La Cofradía XX
Una chica con una enfermedad extraña, tiene un milagrosa recuperación .
– Ésa era la segunda vez que iba a verla. La verdad es que estaba complicado, no quería seguir viéndola, además de que la hermana estaba teniendo un papel protagonista. Algo me decía que tuviera mucho cuidado. Pero la chica estaba complicada, no podía dejarla a su suerte –
Me contó mi hermano cuando estábamos sentados en el sofá viendo una película. Nuestros padres habían salido recién y nos habían dicho que si salíamos, volviéramos temprano. La verdad es que prefería quedarme con mi hermano en lugar de salir y la película no tenía ninguna importancia, me importaba lo que me iba a contar.
– Ya cuenta, cuenta – le dije abrazándolo por la cintura y con mi cabeza en su hombro.
…..
Cuando toqué el timbre, salió a abrir la reja del antejardin Samira. Me abrazó y me dió un beso en la mejilla después de cerrar la puerta a mis espaldas.
Sentí el calor de su cuerpo pegado al mío, su vestido delgado me dejó sentir la firmeza de su cintura y su perfume era muy agradable. Le devolví el beso, teniendo cuidado de que fuera en la mejilla.
– Mamá, mira quién llegó – dijo cuando entramos a la casa.
– Hola, que bueno que viniste, Araceli estuvo preguntando por ti. Fue una sorpresa para mí porque no hablaba de hace 3 semanas –
– Que bueno, me alegro que se recupere rápido –
– Si, pero le duró dos días –
– Bueno, si, no creo que esa enfermedad se cure muy rápido, Además de que sólo le están dando antipiréticos para bajar la fiebre, pero no para combatir la enfermedad –
– Si, es que no saben lo que tiene, le han hecho varios exámenes y resultan negativos –
– Yo sólo puedo entregarle energías positivas para que ella, su cuerpo luche contra la enfermedad –
– Me tiene muy preocupada, no quiere comer, sólo toma líquidos con un biberón –
– Voy a hacer lo mejor posible para ayudarla –
– Si, muchas gracias – dándome un abrazo – ella era una mujer joven, por lo que su abrazo me asustó.
– Vamos a verla – me dijo Samira caminando delante mío.
Y ahí estaba Araceli, de espaldas en la cama, con la sábana hasta la cintura, un paño en la frente y otro en el estómago.
– Sigue con fiebre alta? –
– Si, la controlo con los paños fríos, de lo contrario sube de 40. Al otro día del que viniste, despertó con hambre en la mañana. La llevé al baño y la bañé. Estuvo mejor todo el día, pero al otro día de nuevo no quiso comer y mira lo delgada que está – dijo Samira retirando la sábana.
Precisamente, estaba muy delgada, para su edad debería tener algo de senos, pero tenía los pezones pegados a las costillas que se marcaban todas. Su estómago hundido y los huesos de las caderas muy salidos. Las piernas muy delgadas y rodillas grandes. Antes que la enfermedad va a morir por inanición, pensé. Los labios de su vulva pegados al hueso púbico, no se veía nada más. Puse suavemente mi mano sobre su vulva para ver si tenía alguna reacción. Inmediatamente abrió los ojos por un instante mirando al cielo razo.
– Bien, vamos a comenzar, cierra la puerta – le dije.
Me saqué la mochila, la casaca y me senté en la cama. Samira me sacó los zapatos y los calcetines, me saqué la camisa y me levanté para desabrochar el pantalón y bajar el cierre. Sátira me ayudó a sacarme todo lo demás. Una vez desnudo hice todo el proceso de limpieza y carga de energía.
– Ayúdame – le dije a Samira mientras me subía a la cama y me ponía entre las piernas abiertas de la niña.
– Que tengo que hacer? – me preguntó nerviosa.
– Mira, le voy a levantar las piernas y tu toma mi erección y la pones en su vagina –
– La vas penetrar ? –
– No, sólo voy a trasmitir mi energía –
Entonces tomé las piernas de la chica por los tobillos y las levanté.
– Ya, haz lo que te dije –
Ella tomó mi miembro y lo puso en la vagina, presioné un poco par evitar desvíos y pérdida de energía.
– Sostenlo ahí –
Al primer contacto Araceli dió un respingo, presioné un poco más
– Si la tienes que penetrar, adelante, es por su bien –
– Si, pero no creo que sea necesario por ahora –
Y me quedé como 10 minutos de esa manera y Samira sosteniendo mi verga contra la vagina de Araceli. La mitad de mi glande en su vagina mientras ella respiraba profundamente. Abrió los ojos y me sonrió. Después cerró los ojos pero no perdió la sonrisa.
Por un error de tipeo, esta publicación salió con el número XX cuando correspondía el XXX, gracias por la comprensión.