La historia de Dina – Parte II
Esta es la historia de una vecina, como de muchas otras, recatada y de su casa, que poco a poco fue inducida por mí a pecar y fue volviéndose una putita hasta convertirse en una prostituta hecha y derecha..
A la mañana siguiente compré unas pastillas del «día siguiente» por precaución y la busqué para que se lo tome, estaba toda avergonzada y me recibió casi sin hablar, luego no vino por varios días ni mandó a su niña, yo pensé que se había arrepentido y no quería dar la cara, pero una tarde vino la niña a ver la tele lo cual aproveché para decirle.
– Yosi, dile a tu mami que venga a ver la tele
La niña salió, pero no regresó, yo pensé lo peor, pero a los pocos minutos tocaron mi puerta, era Dina sin la niña.
– Hola vecina, que hice para que me rehúyas, sólo quise ayudarte
– Hay vecino, que vergüenza lo de la otra noche, usted tiene la culpa por emborracharme, me siento una cualquiera
– No tienes porqué sentirte mal, ¿te gustó no?, además ya no vives con tu marido
No se atrevía a mirarme, rehuía mi mirada, como en un susurro dijo.
-Se merece por desgraciado, hasta ahora no se aparece
– Bueno vecina, relájate y llama a tu niña para ver juntos la tele.
Al parecer no esperaba lo que dije, con un poco de mala gana se fue a llamar a su niña, luego nos pusimos a ver la tele, yo saqué algunas galletas y les invité unos mates, seguimos viendo hasta tarde con uno y otro comentario, como la niña estaba sentada en mi cama, se echó recostada en una almohada y se quedó dormida.
– Gracias vecino, mi hija tiene que ir a la escuela, voy a llevarla a dormir.
Se paró, me daba ganas de decirle que vuelva, pero me lo guardé para el día siguiente.
– Ya vecina, mañana vienes para ver una película en video.
Mientras decía esto, la cogí de los hombros y la besé en los labios.
Se ofuscó un poco, yo cargué a la niña y la llevé a su habitación, luego regresé a la mía.
El día siguiente era sábado, por lo que empecé a hacer planes, fui a «el hueco» donde busqué videos para la ocasión, escogí una apropiado para todos llamado «Spirit» y varios de adultos. Como trabajaba hasta el mediodía en la tarde aproveché para seleccionar una de las películas para adultos, encontré uno apropiado. A eso de las 6 p.m. le toqué la puerta y salió Dina, posiblemente se había bañado porque salió con el cabello mojado, la dije.
– Vecina, en media hora vienen a mi cuarto, voy a invitarles una piza.
Fui a comprar las pizas, también compré un coctel especial por si acaso, a la media hora tocaron mi puerta, cuando abrí quedé sorprendido por el cambio en Dina, estaba fresca, se había puesto una faldita más corta, más o menos hasta la rodilla, se había peinado y parecía otra persona, se veía más simpática sin llegar a ser bonita, su cuerpo flaco también mostraba cierto atractivo, tragué saliva y las invité a pasar.
Serví las pizas con la gaseosa, luego de comer puse la película el cual miraban totalmente concentradas madre e hija, al terminar la película eran como las 9 de la noche y la niña ya empezaba a cabecear, puse en noticias para que termine de dormirse, luego le digo a ella.
– Dina, ¿has visto películas de adultos?
Me miró con una cara de interrogación, luego de un silencio dijo.
– No vecino, sólo un poquito me hizo ver mi esposo cuando éramos enamorados
– ¿Quieres verlo ahora conmigo?
Se quedó callada, me daba cuenta que era difícil responder explícitamente esta clase de preguntas, por lo que insistí.
– ¿Sí o no?
– Bueno, sólo un ratito
– Pero vamos a hacer dormir a tu niña en tu cuarto ¿ya?
Sin esperar respuesta cargué a la niña y la dejamos durmiendo en su cama.
Al regresar, puse en Video en el DVD, aun cuando no quiso acercarse a mi cama, casi a la fuerza la hice echar junto a mí para estar cómodos, antes que ponga el play me dice.
– Vecino, ¿tienes un poquito de vino?
– No tengo vino, pero tengo algo mejor – Dicho y hecho abrí el coctel y la serví un vaso lleno, lo mismo para mí, ella tomó un buen sorbo y nos acomodamos en la cama para mirar.
Le di el play y aparecieron los créditos de la película, no me acuerdo el nombre pero se trataba de una chica que llega a un pueblo rural, alquila una habitación en un hostal y se hace amiga de la hija de la dueña, la amiga y su madre simulan un robo de todas sus pertenencias y la acogen gratuitamente, la chica se da cuenta que la hija se mete al cuarto de un cliente, la espía todo lo que hacen y se excita, luego se da cuenta que la hija se acuesta por plata con los clientes, luego le confiesa que ella y su madre se ganan buena plata acostándose con los clientes. A este punto yo le venía acariciando los senos, la acomodé bien para subir su falda y meter mis dedos en sus intimidades que ya estaban húmeda. Continuamos viendo la película, la hija la convence para que se acueste con los clientes, ella y la madre le consiguen clientes especiales que le hacen de todo a la chica, hasta que terminan en una orgía con tres hombres donde la sodomizan y la hacen una doble penetración. Ella miraba agitada la película sin decir nada, cuando terminó la película me di cuenta que había bebido bastante coctel y ya estaba bajo los efectos del alcohol, yo la tenía con una mano en los senos y la otra mano en su almejita húmeda, muy despacito le pregunto cerca al oído.
– ¿Tu esposo ya te ha hecho por atrás?
– No…, nunca lo hemos hecho
– ¿te gustaría probar?
– No sé, me va a doler
A este punto yo había sacado mi verga duro como el hierro, había puesto su mano alrededor y hacía que me masturbe rítmicamente.
– Te voy a hacer despacito, si te duele mucho lo dejamos- y en voz muy baja- ¡te vas a ganar 50 soles!
Mientras hablaba le había subido la falda y hacía esfuerzos por quitar su calzón, ella facilitó levantando ligeramente el culo.
Le saqué el calzón totalmente, mientras yo me quitaba toda la ropa, como sabía que se había bañado me deslicé hacia su panocha y abriendo sus piernas acerqué mi cabeza en su entrepierna, recién mi fijé en su almeja sin muchos vellos, era finita como de una jovencita, al abrir con los dedos noté que salía un líquido transparente, hundí mis labios y sentí un sabor agradable y olor a hembra en celo, ella dio un suspiro y empezó a gemir al ritmo que mis labios pasaban de abajo hacia arriba, hasta su clítoris, mis dos manos tomaron sus tetas, también pequeñas y duritas, luego se convulsionó dando un gemido más fuerte, luego se quedó quieta relajándose, aproveché para llevar mi boca a su boca y hundir mi lengua junto con sus jugos, luego le pregunté despacito.
– ¿Te gusto?
– Siii…
– ¿Tu esposo te hacía esto?
– No
Aproveché para quitarle toda la ropa, hundí nuevamente mi lengua en su boca mientras acercaba mi verga a su jugosa almeja y la penetraba firmemente, luego de algunas embestidas la puse de costado, luego de perrito, luego hice que se tienda completamente en la cama mientras seguía taladrándola por la vagina, la levanté nuevamente en posición de perrito y tomé atención en su asterisco chiquito y a las claras virgen, sin parar el mete y saca humedecí mi dedo índice en sus jugos que salían de su chucha y toqué ligeramente la entrada de su ano, al sentirlo dio un pequeño respingo pero no dijo nada, por lo tanto proseguí presionando ligeramente, cedió a la punta de mi dedo índice, cogí más babas de su almeja y proseguí con la operación, un ligero mete y saca sin llegar a meterlo, pero cada vez presionando más, poco a poco se fue hundiendo mi índice, ella ya estaba gimiendo con lamentos más fuertes, hubo un momento que todo el dedo índice estaba metido en su culo, intenté meter dos dedos pero se hacía más difícil, por lo que saqué mi pene de su almeja y lo dirigí a su asterisco que ya estaba un poco dilatado, salía bastante lubricante transparente de mi prepucio, presioné ligeramente tratando de abrir su entrada, ella en un murmullo dijo.
– Despacito por favor
Con la punta de mi pene, en un constante mete y saca, fui forzando la entrada de su anito, cuando consideré que podía dar el estoque final, metí mis dedos en su encharcada vagina y sobé ligeramente su clítoris, lo cual permitió aflojar su esfínter y dar paso a la cabeza de mi pene, ella empezó a gritar.
– Aaaay, ayayau, sácalo por favor, duele, sácalo
Yo me quedé quieto, ella tampoco daba muestras de quitarse, así que continué frotando nuevamente su clítoris y cuando aflojó nuevamente presioné más fuerte logrando penetrar un poco más, ya no había marcha atrás, mientras ella se lamentaba comencé un mete y saca, poco a poco se fue introduciendo trabajosamente como en una funda caliente, cuando había logrado penetrar gran parte de mi verga me quedé quieto para permitir que se relaje, le pregunté.
– ¿Te duele mucho?
– Si, un poco
Luego de un momento saqué un poquito y volví a meterlo, ella se relajó y aproveché para hundir mi verga hasta la empuñadura, metí un dedo en su almeja y proseguí con el mete y saca, poco a poco se fue aflojando hasta el punto que lo sacaba completamente y miraba cómo se quedaba su ano abierto por un momento y antes de que se cierre volvía a meterlo hasta el fondo, sus gritos eran fuertes que tuve que tapar su boca con la mano, casi al mismo tiempo que veía venirme ella se tensó, dio un gemido prolongado y se tendió completamente en la cama, yo la aplasté con mi verga aún dura en sus entrañas, sintiendo los últimos disparos en su intestino. Permanecimos un tiempo prolongado hasta que sentí que se aflojaba mi verga, cogí un pedazo de papel higiénico para evitar que la leche se derrame en la cama y permití que mi pene flácido salga de su ano, contemplé que el agujero quedó un poco abierto y enrojecido, apliqué el pedazo de papel y me eché exhausto en la cama. Ella había sudado y se veía muy erótica con el rostro húmedo donde se habían pegado algunos de sus cabellos, murmuró.
– Que horror, qué mes has hecho, nunca he sentido algo así
– Es que tu marido no ha sabido hacerte gozar, en realidad eres una putita, ¿no es así?
– Que vergüenza, tengo mucha pena
– Ya no te hagas Dina, no me vas a decir que no te gustó, además ya te ganaste otros 50 soles.
– Hay vecino, en verdad usted me trata como a una prostituta, yo no podría ser de esas mujeres.
– Pero tienes que aceptar porque lo necesitas- Diciendo esto le alcancé los 50 soles que tenía listo encima de la mesa de noche.
– ¿Puedes llamarme por mi nombre?, mi nombre es Miguel si no lo sabes
Con mucho recelo acepó el dinero.
– Ya Miguel, gracias
– Y recuerda que puedes venir en cualquier momento, mejor dejando dormida a tu hija, y claro que puedes venir con tu niña todas las noches a ver la tele.
– Gracias veci, …. Gracias Miguel
Como estaba aún desnuda, terminó por limpiarse el culo con el papel que la había puesto como un emplasto, se puso su ropa despacio, pero con su calzón hizo una bola y lo tenía en la mano, cuando estuvo dispuesta a irse la agarré, la di un beso con lengua, al mismo tiempo apliqué mi mano en su aún encharcada vulva y metí un dedo en su igualmente lubricado culito.
– Hoy has perdido tu virginidad de tu culito – No supe interpretar su mirada, sin con pena, con odio, con agradecimiento o con placer.
– Chao Dina, que sueñes con los angelitos (Sé que soñarás y posiblemente te tocarás recordando todo y te meterás un dedo en tu adolorido culito).
– Hasta mañana veci….
Continuará…
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