La cocinera del campamento.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
¿De qué pueden hablar 4 hombres que apenas se conocen viajando en una camioneta doble cabina? De trabajo, sexo, mujerzuelas y pornos.
Como parte de mi trabajo me tocó salir con 3 compañeros rumbo a la ciudad de Monterrey en México para recoger una maquinaria y llevarla a una mina muy cerca de Parral, Chihuahua.
No los conocía y sin embargo deberíamos convivir y pasamos casi un mes juntos.
Como el camino era largo siempre buscábamos quedarnos en algún motel de paso de esos que tienen pornos en cada habitación.
Un día antes de bajar a la mina, cuando ya llevábamos la maquinaria para trabajar, cayó una fuerte tormenta que nos impidió el paso por el camino de terracería que lleva a la Mina.
Es peligroso ir tan cargado en la Sierra.
Nos quedamos en un pequeño motel y sólo tenía una cama matrimonial en dos habitaciones distintas.
Adán, el compañero más serio, decidió irse a dormir en la habitación donde yo me quedaría y Jesús y Adolfo en la otra habitación.
No es lo mismo ver pornos desde camas diferentes a estar con un cabrón en la misma cama viéndolas.
Así que la situación estaba un poco incómoda.
Tome una ropa y me metí a bañar.
Hacía un tremendo frío y la lluvia no paraba lo bueno es que había calefacción.
Cuando salí Adán estaba frotándose mientras veía porno, estaba tan entretenido que ni cuenta se dio que ya había salido.
Cómo era el más serio apagó la TV y sin decir nada se fue a bañar.
Cuando salió de bañarse le dije que si quería podía seguir viendo pornos pero insistió en que no.
Después de tanto conducir me sentía un poco cansado y me acosté para dormir.
Él, un poco tímido, me preguntó qué si podía ver algunas pornos antes de dormirse y le dije que sí.
Pasó casi una hora y seguía con el volumen alto por lo que le pedí que le bajara.
Se hizo el que se dormía y después seguía viendo pornos en su celular.
Le pregunté que si no tenía sueño mejor fuéramos por un café y traer algo de cena para todos.
Habíamos intentado pedir cena a domicilio pero por la lluvia no nos dieron servicio.
Cuando veníamos de regreso Adán, de 26 años, me dijo que si a mí no me gustaban las pornos y le dije que bastante y me preguntó que entonces por qué no veíamos.
Le comenté que era muy distinto de a cuando estábamos todos en camas separadas y veíamos un poco a estar en la misma cama con alguien más, que podía ser incómodo.
Y me dijo que por él no había problema, que le encantaba ver pornos entre más pervertidas mejor.
Un poco curioso le pregunté que qué tipo de perversiones, sacó su teléfono celular y buscó unos videos y puso uno donde un señor se cogía a una pequeña, tan pequeña que su enorme verga le entraba poco menos de la mitad pero que se veía que la nena lo disfrutaba puesto que ella misma la agarraba con sus dos manitas y se la metía en su pequeña vagina.
Intenté disimular pero no pude evitar tener una erección al ver la escena.
Adán me cuestionó que si no me gustaban y le dije que se veía rico, me dijo que se los habían pasado mediante una app llamada Telegram cuando estábamos en Monterrey y que por eso andaba tan caliente, que lo veía más de 4 veces al día y se la jalaba.
Le pregunté que si tenía más y me dijo que llegando al motel me los mostraba.
Les dejamos un par de café y su cena a los otros dos compañeros y casi como niños con juguete nuevo nos fuimos al cuarto, pusimos pornos y sacó su cel y me mostro el video completo al igual uno que me encantó de una jovencita que esa si se la comía toda y se movía muy rico.
No tuve tiempo de masturbarme me vine sin previo aviso, por lo que tuve que volver a bañarme y cambiarme la ropa.
Al siguiente día tenía que conducir y preferí dormir un poco.
Como a las 5:00 AM salimos todos rumbo a la mina, la lluvia estaba aún pero leve.
Lamentablemente la camioneta se nos atascó en una subida un poco inclinada y terminamos llegando en la tarde/noche a la mina, justo lo que no quería.
Pero la camioneta por sí sola y con el peso no podía hasta que mandaron una grúa para rescatarnos.
Al llegar a la mina el frío era mucho mayor, frío y lluvia para muchos no es la mejor combinación.
Nos dieron una pequeña cabaña con dos literas, sin calefacción pero con chimenea.
Mis compañeros tenían hambre y fuimos a buscar los campamentos de comida, había 3.
El que nos recomendaron estaba demasiado lleno y la espera sería larga, optamos por irnos al vacío con un poco de preocupación de que la comida no fuera tan buena.
Cuando entramos nos presentamos y la jefa de esa lonchería era una mujer muy guapa, blanca, cabello rubio y muy sensualona para hablar.
Luego una de las meseras nos llevó a una mesa, se llamaba Raquel.
Era chaparrita pero con tremendo cuerpo y muy amable.
A mí la que me había llamado la atención era otra mesera alta y demasiado ruda.
De esas que parecen no estar feliz por falta de sexo, era casi imposible charlar con ella debido a su carácter.
Cuando regresamos a la cabaña empezaron a hablar de las mujeres que había, ya saben cada quien tiene su favorita cuando me preguntaron a mí les dije que me había gustado la chica alta que vestía todo de negro, me dijeron que no tendría oportunidad pues era ruda la mujer.
Cuando yo le echo el ojo a una no descanso hasta lograrlo.
Decidí firmar un pequeño contrato y pagar para que los siguientes días nos dieran de comer ahí.
A diferencia de los trabajadores de planta que tenía la mina a nosotros se nos permitía comer a la hora deseada siempre y cuando estableciéramos los horarios un día antes.
Para estar mejor decidimos comer en las horas que no comían los trabajadores de tal forma que nos atendieran mejor.
Todos los días no dejaba de pensar en esa chica.
Era como de 1.73 mts pero siempre traía unas botas de tacón alto en color dorado con algunas piedras y vestida totalmente de negro.
Sus senos eran pequeños tal como me gustan pero su trasero era enorme.
Tenía un poco de sobrepeso, la mirada de enojada, chica ruda, unos labios frondosos que se antojaban besar y sentirlos en todo el cuerpo, su cabello chino pero siempre recogido en una trenza de color negro, su piel blanca, muy mandona, gritona y siempre fumando.
Cierto día escuché su nombre, se llamaba Daniela, así que al llegar a cenar le dije
-Hola Dany-
-¡Daniela! Me llamo Daniela, ni Dany, ni nada ¡DA-NI-E-LA!-
Con esa pinche respuesta a mi saludo ni ganas de quedaron de volverle a hablar ¿Tan mal había sido mi saludo? Bueno ni ganas me dieron de comer después de que mis compañeros no dejaban de burlarse de mí por la manera en que esa chica me había dejado callado.
Les dije a mis compañeros que cenaran y que yo me iba a regresar a la cabaña.
Más tardé regresó Adán y me dijo que la chica me había mandado una disculpa, la verdad estaba tan molesto que ni le creí.
Al siguiente día hablé con la directora de la lonchería y le pedí de favor que no pusiera a esa Chica, señalándola con el dedo, a que nos atendiera.
Me dijo que ya había tenido algunos problemas pero que no la enviaría de mesera con nosotros.
Cené rápidamente y me regresé a la cabaña.
Ese día no llovía por lo que me salí afuera a fumar un cigarro.
-Me das un cigarro ¿o te agüitas?- escuché que me decían desde los árboles
Tomé una linterna que siempre traigo y alucé hacia donde salía la voz.
-Apaga tu puta lámpara y dame un cigarro que está haciendo un chingo de frío-
-¿Quién chingados eres?-
-Soy “Dany” la del comedor-
A pesar de haberme sentido un poco humillado el día que me gritó frente a mis compañeros fui a darle un cigarro y hasta me ofrecí a encendérselo.
-¿Qué haces aquí? Deberías estar trabajando- pero no me respondía
-¿Te comieron la lengua los ratones?- volví a preguntar para charlar
Se paró frente a mí, se puso el dedo en la cien y dejó de fumar
-Haces puras preguntas pendejas, mejor cállate-
-Y si no quieres hablar ¿a qué chingados vienes?-
Me di la vuelta y me iba a meter a la cabaña cuando escuché
-No vengo a hacértela de pedo cabrón.
Sólo quería charlar un poco-
-No es necesario- le dije –Sé que no le puedo caer bien a toda la gente, tanto te molestó que te salude que mejor pedí no nos atiendas, prefiero que disfrutes tu trabajo a que veas malas caras-
-O ¿prefieres no llorar frente a tus compañeros?-
-¿Llorar yo? ¡Jamás! ¿Por un pinche saludo? De haber sabido que estabas tan amargada mejor ni te saludo- le dije para disimular que había herido mi orgullo al gritarme.
-Ya bájale de huevos ingenierito, yo nomas vengo a disculparme porque veo que te he lastimado tanto que hasta pediste que no los atienda, a mí me da igual me pagan lo mismo si te atiendo bien o no-
-Bueno si ya no tienes nada que decir puedes irte yendo, buena noche- le dije y me metí a la cabaña.
Pocos minutos después llegó Adán
-¿A qué no sabes a quién acabo de ver compa? A la Daniela, la morra que te gritó.
Iba que aventaba chispas quién sabe por qué vergas anda tan encabritada la morra-
-Le ha de hacer falta una buena cogida como a todas las de aquí-
-No creo, esa vieja es tan cabrona que yo creo que si se le acercan termina ella cogiéndoselos-
-Jajajajajaja puede que sí, se ve muy machorra-
El trabajo se nos había complicado pero finalmente la lluvia había cesado.
El domingo la mayoría de los mineros descansan y era oportunidad de que pudiéramos trabajar sin que nos interrumpieran instalando la maquinaria, le pedí a la jefa de la lonchería que nos dieran de cenar como a las 11:00 PM calculando a esa hora pararíamos de trabajar.
Aceptó pero nos cargó dinero extra.
Salimos hambreados de trabajar, estábamos recuperando el tiempo perdido y nos dedicamos a chingarle sin parar.
Nos dieron una rica carne, frijoles y tortillas de harina recién hechas, nos sentíamos muy felices.
Adán y yo íbamos a la cabaña, mis otros dos compañeros habían cenado tan rápido que ya se habían ido a dormir.
-¿Ya se le pasó el berrinche inge?- me dijo Daniela cuando íbamos saliendo del comedor, estaba ahí como siempre de negro y con sus botas brillosas, eso sí siempre limpias y sin lodo.
-No tengo ningún berrinche, vengo a trabajar no a joderles la vida-
Sacó un cigarro, se acercó a mí, me lo dio y se ofreció a encendérmelo.
-No soy tan mala como todos dicen.
–
-Yo no ando diciendo que eres mala-
-Sí, es cierto, el inge no anda diciendo nada- le dijo Adán
-Mira tú, pedazo de tapón de alberca vete a ver si ya parió la puerca- le dijo Daniela a Adán, yo reí cuando le dijo eso pues Adán mide 1.
5 metros y junto a los dos parecía un enano.
Le dije que se retirara y que ahorita lo alcanzaba.
-No creas que es fácil ser “vieja” aquí, llevo trabajando 9 años.
Antes yo no era tan culera pero mira por ser tan buena onda y amable ya me dejaron con dos niños.
Apenas tengo 21 y si siguiera igual me hacen más hijos por pendeja.
Por eso a veces es mejor ser cabrona y perra que amable y pendeja.
–
-Oh, lo siento-
-No, no me tengas lástima que yo solita he sacado a mi Danielita y a Juanito adelante, no ocupo ayuda de nadien-
-No, no es lástima, sólo fue un comentario ¿y dónde están tus hijos?-
-No hablaré de ellos, sólo te diré que mi Danielita tiene 7 y mi Juanito 3 y me los cuidan allá en Parral, voy una vez al mes a verlos y dejarle dinero a mi señora madre-
-Muy bien y gracias por el cigarro-
-Yo nunca fui a la universidad como usted pero se me defender y soy muy trabajadora-
Esa noche me fui a la cabaña sintiéndome apenado y a la vez curioso de saber más de ella.
Si tenía 21 entonces tenía 12 cuando entró a trabajar como mesera y si su hija mayor tenía 7 años ahora entonces a los 14 años fue madre por primera vez, casi dos años después de haber entrado a trabajar.
Era prácticamente una niña criando a otra niña.
Me imagino su vida fue difícil por eso es ahora así y yo juzgándola mal.
La vida la ha tratado tan mal que se le refleja en su rostro pues parece casi de 30 y no de 21.
Al llegar a la cabaña Adolfo estaba afuera, nos dijo que no entráramos porque Jesús estaba con una chava.
Adán me dijo que me apostaba a que con Daniela no cogía, era un gran reto para mí.
Si ya se me antojaba ahora con esa apuesta más.
Salió la chava de la cabaña, era Raquel, la compañera de Daniela, la chaparrita de buen cuerpo.
Adolfo de inmediato se metió a charlar con Jesús y yo y Adán nos quedamos fumando afuera.
-¿Qué apuestas Adán?-
-Lo que quieras-
-Dime tú qué quieres perder porque estoy tan seguro que antes de irnos me la echo-
-Jajajajaja seguramente con el cagadón que te puso el primer día y todavía sueñas con que te la vas a coger-
-Lo haré-
-Quiero ver-
– No me crees ¿verdad?-
-Si no veo como te la echas no lo voy a creer-
-¡Ya! Dime que quieres perder-
-Tan seguro estoy de que no vas a poder que te apuesto mi quincena-
-El dinero va y viene Adán, deberías apostar algo que te pese perder además ¿qué harás una quincena completa sin dinero?-
-Muy seguro te sientes pero yo sé que no te la vas a coger, las viejas como ellas no jalan.
Si gano me das doble quincena pero si pierdo te dejo que le eches la leche adentro a mi novia en su pucha y de ahí se la mamo-
-Jajajajajajajajajajajaja no mames Adán, no digas pendejadas-
-¿Ya ves? No estás tan seguro de ganar, mi novia y yo somos swingers no me afectaría ver que se la cojan otros pero sí estaría cabrón mamarle la pucha con tu leche adentro-
-¿estás seguro de querer apostar eso?-
-¿Te rajas o qué?-
-¡Va! Trato hecho.
De esta semana no pasa a que me la echo-
Era un Jueves así que me quedaba prácticamente el Viernes, Sábado y Domingo para ganar o perder.
Como tenía que ganar puntos me ofrecí a llevar a Daniela a Parral para que viera a su mamá e hijos.
Ella se sacó de onda pues eran 3 horas de la mina a Parral.
Le dije que íbamos y regresábamos el mismo día.
Después de pensarlo aceptó.
Salimos muy temprano, Daniela había pedido el día libre, yo había dado indicaciones de algunos pendientes que teníamos y les dije a mis compañeros que regresaría en la noche.
Obviamente ellos ya sabían con quién y a que iba.
El camino parecía largo casi no hablamos, fumamos bastantes cigarros y muy pocas paradas todo eso con el fin de llegar lo más pronto posible a su casa.
Llegamos a su casa y me hizo esperar afuera.
Tardó casi media hora mientras que yo esperaba escuchando música.
De pronto salió su madre que era viuda, ella y sus pequeños detrás.
Me presentó a su familia y me invitaron a pasar y comer.
En resumen fuimos al super a comprar comida y algún juguete que les obsequié a los niños, al parque, a comer y después la despedida, hasta parecíamos una familia.
Su niña era una versión de ella pero de piel morena y el niño blanco y castaño.
De regreso a la mina, sin lluvia afortunadamente, un poco cansados ella se mostró más amable pues antes de subirnos a la camioneta me dio un abrazo y su madre la “bendición de Dios”.
Puso música y hasta cantaba de lo contenta.
Luego , poco antes de llegar a la mina, me pidió que paráramos en un ranchito a descansar y estirar las piernas.
Yo aproveché para orinar
-¿Se la sacudo inge?- me dijo mientras tiraba el agua, obviamente me saqué de onda.
-¿Va a decirme que no se le antoja esto?- Me dijo cuando tenía sus chichis de fuera, chiquitos como me gustan, punteaguadas, casi no colgaban y sus pezones de un café claro.
Era la oportunidad que esperaba para ganar la apuesta pero ¿qué tal si me estaba tanteando?.
Subí a la camioneta sin decir palabra alguna, ella se subió y no hablamos más.
Luego recordé esa escena y se me puso la verga dura.
Difícil de disimular.
Imaginándome lo sensual que sería sentir su boca mamándomela, apretar esas chichitas, mamarle la pucha y hacerla mojarse.
Mi imaginación volaba más y más cuando de pronto siento su mano tocarme la entrepierna
-¿Anda caliente inge?-
Ya no me resistí y menos deje ir la oportunidad, la tomé fuertemente de su mano para hacerla que me tocara bien la verga, luego se la solté y comencé a frotar sus pechos.
Ella seguía sobándome el gran bulto y yo como podía le sacaba sus chichis, metí mi dedo pulgar en su boca y ella me lo mamó.
Ya no tenía nada que decir, detuve un poco la camioneta a mitad del camino, era poco probable que un carro pasara, me saqué la verga y me bajé el pantalón hasta las rodillas.
Daniela se sorprendió al verme la verga grande y super dura, ya babeando y se le pegó como bebé a su chupón.
La mamaba que había imaginado ya estaba sucediendo.
No hay nada más rico que ir manejando y que te den una buena mamada, sentía sus labios carnosos rosando mis huevos, ella intentaba metérsela toda en la boca y de pronto, sin decirle, se bajó a los huevos.
¡Esas son viejas! Buenas mamadoras que no necesitas decirles que hacer, esas que saben perfectamente como dar placer y no dejó de mamarme la verga hasta que se los aventé en la boca sin previo aviso, eso si jadeaba tanto y cada vez más fuerte que ella sabía que ya iban a salir, estábamos entrando al campamento de la mina cuando se los eché, la verdad andaba tan caliente que no los pudo aguantar todos en su boca, se arrimó a la ventana y los escupió no sin antes dejar evidencia en mi pantalón, el suyo y en el asiento.
Rápidamente se acomodó como si nada hubiera pasado, la dejé frente a el comedor donde trabajaba y quedamos de vernos más noche.
Apenas llegué a la cabaña y Adrián estaba ansioso de saber lo que había pasado, le dije que esta noche le iba a ganar la puesta.
No le comenté más y le dije que más tarde le diría donde esconderse para que me viera ganar.
Luego los tres nos dirigimos a la lonchería para cenar.
Daniela no estaba ahí.
Cenamos y nos regresamos a la cabaña.
Cerca de la 1 de la mañana le dije a Adán que saliéramos a fumar, él no quería pero le dije que se levantara.
Estando afuera le dije que se fuera detrás del almacén y que ahí vería mi apuesta, sonó mi teléfono y rápidamente se fue a donde le dije.
Era Daniela que ya estaba lista.
Me fui caminando porque quedamos de vernos en el almacén cerca de con ella.
Ésta vez no traía sus botas doradas y vestía una falda larga y su cabello suelto, con sandalias y un mega abrigo.
El frío era tremendo pero ella traía sandalias.
Como ya habíamos acordado nos fuimos para los pinos que estaban detrás del almacén, un lugar con poca luz y nada de tránsito de persona.
Sabiendo donde estaría escondido Adán la llevé cerca de ahí.
Empezamos a besarnos, yo ya traía la verga durísima igual llevaba un pants, ya había ido antes a dejar una cobija y una botella de vodka.
Entre besos y caricias bajé mi mano, alcé su larga falda y metí mano a su entrepierna.
Vaya sorpresa no llevaba ropa interior y su puchita completamente depilada, su cuello olía a perfume, su cabello aún húmedo por la ducha que se había dado, su cuerpo se ponía tibio, le metí un dedo y gimió.
Lo saqué todo húmedo y lo chupé, quería probar su dulce néctar.
Fui y tendí la cobija, estaba demasiado fría, nos sentamos en ella y le di un par de tragos.
Ella pedía algún jugo para beberlo pero le dije que el vodka se toma natural, sin nada más.
Después de un buen rato de caricias, dedeada y besos, le quité toda la ropa, la acosté boca arriba, abrí sus piernas y con mi celular alucé a su vagina, ella se asustó creyendo que le iba a tomar fotos, pero no, lo que yo quería era ver su hermosa puchita.
La tenía demasiado mojada, recién depilada como me dijo ella, sus labios carnosos, nada le colgaba los abrí y empecé a mamarle esa puchita tan rica, a meterle lengua, morderle suavecito su clítoris, dedeándola y mamando mucho.
Ella retorcida de placer anciaba mamarme la verga, me puse un poco incado y comencé a toser (esa era la señal para que Adán se acercara a ver, tomando precaución de que no lo viera Daniela).
-¿Tienes frío? ¿te andas enfermando? Mejor vamos al comedor ya te dije que ahí tengo unas llaves y nadie va- me dijo Daniela.
-No, así está bien- la tumbé en la cobija, me inqué sobre su cara para que ella me mamara los huevos, luego comencé a follarle su cara como si su boca fuera una vagina
-Ya no aguanto más, ya métemela, ya métemela Capi- me decía Daniela desesperada
Me bajé a su vagina y se la volví a mamar, luego me puse entre sus piernas le alcé las piernas, froté mi glande sn sus labios, escupí en mi verga, las frote aunque ya la traía babeada pero me gusta escupirla y se la dejé ir toda, toda sin piedad y de jalón, de un solo golpe, ella gritó un poco.
Hacía más de 7 meses que no había cochado.
La saqué y la metí varias veces, ella me pedía que no hiciera eso
-Aquí yo mando Danny, yo decidiré como y cuando meterla, tu disfruta- le tapé la boca y volví a hacer lo mismo varias veces, meterla toda de putazo, sacarla toda y así varias veces, luego puse mi cuerpo sobre ella, en misionero y comencé a bomberla.
Adán estaba demasiado entretendio viendo y masturbándose escondido entre los árboles.
Daniela no podía verlo pues él estaba frente a mí y ella no dejaba de verme sólo a mí.
Así estuve cogiéndomela, cambiando de posiciones porque me encanta ver la cara cuando se las dejo caer pero sobre todo me gusta que se monten en mi verga y ver sus pequeñas chichitas brincando.
Le daba tan duro que en momentos sentía que se iba a romper el condón (sí, me la cogí con condón).
Luego la puse de perrito ya casi para terminar la acosté boca arriba, me quité el condón, me inqué con su cara entre mis piernas, la puse a mamarme los huevos y cuando ya iban a salir se los eché en sus pequeñas chichitas, con mis manos regué bien mis mecos y froté sus chichis, nos recostamos un rato tapándonos con su falda, mientras cogíamos era tan grande la excitación que el frío no se sentía pero después de parar de coger el sudor se torna frío y cala.
Como si nada hubiera pasado ella se vistió y salió primero, llevándose la botella de vodka, yo me cambié y me puse a fumar un cigarro, luego al estar seguro de que Daniela se había ido le dije a Adán que saliera, lo invité a sentarse en la cobija y un cigarro
-Te dije que ganaría-
-Está cabrón, no pensé que fueras a cogértela-
-Ahora esperaré con ansias que e prestes a tu novia-
-jejeje, ni me recuerdes eso-
-dijiste que eres swinger ¿no?-
-pero ¿y lo de la leche?-
-no te preocupes Adán, nada que no hayas probado antes- le dije mientras le embarraba su mejilla con un poco de mecos que habían quedado en la cobija.
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