"La casa de las locas"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este relato es 100% verídico. Por seguridad he cambiado nombres para no tener problemas más adelante.
En el año 2010, luego de vagar y de ser mantenido por cuatro años, le prometí a mi padre seguir una carrera universitaria, asi que fui a la ciudad y me inscribí en Ingeniería Industrial de una conocida universidad privada. Mi padre y mi familia son agricultores desde varias generaciones atras, él tiene una hacienda que le heredó su padre y le ha ido muy bien económicamente. Me dijo que me daba cierta cantidad de dinero al mes y que eso me tenía que alcanzar para el alquiler de una habitación, alimentación y mis gastos personales en la universidad. Asi que cuando busqué en la ciudad un apartamento o habitación traté de buscar la menos costosa para que me alcanzara el dinero. Encontré el rotulo en un periódico local, decía que alquilaba una habitación, ambiente familiar, y vi que estaba cercano a la universidad, además el precio estaba muy bien en relación a otros, asi que me dirigí a esa dirección.
Me atendió una mujer de unos 38 o 40 años, a pesar de la edad se veía muy atractiva y un busto grande que lucía con una blusa generosa. Me enseñó la habitación, estaba bien de tamaño con baño privado, agua caliente, un escritorio de madera; la señora me comentó que con ella vivían sus dos hijas, Cinthya de 17 y Lorena de 13, que no estaban en ese momento. Al final terminé tomando el alquiler.
Mas tarde, conocí a sus dos hijas, Cinthya la mayor, cabello castaño oscuro, lindos ojos color miel, algo rellenita, pero no gorda, era de talla pequeña, pero un par de nalgas lindas y respingonas. En cambio Lorena, era muy delgadita, trigueña, también de talla pequeña, luego supe que ambas eran hermanas pero solo de mamá, ambas tenían padre diferente, la mamá estaba separada.
En la primera semana allí, fui a comprar algunas cosas a una librería, allí el dependiente me preguntó si vivía cerca, yo le di más o menos la referencia, ya que no conocía la dirección exacta, el me dijo –vives en la casa de las locas?-, yo no entendía, le pregunté y me respondió –esa familia es muy rara, vive allí la señora y sus dos hijas, pronto lo sabrás- me dijo.
Al contrario de lo que me dijo ese dependiente, encontré mucha amistad allí, las niñas era muy atentas conmigo, al igual que su madre. Lo que si era cierto es que las hijas se vestían raro adentro de la casa, aveces con pequeños short, o blusas muy sugestivas, que me daba pena quedarme viéndolas en sus partes intimas, Cinthya había heredado el busto de su madre y lo tenía en crecimiento pero ya era de buen tamaño. En cambio Lorena tenía pequeñito busto, pero tenía una espalda y vientre muy sexy. Pero eso para mi no era raro ni “loco”, pero faltaba mucho tiempo.
La relación con las tres mujeres de la casa era muy buena, parecía que me conocían de toda la vida, era una relación parecida a la de primos.
En cierta tarde, estaba yo estudiando acostado sobre mi cama, cuando tocan a la puerta, era la señora quien entró y se sentó en la cama a mi lado, nunca hacía eso normalmente. Me dijo que sus hijas se habían ido con una tía y volverían hasta mañana, como dándome explicación, yo apenas le contesté. Siguió hablando sobre el menú de la cena, pero noté que su mano me la puso en el muslo izquierdo, no lo tomé a mal, pero mientras siguió hablando, su mano fue subiendo hasta casi colocarse sobre mi pija. Luego me dijo que se sentía bien tener un hombre en la casa, ya que esta casa había estado sin hombre muchos años, diciendo eso y su mano empezó a frotármela sobre el pantalón.
Aunque no quisiera la pija se fue erectando conforme me seguía acariciando, ella lo noto y sonrió. –Uyy como te pusiste Leonardo!- me dijo, yo trataba de hablar, pero no me salían las palabras, es más tartamudee. Ella con experiencia me bajó el cierre del pantalón, metió una mano y sacó mi pija erecta bien parada. –Qué linda la tienes Leonardo, puedo darle un beso?- me preguntó. –Ssssi!- puede responder. Ella le dio unos besitos a mi cabezota colorada, los besitos eran tiernos, de pronto abre sus labios y chupa la cabeza de mi pija, como si fuera un helado de crema, una corriente pasa por mi espalda, y no es que fuera la primera mamada que me dan, sino por la forma en había sido y con una mujer mayor, yo tenía en ese momento 25 años.
Poco a poco fue chupando y metiéndose mi pija dentro de su boca, la chupaba y luego le pasaba la lengua alrededor de la cabeza de mi pija, lo hacía de forma exquisita, se notaba la experiencia de la mujer para este menester. La señora fue desabotonando mi pantalón y ahora tuvo más espacio, me comenzó a lamer las bolas, pasaba su lengua como una perrita. –Que rica la tienes, cariño!- me dijo entre lamidas y chupadas. Luego como una experta, se puso a meterla y sacarla de su boca apretando sus labios alrededor de mi tronco. Yo de la tremenda excitación no pude más que tomarla de los cabellos y ayudar en su movimiento arriba-abajo. Ya no pude más le anuncie verbalmente que me iba a correr, ella aumento la velocidad de su mamada y mi pija comenzó a dar latigazos de leche dentro de su boca, ella siguió mamando y no derramó ni una gota de mi tormentosa venida, yo sentí que me estaba orinando, ayudaba mucho que no había tenido sexo en las últimas tres semanas.
La señora se limpió la boca, tenía leche en sus labios. Se levantó como si nada hubiera pasado, y me dijo que la cena estaría dentro de una media hora y salió de mi habitación, las palabras del dependiente de la librería sonaba en mi cabeza – ..la casa de las locas!-
Durante la cena, yo estaba muy callado, no salía de mi asombro, la señora me había dado una chupada de pija sin aviso. Ahora cenábamos juntos como si nada hubiera pasado. Pero al final de la cena ella me dijo que llegara más tarde a su habitación que me tenía una “sorpresa”.
Me di una ducha, esperando que la sorpresa fuera de tipo sexual. Toqué la puerta a la eso de las 10:00, como una hora después de terminar de cenar. –entra Leonardo!- fue lo que escuché, allí estaba la señora acostada sobre la cama solo en ropa interior, era una ropa de color rosada. De forma timida me acerqué a la orilla de la cama, olía a perfume, ella estaba arreglada, con maquillaje en los labios y rostro. Se puso de rodillas sobre la cama y me jaló hacia ella, me fue quitando los pantalones, luego sacó mi pija del bóxer y se la metió de nuevo en la boca, chupándola y lamiéndola. Mi pija se fue erectando en su boca hasta llegar a su máximo tamaño. Al ver eso, la señora se aparto de mi y se acostó con las piernas abiertas, una de sus manos bajó a su raja y se hizo a un lado su pantaleta, su sexo estaba rasurado, podía verle los labios mayores de su vagina. Definitivamente era excitante verla masturbarse frente a mi, abría sus labios y se frotaba la pepa.
Quien podría resistirse, asi que como un rayo me quité los pantalones y los calzones, luego me fui metiendo entre sus piernas hasta tener su sexo a escasos centímetros, ella seguía masturbándose, su raja brillaba por los jugos íntimos que destilaban del interior de su vagina. Como un perro, fui lamiendo su raja, primero mis lamidas fueron largas y luego eran más directas a su clítoris, en ocasiones tomaba sus labios vaginales con mis labios bucales y los estiraba, todo lo que le hacía le provocaba sonoros gemidos a la señora. Luego utilice los dedos para masajear su raja y sobre todo su clítoris, ella se mojaba y me jalaba de los cabellos cada vez que le frotaba su clítoris. Ya estaba lista.
Le quité su pantaleta y ella misma se quitó el sostén, sus tetas tal como había pensado tenían muy buen tamaño y la aureola y sus pezones eran grandes, aunque el tiempo había hecho que estuvieran un poco caídas. Me subí sobre ella, busque sus labios al tiempo que colocaba mi pija en su vagina. Mi pija se fue deslizando ayudada de sus jugos íntimos, al meterle la mitad comencé a bombeársela, yo estaba tan excitado y caliente que le di duro desde el inicio, mi movimientos pélvicos eran fuertes y profundos, ella me abrazo con fuerza y sentí que mi pija ya no podía entrar más adentro de su raja. A los pocos minutos sentí un ardor en la espalda, eran las uñas de la señora que se clavaban debido a un brutal orgasmo que le sobrevenía. Le seguí martillando mi pija para que su climax durara todo lo posible.
Luego de eso, la puse en cuatro, tenía curiosidad por verle el trasero y ver que tan consistente estaba, su culo tenia bonita forma, pero alguna cicatriz de celulitis afloraba en sus nalgas, pero a pesar de todo eran atractivas, la tomé por la cintura y la penetré hasta el fondo desde el inicio, luego me puse a bombeársela de nuevo, los dos entramos en un rico ritmo sexual, ella moviendo su trasero hacia adelante o hacia atrás, o bien haciendo círculos con el trasero con mi pija adentro, la señora obviamente tenía más experiencia que yo. Entramos a la parte final, yo estaba por correrme, ella también, asi que aumentamos la velocidad de la follada. Yo le apretaba las nalgas al borde del climax, de repente ella comenzó a maldecir mientras le llegaba un nuevo orgasmo, yo aceleré para llegar con ella, grité, y me derramé dentro de su raja, fue una cantidad escandalosa de esperma que le rellenó su agujero. Ella gemía y se quejaba post orgasmo, me acosté y ella también a mi lado.
Al rato después de darme un piquito de beso en la boca, se fue al tocador. Regresó y tomándome la pija comenzó a masajearla, me hacía un chaqueta mientras me decía que ya necesitaba una experiencia como esta. Mi verga empapada de semen y de sus jugos íntimos se fue parando de nuevo, el masaje que me daba la señora era rico. Ante mi asombro ella inició una nueva felación, no importaba la condición de mi pija, la lamió como gustándole de lo que estaba impregnada, llegó hasta lamerme las bolas. Al ver que mi pija ya estaba de nuevo dura, se subió y con una de sus manos guió mi pija hasta metérsela ella misma en la raja. Luego comenzó suavemente a cabalgarme, tomaba sus tetas con ambas manos y me las llevaba a la boca para que yo las mamara, sus pezones parecían reventar de lo inflamados que estaban.
Su sabia y paciente cabalgata, me daba doble placer, por un lado gozar su raja y por otro mamarle las tetas y besarla. Entre besos y mamadas ambos llegamos a otra deliciosa corrida.
Las semanas pasaron y yo me cogía a la señora cada vez que quedábamos solos, nos habíamos vuelto amantes.
Pensé que hasta allí quedaría la cosa, pero reconozco que soy muy cachondo y mi juventud me traicionaría. Fui notando que la hija de la señora, Cinthya, tenía cierto interés en mi, a partir de cierto día iba frecuentemente a mi habitación para que le ayudara a sus tareas, no podía dejar de verle sus bellas piernas, llenitas, su busto juvenil parado y duro. En ocasiones nuestros rostros se acercaban tanto que podía sentir su aliento, solo era cuestión de tiempo.
Finalmente sucedió. Busqué sus labios y no me los negó. Nos besamos rico varios minutos, como ella tenía una blusa de tirantes, solo fue cuestión de bajarlos y degustar de sus bellos senos, a diferencia de los de su mamá eran tersos y suaves, sin contar su consistencia. Esa noche solo la besé y mamé su tetitas. Pero cada siguiente día regresó con la excusa de que le ayudara a sus tareas y terminé mamando sus senos. La sangre se me calentaba cada vez más y quería llegar a más con ella. Al día siguiente además de mamarle sus tetas, metí mi mano en su braguita, ohh la nena quemaba allí dentro, le inserté un dedo en su rajita, quería ver si era virgen, resultó que no lo era. Asi que le fui quitando la ropa, esa vez tenía puesto el uniforme del colegio.
Al dejarla casi en cueros (solo con las calcetas puestas), me bajé hasta su cuquita y comencé a comérsela toda, Cinthya luchaba para no gritar, respiraba hondo, mordía las sabanas o su puño, la nena estaba gozándolo. La oi llegar a su corrida. Luego me subi encima y la penetré, ella cerró los ojos y parecía desmayada. Me puse a cogerla con frenesí, el verla descompuesta, me excitó más y mis bombeos hacían rechinar la cama, su vagina era estrechita y me volvía loco de placer. Le di duro por varios minutos hasta oírla correrse, y para aplazar un poco el tiempo de mi venida, se la saqué de su cuquita y la coloqué en otra posición, ella parecía una muñeca de trapo, le di vuelta y me quedó su culito respingon de frente, ella no reaccionaba, solo gemía. Me subi sobre su trasero y colocando mi pija entre sus nalgas en la entrada de su rajita la volví a penetrar, solo le separé las piernas para yo estar más cómodo. El ruido que hacia mi pija dentro de su cuquita parecía como pisar un charco de agua. Me la cogí por varios minutos en esa posición, los dos gemíamos fuerte con cada empellón y yo estaba sudando bastante, era excitante ver mi pija entrar y salir de entre sus preciosas nalgas.
Finalmente alcancé mi climax, aceleré la velocidad y cuando empezaba a disparar esperma mi pija se la saqué y le mojé las nalgas y la espalda. Me quedé un rato a su lado mientras mi respiración se normalizaba, ella permanecía en la misma posición boca abajo casi sin moverse. Pasaron unos diez o quince minutos y yo ya me había lavado la pija en el lavamanos y me había puesto algo de ropa, mientras Cinthya aún permanecía en la misma posición. Asi que le dije -oye, levántate y vístete que tu mamá puede venir o preguntar por ti y descubrirnos!-. Ella por fin se volteo y me dijo –si mi mami es la que me pide que venga contigo todos los días..-. Su respuesta me dejó anonadado.
Las semanas transcurrieron, en la casa de las locas, yo me cogía a la mamá al menos una vez por semana (cuando sus hijas salían de casa, casi siempre fin de semana) y a la hija mayor dos o tres veces por semana, solo mi juventud me hacía tener ese ritmo sexual sin contratiempos. Ahora ya sabía el por qué del sobrenombre de la casa.
Termino el relato diciendo que cerca de las vacaciones y fin del ciclo universitario, una noche viendo tv en la sala todos juntos, la señora, Cinthya, Lorena y yo. Lorena se quedó dormida en mi regazo, la señora fue la primera en irse a dormir, luego Cinthya se despidió. Me quedé solo con Lorena, tenía su playerita para dormir sin sosten, la playerita se le subió y pude ver sus pequeñas tetitas, si eran pequeñitas. Las besé tiernamente, lamí su pezón y luego me pasé al otro haciendo lo mismo. Cuando levanté la vista, los ojitos de Lorena estaban abiertos y mirándome, como dando su aprobación. Volví a sus senos y los besé y lamí de nuevo ahora más profundo, busqué su boquita y la besé tiernamente, ella apenas sabía besar.
Mi mano se fue metiendo en su entrepierna hasta tocar su cuquita sobre su braguita delgada, ella ayudó abriendo un poco las piernas, asi que le hice a un lado su braguita y ahora acaricie su pequeño sexo y sus labios vaginales mayores, todo era pequeño y fino, pero sentí su humedad en mis dedos. La nenita gemía y se quejaba como si la estuvieran sacrificando, las habitaciones de su hermana y de su mamá estaban cercanas a la sala, asi que la cargué en mis brazos y la llevé hasta mi habitación, la acosté y le fui comiendo su tierna cuquita, ella se contorsionaba en mis sabanas, la llevé hasta una corrida y debo confesar como hombre, que no la penetré, no por considerar que estaba aún pequeñita, sino porque cuando la quise coger mi pija no pudo entrar en su rajita cerradita, lo intenté varias veces, ella gritaba, y primero me irritó la cabeza de mi pija que se la pudiera meter. Y asi me pasó otras dos ocasiones mas, intentándola coger sin poderla romper.
Llegaron las vacaciones y me regresé a la casa, como sospecharan perdí la mitad de los cursos del año, atender a tres mujeres sexualmente me quitó mucho tiempo. Al siguiente año, ya no regresé a esa casa, dejé algunas cosas allí y ya no llegué por ellas, porque había prometido a todas ellas regresar en este 2011, pero en dos ocasiones, una la mamá y otra Cinthya me habían dicho en cierta ocasión, que estaban embarazadas (lo cual resultó falso) y ya que no lo estuvieron, no quiero pensar en pasar mi vida en “la casa de las locas”. Me han contado que ya hay otro muchacho universitario viviendo con ellas. Lo único que lamento es no haber reventado la cuquita de Lorena.
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