La hija de nuestra vecina – Parte I
Noraly es la hija de nuestra vecina. Tiene 14 años y es una preciosura de mujercita, ya bastante desarrollada. Con unas muy lindas nalgas y ni que hablar de sus pechos. Es toda una delicia. Con rasgos mezclados de sangre africana mezclada con sangre nórdica. Muy rara también en sus rasgos faciales.
Como inicié este relato (que aclaro que salvo el nombre de la vecina el resto es real 100%) Noraly es una belleza de niña/mujer. De estatura mediana, pechos generosos y unas nalgas no muy grandes, pero redondas y duritas. De esas que cuando uno las ve en calzas inmediatamente tu palo pega un salto. Su pelo negro enrulado es un matorral, y eso le da un aire exótico. Bueno la verdad, para no alargar mucho este relato, la señorita me gustaba mucho y la verdad es que más de una paja se la había dedicado.
Yo a mis 16 años, solamente había tenido una novia con la cual ni siquiera había logrado que me mame la verga. Una vez estuvo cerca, pero cuando saqué mi instrumento del pantalón mi amiga de 12 años medio se asustó por el tamaño (19×6.0cms) y no quiso saber nada. Ese fue el fin de la relación. Vaya noviazgo. Cero experiencia. Lo que si reconozco que me masturbaba hasta tres veces al día.
Volviendo a mi vecina, Noraly, debo reconocer que además de hermosa es muy simpática, dada al coloquio y hablaba con todo el mundo. Pero de un tiempo hasta aquí pude notar que su simpatía hacia mí crecía y buscaba mantener charlas mas prolongadas. Lo que por supuesto a mí cada vez me calentaba más esta chica.
Yo solía esconderme en el patio de casa entre los arbustos para masturbarme, la tarde en que todo se me complicó fue cuando Noraly me vio yendo hacia el fondo de casa e intrigada me siguió por su lado del paredón que separa nuestras viviendas, tiene apenas 1,50mts por lo que es fácil mirar por arriba. Yo no me di cuenta y estaba en plena faena de masturbarme cuando siento que una vocecita me pregunta qué estoy haciendo.
Me quedé helado, muy avergonzado con la verga dura en la mano. Pero para mi sorpresa, veo como mi vecinita se sube al paredón y desde arriba logra verme en medio de las plantas con la verga dura y al sol. Comencé a tartamudear una respuesta pero no me salían las palabras. Y tampoco atiné a guardar la tripa por lo que la niña podía observarla en plenitud. Y lo que más me sorprendió es que Noraly lo tomó muy tranquila, es más de repente sin mediar invitación la piba se baja del paredón hacia mi lado, se engancha un poco en los arbustos y de pronto la tengo en frente de mi, no le quita la vista a mi pedazo. Con su mejor voz de nena me suelta la siguiente pregunta: Te ayudo con eso? Y sin esperar mi respuesta o consentimiento, simplemente estira la mano y toma mi pija por el tronco. La aprieta, la acaricia y comienza a hacerme una soberana paja. Yo al principio cero reacción, pero qué lindo se sentía ser masturbado por mi vecina, ya cuando me sobrepuse un poquito a la sorpresa me animé y le pedí que me la mamara. No se hizo rogar, se arrodilló frente a mí y se metió media verga a la boca. Vaya que chupaba y lamía de maravillas. Lo hacía tan bien y mi calentura era tal que no duré ni cinco minutos y sin aviso comencé a derramar chorros de semen en su boca. Noraly no se amilanó, es más, se los tragó todos sin perder una sola gota. Luego ya satisfecha de su faena, y con una gran sonrisa, me mira directamente a los ojos y me dice que tengo una muy buena pija. Que hasta ahora ninguno de sus novios la tenía tan grande. Y dejándome con los pantalones abajo y la verga muerta luego de tremenda mamada, mi vecina volvió a saltar el paredón y se fue a su casa. Quedé totalmente perplejo por lo sucedido.
Al otro día planifiqué un posible encuentro, pero esta vez no me encontraría sin prepararme, casi a la misma hora del día anterior, tomé una manta de mi habitación, y me dirigí a mi escondite entre los arbustos. Grande mi sorpresa cuando al llegar ya mi vecina estaba entre las plantas, y debo decir que ella también se vino preparada, ya que vestía una pequeña falda que dejaba al descubierto sus piernas torneadas, remarcaba el candor de sus nalgas y traía un pequeño top de algodón y si, no traía sujetador por lo que sus pechos libremente se movían dentro de el. Con ver eso ya la verga se me puso dura. No hubo palabras de preámbulo, simplemente me baje el pantalón liberando mi tripa, ella tomó su posición de rezo frente a mi entrepierna y se adueñó del pedazo de carne duro que yo tenía para ofrecerle. Comenzó a mamarme la tripa y yo me adueñé de sus pechos, pronto ella comenzó a suspirar fuerte y cada vez se metía más adentro la verga, ya le llegaba a la garganta. Cuando noté que pronto acabaría, la detuve, la tomé por los hombros y la hice acostarse sobre la frazada, le subí la pollerita y debajo no tenía calzón. Ya se había venido preparada, me puse entre sus piernas y con mi lengua y mis dedos me adueñe de su lampiña conchita. De labios gruesos y bien cuidados, olía a limpio. Lamí y chupé sin tener experiencia previa, pero se ve que tan mal no lo hice ya que pronto Noraly estaba gozando y se vino en un tremendo orgasmo. Sus jugos llenaron mi boca y eso me gustó mucho. Ya lanzado y sabiendo que no me rechazaría me acomodé encima de ella, puse mi pene entre sus gorditos labios y siento que me dice que lo haga despacio ya que es virgen. Vaya sorpresa, no me lo esperaba, viendo como se había manejado hasta ese momento. Comencé a penetrarla y gemía suavemente, se quejaba un poco, es que mi verga es bastante gruesa y ella al ser primeriza, estaba algo tensa. Pero la naturaleza es sabia y de a poco me fui internando en esa tan caliente y jugosa vagina hasta llegar a su himen al que perforé sin darme cuenta. Noraly pegó un gritito y comenzó a llorar, yo seguí penetrándola hasta que ya no entraba más la verga. Sentía su útero sobre la cabeza de mi poronga. Luego de unos minutos en que no nos movíamos por su dolor, ella misma comenzó a moverse, lento pero cada vez aceleraba un poco más hasta que sin darme cuenta comencé a acabar. No pude resistirme y me vacié de una sola vez. Ella al sentir el calor de mi semen tuvo otro orgasmo. Muerta ya mi tripa se la saqué, limpié su conchita con mi remera y nos quedamos juntitos uno al lado del otro. De pronto mi vecina me dice que le dolió bastante, pero que al final lo disfrutó mucho. Y que si yo quería, al otro día podíamos volver a hacerlo. Claro que no me negué. Y mi vecinita se volvió a su casa con una promesa a cumplir. Y yo ya estaba pensando en que debía tomar el gel lubricante de mi padre y comprar una caja de forros, no quería dejarla embarazada. Luego me confesaría que hacía ya un par de meses que tomaba pastillas para cuidarse, ya que hacía bastante tiempo que quería tener sexo conmigo. Vaya confesión. Al otro día las cosas medio se salieron de control, pero eso en el relato de la segunda parte.
Excitante espero la continuacion