La chacha 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Realmente Gisel y Delia son dos mujeres, que al márgen de ser muy complacientes sexualmente, son dos personas que tienen mi casa como jamás imaginé tenerla.
Preparan comidas típicas de su tierra, y debo decir que es deliciosa.
Son muy atentas conmigo.
Pero lo que todavía no logro es que tengan sexo entre ellas.
Las cojo juntas, pero no se tocan entre ellas.
Lo más que hacen, por ejemplo si una de ellas me está chupando la pija y aparece la otra, se la saca de la boca para que la recién llegada la siga chupando.
Al principio les costaba estar desnudas dentro de la casa, pero noto que ya se han acostumbrado.
Siempre me cuido mucho en no acabarme dentro de sus conchas, ya que ambas son fértiles y no quiero embarazar a ninguna de las dos.
Los fines de semana hacemos asados en el quincho que está pegado a la piscina, mientras bebemos algo, ellas se bañan y disfrutan, pasamos muy bien los tres, parecemos una família.
En el agua jugamos los tres, o me siento en el borde y siempre está una de ellas chupando mi pija.
«Siñor, la verdad que no sabemos como darle las gracias por el trabajo que nos dio y por como nos trata, como si fuéramos su familia», me dijo Gisel, cuando estábamos sentados a la mesa comiendo un asado.
«No te preocupes Gisel, pero me encantaría ver como vos y tú hija tienen sexo delante mío mientras las estoy cogiendo», le dije, pasando mi pie por sobre el suyo.
«Me encantaría ver como se chupan las conchas y yo le cojo la cola a la que esté arriba, o ver por ejemplo a tú hija lamber tú ano antes que te la meta, o vos a ella, o llegar del trabajo y que me digan que tuvieron relaciones entre ustedes, hay tantas cosas que me gustaría hacer con ustedes», les decía mientras comíamos.
«Si siñor, yo siempre le digo a mí madre que esa era la condición para venir a su casa a trabajar, si ya nos vimos disnudas, nos a cachado juntas sin tocarnos, hay que darle todos los gustos porque uste es muy buena gente con nosotras», decía Delia.
Gisel solo escuchaba, no decía nada, parecía que pensaba lo que decíamos.
Terminamos de comer, Delia trajo el café, y antes que se siente, le dije a Gisel que se ponga en pie.
«Delia, chupa las tetas de tú madre y besla toda», le dije viendo la cara de sorpresa que ponía Gisel.
Delia también un poco sorprendida se acercó a su madre y agarrando una de sus tetas empezó a lamer el pezón, a besar las tetas de su madre.
Gisel estaba parada sin moverse, dejando que su hija no sólo la bese, sino que pase sus manos por su cuerpo, por su concha, sus nalgas.
Delia iba bajando, besando el cuerpo de su madre, la respiración de Gisel se iba haciendo más rápida, más nerviosa, despacio iba abriendo sus piernas, dejando que su hija le acaricie su peluda concha.
Las manos de Gisel temblaban cuando las pasaba por la cabeza de Delia y ésta le daba mordidas entre sus piernas.
Yo estaba con la pija dura viendo ese espectáculo, me senté en un sillón reclinable y le dije a Gisel que se siente en mi pija.
Cuando estuvo bien sentada, con toda mi pija dentro de su cola, hice que apoye sus pies sobre mis piernas, abriendolas bien, le dije a Delia que le chupe la concha mientras le cogía la cola.
Los gemidos que daba Gisel mientras yo le cogía la cola y su hija le chupaba la concha, eran gritos de placer, movía su cuerpo para los costados, «haaaaaaa, haaaaaaaaaa», gemia Gisel.
La hice bajar y ahora que su hija se siente donde había estado sentada ella.
Cuando Delia tuvo toda la pija dentro de su cola, hice que ahora ella apoye sus pies en mis piernas, «chupale la concha vos hora», le dije, viendo que muy indecisa se iba acercando, hasta que se arrodilla entre las piernas de Delia, y fue como un ataque que le dio empezando a chupar la concha de su hija, agachando más el cuerpo y lamiendo mi pija a medida que entraba y salía del ojete de Delia, y seguía chupando la concha a Delia, haciendo que grite de placer, que levante sus piernas sin poder dejar de gritar de placer.
Así estuvo hasta que Delia dio un tremendo grito y se empezó a acabar en la boca de su madre, y Gisel abrió su boca chupando la concha de Delia, como si fuera una naranja.
La cara de Gisel estaba empapada con los jugos vaginales de su hija.
Bajé a Delia de mi pija, hice que Gisel se diera vuelta, y ahi como entrábamos se la metí toda de una sola vez en la cola.
Gisel estaba agachada dejando que le coja la cola y metía su mano entre sus piernas, acariciando su concha, doblando sus rodillas de placer mientras acababa y yo me iba en leche dentro de la cola de mi chacha serrana.
una cuarta y quinta parte por favor!