La Cofradía XXI
Recuperación intermitente produce dependencia. .
– Espera, ya está bien, es suficiente – le dije a Samira.
Sami me soltó y le bajé las piernas a Araceli y la tapé con la sábana. Le toqué la frente y la encontré bien.
Samira me abrazó por detrás, en ése momento Araceli abrió los ojos y me miró a los ojos sonriendo, algo me dijo que no escuché bien, me acerqué y
– Gracias – dijo cruzando sus brazos por el cuello y dándome un besó en los labios.
– Está bien, no tienes que agradecerme nada – primera ves que la escuchaba hablar, su voz era débil pero suave.
– Necesito que comas, la próxima semana que venga a verte quiero verte mejor. De acuerdo? –
– Si, pero ven antes, no tardes mucho – sus ojos grandes, su iris de un café claro, lleno de líneas y puntos amarillos hacían ver sus ojos más hermosos y su pupila más profunda.
– Tengo que irme, te veo la próxima semana – ahora yo la besé en los labios. Me soltó, su boca y sus ojos me sonreían. Me enderecé, la mano de Samira no me soltaba.
– Pero Samira –
– Yo también quiero – me dijo abrazándome.
– No puedo hacerlo, eres una niña todavía, si apenas tienes 13 –
– No, tengo 14 – dijo.
– Da igual, además de que puedes quedar embarazada –
– Pero sólo dame un poco de energía, sólo éso – yo la entendí, con todo lo que vió y tocó debe haber estado muy exitada.
– Bueno, no tengo mucha, pero si éso es lo que quieres… –
Se levantó la falda y puso mi erección entre sus piernas, no sé en qué momento se sacó los calzones, porque no tenía. Sentí su vulva húmeda y caliente. Se apretó fuertemente a mi tomándome de las nalgas. Sentí su gemido en pecho mientras la penetraba. La abracé y le hice cariño en su pelo. Me acordé de ti cuando tenias esa misma edad. Es la edad del despertar a la sexualidad, la curiosidad y el deseo corren por las venas y sólo la mente los controla.
– Estas bien? – le pregunté.
– Si, muy bien – con su frente en mi cuello –
– No te muevas – sentía como se apretaba y soltaba de mi, sentía sus contracciones y espasmos.
– No… – dijo casi con un gemido.
De pronto todo se desencadenó, su orgasmo brotaba por todos sus poros y finalmente quedó quieta. Después de unos minutos me soltó, sin despegarse.
– Gracias, lo necesitaba –
– Es tu primer orgasmo? – le pregunté haciéndole cariño.
– No, pero es la primera vez que hago el amor –
– Habías tenido un orgasmo antes? –
– Sí, la semana pasada, después de que te fuiste, me fui a mi cama y me toqué hasta que tuve uno. Pero este ha sido lo mejor de mi vida –
– Bueno, tengo que irme, llevo mucho rato aquí y a tu mamá le va a parecer raro –
– Si, disculpa – dijo haciéndose hacia atrás. Con un trozo de papel higiénico me limpió.
– Hermanita, tu no has visto nada. Cierto? –
Araceli había visto todo desde su cama, además de que estábamos a menos de 50 centímetros de ella. Araceli sonriendo negó con la cabeza, mientras me vestía rápidamente.
– Cómo se siente ahora? – no sé si la mamá habrá escuchado algo detrás de la puerta o simplemente me estaba esperando.
– Está bien, mamá, está despierta, anda a verla – le dijo Samira saliendo detrás de mí.
La mamá entró al dormitorio de Araceli y Samira me acompaño hasta la reja.
– Gracias – me abrazó y me besó en los labios.
– No, por nada- le dije besándola como no la habían besado antes, me di cuenta que no sabía besar.
– Hasta la próxima semana –
– Si – dijo cerrando la reja después que salí .
…..
– Te cogiste a las dos? – le pregunté a mi hermano.
– No, creo que a ninguna de las dos –
– Cómo que no? Si me lo acabas de contar –
– No, con la Araceli sólo fue contacto y con la Samira sólo fue una penetracion, sin coito. No fue un hacer el amor como lo hacemos nosotros –
– Ah, bueno, si lo pones así, mira que ya me estoy poniendo celosa – le dije sonriendo.
– Hermanita, te amo y siempre te amaré, lo nuestro es distinto, es un profundo amor de hermanos –
– Sí, mientras más profundo mejor. Ahora vamos a la cama que necesito tu amor – le dije tomándolo de la mano y parándolo.
– Cual cama, la tuya o la mía? –
– La mía, me gusta más coger en la mía –
Estaba tan caliente que no se me quitó con el primer orgasmos ni con el segundo ni el tercero.
– Oye! Ándate a tu cama, pueden llegar los papás – le dijo mi hermana a mi hermano.
– Hola! – le dije.
– Hola, acaso quieren que los papá lleguen y los encuentren cogiendo? – preguntó ella.
– Sólo estábamos durmiendo – le dije.
– Ahora, pero cuando llegué estaban cogiendo como locos. Tuve que ver una película en el living por si llegaban los papás –
– Gracias hermanita – abrazándola y besándola en la boca.
– Ahora me voy a dar una ducha – dijo mi hermano recogiendo su ropa del piso, mi hermana lo ayudó y salieron juntos de mi dormitorio.
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