La hija adoptiva (parte 1)
Esta es la historia de Juan de 48 años de edad. Su mayor deleite es quitar la inocencia a niñas pequeñas y de allí seguirlas follando hasta que ellas ya no quieran. Algunas veces en su pre adolescencia, en su adolescencia o cuando ya van saliendo de su adolescencia..
Juan ya tenía una hija de 25 años que ya había salido de la universidad y estaba comenzando a trabajar y además estaba a punto de casarse. Y tenía una esposa que no era madre de su hija y nunca había podido tener hijos. El tema es que ya a Juan le costaba tener acceso a niñas pequeñas. En ese momento tenía acceso a su ahijada de 7 años. Pero eran pocas las oportunidades. Y ya a la niña como que le estaba dejando de gustar y ni siquiera la había podido penetrar realmente. Solo era folladera sin penetración, sexo oral y lo que se pudiera. A veces tenía que comprarle juguetes baratos para que se dejara.
Y en una ocasión hablando con la esposa, ella le dice que un amigo tiene el contacto de una familia indígena que tiene una beba de 3 años y una beba de 5 años. Y que le gustaría ver si podrían adoptar a una. A el se le prende el foco y en lugar de comprometerse a adoptar, lo que hace es proponerle a la esposa servirle de hogar temporal a la niña de 3 años, porque la otra ya requería ir a la escuela. La esposa no estaba tan convencida. Pero finalmente acepto. Y se pusieron en contacto con la familia indígena para proponerle el trato y que, si conseguían otro hogar, la entregarían o de pronto la terminarían adoptando. La familia indígena acepto.
Y una semana después la beba llego, se llamaba Ana. Era mas bonita de lo que creyó Juan. El la esperaba poco agraciada, pero la niña se veía linda. Cuando quedo con Juan y su esposa, la niña no quería hablar. Solo estaba sentada en el sillón con la cabeza hacia abajo. Bueno los dias pasaron y ya la niña se estaba acostumbrando a su nuevo hogar. Ya jugaba muy divertidamente con Juan. Ya se había ganado su confianza. Sin embargo, no quiso empezar con la seducción. Quería que la niña lo amara, antes de hacer algún movimiento. Apenas tenía tres años, por lo que tenia mucho tiempo.
Dos meses después de la llegada de la beba, la esposa de Juan comienza a trabajar de algo que estaba esperando hace medio año. Y como Juan trabajaba desde casa y la hija de Juan también trabajaba, le tocaba el cuidado de la beba mientras la esposa no estaba. El primer día que se fue la esposa a trabajar, ya Juan sentía que la beba lo adoraba. Él tenía azúcar para las niñas y teniendo tanto tiempo con esta beba pues inevitablemente la niña termino amándolo. El ya jugaba a los masajitos con ella. Tanto que cada día ella lo buscaba para que le diera masajes en la espalda. Solo le gustaban los masajes de Juan.
Ese primer día, Juan decidió llevar a la beba a bañarse, cosa que hacia la esposa de Juan. La metió a la tina y comenzó a lavarle la entrepierna pasando los dedos suavemente por el culo y la vagina de la bebita, mientras el agua corría por el cuerpo de la beba. La beba no sintió extraño porque la esposa de Juan lo hacia también. Pero la diferencia fue que Juan lo hizo por un buen tiempo. Y cuando estaba rozando los labios vaginales de la bebita, ella instintivamente cerro los ojos para sentir el placer desconocido hasta entonces que Juan le estaba haciendo sentir.
Hacia un mes que Juan no se follaba a la ahijada de 7 años que compraba con regalos baratos por un poco de sexo, sin penetración. Y tenia ganas de follarse a esta bebita de 3 años. Pero creía que aún no era el momento. Que este postre debía comérselo con calma. No quería asustarla. Quería que fuera conociendo el placer del sexo poco a poco. Así que la termino de bañar, la seco y le puso solo un panti con muñequitos de colores. La niña reía y estaba feliz con aquel hombre que apenas hace dos meses acaba de conocer. No se acordaba ya de la familia. De su hermana de 5 años, que quien sabe dónde estaría en este momento. Quizás siendo violada por un padre adoptivo, pero sin el cariño que Juan le daba a la bebita de tres, sino mas bien con amenazas y dolor, provocado por seguidas penetraciones a la fuerza. O quizás aun estaba con su familia, buscándole un nuevo hogar.
Por el momento la beba no pasaría trabajo y las experiencias que llegara a tener de sexo, por su edad no pasarían de las caricias y los besos. Eso sí, se incluiría el sexo oral que no está de más. La llevo a la cama y la acostó boca arriba haciéndole cosquillitas en la barriga. Luego comenzó a darle besitos en la barriga desnuda, le metió la lengua al ombligo que provoco en la niña una cierta corriente muy satisfactoria, tanto que dejo de reír y miro hacia el techo. Después siguió dando besitos en la barriga y fue subiendo hacia los pechos, llegando a besarle y chuparle los corocitos. Ya la niña no volvió a reír y solo seguio mirando hacia el techo como quien mira hacia la nada. Y sigue besándola por el cuello, los cachetes y cuando estaba besando la comisura de los labios, la misma bebita extendió sus labios esperando que Juan pasara con los suyos sobre los de ella. La beba sentía una calentura y una excitación que no entendía, pero que sabia que le gustaba y que estaba disfrutando. Juan aun no la iba a besar en la boca, pero para no rechazar su impulso de recibir besos en sus labios, la beso delicadamente y comenzó a chuparle los labios a la bebita. Ella seguía respondiendo alzando sus labios para facilitar la labor a Juan de chupárselos. Luego dejo de chupárselos para terminar besando los ojitos cerrados.
Luego le pregunto si le había gustado. Y ella dijo que sí. Luego el le dijo que ese era un juego solo de ellos dos y que más nadie podía saber porque si no, se la llevaban de allí y no la dejarían regresar mas nunca. Ella asintió y se puso el dedo en la boca como en señal de secreto. Luego la acostó boca abajo y comenzó a besarle toda la espalda, y a pasarle la lengua a todo lo largo del centro de la espalda hasta llegar al inicio de la raya de su culito. Le besaba sobre todo el cuello y la nuca. Le pasaba la lengua por detrás de las orejas y le chupaba las mismas orejas. Estoy seguro de que, si en ese momento Juan hubiera tocado la almejita de esa bebita, la hubiera encontrado completamente mojada.
Pero ese día no quería llegar hasta allá. Como les dije antes, quería ir desojando esa flor pétalo por pétalo, pues la inocencia de una niña es demasiado dulce como para devorarla a lo salvaje. La inocencia es un tesoro de las niñas que una vez se las quitas no la vuelven a tener y no se volvería a disfrutar quitándosela. Es algo que alimenta el morbo y te hace disfrutar de la vida. Su colección de inocencias robadas era muy amplia y sabía que mientras más viejo se hacía, a menos niñas tendría acceso. Por esa razón quería disfrutarla sin apuros. Ahora tenia una niña que era propia. Nadie se la iba arrebatar ni alejar de su lado e iba a tener todo el tiempo del mundo con ella a solas.
Luego de terminar la sesión de masajes, caricias y besos le dijo que si se quería refrescar un poco y la niña acepta. Él sabía que después de pasarle su lengua por todo su cuerpo de la cintura para arriba, seguro quedaría oliendo a ello. Además, sospechaba que la bebita se habría mojado en su conchita por la excitación que la hizo pasar. Tanto que, si la bebe hubiera sabido todo lo demás que puedes hacer en el sexo, lo hubiera exigido.
Al bañarla y tocarle su vaginita si la encontró pegajosita y el panti mojadito. Así que comenzó a lavarla bien y con las mismas caricias que el primer baño que le dio, cosa que le seguía encantando a la bebita. La seco y la vistió con otro panti hermoso y un vestido precioso. Luego siguió trabajando mientras que la niña jugaba en el mismo cuarto. Al llegar la esposa, mandaron a comprar comida y cenaron. Y a la hora de dormir la beba quería dormir abrazada a Juan. Y dice la esposa, solo en un día ya te quiere más a ti que a mí. Que tristeza. Y la bebita solo sonreía mientras Juan la miraba con una sonrisa cómplice.
Continuara…
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