La Cofradía XXVI
La investidura .
Unas semanas después mi hermano me dio la fecha de la investidura.
– Estoy muy nerviosa – le dije a mi hermano antes de entrar a la Cofradía.
– Tranquila, no vas a estar sola, voy a estar a tu lado en todo momento – me dijo.
En la Sala de Cambios, o camarones, aunque no son camarones propiamente tal, no había nadie y eso me tranquilizó un poco.
– No hay nadie – dije.
– No, están en el Salón Principal, todos saben y están esperándote – dijo y volvieron mis nervios.
– Tranquila, necesitas que te ayude? –
– Si, ayúdame por favor – me ayudó a desnudarme y después le ayudé a él. Dejamos nuestras ropas en los casilleros y nos fuimos a la sala de carga de energía.
– Tranquila y concéntrate – me dijo cuando estábamos sentados en la alfombra.
Después de terminado el proceso nos paramos y nos abrazamos, interiormente vibraba, pero al sentir la penetración se me quitó.
– Estas bien? – me preguntó.
– Si, me siento bien – dije apretándolo contra mí.
– Ya, está bien, vamos a la sala de cambios – me dijo después de algunos minutos. Minutos que me hicieron bien y me dieron confianza.
– Toma, ponte ésto – me dijo pasándome una túnica blanca, muy fina, casi transparente, larga hasta los tobillos y muy amplia. Era como una especie de capa, con una caperuza que me envolvió completamente.
El se puso una igual y me llevó a la mampara de entrada al salón.
– Espera aquí, cuando yo te indique, entras con la capucha puesta, no mires a nadie, sólo mira por donde caminas. Te vas a dirigir al fondo del salón por el lado izquierdo, junto a la pared, una vez allí caminas de nuevo hasta el fondo y desde ese lugar a la cabecera donde te estará esperando el Gran Maestre y su asistente. Yo voy a caminar detrás tuyo, así que tú tranquila – me dijo y entró al salón.
Volvió a los pocos minutos y me dijo que entrara. Hice todo lo que me dijo, envuelta en la túnica, con la capucha puesta que me tapaba toda la cabeza y parte de la cara, caminé lentamente como me lo había indicado. De reojo veía otras túnicas blancas. Como caminaba descalza por la alfombra, no se escuchaban mis pasos, a pesar de haber un absoluto silencio. Sentía las miradas puestas en mi.
Al llegar frente al Gran Maestre abrió los brazos, la túnica, que era como una capa, se abrió dejando ver su desnudez y su erección.
Ya sabía que era lo que me esperaba, abrí mis brazos y mi túnica se abrió dejando ver mi cuerpo desnudo, nos abrazamos y poniendo su miembro en mi vulva me penetró, como estaba muy mojada, ya que mi hermano me había penetrado antes, fue muy suave y agradable.
El Gran Maestre, un hombre de unos 50 años o más, bien parecido y buen físico, me abrazó con cariño, me echó la capucha hacia atrás me dió la bienvenida.
Después se separó sacando su miembro y me abrazó su asistente. Cuál sería mi sorpresa a ver que era Iris, mi hermana mayor.
Nos abrazamos con cariño, me dió mucho gusto verla ahí, sentí por primera vez su vulva caliente y húmeda contra la mía y me gustó mucho. Nos quedamos abrazadas así unos momentos y después abracé a mi hermano.
– Hermanos, denle la bienvenida a nuestra nueva hermana – dijo el Gran Maestre después de separame de mi hermano.
Un gran aplauso y saludos de bienvenida llenaron el salón antes silencioso.
Uno a uno fui saludando a todos mis » hermanos «. Me rodearon para saludarme, recordé lo que me había dicho mi hermano sobre los novatos, uno a uno los hombres me iban penetrando, era sólo un saludo, pero tanto meter y sacar me estaba viniendo un orgasmo, traté de saludar sólo mujeres, pero ellas también tenían un vulva húmeda y caliente que la pegaban contra la mía. Después de haber saludado a más de la mitad de los asistentes no pude aguantar más y le dije a uno de ellos que esperara un poco, que estaba teniendo un orgasmo. Dos minutos después y disimulando fui saludando al resto.
Terminado el saludo y mientras las conversaciones llenaban el recinto, le dije a mi hermana, que siempre estuvo a mi lado, que me acompañara al baño.
– Abrázame – le dije apretándola fuertemente, estaba teniendo otro orgasmo y rozaba mi vulva con la de ella desesperadamente, hasta la besé en la boca, beso que ella me respondió.
– Voy a acabar – le dije en un gemido.
– Yo también – me respondió.
– Es mi primer orgasmo con una mujer y que además es mi hermana.
– Está bien, ya te vas a acostumbrar, además de que aquí no somos familia, somos hermanos de la Cofradía.
– Igual estuvo rico tener un orgasmo contigo – le dije, seguíamos abrazadas.
– A mi también me gustó mucho, nunca imaginé tener sexo contigo – me dijo.
– No, no tuvimos sexo, hicimos el amor, porque yo te amo – le dije.
– Yo también te amo – dijo ella entre besos y caricias.
Vamos a ducharnos – dijo.
Volvimos al salón, me estaban esperando para hacer un brindis con vino espumante. La mesa, puesta casi al centro del salón, estaba llena de cosas para » picar «. Me pasaron una copa y brindamos. Era como mi hermano me había contado, eran todas personas simpáticas y agradables, como si las conociera de siempre.
Terminada la reunión, nos quedamos los cuatro con el Gran Maestre conversando, estaba feliz de mi incorporación y después dijo que tenía que irse.
No fuimos al baño los tres, abracé a mi hermano y le dije que me hiciera el amor, que lo necesitaba, no podía irme a la casa así.
Hicimos el amor los tres, primero me penetró a mi y después a mi hermana y luego a mi y después a mi hermana, nos besabamos y nos acariciabamos. Tuve un delicioso orgasmos, después abracé a mi hermana por detrás mientras ella tenía su propio orgasmo. Con el movimiento me parecía que mi hermano nos cogia a las dos al mismo tiempo. Después nos duchamos y nos fuimos a la casa.
– Tienes que dormir conmigo esta noche, tengo muchas cosas que preguntarte – le dije a mi hermana.
– No, mañana me levanto temprano, tengo que ir a la universidad y tú al colegio, mañana en la noche, si quieres – me dijo.
– Bueno, hasta mañana – me despedí de ella con un beso en los labios, beso que ella me devolvió y sentí que comenzaba a excitarme.
– Hasta mañana – dijo entrando a su habitación y cerrando la puerta.
Me fui a mi cama y me quedé pensando en todo lo que me había pasado, me toqué y estaba mojada. Mi hermana, al igual que yo, nunca cierra la puerta de su dormitorio. Porqué lo haría ahora?
Por qué estoy sintiendo este amor por mi hermana, siempre la he querido, es mi hermana mayor, tengo 17 y ella 19. Qué será lo que me pasa…
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