La Cofradía XXIII
Preparación para el ingreso. .
Una noche que mi hermano venia llegando tarde a casa, le pregunté:
– Hola hermano. No me dijiste que no harías más visitas mas atenciones presenciales? –
– Hola hermanita, no hago atenciones personales – dijo abrazándome ÿ dándome un beso en la mejilla.
Le devolví el beso pero en los labios. Siempre me excita cuando me abraza, más ahora que he estado practicando la rutina de carga.
– Oye, estuve practicando la rutina de carga y quiero saber cómo estoy – le dije al oído.
Hacia ya un tiempo que lo practicaba, iba a cumplir los 17 y mi hermano me iba a presentar a la Cofradía.
– Espera que me de una ducha y después lo vemos – dijo él.
– Me parece genial – le dije, además que le sentí olor a sexo, lo que me excitó más, pero prefiero que esté limpio.
Después de la ducha fuimos a mi cama, me desnudé y me acosté de espaldas.
– Pero no sirve así, la medición no es la correcta si yo no me he cargado antes – me dijo.
– No importa, no puedo esperar más, llevo horas esperándote – le dije.
Se subió entre mis piernas, levanté las rodillas y metió su miembro en mi vagina. Aunque no estaba al 100 %, me entró bien, sin ninguna dificultad. Una vez adentro alcanzó el 100 % .
– Cómo estoy? – le pregunté.
– Hermosa y exquisita como siempre –
– Ya sabes a que me refiero – le dije.
– Bien, muy bien, muy potente tu carga, pero para una buena evaluación, tiene que ser allá, en la cofradía –
– Bueno, pero si hubieras llegado antes, hubieras podido cargarte –
– Tú me cargaste ahora, entonces cogemos? –
– Si obvio, dónde andabas que te demoraste tanto? – mientras cogíamos lentamente.
– Fui a ver a Eduardo, hacia tiempo que no iba y me estaba llamando –
– Estabas cogiendo con él? –
– Si, lo necesitaba –
– Tú o él ? – él, bueno yo también.
– Como estuvo éso? –
– Genial, como me cargo bien y lo cargo a él, tenemos erección para bastante rato –
– Y quien fue primero ? – me excitaba que me contara cada vez que tenía sexo con Eduardo.
– Él, estaba ansioso porque lo penetrara –
– Y cómo estuvo éso? –
– Pero si tu sabes como es, cuando te lo hago anal –
– Si, lo sé, pero sabes que me gusta que me lo cuentes en detalle – durante la conversación su miembro entraba y salía de mi vagina, estaba exquisito, pero la conversación lo hacía delicioso.
– No lo prefieres por el ano mientras te cuento? –
– Si, claro, sácalo y mételo por atrás –
Lo sacó y me lo metió por el ano, costó un poco porque hace tiempo no lo hacíamos, pero entró todo, y se sentía bien. Si bien sentí un poco de dolor al principio, se me quitó rápidamente.
– Estás bien me preguntó? –
– Si, bien, aunque me dolió un poquito al principio –
– A mi me pasa lo mismo, pero luego se va pasando –
– Te gusta que Eduardo te lo meta? –
– Si, a ti no tegusta? – me preguntó dándome unas clavadas a fondo.
– Si, está rico, especialmente cuando ha pasado algún tiempo – le dije.
La conversación y su miembro en mi ano me tenían muy exitada, su miembro duro pero suave a la vez, sentía que iba a tener un orgasmo anal.
– Si, es cierto, por éso voy a verlo de cuando en cuando –
– Y tienes orgasmo anales? –
Ya estaba muy caliente, ya estaba por tener un orgasmo y me parecía que el también.
– Mira, no sé si son orgasmos, pero cada vez que me penetra me hace eyacular y me salta al pecho, al abdomen y mi pelvis, se siente muy rico, me relaja. Pero se siente más rico aún, si él acaba adentro mío –
– Lo sé, a mi me pasa lo mismo, por más que me quiera aguntar, cuando siento tus chorros muy adentro de mi cuerpo, me haces tener un orgasmo –
– Me pasa lo mismo, me gusta sentir sus chorros y que me llena por dentro – dijo mi hermano. La conversación estaba alcanzando niveles muy altos, sentí que un orgasmo venía, mi cuerpo me lo decía.
– Sigue, creo que voy a tener un orgasmo, pero no me toques el clitoris, no quiero que me apures, sólo mételo más rápido –
– Así? – preguntó chocando fuertemente contra mis nalgas. Mis rodillas en mis pechos me permitía ver como entraba y salía de mi ano. Solté un quejido y a mi esfínter, cada penetración era un chorro y un quejido. Finalmente todo terminó y las paz lo inundó todo.
– Te gustó? –
– Sí hermanito, estuviste maravilloso –
– Si lo sé. Es excitante cuando sientes que estoy cabando dentro de ti verdad? –
– Sí, es maravilloso, a ti te pasa lo mismo? –
– Si, lo mismo, cuando siento los chorros de Eduardo, que está acabando dentro de mi, mi semen sale a chorros y después un relajo total. Y sentir el miembro duro de Eduardo aún dentro mío, lo hace más delicioso –
– Te gusta más que Eduardo te coja o tu cogerlo a él? –
– No sé, me gustan las dos cosas, son diferentes. Tu crees que me estoy volviendo gay, hermanita? –
– No, para nada. Quién dijo que el sexo anal era sólo para los gay? No tiene nada que ver, a mi me gusta el sexo anal. El ano es el ano, sea de hombre o de mujer, es la misma cosa y se tiene que sentir igual. Hermanito, no porque tengas sexo anal eres menos hombre –
– Oigan ustedes, hace rato que quiero acostarme y tengo que cuidarlos que no los pillen los papás. Así que si quieren seguir es su problema, yo me voy a acostar – era mi hermana, Iris, nos ha pillado cogiendo con mi hermano varías veces. Pero Iris es otra historia.
eso de cofradia tiene fin ?