La Cofradía III
Ingresando a la hermandad..
Estaba conversando con Miguel en el parque de la universidad cuando se acerca un compañero de universidad, de otra carrera y de otro curso.
– Hola Miguel – dijo dándole la mano.
– Hola – me dijo haciendo lo mismo.
– Hola – le respondí.
– De él me hablabas – dijo mirando a Miguel.
– Si, él es. Andrés, te presento a Juan. Juan te preseno a Andrés – dijo Miguel aunque tarde.
– Ah, ok, me parece bien, encárgate tú de lo demás. Nos vemos después – dijo Juan despidiéndose con una señal.
– Qué pasa? – le pregunté a Miguel.
– No pasa nada, le hablé a Juan de ti y queria conocerte –
– Ah, ok –
– Mira Andrés, a mi me gustaría que entraras a la hermandad, eres un buen elemento y nos hace falta gente como tú –
– Gente como yo ? Que quieres decir? –
– Que tu serias un gran aporte, no tienes nada que perder, el jueves podemos ir al local y te muestro las instalaciones –
– Bueno, ok, el jueves entonces –
No volvimos a hablar del tema. El jueves cuando estoy guatdando todo en la mochila me preguntó si estaba listo.
– Listo para qué? – le pregunté.
– Para que vayamos a local, como lo habiamos hablado – dijo.
– Ah, si, de veras, vamos –
El local era una casa antigua en barrio antiguo, casas señoriales venidas a menos sin ningún cuidado. Parecia estar cayéndose a pedazos.
Las ventanas eran muy altas y angostas. Dos puertas de madera, deslucidas, con la pintura descascarándose y los postigos desvencijados. La pierta de entrada también de madera antigua, en no muy buen estado, pero habia sido pintada hacia poco de un color cafe brillante, un esmalte.
Al entrar había una mampara de vidrio con unas cortinas blancas detrás. En general todo estaba en buen estado, se notaba el esfuerzo hecho para recuperar el interior. Me mostró el recibidor, al otro lado una oficina. Continuando por el pasillo de baldosas, llegamos a la cocina, grande pero vacia salvo los muebles viejos. A continuacion un baño grande, también de baldosas. Le seguia una pieza con unos casilleros.
– En esta sala nos cambiamos ropa – dijo abriendo un casillero.
– Desnúdate y guarda tu ropa aquí – me indicó. Lo miré algo desconcertado mientras el abría otro casillero y se desnudaba.
– Vamos – me dijo después de que terminé por desnudarme completamente.
Cruzamos el pasillo y entramos a otra pieza, totalmente vacia, no habia ningún mueble. Sólo una alfombra de muro a muro.
– Aquí hacemos la recarga, sígueme y haz todo lo que yo haga – dijo sentándose sobre la alfombra y cruzando las piernas. Me senté e hice lo mismo.
– Ahora vas a tomar aire, tienes que llenar los pulmones y con los labios semi apretados tienes que expulsar el aire con fuerza. Hice lo que me dijo.
– Bien, ahora junto con botar el aire, tienes que votar todas las impurezas de tu cuerpo y de tu mente – dijo cerrando los ojos y haciendo lo que dijo. Hice lo mismo, cuando abrí los ojos me dijo que no bastaba con votar el aire, tenia que concentrarme y hacerlo las veces que fuera necesario.
Después vino la segunda parte, ahora tenia que acostarne de espalda, con lo ojos cerrados y las palmas hacia abajo, vas a comenzar a recibir la energia de la tierra. La ropa produce aislacion, se puede recibir por las manos solamente, pero es muy lento, podrias estar horas. Me acosté de espalda e hice todo lo que dijo. Al principio no lo noté, pero poco a poco comencé a sentir la energía, lentamente al principio y muy fuerte al finalizar. Después vino la calma.
– Ahora nos sentamos nuevamente y con las palmas hacia arriba nos elevamos mentalmente, salimos de la atmósfera terrestre y no adentramos el espacio – hice todo lo que me dijo, debo confesar que en un momento me sentí flotar como si estuviera en el espacio.
,- Levántate – me dijo teniéndome una mano cuando abri los ojos.
– Toma mi pene – me dijo tomando el mío. Sentía una pequeña vibración.
– Ahora júntalo con el mío – dijo poniendo los penes punta con punta. El tenia una erección y yo también tenía una. Al momento de juntar nuestros glandes, sentí como una chispa, como ésas que dan cuando uno toma una manilla metálica. En seguida senti un chorro de energia entrando por mi pene.
– Ahora date vuelta e inclínate – me dijo, pensé que seria una broma, pero hice lo que me dijo. Sentí su glande caliente, suave y duro, pero También sentí su chorro de energía entrando por mi ano. Nunca hbia tenido un pene en mi ano, pero no me desagradó, todo lo contrario. Sentí un poco de dolor cuando se pegó a mí y me hice hacia adelante cuando sentí el dolor.
– Te faltó limpieza, la próxima vez será mejor –
– Ahora a vestirte porque tenemos reunión y no puedes estar aquí –
Me vestí rápidamente y me fui, tenia un poco de vergüenza, un poco de dolor, no era dolor, pero sentía una cosa rara en mi ano, una sensación que me acompañó hasta quedarme dormido.
Yo estaba perpleja, no sabía que decir.
– Bueno, tengo que estudiar, mañana te cuento cómo estuvo la siguiente vez – guiñándome un ojo.
Me quedé sentada pensando en toda la historia que me habia contado, lo encontraba irreal pero no imposible
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