La Francisca obediente
Una conocida del pasado me busca y termina convertida en una perra.
Habíamos sido compañeros y durante un tiempo vivimos bastante cerca, era bien proporcionada y la privilegiada de tener a mi amigo Lalo como pareja, pues la ducha después de jugar a la pelota dejaba en evidencia que el compañero había sido favorecido con sus dimensiones. Tenía un pene enorme, largo y grueso aún después de bañarse con agua helada. Siempre contaba sus anécdotas sexuales porque mientras estuvo con la Francisca tuvo un montón de aventuras que relata cuando su pareja no estaba.
La Francisca no tenía mucho trasero ,pero sí unas piernas bien contorneadas y un busto redondo y terso, de esos 1ue no necesitan sostén para mantener las tetas en su lugar. La había tasado? Sí, pero era la mujer de mi amigo y me ponía contento saber que tiraba con una mina rica.
Unos años después que dejamos de ser compañeros en la universidad, supe que ella lo había dejado y que su nuevo amor , al finalizar la relación la dejó algo dañada psicológicamente.
Años después de aquella situación que vivió Francisca, de la cual me enteré por otra compañera con la que después de la cerveza y la marihuana, que después de la coca y los destilados, experimentamos deliciosas jornadas de sexo oral y masturbación mutua, Francisca me contactó y por no ser descortés y escucharla luego 1ue todos se distanciaron por el fin de la carrera, también se vio beneficiada por estas prácticas.
Francisca me invitó a salir y accedí sin ningún tipo de mala intención, simplemente, conversar y saber qué le había ocurrido. La conversación se detuvo cuando me contó sobre asuntos sexuales que incidieron en su término con mi amigo y relatos breves de su intimidad con el tipo por el que lo dejó. Luego de eso la conversación sé volvió de índole sexual mientras las cervezas entraban y salían de nuestra mesa. LE conté de mi vida sexual y coincidimos en ciertas cosas 1ue nos gustaba hacer en la cama, ya con el alcohol generando el deseo para terminar la noche en un lugar seguro. SE había hecho de noche y el motel era ese lugar seguro.
Llegamos al motel y pedimos unos ron cola que terminaron desnudandonos. la Francisca ya no era como la recordaba había engordado varios kilos que no me molestaron para nada , me gustan los cuerpos gordos y más cuando abultan algún atributo de su cuerpo. Las tetas tersas de la Francisca ahora eran enormes bultos de carne que podrían haberme asfixiado si hubiese querido, pero preferí verlas bamboleandose frente al espejo a medida en que la penetraba en cuatro, lo que fue un espectáculo en sí ,pero el secundario pues la penetración que le di se sentía muy estrecha y sus gritos me excitaban al punto de azotar sus glúteos , que no marcaban una diferencia tan notoria en tamaño como sus tetas. Pedimos más trago y ya ebrios volvimos a tirar salvajemente,luego de que con su boca diera nueva vida a mi verga.
Al despertar volvimos a follar pero esta vez se subió arriba mío. Pensé que la larga sesión de sexo oral había dilatado su vagina al punto que no sentía la misma estrechez de la noche.
Decidimos no separarnos luego de que se acabará la estadía en aquel motel y nos fuimos a otro, donde ya lúcidos me confesó que solo se lo había metido por el culo, las dos veces que se lo metí 3n la noche, que no era su manera favorita pero que al verme tan excitado la había calentado mucho. Le dije si podíamos volver a hacerlo así pero ahora conscientes y aceptó. SE veía un ano trabajado para abrirse y sentir penes. Me imaginé aguantando el de mi amigo, del mismo modo en que imaginaba cómo esa verga debe haber entrado a una compañera del grupo con la que se volvió muy amigo y a quien también había tenido el privilegio de metérselo.
Después de hacerlo 5 veces entre las 2 am y las 2 PM, tenía cierto cansancio así que recurrí a una bolsa de cocaína para recuperar energía y seguir alternando sexo con relatos sexuales, experiencias excitantes y sucias que habíamos tenido. Le conté que me gustaba el sexo anal pero que había tenido pocas ocasiones de practicarlo. No era mentira. Tuve una polola con un trasero enorme que nunca me entregó su cola para una penetración profunda. Sí me dejaba chupar su ano cuando la calentura la superaba y sentir cómo mi cabeza golpeaba su Ano mientras se ahogaba en sus enormes glúteos, mirándome por encima de su hombro y mordiendo uno de sus dedos. Mientras estuve con ella debí contratar el servicio de penetración anal. Y algo me envicié pues en un periodo de dos meses introduje mi verga en 3 anos de prostitutas.
Francisca me contó que ella no solía pasarlo , que tenía que estar muy caliente y anoche y hoy lo estaba, que tuvo orgasmos cuando se lo metí cuando mis dedos jugaron con su clitoris y cuando mi lengua y mis labios aguaron su concha.
Le pedí que se sentara en la cama, que afirmara sus pechos y me dejara esparcir cocaína sobre sus enormes tetas. De caliente accedió y pude aspirar ese polvo mientras le pedía que recordara sus orgasmos más calientes y gimiera como sabía hacerlo, como me había demostrado que sabía hacerlo. Luego de acabar mi dosis sobre sus pechos , e incapaz de una nueva erección comencé a gatillarla: metí el dedo gordo en su vagina y el índice en su ano tocando mis yemas por dentro de su sexo. Gritaba de placer. Mi dedo gordo subió hasta su clitoris y comencé a moverlo en todas las direcciones. Los gritos se agudizaron cuando entró un segundo dedo en su ano. Me pidió que parara que llevaba muchos orgasmos y que sentía muy sensible todo. La tomé del cuello enloquecido y le dije que envidiaba a todos los que se lo habían metido. Di unas suaves cachetadas en su cara y la obligué a ponerse en cuatro, que quería seguir consumiendo en su cuerpo. Aceptó sumisamente y vacié lo que me quedaba en sus nalgas. Pese a lo que me pidió y con la línea en su culo volví q introducir mis dedos en sus hoyos restaurando sus gritos en la pieza. Le dije después de sacar mis dedos que no se moviese que tenía algo mío en su cola, no podía moverse independiente de lo duro de mis nalgadas. Asumió el desafío y cumplió pese a la intensidad. Le dije que había sido una perra obediente que levantara la cabeza porque quería tirar su pelo, mientras consumía la coca que supo mantener en la nalga quee no enrojecí a palmadas. La línea de cocaína me excitó mucho y más después de cómo había obedecido todas mis órdenes.
Como estaba tan caliente pero mi verga no reaccionaba y sin soltar su cabello la puse de rodillas en el suelo y metí mi verga en su boca:»chupalo y paralo. No me mires, solo mama. Métete mis huevos también». Cumplió y tuvo nuevamente mi verga a su disposición. Me acosté en la cama y le dije que me montara que quería ver cómo se movían sus tetas y que de haberme quedado batería la habría grabado, para conservar el recuerdo de lo que habíamos hecho. Se subió sobre mi pene y se movió fuertemente durante un rato, acabando rápidamente. Yo también estaba por acabar , pero la saqué de encima y la arrodillé nuevamente en el piso, tomé su pelo y le dije que abriera la boca y cerrara los ojos, que acabaría en su cara. Puso una cara de obediencia y cerró los ojos. Mi semen explotó en su cara como si le hubiese arrojado una bola de nieve. La Francisca quedó sorprendida por la cantidad de leche que tenía en su cara e intentó limpiarse pero se lo impedí con un fuerte grito mientras descargaba lo que quedaba de semen azotando su rostro con una verga que excedía mi tamaño erecto habitual. Al finalizar, me puse detrás suyo, tomé sus manos con las mías como si la estuviese esposando , la hice pararse y la llevé cerca del espejo: «mira lo que me hiciste hacerte. No cualquiera accede a esto. Fuiste una perra, me lo imaginaba y con las cosas que me contabas supe que podría dejarte así. Toda esa leche la generarse tú. No habrá otra vez, así que déjatelo en la cara un rato más». Así se quedó mirándome por el espejo :_»nunca me habían tenido tan a las órdenes como tú y tus perversiones. O quizás si, pero hace mucho tiempo» » ah sí? Entonces puede que haya otra vez, pero por ahora no quiero verte más».
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