La Cofradía V
La iniciacion de mi hermano. .
Terminé el año como la mejor alumna. Me seguia mi compañera como la segunda mejor nota. Y cómo no, si » estudiabamos » juntas. Y yo » estudiaba » con mi hermano. En realidad no estudiábamos, él me recargaba de energía.
Vinieron las vacaciones y con más tiempo y tranquilidad, conversamos de cómo entró a la Cofradía.
– Ya, cuéntame cómo fue tu ingreso a la Cofradía – le pregunté una tarde.
– Te conté lo de la primera vez que fui al local y Miguel me enseñó? –
– Si, ya me contaste, sigue – le dije.
– La segunda vez fue todo igual, con la diferencia que cuando nos pusimos de pié y juntamos nuestros miembros, no pasó nada – dijo.
– Cómo que nada ? No se cargaron? – le pregunté, pensando que me hubiera gustado ver éso.
– Eso mismo pensé yo y me parecia extraño, le pregunté a Miguel si no le parecía extraño –
– Da la vuelta- me dijo, puso su pene en mi ano y tampoco sentí nada. Nada como una corriente, pero si sentía su pene caliente y húmedo. Comenzó a presionar y lo fue introduciendo poco a poco. No te voy a decir que no me dolía, pero era parte del ritual y tenía que soportarlo. Para mí no tenía que ver con sexo, aunque mirándolo fríamente, si. Puso una mano en mi estómago y con la otra tomó mi pene y comenzó a moverlo al mismo tiempo que él se movía. Ahora no me cabía dura que era sexo y me estaba cogiendo. Su mano en mi pene lo hacía agradable. De pronto sentí la corriente, pero no era la corriente, se estaba corriendo dentro de mi.
– Perdona Andrés, no pude evitarlo, pero cuando te lo tenia adentro no podia hacer otra cosa que seguir – me dijo. Yo estaba impresionada de escucharlo.
– Y qué pasó después? – pregunté con cierta morbosidad.
– Ahora hazlo tú – me dijo Miguel dándose vuelta.
– No, está bien, no es necesario – le dije.
– Si, es necesario, por favor – ya que insistia y siempre pensando que era parte del protocolo, se lo metí a fondo. Estaba nervioso, o con mucha energía que comencé a cogérmelo con todas las ganas hasta que me corrí adentro.
– Estás listo, la proxima semana te presento ante el Gran Maestre y la asamblea. Ahora vamos ducharnos me dijo Miguel.
Yo, con los ojos muy habiertos y mi mano en la boca para no emitir ningún tipo de sonido, escuchaba perpleja.
A la semana siguiente llegué a la hora indicada. Hice mi carga de energía y Miguel me chequeó. Estaba bien, incluso le pasé un poco de energia a él.
– Espérame aquí, yo te voy a venir buscar – dejándome desnudo en la sala de casilleros.
– Ahora sígueme – dijo Miguel entrando a la sala como 10 minutos después.
– Cuando te haga una seña, tu entras caminando lentamente – me dijo dejándome parado en la entrada al gran salón. Calculé unas 50 personas o más, vestidos con una túnica blanca semi transparente, parados de espaldas a mi, mirando una especie de altar.
Miguel me hizo una señal y caminé lentamente por la orilla hasta el fondo, luego di la vuelta y caminé hacia la mesa que era como um altar.
– Maestro, él es aspirante del que le hablé – dijo Miguel. Estaban todos con túnicas, el unico desnudo era yo.
El maestro se acercó a mí y abrió los brazos para recibirme. La túnica se abrió entera dejando su cuerpo desnudo y su pene erecto. Caminé hacía él y me abrazó, tomé su pene y el mío y los junté. No pasó nada, eso significaba que estaba cargado, como él. Después me abrazó Miguel, ya antes lo habiamos hecho y no pasó nada, después estaba Ana, la asistente del Gran Maestro. Ella, una mujer de unos 35 o 36 años, muy bien tenidos, abrió sus brazos y su túnica, dejando al descubierto su esbelta figura. Me abrazó y puse mi pene en su vulva, seguramente por mi nerviosismo la abracé y la apreté contra mí. La penetré a fondo, sentí un quejido y me acordé de lo que me habia dicho Miguel. Con las nujeres, ellas tomab la iniciativa, no las puedes penetrar si ellas no quieren.
– Perdón, no me di cuenta, discúlpeme – le dije.
– Está bien, no te preocupes – me dijo sonriendo pero sin soltarme.
Luego me di vuelta y el Gran Maestro estaba con una túnica doblada sobre sus brazos ofreciéndomela. La tomé y Miguel me ayudó a ponérmela.
– Denle la bienvenida a Andrés, un nuevo miembro de la hermandad – dijo el Gran Maestro.
Entonces se acercaron tofos y los fui saludando uno por uno.
– Y pene con pene ? – le pregunté.
– Si, y eran más de 30 hombres, así que imagínate – me dijo.
– Y con las mujeres? Las penetrastes a todas ? –
– No, sólo a algunas, laz que querían, tres o cuatro –
– Y ? Qué más pasó ? Cuéntame – me di cuenta que estaba ansiosa.
Nada más, ése era el día de mi iniciación y se abrieron algunas botellas de champaña y habian galletas y cosas par picar. Todos conversaban con todos y todos me preguntaron lo mismo. Qué edad, de dónde era, qué hacia y cosas así. Terminada la reunión me despedí de todos y me vine a la casa – dijo
– Bueno, tenemos que hacer algo – le dije.
– Algo? Algo como qué? – preguntó.
– Estoy mojada y tenemos que hacer algo – y nos fuimos a mi dormitorio. Por suerte esa tarde estabamos solos.
Entrando a la pieza me saqué el calzón del biquini y el los shorts de baño. Me tomó de la cadera, con la otra mano puso su pene en mi vulva y me penetró profundamente, mientras yo exalaba un gemido de placer. La estocada fue limpia, muy suave debido a lo mojada que estaba. Antes de 5 minutos tuve mi primer orgasmo, luego vino el segundo cuando sentí que se corría inundando mi útero.
Me llenó de » energía » y yo a él. Llevaba como dos meses tomando pildoras anticonceptivas de manera que no tenía ninguna preocupación en ese sentido.
Sigue…
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