por lo que cuando hizo espacio para la nena y abrió sus piernas, Roxy alcanzó a ver con claridad la enorme erección que le esperaba. Se sonrojó un poco, pero también sonrió pícaramente al entender lo que el viejo quería.
– Señor… ¿usted quiere jugar otra vez con mi colita mientras conduce? Jiji – dijo algo apenada la nena, pero se le notaba la “alegría” de poder jugar un poco más mientras llegaban al lugar mencionado.
Cada vez que la nena tenía esos comportamientos entre infantiles y provocadores, al viejo se le salía el corazón. Pero justo en ese momento, se dió cuenta que no solamente podía manipular a la nena con engaños para dejarse hacer lo que él quisiera. Sino que además, la mente de esa nena era un lienzo en blanco. Él podía programarla de la forma que él quisiera para que ella respondiera de la manera en que él esperaba. Era como una especie de proyecto morboso a su alcance y, si jugaba bien sus cartas, podía convertirla en la putita que siempre quiso.
– Jeje me atrapaste Roxy. Eres demasiado inteligente jeje Pues sí… la verdad es que me gustaría seguir jugando un poco más como hace rato mientras llegamos es que verás… Bueno, no. Mejor no lo digo.
A la nena esa reacción del payaso la confundió tanto como también despertó mucha curiosidad en ella.
– ¡No, no! ¡Dígame! ¿Por qué le gustó tanto? Jiji – preguntó la niña con mucha curiosidad. Tanto así que se giró hacia él y puso sus manos sobre el asiento. Sin darse cuenta, sus codos presionaron sus senos entre sí y estos crecieron a tal punto que parecía que iban a reventar la blusa.
El viejo se tomó un momento para admirar ése gran espectáculo. Se relamió los labios como saboreando esas tetotas y luego, fingió un estado de nerviosismo infantil.
– Ay jeje es que no sé. Me da pena decirlo. Qué tal que luego piensas mal de mí…
Aquellas palabras sólo le dieron mucha más curiosidad a Roxy.
– ¡No! Yo jamás pensaría cosas malas de usted. Es muy divertido y le gusta jugar con niñas como yo (Roxy no sabía cuánta razón tenían esas palabras, pero en un contexto muy diferente del que pensaba) Eso lo hace un señor muy bueno jiji Así que no importa lo que diga, yo no pensaré mal de usted nunca.
– Bueno jeje… si lo dices así, confiaré en tí… – el viejo suspiró y se tomó un segundo para responder. Estaba actuando bastante bien. – La verdad es que este juego es muy divertido con nenas que tienen… tu sabes… la colita grande jeje – dijo el viejo fingiendo vergüenza – y bueno, tú Roxy, tienes la colita más grande que he visto jeje
La nena abrió mucho los ojos. Las mejillas se le pusieron rojas y abrió un poco la boca. Sin duda nunca esperó que su amigo le dijera algo así. Si bien ella nunca vió su cuerpo de una manera sexual, sí que era consiente de que su cuerpo era “grande” como ella solía decirse para si misma. Esto porque su ropa favorita cada vez le quedaba más apretada. Pero nunca se le pasó por la cabeza que eso fuera algo que un señor pudiera considerar algo bueno para “jugar”. Después de un breve silencio, soltó una risita.
– Jiji ¿En serio? Jaja No sabía que mi colita pudiera ser algo bueno para jugar jeje A mí me molesta un poco porque como es grande mi ropa me aprieta, pero… ¿entonces eso le gusta?… – dijo con una expresión sonriente a la vez que extrañada.
– ¡Sí! Me gusta mucho jeje Es perfecta para jugar a los “empujoncitos” jeje – dijo el viejo poniéndole nombre a aquel juego que tuvieron detrás de la camioneta.
– ¡Oh! ¡Entonces así se llama ese juego!… Jajaja – la nena se rió muy divertida al ahora comprender porqué su amigo el payaso le empujaba tan insistentemente aquella cosa dura contra su culo. Pero también apareció una sonrisa traviesa recordando lo bien que se sintió.
Y aquí, pasó algo muy peculiar. La nena empezó a sentirse halagada. Incluso, ¿orgullosa? Le gustaba mucho cuando su familia o conocidos le decían que era una nena muy bonita. Se sentía bien cuando lo hacían. Algo natural. Pero en ése instante, aquel conocido sentimiento cambió. Ese viejo le dijo que le gustaba su cola por lo grande que era. Y encima decía que era mucho mejor cuando las nenas la tenían así. Ella no lo sabía, pero por primera vez se sintió deseada… y le gustó mucho.
Tal como cuando un niño responde con entusiasmo y orgullo cuando alguien le dice que le gusta algo que él tiene; como por ejemplo cuando alguien dice que le gustan mucho los coches de juguetes, y el niño procede a sacar su colección de cochecitos para presimirlos; Roxy sintió algo similar, pero en un contexto muy diferente y morboso.
– Señor… -comenzó a decir algo apenada – ¿Le gustaría verme la colita sin el short?… A… a lo mejor así… se… se puede jugar más… divertido… ¿no?
El viejo payaso no se podía creer lo que escuchaba. Se quedó boquiabierto ante la propuesta de la pequeña Roxy. La nenita sabrosa estaba proponiendo de manera voluntaria el quitarse el shortcito con la clara intención de mostrarle/presumirle sus redondas y paradas nalgotas sin el shortcito de por medio. Sin duda su táctica estaba dando frutos y vaya que iba a disfrutarlo.
– ¿Cómo?… Quiero decir… ¿E-estás segura, Roxy?… – Esta vez ni siquiera tuvo que fingir el nerviosismo, en verdad la propuesta de la nena lo puso en ese estado. Aunque más que nervioso estaba ansioso.
– Ahm… sí… digo… según entiendo, como mi colita es grande, el juego es muy divertido y además a usted le gusta como… -en este momento se sonrojó tanto que tuvo que agachar la mirada, pero su sonrisita no se perdía – como la tengo jiji Así que pensé… que quizás si me los quito… ahm… no sé… talvez le guste más y pues… el juego sea más divertido…
El viejo tragó saliva. Si antes luchaba por no echarsele encima a la nena, ahora era peor aún. Sentía el deseo de arrancar la ropita de la nena y hacerla suya.
Bueno… la verdad es que me moría de ganas de ver cómo se te vería la colita sin tu ropita jeje Pero no sabía cómo pedirlo sin que me viera como un pervertido jeje – confesó el viejo apagando el motor y girándose un poco en dirección de la apenada, pero excitada nena.
– ¿Pervertido? Jaja ¿Qué es eso? – la nena ni siquiera había escuchado alguna vez la palabra – Suena a algo malo y ya le dije que yo jamás pensaría algo malo de usted, señor. Yo sé que esto que hacemos es sólo un juego jiji Y si tantas ganas tenía de verme la colita, pudo pedirlo antes sabe jiji
Las palabras de la nena eran claramente como las de una putita ofrecida. Pero lo morboso es que ella las decía desde su inocencia. Si bien la nena ya estaba actuando bajo los efectos de las hormonas y la excitación, en su mente, lo único que pensaba era en lo divertido que esto estaba resultando. Sin lugar a dudas, tener un amigo de juegos era lo mejor que le había pasado.
Cabe señalar que la camioneta del viejo estaba bastante destartalada. Por lo que en vez de tener un solo asiento frontale alargado de la época, tenía dos sencillos que le había adaptado el anterior dueño. Esto quiere decir que había un espacio considerable entre su asiento y el de la nena que iba de copiloto.
Dicho esto, una vez que la nena recibió la aprobación de su amigo, se puso de pie justo en ese espacio entre los dos. Tomó con sus manitas el resorte de su shortcito e iba a proceder a bajarlo, pero dudo por un segundo. El viejo creyó que la nena se había arrepentido y estaba por animarla a hacerlo diciéndole que no había nadie cerca o que no le diría a nadie; pero no era esa clase de duda la que atravesó la mente de Roxy; lo que la hizo dudar, era que quizás sería mejor hacerlo de espaldas a él; después de todo, el objetivo era “presumirle” su colita a su travieso amigo. Así que para sorpresa del viejo, la nena se giró de espaldas a él, sin sacar sus manitas del resorte de su prenda y parando ligeramente las nalgas comenzó a bajar su apretadísimo y pequeño shortcito.
El viejo tuvo que llevar una de sus manos a su entrepierna, apretando la verga que tenía durísima, en un movimiento instintivo por intentar controlar su enorme excitación; mientras que la otra la llevó a su pecho, en la zona del corazón, pues sentía que le iba a dar un infarto cuando vió como poco a poco aparecían dos redondas nalgas firmes, grandes y morenitas. Sin una sola imperfección. El calzoncito blanco de ositos, que cuando se lo puso le quedaba como cachetero, ahora se le había metido mucho (tanto por los movimientos naturales de sus nalgas al caminar, como por todas las punteadas, arrimones y frotadas que el viejo morboso le dió) y ahora parecía más una tanga metida entre semejantes nalgotas.
La nena se inclinó aún más, parando todavía más su culazo, para seguir bajando la prenda por sus piernotas. Fue ahí cuando sin quererlo le reveló al viejo verde lo mojada que estaba; tanto por su estado de excitación, como por el orgasmo que había tenido con el “juego” de los “empujoncitos”; pues se veía claramente una mancha de humedad en la zona vaginal de la nena; la cual por cierto restaba bastante por lo apretado que le quedaba el calzoncito.
Durante todo el proceso la pequeña sintió la mirada morbosa del viejo sobre su culo. Aunque ella no lo interpretó como algo enfermizo; sino como señal del que viejo realmente le gustaba todo lo que veía. Retomando el ejemplo de los carritos; para ella era como si el viejo estuviera admirando cada detalle de dichos carritos porque realmente los encontraba increíbles, sin ninguna otra intención escondida. Así que la traviesita Roxy se tomó más tiempo del necesario para sacarse con cuidado el shortcito por los pies. Levantando primero uno con demasiado cuidado y luego el otro; teniendo todo el tiempo esa sonrisita pícara en su rostro que ya empezaba a ser una característica de ella.
La nena se enderezó y con cuidado dobló su diminuta prenda, tal como su mami le había enseñado cuando empezó a encomendarle la tarea de doblar la ropa limpia. Una vez terminó su labor, la puso con cuidado sobre el asiento en el que estaba y, ¿por qué no? se dió la oportunidad de hacer una travesurita más inclinándose de más y parando su colita para deleite de su viejo amigo. Estos actos provocadores cada vez le salían con más naturalidad, pero aún persistía la mentalidad infantil. Se enderezó y giró un poco hacia atrás, buscando ver al Payaso Manotas sobre el hombro.
– ¿Y bien?… ¿Qué opina, señor?… ¿Le gusta cómo se me ve la colita sin el shortcito? Jiji – esta vez no hubo vergüenza en su voz. Lo preguntó confiada, segura de saber que lo que le mostró a su viejo amigo seguro le encantó o cuanto menos lo impresionó. Y no estaba equivocada.
Mientras la nena montaba aquel espectáculo improvisado, el viejo no se aguantó más las ganas y él también se sacó sus viejos, sucios y rotos pantalones de payaso. Dejando ver unas piernas peludas, morenas y delgadas. Era una locura pensar que una niña de diez añitos tenía mucha más pierna que aquel viejo. Más hacia arriba, el viejo tenía unos calzones grises que se notaba que llevaba días o semanas con ellos. Tenían manchas blancas por toda la zona del pene. La mayoría se veían secas, viejas; como si este payaso pajero se masturbara seguido y se subiera los calzones sin siquiera limpiar primero si verga. Aunado a eso, había una mancha fresca enorme, llena de grumos y viscosa. Esa mancha era producto de la constante liberación de líquido preseminal por la excitación que esta nenota le causaba; pero también de la abundante corrida que tuvo cuando se vino mientras le restregaba su verga sobre el culote de Roxy y esta a su vez le restregaba sus nalgas.
El viejo tenía la mano bien aferrada a su verga apretándola y sobándola sobre su sucia ropa interior. Se la jalaba sobre ella disfrutando cada fase del show de la bebota Roxy. Tenía la cara descolocada, en verdad tenía todo el aspecto de un viejo degenerado y enfermo; y el maquillaje de payaso con el gorrito y el resto de la poca indumentaria que tenía; le daba un aspecto todavía más de viejo verde.
La nena abrió mucho los ojos. Se llevó una manita a la boca y soltó unas risitas asombrada. Aquella imagen de su amigo en esa pose tan degenerada; le causó algo extraño. Para ella el viejo se había orinado y estaba intentando ocultarlo con su mano. Pero de alguna manera asoció eso como algo “bueno”. Ella pensó que al payaso le gustó tanto ver su colita sin el short, que de la emoción se orinó y de la vergüenza se tapó cuando ella volteó; pero la cara del viejo no demostraba vergüenza, era otra cosa. Algo que ella no supo cómo definir o explicar. Pero sea lo fuere, parecía que esa expresión tan enfermiza, le causó orgullo pues ella era la responsable de ello; o mejor dicho, su colita.
– ¡Ay no! ¿Hice que se hiciera pipí? ¡Perdón! No quise impresionarlo tanto jiji Pero descuide, no le diré a nadie. – dijo la nena girando totalmente de frente a él y poniendo sus manos sobre los hombros del viejo. En este movimiento, sus redondas y grandes tetas quedaron bastante cerca de la cara del viejo.
El viejo, que estaba ensimismado en su morbo, de pronto se extrañó por las palabras de la nena. Pero antes de que pudiera responder, los grandes senos de Roxy le bloquearon el habla por un instante.
– Uff… ¿Eh?… – hizo un esfuerzo por desviar la mirada de aquellos melones hacia abajo y mirar el estado asqueroso en el que estaba su ropa interior. Entonces soltó una pequeña carcajada – jajaja ¡No! Eso no es pipí… Verás, esto de aquí… – se agarró la verga por encima del calzón – es el “juguete” de los hombres jeje Se pone grande y duro cuando tenemos ganas de jugar con una nenita como tú. Y, cuando nos divertimos mucho y nos gusta mucho el juego, sacamos lechita de la felicidad jeje
La nena puso mucha más atención a esa explicación, que la que pone en clase cuando su maestra les da lecciones en la escuela. Observó maravillada el “juguete” del payaso mientras escuchaba atentamente lo que él decía. Nuevamente su orgullo de mujer empezó a crecer. Al viejo se le había parado porque tenía muchas ganas de “jugar” con ella. Y encima jugar con ella había sido tan divertido; y su pequeño show le había causado tanto gusto; que el juguete del viejo expulso la leche de la felicidad, como él lo llamó. Cada vez el sentimiento de sentirse deseada era algo que comenzaba a disfrutar en demasía. A la par de su propio deseo de jugar; estas dos nuevas sensaciones la estaban volviendo casi adicta.
– ¡¿De verdad funciona así su juguete, señor?! ¡¡Wow!! ¡Entonces sí le gusta mucho jugar conmigo! ¡Qué felicidad! ¡¡Rápido!! ¡¡Vamos pronto al escondite que le dije!! – la nena sintió una sensación tan urgente de seguir jugando y seguir haciendo “feliz” a su amigo, que el sentimiento de nerviosismo por haber salido de casa sin permiso y el miedo de ir a aquel lugar tan oscuro; se desvanecieron por completo.
Sin más, la nena se giró y posó sus grandes y redondas nalgotas semidesnudas justo sobre la verga parada del viejo, obteniendo una sensación viscosa debajo de su culo por la manchadera de semen que tenía el payaso; pero también una agradable y placentera sensación de volver a sentir esa cosa dura de antes, de la cual ahora creía conocer su nombre.
– ¡Aaaah! 💕… Uyy… lo sabía… mmm… así se siente mucho más divertido jiji seguro que hasta le sale más lechita de la felicidad jiji… – dijo la nena moviendo en círculos sus caderas para acomodar lo mejor posible aquel pedazo de carne duro entre sus nalgotas.
El viejo se aferró a la cinturita de avispa de la nena, mientras soltaba un suspiro, ponía los ojos en blanco y la presionaba hacia abajo para hacerle sentir bien su vergota.
– ¡Uff!… Aaaah… tienes razón, Roxy… se siente… infinitamente mejor… – y aunque quería disfrutar más tiempo de la nena en esa posición, era cierto que ya debían irse, tanto por las ganas de jugar, como por el hecho de que ya se habían demorado mucho en ese lugar y una camioneta vieja como esa, con una nena dentro en compañía de un payaso, podría llamar mucho la atención y levantar sospechas. – ¡Vámonos que ya quiero jugar yo también! Jeje
Sin quitarse a la nena de encima, se giró de vuelta hacia el frente, encendió el motor y puso en marcha la camioneta. Nuevamente una explosión del escape dió inicio a su recorrido y la nena puso mucha atención al camino para irle dando indicaciones al viejo, pero claro, todo esto mientras le regalaba unas buenas restregadas de culo al viejo, de adelante hacia atrás; mientras el degenerado viejo disfrutaba de las sensaciones y se esforzaba por no chocar.
Roxy iba dando indicaciones sobre dónde girar, mientras su rostro se descomponía en gestos de placer. Entrecerraba los ojos, a veces los cerraba por completo suavemente para concentrarse en la sensación; abría la boca ligeramente, dejaba salir jadeos y gemidos; a veces sonreía traviesamente o mordía su labio inferior. En ocasiones incluso le gustaba voltear sobre su hombro para mirar la cara de “diversión” de su amigo mientras le decía dónde girar.
La panzota redonda y grande del viejo no le permitía admirar el espectáculo de ver el culote de Roxy restregarse de esa manera, pero sí que lo podía sentir y de una manera gloriosa. Debido a que ahora había menos tela de por medio. Podía sentir la piel de las nalgotas de la nena sobre de él. Su verga empapada en semen viscoso se deslizaba con suma facilidad entre esos dos cachetotes de la bebota. Podía sentir la conchita de ella restregarse sobre sus huevos peludos aún guardados. Cerraba sus ojos y dejaba salir bufidos, abriéndolos sólo para ver en dónde girar.
– Es ahí… mmm… 💕
Indicó Roxy señalando hacia una vieja construcción. Efectivamente se veía abandonada, llena de graffitis y con la hierba demasiado alta. El viejo tuvo que abrir bien los ojos y asomar la cabeza por un lado de la culona nenita, que gustosamente seguía restregando su deliciosas nalgas de atrás hacia adelante; lo cual ya hacía con ritmo casi profesional. Forzándose a concentrarse, el Payaso Manotas maniobró para estacionar la camioneta dentro de la construcción; por suerte había un espacio muy grande dentro, el cual quizás, en su momento, estaba pensando para lo que sería la cochera de aquella casa de dos pisos.
El viejo tenía planeado revisar la construcción, antes de seguir jugando con la nenota, para cerciorarse de que no hubiera ningún chismoso por ahí que pudiera atestiguar lo que estaba por hacer con Roxy; pero la nena se meneaba tan sabroso sobre él, que no tuvo la voluntad para pedirle a la nena que se detuviera y se quitara de encima para hacer el reconocimiento. En vez de eso, reclinó su asiento un poco y se permitió disfrutar del arriesgado acto, sosteniendo la cinturita de la nena mientras levantaba la vista hacia el toldo de su carcacha y cerraba los ojos, sonriente y agradecido por la situación en la que estaba.
– ¡Uff!… Roxy… aaah… sin duda tu cola es la mejor para estos juegos… aaah…
La nena se sonreía bastante, orgullosa de escuchar esas palabras. No dijo nada. En vez de eso, le puso más empeño a sus movimientos para que su amigo pervertido se “divirtiera” a lo grande. Pasó poco tiempo antes de que el viejo siguiera manteniendo sus manos quietas. Se enderezó y empezó a subir sus manos hacia las tetas de la nena nuevamente. Ella supo de inmediato hacia dónde se dirigían esas manos traviesas y aparentemente desobedientes. Soltó una risita traviesa y preguntó sin voltear la mirada.
– Señor… aaah… sus manos otra vez me quieren agarrar mis pechos jiji… ¿es porque siguen sin obedecerle o es porque también le gustan tanto como mi colita? Jiji… uhmmm… 💕
Aunque el tono de la nena era el de una putita provocativa; la duda era genuina. Ella, al inicio del juego, entendió que aquellas manos se movían por voluntad propia. Pero, aún siendo tan ingenua y tontita como era, su nueva percepción del “juego” y esa nueva sensación, que seguía sin poder definir, de sentirse deseada; le hacía replantearse las cosas.
El viejo se empezó a reír, incrédulo al descubrir que la pequeña ya empezaba a descubrir las intenciones detrás de sus actos.
– Jaja… Vaya, Roxy… Realmente me sorprende lo inteligente que eres jeje… Me descubriste. La verdad es que desde que te ví, tenía muchas ganas de jugar, pero no solo con tu colita… sino también con estos… – acto seguido, el viejo morboso metió sus manos por debajo de la blusita apretada de la tetona niña. A lo que la niña, sin siquiera pedírselo, se la levantó con todo y su pequeño corpiño infantil, para darle un mejor acceso; siguiendo el mismo razonamiento que tuvo cuando se quitó el shortcito. El viejo se rió satisfactoriamente. – Jajaja sin duda eres la mejor jeje… ¡Uff! Son tan grandes y redondos… perfectos para jugar con ellos jeje…
La nena cerró los ojos con la sonrisa en su rostro. Sintiendo como su travieso amigo le sobaba las tetas, apretándolas suavemente y manoseandolas.
– Ay señooor 💕… jiji Es usted un payasito muy mentiroso jiji… aaah… ¿por qué no me dijo la verdad antes?… Jiji – La nena giró su cabeza, viéndolo por encima de su hombro. A pesar de increparlo, su rostro seguía tan sonriente como siempre. Mientras le permitía al viejo sobarle los pechos mientras ella seguía jugando sobre su verga.
– Jeje bueno… aaah… hubiera sido raro que te hubiera pedido dejarme jugar con ellos, ¿no? Jeje
– Uhm… bueno… quizás un poquito jiji… pero, si me hubiera explicado el juego… yo lo habría dejado jiji – y la afirmación era verdadera. No porque Roxy fuera una puta. Sino porque realmente se habría creído que era solamente un juego. Tal como ahora.
La pareja tan contrastante, se dedicó a jugar por un par de minutos arriba de la camioneta. Con el payaso pervertido manoseando descaradamente a la niñita de tan solo diez añitos; y ésta a su vez disfrutando alegremente de sentir aquella cosa dura justo entre sus nalgotas, y de esas dos bolas que le daban unas sensaciones placenteras debajo de su conchita.
El viejo sintió que ya no podía más. Sino se clavaba a la nena ahora, seguramente moriría de excitación. Así que a pesar de lo morbosamente placentero que era aquel acto, decidió ponerle fin.
– Roxy, nena… creo que debemos parar, o sino no tendré energía para llegar al gran juego final jeje
La nena detuvo sus movimientos de golpe, abriendo sus ojos confundida al escuchar que el viejo le pedía que pararan, pero luego se sintió maravillada con la sorpresa de que existía un “gran juego final” .
– ¡¿ En serio?! ¡¿Hay un juego todavía más divertido?! – preguntó bajándose de inmediato del viejo. Se puso de pie a su lado y se giró hacia él. Fué ahí cuando el viejo pudo ver los perfectos senos de la niñita, los cuales asombrosamente no se veían demasiado caídos a pesar del tamaño y peso que tenían; sino que se mantenían firmez pero de una forma natural, no como los operados.
– Oh, sí… jeje y es el mejor de todos los juegos. Pero necesitábamos un lugar privado para jugarlo, por eso te traje aquí. Debemos entrar y ahí buscaremos un lugar cómodo para jugar jeje – dijo el viejo con la vista totalmente clavada en los pechos de la niña. Era como si les hablara a ellos y no a la nena.
Roxy se sintió un poco apenada de la forma en que el viejo le veía las tetas. Así que con una sonrisita tímida se acomodó de nuevo sus prendas, tapando sus grandes atributos.
– Jiji Eso suena muy divertido. Pero si vamos a salir, talvez debería ponerme esto de nuevo jiji – Le dió la espalda al viejo y se inclinó para tomar su shortcito perfectamente doblado en el asiento del copiloto. Lo desdobló y empezó a ponérselo de nuevo, enfundado su culazo con la diminuta prenda. – Estoy lista jeje
El viejo hizo lo mismo. Se acomodó su ropa y ambos salieron de la camioneta. Le pidió a Roxy que se quedara un momento a un lado de la camioneta, mientras él entró a revisar que no hubiera nadie en la construcción. Por suerte para ambos, estaba vacía, pero definitivamente era muy frecuentada. Lo notó por la cantidad de basura, botellas y latas de cerveza que había. Pero hubo algo que le encantó del lugar: en el segundo piso, en unos de los cuartos, había una colchoneta vieja y sucia que alguien había abandonado ahí. Sonrió para si mismo. Bajó las escaleras y desde ahí le hizo señas a Roxy para que se acercara.
– No hay nadie jeje Podemos jugar tranquilamente. Además… encontré un lugar perfecto para divertirnos…
Roxy no dijo nada. Miró hacia la calle, en ambos sentidos, para revisar que nadie la viera entrar ahí. Y, con una sonrisa hermosa, asintió mientras acomodaba su cabello detrás de sus orejas y caminó lentamente hacia dentro, lista para el juego final…
Bueno, como saben tenía planeado terminar el relato en esta tercera parte, pero al final me extendí tanto que no quise que está parte fuera excesivamente larga, así que escribiré una cuarta parte más. Espero el relato siga siendo de su agrado y ya saben, si quieren hablar del tema o quieren hacer roleplay sobre este tipo de temas, pueden contactarme en mi telegram @ViejoMorboso
La historia es morbosa y caliente, empero… te enrollas demasiado. Es verdad que se me puso la verga rampante, pero… no me salió el jugo. Salu2.
Sí, lo sé. Lo siento. 😔 Es un defecto que tengo. Me enfrasco tanto en los detalles, que termino alargando demasiado el relato. De hecho tenía planeado terminarlo en esta tercera parte, pero me emocioné escribiendo.
Don Payaso
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Se ve algo creepy jaja
La bebota jugando
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No parece tan desarrollada. Pero es buena la referencia. 👍🏼
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