La chacha 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Gisel estaba temblando de pie, de su cola caían gotas de leche, Delia, su hija la abraza y le besa la boca, «al fin lo hiciste mami», le dijo aplastando sus tetas contra ellas.
Verlas besarse, abrazadas, como se deslizaba leche por las piernas de Gisel, era un espectáculo maravilloso.
Gisel se duchó, y seguimos disfrutando de la tarde del domingo.
Le dije a Delia que traiga una botella de vino y seguimos tomando.
«Ahora que ya lo hicieron, espero volver del trabajo y que me digan que han tenido relaciones, y les voy a dar una filmadora para que se graben y ver eso todos juntos», les dije.
«Sí siñor, lo que usted diga», dijo Gisel, cruzando una de sus piernas y moviendo su pié.
«Le voy a decir a mi amiga pedicura que venga a que les siga arreglando los pies, porque realmente son muy bonitos los pies de ustedes», les dije viendo como las dos se miraban los pies y los movían para los costados, «hay gracias siñor, es uste tan bueno con nosotras», me dijo Delia pasando su mano por sobre la mía.
Nos dimos un último chapuzón y salímos.
Yo como siempre me fui a trabajar dejando a mis dos chachas serranas en casa, estaba deseando ver que habían echo cuando yo no estaba, si habían tenido relaciones, me gustan mucho las dos.
Cuando llego me esperan las dos con unas hermosas sonrisas en sus caritas conrizas, nos dimos un beso en los labios, ellas estaban desnudas como debían estar, vi sus pies, relucientes, «que bonitas que estan mis serranitas», les dije llendo a mi habitación a sacarme la ropa, cosa que no pude, ya que ellas empezaron a desnudarme, entre las dos me sacan el calzoncillo y me empiezan a chupar la pija, no se a cual de las dos le gusta más chuparla, se desesperaban chupando, «siñor, hemos hablado con mi hija, y queremos decirle una cosa», me dijo Gisel.
«Que pasa, se quieren ir?», les dije un poco preocupado, «no siñor, uste es tan bueno con nosotras, que le queremos decir que uste nos haga lo que quiera, que estamos dispuesta a satisfacer todos sus deseos», dijo Gisel y siguió chupando mi pija junto a su hija.
Yo estaba de pie, acariciando las cabezas de mis dos chachas, disfrutando de sus bocas y sus lenguas en mi pija y mis huevos.
«No sé, no se me ocurre nada ahora, solo que hagan un 69 y la que está arriba le cojo la cola», les dije viendo como enseguida se fueron a la cama y madre abajo e hija encima, se pusieron a chuparse las conchas.
Gisel la abría bien las nalgas a su hija, dejando que acomode mi pija contra el ojete de Delia y se la metí toda, mientras ellas seguían chupandose mutuamente.
Seguro que a más de uno le ha pasado estar cogiendo un culo y tocar con la pija la caca que hay en el intestino, así estaba yo,.
cogiendo la cola de Delia, y tocaba su caca.
Notar eso, siempre me dio mucho morbo, seguí moviendo mi pija para los costados, en círculos, las mujeres gemían de placer al igual que yo.
Cuando les digo que se den vuelta y saco la pija de la cola de Delia, estaba un poco sucia, «me he cagao», dijo Delia avergonzada, «no te preocupes, realmente me encanta que se caguen cuando les estoy haciendo las colas», les dije, ya que realmente me encanta que la mujer se cague cuando estoy cogiendo su cola, sean mis chachas o cualquier otra.
Enseguida me limpiaron la pija y seguimos cogiendo, ahora la cola de Gisel.
Estuvimos un buen rato, hasta que madre e hija se acaban en la boca de la otra, yo le cogía fuerte la cola a Gisel, escuchando como cuando sacaba y metía la pija de su ojete, le salían pedos, «cagate Gisel, cagate», le decía dándole fuertes pijazos en su cola.
«Haaaaa, haaaaaa, si siñor, lo voy a intentar», decía gimiendo mientras sus tetas iban y venían para adelante y para atrás.
Delia había salido de debajo de su madre y nos besabamos, su cara estaba empapada con los jugos vaginales de Gisel.
Delia me abrazaba, me besaba metiendo su lengua en mi boca, mi pija entraba y salía con fuerza del ojete de Gisel, hasta que besando la boca de Delia con mucha pasión, me empiezo a acabar, sentía mí leche salir a chorros dentro de la cola de Gisel, ella no dejaba de gemir y movía su cola en círculos con toda mi pija dentro.
«Hay siñor, que bien nos cacha», dijo Gisel, cayendo de costado sonre la cama, mientras Delia y yo seguíamos abrazados.
Mi pija quedó colgando, yo seguía de rodillas respirando agitado, y Delia la mete en su boca, «haaaaaaaa, me van a matar ustedes», dije sintiendo la lengua y la boca de Delia limpiando mi pija.
Reímos los tres y me acosté en medio de ellas, yo les apretaba y acariciaba sus tetas, y ellas pasaban sus pies por mis piernas.
«Siñor, espero que nunca se aburra de nosotras», dijo Gisel besando mis labios.
«Hija, y tenemos que ver como nos podemos hacer caca cuando el siñor nos cacha por el chiquito como a él le gusta», le dijo a su hija.
Me siento tan bien con mis serranas complacientes, son dos maravillosas mujeres, voy a pensar en hacerles y que hagan más cosas, pero sin hacerles daño, ya que en un momento dado, Gisel me contó que su marido borracho le daba tremendas palizas, y a Delia también.
Dentro de todo, quería que estuvieran como jamás habían estado en su vida.
Mi casa brilla, ordenada, súper limpia, como de lo mejor, ya que son muy buenas cocineras.
Los domingos son nuestros días, salímos a comer fuera, somos como una familia.
Les compré juguetes sexuales, les hice depilar con laser sus conchas, estan siempre muy bien maquilladas, de verdad que viendolas bien, son muy atractivas mis serranas.
una cuarta y quinta parte por favor!
Me encantó, esperando la siguiente parte!
quiero saber más sobre esta historia!
Más partes por favor!