"LA CHIQUIS".
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta es la continuación de mis tres relatos anteriores " BORRACHA PIERDO LAS INHIBICIONES Y ME TRANSFORMO EN UNA LOCA" .
Pues bien es lunes al mediodía, toda la mañana ha transcurrido en medio de rumores de un despido masivo en la industria donde laboro.
Entra a la oficina donde laboramos cerca de veinte personas, una asistente de recursos humanos y de una lista lee los nombres de diez de nosotros, incluído el mío, para una junta especial en el auditorio de la empresa.
Ya está pensé, estoy sin trabajo lo que así sucedió y no me presenté a laborar el día siguiente; en su lugar acudí al banco a canjear mi cheque de despido.
Aterrada, seguí meditando que la cantidad era suficiente para menos de un mes, después de que la empresa me descontó los préstamos que me otorgaron como empleada.
Inmediatamente me puse a la búsqueda de un empleo y despúes de tres semanas infructuosas, presa del pánico me encuentro en la salita de mi depa, dejé de beber y fumar para no “quemar” el poco dinero que me quedaba, pero ante mí estaba la clásica botella de whyski y cigarrillos. Al ritmo de la música, el humo del cigarro y los sopores del alcohol, algo que llevaba días tratando de abrirse paso en mi mente, al fin asomó: “la oferta de empleo” de mi ultimo y ocasional amante, que al día siguiente ya recuperada de la borrachera olvidé por completo.
¿Dónde dejé la pinche tarjeta?, me pregunté aturdida y ebria. Tontamente busqué en mi bolso, en la comodita de noche, hasta que recordé que andaba borracha y loca, así que debería de estar en la cartera que para esas ocasiones uso.
¡Aquí está!, exclamé ebria. Sentí una punzada en mi vulva y un calorcito característico dentro de mi vagina: “tres semanas sin que me cojan es mucho”, pensé,. Rápidamente me cambio de pantaletas, me pongo una minifalda muy ajustada roja, peino mis cabellos y maquillo mi rostro lo más corriente que puedo, calzo unas muy putonas zapatillas también rojas, tomo mi cartera la de la piruja y salgo ebria y loca de deseo incontrolable, caliente, a la calle en busca de un hombre que me satisfaga.
Camino varias cuadras sin que nadie se acerque a ofrecerme “bajarme la calentura”, (pendeja, es domingo casi la madrugada del lunes, me reprocho) a pesar de ser muy llamativa con mi atuendo muy untado y corto que muestra la punta de mis pantaletas blancas.
Encuentro una cantina, en un sórdido callejón ruidoso de música y gritos y risas de borrachos, sin medir riesgos por la ebriedad, entro y el escándalo baja de tono, me miran, un montón de hombres y caigo en la cuenta que soy la única mujer ahí, es tarde, con coraje me acerco a la barra, el cantinero me pregunta desnudándome con su mirada, ¿qué tomas chiquita?, una cerveza por favor, cínico me la pone enfrente al tiempo que un hombre borracho y viejo se acerca frotándose la entrepierna “ya me la paraste mamacita”, pues siéntate cabrón no te vayas a cansar es mi respuesta que se escucha en el casi silencio. La parroquia ríe con el intercambio y vuelven a su cotilleo, pero no dejo de sentir miradas vidriosas, cargadas de deseo, violento e incontrolable, error, me digo y busco la salida. Se acerca un hombre de mediana edad, corriente y vulgar, no se rasura de varios días, pero me atrae; con mirada vidriosa y voz amenazante me pregunta “¿qué haces aquí mi reina, tan joven y bonita y con esas chichotas“?, sin apartar su mirada lujuriosa de mi “bollo” que prominente se asoma por el ajustado vestido.
“Ya me voy” respondo, “¿así nadamas mi chiquita?, no vas a alcanzar la salida sin que alguien se anime a impedirlo y te violen entre varios de éstos cabrones que ya están a punto de hacerlo”, me advierte con una mirada salvaje, es un “alfa”, inspira miedo y autoridad, violento y salvaje. ¿Y? pregunto, “sales de aquí conmigo, yo te protejo y en pago me das tus ricuras, solo para mi solito y después te puedes ir, nada más“, termina, metiendo su mano por debajo de mi vestido agarrándome las nalgas. La extorsión es evidente, pero me excita su vulgaridad, la brutalidad de la que hace gala, “la ley del más fuerte”, pienso. Me hace sentir como una hembra de la que puede disponer el macho dominante, mi panocha se humedece con “el juego”, bien, me voy contigo, sácame de aquí respondo, pero paga la cerveza ¿quieres?, sonríe, paga al cantinero y agarrandome la mano me arrastra, voy tras de él con mis zapatillas taconeando el piso ruidosamente, soy su hembra, solo para él y un ¡uuuhhhhh! de desencanto nos despide, el “alfa” ha señalado su “territorio” y nadie se le opone.
Ya afuera aliviada pregunto ¿a qué hotel me llevas?, se carcajea sarcástico, ¿hotel?, todo este lugar es un “hotel”, la policía no entra, es “territorio de nadie“; ahí a ése “obscurito” te llevo para que seas solo mía ricura, me dice y cedo, no tengo más alternativa y mi ruidoso taconeo enmarca el cuadro de una joven y atractiva mujer que sigue al hombre que la arrastra al lugar donde la usará “para él solo”.
Por fin llegamos a la callejuela y elije un cobertizo totalmente obscuro, donde me toma fuertemente con sus brazos, un abrazo que casi no me deja respirar, me lame el rostro, el cuello y hunde su lengua lujuriosa en mi boca; la tomo excitada, apesta a cerveza, su vello sin rasurar me raspa, correspondo a sus avances, me agasaja mis nalgas, las aprieta, me aprieta la vulva, acaricia mis piernas, me levanto el vestido, se excita más al verme en pantaletas, hunde su rostro en mi panocha, la huele la mama, me baja la pantaleta, obediente dejo que me la quite y la tira, empieza a mamar mi húmeda vulva, se iergue y jala mi brasier haciendo saltar mis chichotas, las besa, muerde lama y comienza a mamar mis pezones, ayyyy, grito desesperada por la emoción, éso lo anima y se despoja del pantalón y truza, un miembro grueso y cabezón salta, me agacho y lo tomo con mi boca, lo mamo, gime y gruñe de placer y gusto, me empuja contra la pared, abro mis piernas empinándome y encuentra mi hoyito, empuja y me penetra bruscamente hasta el fondo, ayyyyyyyyyy, grito de dolor, y comienza a bombearme, con gruñidos acompaña su mete y saca violento, así , así, así papa, soy tuya cógeme, no me suelta las chichis y de ellas se apoya para jalarme hácia él; el lugar resuena con los golpes en mis nalgas de su pubis y alcanza varias veces a levantarme del piso con su violencia y los tacones de mis zapatillas acompañan los golpes contra mis nalgas.
Largo rato cogemos, me vengo con un grito y se excita, se pone tenso y comienza a explotar en un orgasmo interminable de expulsión de leche, llenando mi vagina..
Nos quedamos un largo rato jadeando, sigo ensartada hasta que su pene flácido me abandona; “qué buen palo, qué buena vieja me cojí hoy“, exclama ya sin aliento ni fuerza.
busco mi cartera, la encuentro pero no mis pantaletas, estoy goteando su semen y mis fluídos, corren por mis nalgas y muslos, ni modo, así me iré pienso, me acomodo mi vestido y pongo mis chichis en su lugar. Acompáñame a la calzada papito, le pido, accede y se sube los pantalones, tomados del brazo enfilamos a la solitaria calzada, aquí me despido mi amor, gracias le digo. Adiós culito, espero vuelvas por más, me responde sonriendo cínico, “ni lo pienses” me digo a mi misma y camino maltrecha y escurriendo líquidos de mi vagina a mi depa.
Regreso a casa satisfecha y empezé a meditar sobre la proposición de prostituírme, de ganar dinero con mi vagina, “es tu capital y lo traes en medio de las piernas, obtén buen dinero con él..” medio recordé sus argumentos.
Pensé en cierta manera me cogen y “de a gratis”, ¿que tal si obtengo todos los hombres que pueda y se me antojen y de paso, ME PAGUEN?, ¿qué hay de malo en éso?. Al contrario, soy toda una estúpida pendeja dando mi panocha a cualquiera y sin cobrar, ¿por qué no disfruto lo que hago y todavía que me paguen?. Además, razoné, en un lugar seguro y sin los peligros que una loca como yo corre ahí afuera.
Mi lógica continuó golpeando mi mente el resto de la madrugada y decidí marcarle al que sería mi “nuevo jefe” en mi “nuevo trabajo”. Me quedé dormida sonriendo.
Son las ocho de la noche del día siguiente, nerviosa me pasan “con el jefe” y se alegra de verme: ¿cómo estás preciosa?, ohh, veo que te conservas igual de buena que cuando cogimos, ¿eh?, cínico estallo en carcajadas.
Por favor siéntate continúo y ¿dime vas a trabajar para mí?, sí respondí, me quedé sin trabajo y pensé que esta una buena opción de..¡vamos primor, sin tanto rollo!, tú y yo sabemos que eres bien puta y ¿por qué no hacer dinero haciendo lo que tanto te gusta?. Rudo, pero cierto, está bien dije cuando empiezo, ¡ahorita mismo dulzura!, me vas a dar el tratamiento de “igue puñeta vaginal” que tan bien sabes hacer. Está bien, respondí con pena, y me puse de rodillas sobre el sillón más cercano, bajé mis pantaletas a los muslos, me enrollé la falda a mi espalda y apoyando mi cabeza en el respaldo, le dije estoy lista.
¡¡¡Guauuuu!, ¡¡¡¡Mira ésa linda panocha!!!! exclamó excitado, ¡¡Qué hermosura traes entre tus piernas culito!!, se desabrochó el pantalón y saco un pene ya casi totalmente erecto, lo apuntó a mi entrepierna y empujó, un ¡¡¡Mmmffff!!!que rica estás, todavía bien apretadita, sigue papito, no te detengas hasta que me la hundas toda, aaahhhh! jadeé.
“Déjala, ahí, ahí, por favor no te muevas”, dije como pude jadeando, sintiendo la emoción que sale de mi panocha y se extiende por todo mi cuerpo, al tenerme un hombre bien ensartada con su verga.
¡Agárrate cabrón que ay te voy!, le digo y no alcanzó más que a bufar ohhhfff, cuando hice la primera succión de su pene con mi vagina y rápidamente pasé a lentas contracciones con mis vaginales músculos y no dándole tiempo a nada, aceleré a lo máximo que puedo hacer mis contracciones.
¡¡¡Ayyyyy, cabrona, puta, qué bien me cojes!!!, me grita con los dientes apretados y el rostro rojo de calor pasional y bien abrazado de mi cintura como perro cogiéndose a una perra, de pie y con su pubis bien pegado a mis nalgas, y con un ¡¡ AAAAGGGGGJJHJ!! me empieza a dejar su leche en violentos espasmos, bien adentro de mi húmeda y caliente panocha, no lo resisto y !!!Aaaaahhhhh!!!! estallo en un orgasmo que baña su verga con mis jugos y con los espasmos de mis anillos vaginales “ordeño” su verga.
Jadea y no puede hablar, me la saca y toma asiento en el próximo sillón, “qué chinga me pusiste cabrona y éso que solo fué un rapidín”.
Despacio, para no derramar toda su leche en el piso, me acerco a mi bolsa y tomo un pañuelo desechable que me lo pongo en la entrepierna me subo la pantaleta rápidamente para comprimir mi entrada vaginal que empieza a escurrir; bajo mi falda y le pregunto ¿cuando empiezo? , “en cuanto tengas tu tarjeta de sanidad amor, te presentas con la “lore” a las siete de la noche, no después, cualquier día, para que te dé instrucciones. En cualquier centro de salud con una fotografía tramitas tu tarjeta de prostituta.
Toma su billetera y me alarga un billete de quinientos pesos y dos de cien, son setecientos pesos, mi amor, es la tarifa por un servicio, ¡gracias!.
Alargo mi mano para tomar los billetes y me dice, no tan rápido mi amor en tono zalamero, recuerda, doscientos pesos son para mí y quinientos son tuyos. Sonriendo tomo el dinero, es mi primer “cobro” como prostituta, mi primer “servicio” mi primer “cliente”, la primera vez que me pagan por usar mi vagina por un rato y así, ¡¡¡¡tuve un rico orgasmo!!!!.
Me encamino a la puerta y me detiene, oye, ¿cual será tu “nombre de batalla digo, de puta?, con una sonrisa pienso en mi corta estatura y respondo: “ LA CHIQUIS”, guauuu, se ríe, ¿no será mejor “la chichis”? y los dos reímos a carcajadas. Hasta entonces mi amor, perdón jefe, y cierro la puerta tras de mí. He iniciado otra aventura en mi vida que me tomará casi tres años.
Hasta la próxima queridos.
LA CHIQUIS.
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