La historia de Dina – parte IV (Penultimo)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sandox.
Nuestra vida se volvió casi rutinario, ella venía a mi cuarto con su hija a ver la tele casi todas las noches y cuando se dormía la niña se la llevaba a su cuarto y de unos minutos regresaba a mi cuarto, a veces la hacía entender que tenía que dormir temprano y ella entendía, hasta que una noche que estaba más insistente la dije.
– Mira Dina, hoy no tengo dinero para pagarte, lo siento.
– No importa, esta noche te doy gratis- Y entró sin esperar mi respuesta.
Luego de la faena aproveché para hablar con ella.
– Mira Dina, tú necesitas dinero para tus gastos, hasta ahora te estuve dando a cambio de tus atenciones, pero no podemos seguir así, uno porque no te puedo pagar todos los días, segundo necesitas más dinero para vivir bien y para criar bien a tu hija.
Ella se puso pensativa y sólo dijo
– Si pues, pero no puedo trabajar a causa de mi hija, no hay con quien dejarla y no podría acomodarme a ningún trabajo, salvo que me compre una carretilla y me ponga a vender salchipapas en la esquina, pero no tengo plata para comprar la carretilla y otras cosas.
– Yo te propongo una cosa, hay muchas mujeres que atienden a hombres y no es cosa de otro mundo, estos días de alguna forma tú estás haciendo eso.
– Pero una cosa es contigo que en realidad eres mi amigo, contigo yo no me siento como prostituta.
– Pero ya estás haciendo ese papel y puedes hacerlo con otros hombres y seguro que te ganas mucho más.
– Tengo mucha vergüenza, tengo miedo y tampoco sé dónde y cómo hacerlo.
– Yo te puedo ayudar si te decides, puedes empezar por las noches y yo te podría ayudar cuidando a tu niña.
– Voy a pensarlo, en realidad ya estuve pensando y sé que es mi única posibilidad de salir adelante, pero no me puedo decidir.
– Mira Dina, por si acaso te voy diciendo que hay varias formas, la primera es que puedas ir a algún bar o discoteca, allí trabajas pero ganas comisiones por la venta de licores y si quieres puedes salir con los clientes a los hoteles cercanos, la desventaja es que es peligroso, te puedes volverte alcohólica o pueden pasar muchas cosas; la segunda es pararte en las esquinas conocidas, hay varios en Lima, el inconveniente es que también es muy peligroso, puedes caer en las batidas, o pueden hacerte algo las otras mujeres por la competencia; la tercera es que ponemos un anuncio en un periódico o en internet, para eso tenemos comprar un teléfono celular, llaman los clientes para ir a algún hotel; la cuarta es trabajar en alguno de los prostíbulos grandes, allí te dan un cuarto, pagas un tarifa por noche, debes chequearte constantemente, pienso que es lo más seguro.
Mientras le explicaba escuchaba atentamente sin decir nada.
– Si te parece podemos empezar con el anuncio en el periódico, es lo más fácil, damos tu número de teléfono y los interesados te llaman y se ponen de acuerdo para ir a algún hotel, puedes definir tu horario de atención, por este medio puedes ganar más por cada polvo, puedes atender a uno o varios si quieres.
– No sé, tengo miedo y vergüenza, voy a pensarlo, mañana vengo, ya?
– Bueno, entonces nos vemos mañana.
Volvió al día siguiente para decirme que lo había pensado mucho y se había decidido a trabajar como habíamos hablado, conversamos bastante para ultimar los detalles, esa semana estuve muy ajetreado ayudándola con los preparativos, la ayudé a comprar ropa adecuada incluyendo calzoncitos y otros interiores, compramos un celular muy básico, hice contacto con una chica que tenía aviso en el Trome, fuimos a un hotel en Los Olivos y mientras hacíamos la faena la iban preguntando cómo funcionaba la cosa con el hotel, los clientes, etc. finalmente pusimos el aviso indicando que la atención era sólo sábados y domingos en las tardes por la zona de Los Olivos. El viernes por la tarde la llevé a una peluquería para que se arregle el cabello y la enseñen a maquillarse adecuadamente, por la noche nos arreglamos para hacer dormir temprano a la niña, la dejamos en su cuarto y salimos para hacer una prueba real. Ella debía esperar en el mercado de Covida, la llamé desde una cabina.
– Aló, ¿es Erika? – fue el nombre de combate que escogimos.
– Si, ¿quién habla?
– Estoy llamando por tus servicios, he visto tu aviso en el periódico
– Ah ya, el servicio es normal, 50 soles la media hora, en hotel
– ¿Que hotel es?
– En el hotel que quieras, si quieres vamos al Embassador (Es un nombre ficticio), está en las Palmeras
– OK, nos vemos en media hora, ¿cómo estas vestida?
– Estoy con Jean azul y una blusa celeste
– Ya, nos vemos en el paradero de la esquina
– Ya, chao
Me dirigí a la dirección indicada, al verla de lejos mi corazón aceleró, se veía como una chica cualquiera pero muy diferente a la que había conocido, seguramente su esposo la desconocería, estaba a un paso de volverse una prostituta, suspiré y al verme la hice una seña para irnos al hostal, entramos conversando y se le veía tranquila, claro que era natural porque el cliente era yo, tal como había sido con la prostituta anterior me registré y pagué para una hora, me había informado que estos hostales tienen una tarifa especial para los clientes al paso, el hotelero se le quedó mirando a Dina seguramente porque era nueva o pensaba que éramos parejas, en fin pasamos a la habitación y continuamos con el ritual de prueba.
– Hasta ahora estás muy bien, ahora tienes que responder a las preguntas del cliente o si quieres puedes preguntar su nombre o alguna otra cosa.
– Que tal, cómo te llamas
– Yo soy Miguel, y ¿tú?
– Me llamo Erika
– ¿Hace mucho trabajas en esto?
– No, recién estoy empezando
– (Mejor sería que digas "Hace 5 meses recién" porque si dices que recién empiezas te va agarrar a conversación, la cosa es que no debes demorar mucho con cada cliente).
– Hace como 5 meses
Mientras se quitaba el pantalón yo también me desvestía, cuando se hubo sacado la blusa y se quedó en calzón y brasier no me pude contener, la abracé y la besé en la boca, mientras mis manos tanteaban su almeja, me di cuenta que se había mojado y bastante.
– Tonta, no tienes que mojarte fácilmente, pero es tu falta de experiencia
Ahora tienes que sacar el condón y ponérmelo, ¿alguna vez has puesto un condón a tu marido?
– No, nunca hemos usado un condón, y ahora no traje, ¡nos olvidamos!
– Es un error fatal, nunca, nunca debes hacer sin condón, cuantos pueden estar con enfermedades y hasta con sida, y sobre todo los que están enfermos seguramente van quieren hacer sin condón.
– ¿Y ahora?
– Felizmente yo me acordé y traje una tira
A continuación la enseñé a poner el condón correctamente como me lo ponían las putas, tuvimos que hacer varias pruebas, hasta aprendió a ponerlo con la boca.
– Ahora tienes que chupármelo, ya sabes chupar pero ahora es con el condón colocado, tienes que acostumbrarte.
Luego del aprendizaje la puse en posición de misionero y la penetré por la vagina que estaba súper mojada, no hubo necesario poner lubricante de lo mojada que estaba, pero la tuve que llamar la atención.
– Mira que también no trajiste lubricante, si no estuvieras mojada te podría causar irritación a tu chuchita.
Luego de varios minutos de embestidas se vino notoriamente contrayendo su vagina y mojando mis huevos con sus flujos.
– Tampoco tienes que venirte, pero a muchos hombres les gusta que gimas y aun cuando no sientes tienes que simular que estás gozando.
– Ya papi
– Ahora quiero darte por tu culito, voltéate
Ella se volteó y se puso en posición de perrito sin ningún miramiento.
– Si el pata quiere tu culito, tienes que negociar primero, puedes decir que no, o puedes decir unos 20 soles más.
– Ya, 20 soles más por atrás
– Bueno, dejemos de actuar y quiero cogerte por tu culito sin condón
– Sólo porque eres tú, papi
A pesar de haberla dado bastante ya por el culo aún lo tenía cerradito y tuve dificultad para penetrarla, porque habíamos dejado de hacerlo por allí casi una semana, pero cuando se introdujo ella empezó casi a gritar, le di duro por espacio de unos 5 minutos y cuando ya se me venía froté su clítoris que provocó que nos viniéramos simultáneamente, ella quedó despatarrada y yo encima llené sus intestinos de mi semen caliente.
Después de la faena regresamos en taxi a la casa y encontramos durmiendo a la niña, le dije que había cometido otro error, el de no cobrarme, pero que la perdonaba porque era mi pago por todo lo que la estaba ayudando.
Al día siguiente estuve nervioso en mi trabajo, estaba muy excitado por todo lo que pudiera ocurrir, a la hora del refrigerio llamé para saber si había llamado alguien y me dijo que no, estaba un poco decepcionado y me fui directo a la 1 de la tarde, cuando llegué ella estaba tranquila pero me dijo que nadie había llamado, comimos en mi habitación el pollo a la brasa que había llevado, luego se fue a descansar, no pasó nada hasta pasadas las 4, en eso escucho el timbre del teléfono y ella vino a mi cuarto contestando en el trayecto.
– Aló…… ¿si?….., si……. 50 soles media hora, 80 soles la hora……. normal,…….. ya, ¿en media hora?…… donde……. en la cuadra 43 de Las Palmeras, ya, …….. voy a estar con un pantalón jean azul y una blusa celeste, ya…. nos vemos.
Apagó el celular y se me quedó mirando, como preguntándome qué hacer.
– Uy, estoy nerviosa, ¿si me acompañas?
– ¿Pero y tu hija?
– Dijiste en media hora, tienes que cambiarte volando
Se fue rápido a su cuarto, al cabo de unos 10 minutos vino trayendo a la niña.
– Te queda poco tiempo, tienes que irte en taxi- y en su oído – ¿llevas condones?, ¿llevas lubricante?
– ¿Dónde vas mamá?, ¿yo me quedo con Miguel?
– Si hija, voy a hacer unas compras, te quedas viendo televisión…. Si Miguel, no me olvido de nada
– Vas mirando la tele y le acompaño a tu mami al paradero ¿ya?- dije a la niña
Salimos rápido y paré un taxi en la esquina, pagué el taxi y todavía la dije al oído
– No te olvides de cobrar
Me miró con pena y subió rápidamente al taxi.
Esperé tranquilo su regreso pensando en mil cosas, repasando los pasos de cómo llegamos hasta este momento y cómo serán las cosas adelante. A las 7 pm aún no regresaba, pensé que posiblemente se haya quedado atendiendo otro cliente, pero casi en seguida llegó, al entrar, para sorpresa de ambos la niña dijo.
– Hola mamá, qué compraste- Y ella no traía nada, sólo su pequeña cartera, luego de un momento de vacilación respondió.
– No encontré lo que fui a buscar, será otro día hija.
Se llevó a la niña para hacerla comer, luego de una media hora vino ya con ropa de dormir.
– ¿Y?, cuenta, ¿cómo te fue?, pensé que te quedaste a atender a otros clientes
– Si me llamaron dos, pero les dije que no porque estoy cansada….. es que el señor que le atendí era incansable, me ha dejado agotada.
– A ver cuenta con detalle, desde el comienzo.
– Bueno, el taxi fue volando y llegué a tiempo, en el paradero había un señor de unos 50 años, alto y gordo, estaba nervioso, se me acercó y preguntó "¿Usted es Erika?, "si, ¿usted es Ricardo?", "si, mucho gusto, eres simpática, ¿dónde es el lugar?", "vamos" le dije y fuimos al hotel, ya en el cuarto se me quedó mirando poniéndome nerviosa, "no pareces del ambiente" me dijo, me preguntó cuánto tiempo estaba trabajando y empezó a hablarme de otras cosas, yo me empecé a desvestir como me has enseñado y cuando me quedé en sostén y calzón veía cómo se levantaba su bulto en el pantalón, luego él también se desvistió y lo hicimos.
– Pero ¿cómo lo hicieron?, cuéntame
– Bueno, al ver su cosa me puse nerviosa, era menos grueso que el de ti pero más largo, me dijo "chúpame", saqué el condón le puse y le chupé como me has enseñado, seguía con mi calzón puesto, luego me hizo parar y me bajó el calzón, me besó mis tetas y me tumbó en la cama, no ha sido necesario poner el lubricante porque yo estaba mojada, no sé por qué me mojé, luego me metió su cosa, primero boca arriba, luego de costado, luego de perrito, luego al hombro, en el borde, hasta él parado cargándome de frente, y parecía no terminar nunca, la verdad que terminé todo adolorida.
– Dime la verdad, ¿te gusto cuando te lo hacía?, ¿te llegaste a venir?.
– La verdad sí, me vine hasta dos veces
– Jajaja, ahora no sólo eres prosti, sino eres una cerda putita.
Sólo me miraba avergonzada.
– ¿Te gusta el sexo no?, la verdad
– Si me gusta- su mirada lasciva decía todo
– ¿Y has engañado a tu esposo alguna vez?
– Sólo contigo, no le había engañado antes
– ¿Y cómo te aguantabas tus ganas si tu esposo no te daba como debe ser?
– Me aguantaba pe, que voy a hacer
– Ah bandida, seguro que usabas tus dedos para darte gusto.
– ¿Cómo sabes?, ¿me has visto?, jajajaja
– No pero ya puedo imaginarme, ahora vas a tener verga hasta cansarte
– Antes yo no era así, es que tú me estás poniendo así.
– Bueno, ahora fue tu inauguración, mañana seguro te llaman
Así empezó Dina en su nuevo oficio, al día siguiente atendió a 2 y uno de ellos le dio por el culo, el siguiente fin de semana hizo con 5, el cual ya era suficiente para su semana, algunos días particulares atendía después de las 9 de la noche en lugares cercanos, fue aumentando sus ingresos y se sentía feliz.
Fueron algunos meses que vivimos en esa situación, cuando salía a trabajar yo me quedaba con la niña, hasta que una noche llegó histérica, con raspones en la cara y magulladuras en el cuerpo, entró llorando a mi cuarto.
– Ya no, no salgo más,… no salgo más… – No lograba articular más palabras
– ¿Qué pasó?, …..
Resulta que un cliente tomó sus servicios, quedaron en encontrarse en un lugar, la recogió con carro y dijo que irían a un hotel cercano, pero cada vez se iba alejando y entró por una zona despoblada, al principio ella preguntó por qué se desviaba, dijo que conocía un buen hotel, ella alarmada empezó a reclamar y él sacó un pistola.
– Dame toda la plata, o te mueres…
Ella tanteó la puerta y al ver que se abría se aventó sin pensar en las consecuencias, al caer fue arrastrado por la inercia pero pudo sentarse y estaba lúcida, por lo que empezó a pedir auxilio a gritos, de las pocas casa que había en los alrededores empezaron a salir la gente y el carro se fue huyendo, a ella le ayudaron varios vecinos y le acompañaron hasta tomar un taxi.
Ya más calmados hablamos sobre el tema y estuvimos de acuerdo que era muy peligroso continuar de la misma forma. No volvió a salir, ya habíamos estado planeando para alquilar un departamento en otra zona y trasladarnos, luego de pensarlo bastante le planteé que una forma seguro de que siga trabajando sería en uno de los prostíbulos formales que hay en Lima, pensamos en la Nené y el Trocadero, luego de mucho pensar y hacer algunas averiguaciones decidimos por el trocadero, pero antes de empezar decidimos también trasladarnos de casa hacia Pueblo Libre.
Continuará…
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