La historia de Dina – Parte V Final
Esta es la historia de una vecina, como de muchas otras, recatada y de su casa, que poco a poco fue inducida por mí a pecar y fue volviéndose una putita hasta convertirse en una prostituta hecha y derecha..
Encontramos un departamento amplio con tres habitaciones el cual podíamos cubrir de los dos, nos trasladamos un fin de semana como si fuéramos una familia, buscamos un nido en las cercanías para la niña, pues antes no la había puesto, encontramos uno en la cual estaría hasta el mediodía. A continuación investigué todo lo referente a cómo entraban las chicas a trabajar en el Troca, yo tenía una amiga de bastante confianza a quien le conté el caso, ella me informó todo lo que tenía que hacer, no era difícil, tenía que ir a un centro de salud y sacar un carnet sanitario, para lo cual tenía que pasar un revisión médica y recibir charlas, luego tenía que presentarse en el antro, tenía que pagar 30 soles para que la asignen un cuarto y pararse en la puerta del cuarto esperando sus clientes. Ella hizo todo lo que se requería, compramos ropa adecuada, escogimos como nombre de combate «Susana», para que se exhiba bajo me sugerencia tenía que ponerse una mini casi mostrando su calzón y un calzón tipo mochita, que especialmente me ponía a full y que podría ser un atractivo también para otros, pero especialmente le recomendé que atendiera a cada cliente con paciencia y como si fuera una pareja. Como mi amiga había dicho que para asegurar un cuarto ella tenía que ir por lo menos 5 veces a la semana, buscamos una muchacha para que cuide a la niña, buscamos entre familiares y encontramos una muchachita de trece años estudiaba por las mañanas y podía cuidar a la niña en las tardes y noches.
Así las cosas, fijamos un lunes para empezar, con mi amiga quedamos que ella la acompañaría y yo podría esperarlas en el antro, yo tomé un taxi minutos antes que ellas y llegamos casi juntos, esperé cerca a la entrada hasta que hablaran con la administradora y le asignaran un cuarto, demoraron porque ella era nueva, luego se dirigieron al corredor derecho y mi amiga la acompañó hasta un cuarto del segundo piso, varios patas empezaron a seguirlas como a perra en celo posiblemente porque era nueva, cuando entraron al cuarto, de unos minutos mi amiga me llamó como habíamos quedado, yo entré y mi amiga se fue a su respectivo cuarto, Dina estaba un poco nerviosa pero la tranquilicé, ha hice poner con la ropa que se exhibiría, pero me dio tanta arrechura que la cogí sin sacar su indumentaria de puta, la di por la chucha y por el culo sin condón y la llené los dos agujeros en dos venidas fenomenales, ella también gozó, luego que terminamos me tendió la mano:
– Son 50 soles amigo, servicio completo.
Yo me reí y dije.
– Yo estoy haciendo el control de calidad, deberías pagarme una comisión.
Yo esperé hasta que se lavara y se alistara con todos sus implementos, los condones, el lubricante, papel higiénico, y le di las últimas recomendaciones y la dije que regresen juntas con Liliana, así se llamaba mi amiga, al salir noté que en la puerta se habían aglomerado como 10 patas y ni siquiera esperaron que salga hacia el pasillo, uno se metió sin siquiera preguntar y el resto de la mancha se fue disolviendo, yo sabía que volverían al cabo de unos minutos para hacer la cola. Al pasar frente al cuarto de mi amiga ví que ella estaba parada en la puerta de su cuarto, entré y charlamos un rato, me preguntó cómo había dejado a mi amiguita y la dije que había un montón de patas en su puerta, me dijo que eso pasa siempre con las primerizas.
– Te la van a maltratar esta noche- me dijo
Mientras hacíamos el amor tranquilamente le conté un poco la historia de Dina, ella se prometió a ayudarla y que me lo dejaría cerca del departamento.
Esa noche regresó casi a las 11 de la noche, pasó primero por mi habitación antes de entrar a su cuarto, estaba cansada y adolorida, me dijo que habían pasado exactamente 12 patas además de mí, estaba segura porque se agotó la docena de condones, a pesar de usar bastante lubricante su chucha estaba bastante irritada, y también su culito porque 5 vergas pasaron también por allí, me dijo que no pensaba ir al día siguiente.
– Como perros me esperaban en la puerta y no me han dejado ni respirar
– ¿Pero has ganado suficiente no?
Contamos el dinero y había 430 soles, como la ganancia de una semana, con lo cual se iluminó su cara.
– No importa que me cambien de cuarto, pero mañana no voy.
– Bueno, es tu decisión, si quieres puedes descansar, yo no soy tu caficho para obligarte o disculparte, ahora tu sabes lo que haces con tu cuerpo.
Efectivamente, al día siguiente llamó a nuestra amiga para decirle que estaba un poco mal y no iba ese día, yo por mi parte fui normalmente a trabajar, al medio día regresé a la casa trayendo unas cremas que me recomendó mi amiga, yo le expliqué el problema y ella también había tenido la misma experiencia al principio, cuando llegué la chica aún no había regresado del colegio, por lo cual la llevé a mi cuarto y aproveché para revisarla minuciosamente, me percaté que ambos agujeros estaban irritados y le apliqué la crema en la chocha y en el culo, así quedó descansando toda la tarde, cuando regresé en la noche estaba más animada para proseguir su trabajo al día siguiente.
Al día siguiente me retrasé un poco hasta que ella vuelva del nido, la muchacha salía más temprano, cuando regresó la revisé nuevamente más por morbo que por otra cosa, aproveché para vaciar mi leche en su garganta, era la primera vez que lo hacía por lo que casi se atraganta y casi vomita.
En la noche regresó casi a la misma hora y me contó que fue como la primera noche, siguieron haciendo cola, aunque por ser martes no había mucha gente, también atendió a 12 de los cuales le dieron 3 por el culo, me dijo que dos eran los que había atendido la primera vez, a uno le preguntó si iba todos los días y él respondió que ella le había gustado y había regresado la noche anterior, pero al no hallarla regresó nuevamente.
– Es normal que algunos patas lleguen a enamorarse de ti, pero involucrarte con algún cliente será fatal para tu trabajo, también muchos querrán encontrarse contigo en la calle, no debes aceptar porque se puede complicar tu situación.
– Bueno, ahora también estoy cansada, pero ya no como ayer, mañana voy normal.
Las cosas siguieron su marcha y se volvieron una rutina, iba de lunes a viernes de 3:30 a 10:30 pm, si hizo amiga de otras dos o tres chicas con quienes compartían trucos y recomendaciones, sus ingresos por noche no bajada de 300 soles, algunas veces, cuando le daban por el culo eran más altos todavía, seguía teniendo jale porque cuando yo iba de vez en cuando nunca la encontraba parada en su puerta, me contó que muchos de sus clientes era habituales y regresaban frecuentemente, al parecer el trato que tenía con los hombres era excelente.
Mientras tanto, cuando yo regresaba en las noches, me confinaba en mi cuarto o me ponía a ver la tele con las chicas en la sala luego de la comida, yo tenía comida casera por las noches porque Dina la dejaba preparada para los tres, así a eso de las 8 de la noche siempre nos juntábamos para comer. Anais, era el nombre de la muchachita, era una chiquilla simpática, tenía un rostro bonito, era trigueña y muy chiquita para su edad, aunque ya tenía las tetitas y las pompis un poco desarrolladas, al principio tímida pero poco a poco agarró confianza conmigo y me pedía que la ayudara con sus tareas, en ciertos momentos era pícara y me hacía preguntas con doble sentido y yo le seguía la corriente.
Como ya estaba en la adolescencia yo le preguntaba si ya tenía enamorado y me respondía con evasivas, a veces se ponía unos shorcitos que me excitaban y me empalaba el miembro.
En una de esas oportunidades me vino con una tarea de biología, mientras iba a buscar su lápiz estaba hojeando cuando mis ojos se posaron en una página donde había dibujado una vagina y un pene en una forma lamentable, hice como que hubiera visto, luego de resolver la tarea abrí la página en cuestión y mirando me puse a reír.
– ¿Qué es esto Anais? – le dije riéndome. Su primera reacción fue quitarme el cuaderno, pero la esquivé y le dije.
– ¡Pero que de malo tiene!, están bien los dibujos, pero se puede mejorar.
Sonriendo se quedó quieta, abrí la página y miré el dibujo del pene, parecía un trozo de palo de escoba.
– ¿Nunca has visto un pene?
– Nooo- dijo disimulando y mirando para otro lado.
Luego miré el dibujo de la vagina, estaba más o menos, los labios casi perfectos pero había dibujado unos horrible pelos en todo el alrededor.
– ¿Dónde has visto una vagina así?, ¿te has mirado por si acaso?
Ella seguía disimulando y jugando con el lápiz como que no quería prestar atención.
– Mira Anais, si quieres te muestro un pene de verdad, para que veas cómo es en la realidad.
– Si sé cómo es, sólo que no sabía cómo dibujarlo.
– Ah bandida, ¿y dónde has visto un pene de verdad?
– Por ahí- ahora se notaba un brillo de picardía en sus ojos
Desde esa vez ya nos poníamos a retozar, yo trataba de hacerla cosquillas y trataba de tocar sus senos, incluso logré meter mi mano por dentro de su blusa de uniforme y toqué sus senos desnudos porque no llevaba brasier, así también trataba de cogerla de la entrepierna, a veces lograba hacerlo, ella me provocaba, pero no lograba avanzar más, hasta que una de las noches que hablábamos cuando ya dormía la niña me preguntó.
– Oye, que es para ti la señora Dina, ¿no es tu esposa no?
– No, tenemos una amistad desde hace tiempo.
– Ya lo sospechaba porque Yosi no es tu hija, pero a veces ¿se mete a tu cuarto no?
– Que bandida eres, ¿paras espiándonos?
– No, sólo por casualidad vi a la señora saliendo de tu cuarto y era como las 12 de la noche.
– Es que a veces nos ponemos a conversar hasta altas horas de la noche, cuando llega de su trabajo.
– ¿Solo se ponen a conversar?, no lo creo.
– A veces hacemos también cositas.
– ¿Y en que trabaja la Sra. Dina?, ¿regresa tarde de su trabajo no?
Nos interrumpió la niña que se había levantado y quería agua, pero también ya era tarde por lo que dije.
– Mañana seguimos hablando, ya va a llegar la señora y tengo que irme a dormir.
Esta conversación me había puesto como toro, así cuando llegó Dina la esperaba en la sala y dije que venga a mi cuarto luego de comer.
Ya en la habitación le pregunté.
– Y ¿cómo te fue ahora?, hace tiempo que no conversamos, ni me atiendes a mí.
– Más o menos, ahora no hubo mucha gente, sólo atendí a 6.
– Ah, entonces tienes energía todavía para mí- Diciendo esto la empecé a besar y a desnudarla, ella se calentó de inmediato y reaccionó a las caricias, lamí su vulva y metí mi dedo en su ano que a las claras había recibido la visita de una o más vergas, la penetré tanto por la chucha y por el culo hasta venirme llenando sus intestinos, luego seguimos conversando.
– ¿Está bien con la muchacha?, yo no tengo mucho tiempo para saber cómo se comporta- dijo
– Si bien, a veces le ayudo a hacer sus tareas, la chibola ya se está poniendo buena.
– Oye, ¿no estarás pensando comértela no?
– Y si me lo como ¿qué?
– Bueno, puedes comerte, pero si ella lo consiente, ya tiene 13 años y a esa edad yo ya quería tener relaciones.
– Ves, a esa edad las chibolas ya están calientes.
– Pero la verdad, ¿ya te la comiste quizás?
– No, ni siquiera pensaba, pero la veo un poco inquieta y con esos shorcitos que se pone a veces hace levantar a mi amigo.
– Jajajaja, sólo ten cuidado, no la vayas a malograr.
Al día siguiente, forcé un poco para seguir hablando con Anais.
– ¿Me decías sobre la señora?, anoche no terminamos de hablar.
– Ah, yo te pregunté en qué trabaja la señora.
– ¿Para qué quieres saber?, cualquier trabajo es digno ¿no?
– Sólo es curiosidad, porque si trabaja en las noches es algo raro para una mujer.
– ¿Porque?, hay muchos trabajos en la noche, en los restaurantes, en los juegos, en algunas tiendas.
– Una señora me quiso llevar a trabajar en un bar, mi tía no quiso porque decía que en los bares sólo trabajan las putas.
– ¿Y tú sabes que son las putas?
– Bueno, las mujeres que paran en las cantinas y se acuestan con los hombres por plata.
– Sabes mucho para tu edad, ¿y qué pasa si la señora fuera una de esas?
– No creo, porque la señora no llega borracha, pero gana bastante plata.
– ¿Quieres saber la verdad?, ¿verdad verdadera?
– Bueno, por algo trabajo para ella y tengo que saber lo que hace
– La verdad es que tu patrona es una puta
– ¿Queeeee….?, no te puedo creer.
– Si, la verdad, ella no trabaja en una cantina, ella trabaja en un prostíbulo
– ¿Y que es un prostíbulo?
– Es un local bien grande con cientos de cuartos, en cada cuarto una mujer atiende sexualmente a los hombres
– ¿Verdad?, me estás mintiendo.
– ¿Por qué te mentería?, es la verdad, pero no vayas a decir nada a la señora, ni a nadie, es un secreto, ¿estamos de acuerdo?
– Ya, pero me da cosas, pero voy a hacer como que no sé nada.
– ¿Tu sabes mucho de sexo no?, cómo has aprendido
– En el colegio nos enseñan, ya estoy en la secundaria, desde primaria nos enseñan sobre el cuerpo humano.
– Y tú ¿ya has tenido alguna experiencia?, ¿ya has tenido relaciones?
– No te lo voy a decir, no y no y no- decía en tono de broma.
– Ya pues cuéntame, con quien, donde, cómo…..- empecé a hacerle cosquillas, primeros en las axilas, ella se reía tratando de esquivar lo que aproveché para agarrar sus senos con ambas manos y seguidamente con una mano la cogí de la entrepierna tratando de levantarla y voltearla en el sillón, ella estaba con un short ajustado por lo que sólo pude tocarla y frotarla por encima de la ropa, ella empezó a darme golpes con la mano tratando de rechazarme así que la dejé y me alejé, ella me miraba a los ojos con un brillo desconocido en los ojos, y medio en serio y medio en broma dijo.
– Ahora voy a contarle a la señora.
– ¿Que le vas a contar?
– Lo que me has manoseado
– ¿Serías capaz de contarle?
– Mentira, seguro que en vez de hacerme caso me hecha a mí de la casa.
– Ahhhh, entonces no tienes porqué contarle, porque yo no te hice nada, sólo estábamos jugando.
Como ya era tarde nos fuimos a nuestro cuarto cada uno.
Para mi sorpresa, cuando llegué a la casa al otro día Anais se había puesto una faldita, antes nunca la había visto usar falda, y se me quedó mirando como esperando mi comentario, pero no había reparado inicialmente en ese detalle. Luego de cambiarme salí a la sala donde la chica estaba dando de comer a la niña, comimos sin muchos comentarios salvo las ocurrencias de Yosi, puesto que la falda negra le llegaba a las rodillas en varias ocasiones Anais abrió las piernas adrede mostrándome su calzoncito color rosa, «esta niña ya quiere guerra» me dije y esperé ansioso que la niña se duerma, antes que ocurra esto, Anais y Yosi se pusieron a retozar, en una de esas Anais me lanza uno de los cojines y yo me acerco a donde están ellas, mientras cubro con el cojín a la niña aprovecho para manosearla llegando incluso a tocar su vagina por encima del calzón, luego nos quedamos tranquilos para que la niña se duerma, mientras tanto yo me fui al baño para lavar a mi amigo que estaba parado desde que la vi con falda.
Demoró en dormirse la niña más que en otras oportunidades, así cuando Anais regresó del cuarto de Dina luego de acostar a la niña, no perdí el tiempo y diciendo.
– ¿Estás con ganas de jugar no chiquita?- Me lancé hacia ella haciéndole cosquillas, ella trataba de defenderse y huir, pero yo era más fuerte y hábil por lo tanto no fue difícil inmovilizarla contra el sillón, agarré sus manos y con las rodillas abrí sus piernas subiéndose su faldita, mi verga quedó a la altura de su chuchita cubierta por el calzón rosa, me las arreglé para tener inmovilizada sus manos con una sola mano y con la otra saqué mi verga totalmente erecta y con líquidos pre seminales, lo dirigía a su entrepierna, mi boca buscaba su boca pero preferí lamer su cuello al costado de las orejas y eso provocó que abriera las piernas para facilitar mi acción, aparté el elástico de su calzón y dirigí mi pene a la entrada de su vagina que estaba muy mojada y no fue difícil deslizar en su interior a pesar de su tamaño, ella dio un gemido al sentir la penetración, mi boca encontró su boca que me recibió como una flor, metí mi lengua jugando en su cavidad bucal
mientras mi pene hacía su trabajo en su chuchita estrecha, evidentemente ya no era virgen pero estaba muy estrecha, calmado ya un poco el desesperado comienzo, la cargué así penetrada a mi cuarto, pues no pesaba mucho, la tendí en el filo de la cama y levantando sus piernas pude apreciar su vulva húmeda, hinchada y muy dilatada ensartada por mi verga, tenía algunos vellos alrededor de su monte de venus, apartando más el calzón seguí penetrándola rítmicamente, mis manos subieron el polo rojo y pude apreciar sus pechitos como limones grandes con los pezones dilatados, la bandida no se había puesto brasier, acerqué mi boca y lamí con fruición aquellos deliciosos limones alternativamente, mientras mis embestidas fueron aumentando de ritmo, al sentir que no podía aguantar me retuve en mis movimientos sin sacar el pene, luego saqué lentamente observando cómo salía del agujero que se cerraba lentamente, aproveché para sacarla toda su ropa, observé con delicia su pequeño cuerpo.
– Que linda chuchita tienes- la dije, ella sólo sonrió
Acerqué mi cara a su cueva, primero pasé la lengua por los alrededores de su vulva, luego por su rajita de abajo hacia arriba, poco a poco abarqué hasta su clítoris, ella se retorcía y gemía agarrando sus pezones, cuando me dediqué más a su clítoris eyaculó y se desvaneció, yo tomé sus jugos, aunque no eran abundantes. Cuando se recuperó le pregunté acercando mi pene a su boca.
– ¿Has chupado alguna vez?
Ella respondió moviendo la cabeza y sonriendo.
– No
– ¿Quieres hacerlo? – Indudablemente quería, pero me daba morbo preguntarle
– Ya- dijo y se acercó, tomó mi pene y lo miró detenidamente el capullo, luego pasó la lengua con suavidad, me miró sonriendo y luego metió a su boca todo el capullo, sentí su boca caliente y deliciosa como su vagina, la dirigí para que vaya avanzando mientras la hacía penetraciones más profundas, hasta que tuvo casi la mitad dentro de su boca, al principio rosaba con su lengua y tuve que indicarle que abriera más la boca, así estuvimos como unos cinco minutos y nuevamente sentí que me venía, por tanto paré, la puse nuevamente en el filo y la penetré por la vagina un buen momento, luego la puse en posición de perrito y la penetré hasta el fondo, hasta hundir completamente mi barreta en su pequeña cueva, ella empezó a dar gritos más fuertes, tuve que tapar su boca para que no escuchen los vecinos, luego de unas cuantas embestidas exploté justo después de sacarlo y los chisguetes fueron a manchar su espalda y hasta su pelo, ella se desplomó y caí encima.
Al cabo de un momento estábamos recuperados ambos, ella me miraba en forma risueña y dijo.
– Ahora ya soy tu esposa.
Me dieron ganas de reír, pero sólo atiné a darle un beso en su boquita de caramelo y respondí.
– Si, ahora soy tu macho.
Quedamos todavía conversando un momento, lo que aproveché para preguntarle.
– ¿No es tu primera vez no?, dime con quien lo has hecho antes.
– Nooo te voy a decir, ni muerta
– ¿Así?, y ¿por qué?, ¿es un pecado inconfesable?
– No, la verdad fue con un primo, el año pasado, yo tenía 12 años, me llevó a un rio en Ayacucho.
– ¿Y cuantas veces lo habías hecho?
– Sólo dos veces, cuando me vine a Lima ya dejamos de vernos.
Ya era tarde, por lo que dejamos la conversación para otra oportunidad y nos dispusimos a dormir cada uno en su habitación.
Me quedé dormido y no me fijé la hora que regresó Dina, por la mañana salí temprano y tampoco la vi, ya por la tarde al regresar a la casa encontré a Anais con la misma faldita de la noche anterior, a cada momento me daba cuenta de sus miradas pícaras y libidinosas, nos pusimos a realizar las tareas habituales pero en un momento en que estuvimos solos en la cocina, mientras la niña estaba frente al televisor, metí mi mano por debajo de su falda para acariciarla y me di con la sorpresa que estaba sin calzón, con su chucha lampiña al aire, se rió al notar mi sorpresa, al pasar mi dedo por su almeja noté que estaba mojada, la arrinconé en una esquina desde donde podía ver la cabeza de la niña sentada en el sillón de espaldas a nosotros y embobada con los dibujitos animados, saqué como sea mi verga que ya estaba al palo y tal como estaba froté en su almeja para lubricar y la fui penetrando con dificultad, tanto por la posición como por lo estrecha de su almejita, ella gemía pero el volumen de la tele estaba alto y sólo pude aguantar pocos minutos, saqué mi verga y me vine derramando la lechada en sus muslos y pierna, arreglé como pude mi ropa y ella se fue corriendo al baño a asearse.
Luego de comer nos pusimos a ver la tele, yo me senté frente a ella que estaba al lado de Yosi, cuando encontraba su mirada yo le hacía señas para que separe sus piernas, ella disimuladamente fue acomodándose y separando las piernas de tal forma que quedó a mi vista su hermosa rajita, en un momento notaba que los labios estaban brillantes porque empezó a segregar fluidos por la excitación, se la veía inquieta y con signos visibles de querer mandar a dormir a la niña, yo me fui a mi habitación y antes de la hora de costumbre llevó a la niña a su cuarto, en un momento vino y saltó a mi cuello rodeando mi cintura con sus piernas.
– ¿Ya se durmió? – le pregunté
– No se duerme- dijo con fastidio
– Anda y dile que ya te vas a dormir- Se fue y de un momento regresó y saltó nuevamente a mi cuello.
Por seguridad la llevé a su cuarto que estaba junto al baño, la puse echada encima de la cama, levanté sus piernas doblando sus rodillas y quedó a mi vista esa almejita semi-abierta y con escasos vellos en su pubis, con un líquido brillante que asomaba por sus labios vaginales, planté mis labios y apliqué en toda su extensión, tratando de penetrar mi lengua en su agujerito recién estrenado, por ratos llegaba a su clítoris, con lo cual gemía como una loquita, así la estuve trabajando hasta hacerla venir con una convulsión que la dejó espatarrada. Cuando se recuperó yo ya la tenía la verga cerca de su boca, como ya tenía un poco de experiencia me empezó a lamer y chupar, con algunas indicaciones mejoró su técnica, pero lo metía muy profundo por lo que daba arcadas fuertes y signos de vomitar, por lo que la paré y le dije que vaya al cuarto de la niña para ver si ya estaba dormida, regresó contenta confirmando que ya se había dormido.
La puse nuevamente en la cama boca arriba con la cabeza casi colgando del borde de la cama, yo parado en el piso metí mi verga nuevamente en su boca, mientras abría sus piernas y empecé a lamer su almeja en esa posición, en un momento me separé, tomé su cabeza con mis manos y la penetré hasta la garganta, ella se atragantó y casi vomita, saliendo mucha saliva de su boca y lágrimas de sus ojos, pero me mostró una sonrisa libidinosa en los labios, la hice parar en la cama y le saqué toda su ropa, al mismo tiempo mis ropas fueron a parar al piso, así parada sobre la cama todavía lamí su rajita de abajo hacia arriba varias veces, luego sus hermosos chichis que estaban como dos limones grandes con el pezón duro, luego hice que se me colgara del cuello quedando su almejita a la altura de mi pene, poco a poco la fui penetrando en esa posición presionado sus glúteos hacia mi verga hasta el tope, luego de algunas embestidas la puse al borde de la cama con las piernas levantadas, doblando las rodillas casi a la altura de sus hombros y la fui penetrando profundamente hasta encontrar el tope, ella gritaba de placer y se vino una vez más, descansé un rato sin sacarlo de su cueva, luego la seguí pistoneando, ahora estiré sus piernas hasta estar colgados al borde de la cama, en esa posición la penetración provocaba más rose y mucho mayor placer, como ya me vine anteriormente podía aguantar más tiempo, luego la puse echada boca abajo encima de la cama, me puse encima de ella con mis rodillas a ambos lados de su cuerpo, levanté ligeramente su culito hasta la altura de mi verga y la fui penetrando desde atrás, luego que mi verga estuvo bien enterrado en su almeja la aplasté hasta el nivel de la cama y seguí dándole duro, luego la fui levantando hasta quedar en rodillas, hice que baje la cabeza al nivel de la cama y seguí pistoneando profundamente, una y otra vez mis ojos iban como imán a su pequeño asterisco que estaba mojado con nuestros jugos, probé a jugar con un dedo en su entrada, ella no hizo nada para evitar, mientras bombeaba por su vagina fui presionando su pequeño orto hasta que cedió a la punta de mi dedo índice, lubriqué con más jugos todo mi dedo y puse bastante saliva en la entrada de su culito y presioné con más fuerza hasta que entró la mitad del dedo, no pude aguantar más y no pude evitar vaciarme en su vagina con un estertor a la vez que me daba cuenta que también ella se desmadejaba con un profundo gemido, quedamos pegados, yo encima de ella, estuvimos así por un rato hasta recuperar la respiración, luego la fui sacando y me acosté a su lado, ella dijo:
– Estoy muerta- Y se quedó con los ojos en el techo y con la boca semi-abierta el cual me quedé mirando embelesado.
– ¿Te gustó pequeña? – La pregunté
– Si me gustó mucho, casi me matas de gusto
– ¿Quieres que sigamos haciendo?
– Si, pero quiero descansar un poco
– Yo te decía otros días, ahora yo también estoy agotado
– Pero yo quiero ahora, uno más ¿ya?
– Que golosa eres chiquita, pero te voy a dar el gusto, pero con una condición.
– ¿Que condición?
– Como no me diste tu virginidad por aquí (le dije tocándole su chuchita), quiero tu virginidad de tu potito.
Me miró con unos ojos grandes, y respondió.
– ¿Pero esto me va a entrar?, ¿si me duele mucho?, cuando los has metido tu dedo me dolió un poquito.
– No te voy a hacer doler bebé, si te duele mucho lo dejamos ¿ya?
– No sé, me va a doler
Luego de pensar un rato
– Ya, pero despacito, sino voy a gritar
– Ya, trato hecho, lo haré con mucha delicadeza.
La llevé cargando a mi habitación, luego llevé vino y tomados dos copas, luego de hablar de trivialidades noté los efectos del vino porque por su propia voluntad puso su mano sobre mi verga que estaba semi erecta, con mi mano hice que me masturbe y nuevamente se puso duro.
– Mira como se ha puesto nuevamente- dije.
Mientras mi mano también pasaba por su rajita que seguía encharcada con los jugos y el semen que salía de su vagina, al pasar por su clítoris se sobresaltó.
– Estoy muy sensible por allí- dijo un poco fastidiada
Entonces pasé a sus pequeñas tetas, luego de masajearla y chuparla a mi gusto ella se puso a gemir y retorcerse, regresé nuevamente a su raja que empezó nuevamente a segregar sus líquidos de la excitación, dirigí el flujo de líquidos a su culito con mi dedo índice, en cada acercamiento trataba de hundir cada vez más adentro, con la otra mano masajeaba su tetita y con la boca su otra tetita, metí el pulgar en su vagina y casi todo el dedo índice en su culito, seguí un movimiento de penetración en sus dos agujeritos, cada vez sentía que aflojaba más y más el esfínter, hundí mi lengua en su boca y jugando con su lengua hundía también mi dedo pulgar en su culito que entró sin dificultad, luego intenté meter dos dedos pero se hacía difícil, llegó a entrar pero poco, pensé que era el momento.
– ¿Estas lista bebé? – le pregunté mirando a sus ojos.
Ella sólo asintió moviendo la cabeza en forma afirmativa. La coloqué en posición de perrito con el culito empinado para facilitar la penetración, me puse de rodillas detrás de ella, la visión era fantástica, su culito rosado, chiquito y apetitoso y más abajo su rajita que se veía sólo una línea vertical, introduje nuevamente mi dedo índice en su chuchita y el pulgar en el culito, metía y sacaba una y otra vez hasta relajarla completamente, luego probé con dos dedo y pude meterlo hasta los nudillos, luego introduje mi pene en su vagina para lubricarlo bien mientras seguía mi dedo en su culito, podía sentir el roce de mi pene y mi dedo a través de su piel que separa ambos agujeros, luego ensalivé bastante la entrada de su culito y puse el capullo de mi pene en su entrada, froté ligeramente una y otra vez notando que se dilataba un poquito, seguí insistiendo hasta abrir ligeramente e introducir una parte de la cabecita, luego tomé mi pene con mis manos presionando la entrada y le dije a ella.
– Ahora trata de meterte tu sola
Con la otra mano la jalaba y soltaba, luego ella entendió y sola se adelantaba y presionaba hacía atrás tratando de meterse el capullo, pero a veces lo hacía muy fuerte y el capullo escapaba de su agujero, por lo que tenía que guiarla para que lo hiciera suevamente y fue ganando terreno, luego yo fui metiendo y sacando imperceptiblemente hasta que noté que todo el capullo estaba dentro de su culito, luego presione un poco más fuertemente pero ella dijo ¡ay! y escapó nuevamente el capullo, eché más saliva y seguí con el mete y saca, por ratos lo movía muy rápidamente como un vibrador y cuando consideré que estaba lista, agarré de sus glúteos con ambas manos y presioné hasta que se introdujo toda la cabeza, ella gritó.
– ¡Ayyy!, sácalo, sácalo por favor- lo decía con ganas de llorar, pero la cabeza había entrado y quedó como enganchado porque ella apretó el esfínter, nos quedamos un rato así y ella empezó a llorar, yo no podía sacarlo para no hacerla más daño, pasé mis dedos por su rajita que estaba chorreando, pasaba a lo largo, metía mis dedos adentro y luego pasaba a su vagina.
– Relájate mi amor, ya entró la cabeza- la decía en sus oídos suavecito, luego recordé un truco que siempre me había funcionado en esas situaciones, pasé mi lengua por detrás de sus orejas, sentí que se relajaba y disminuyó la presión de su esfínter en mi pene, mientras con mis dedos masajeaba su clítoris la fui hundiendo de tramo en tramo hasta que quedó suficientemente enterrado en ese culito apretado, permanecí un momento en esa posición, ella se había calmado y trataba de mover su culito.
– Muévete mi amor tu solita, poco a poco, despacito
Ella siguió moviéndose de atrás adelante y viceversa, poco a poco más fuertemente y sentí que aflojó suficientemente su esfínter para sacar y meter una y otra vez sin mucha dificultad.
– ¿Sigue doliendo mi amor?
– Sólo un poco, ya no siento mucho
Se fue relajando hasta que pude sacarlo y meterlo sin mucha dificultad hasta el fondo, la seguí pistoneando ya sin mucha consideración, ella también empezó a gritar y tuve que hacerle morder la sábana, hasta que me vine con un estertor llenando de semen sus intestinos, cuando sentí que mi pene se ponía flácido lo saqué suavemente mientras miraba cómo su agujero se cerraba rápidamente dejando salir un chorro de líquido blanquecino que fue a parar a las sábanas, ella se quedó en esa posición hasta que tomé el papel higiénico para limpiar el esperma que seguía saliendo de su culito y bajaba por sus piernas, aún después seguía en esa posición, luego se irguió tocándose su traserito mientras decía.
– Mes has roto mi potito, me has hecho llorar, ya no te quiero
– Discúlpame chiquita, sólo porque tu querías, en las próximas ya no te va a doler, vas a ver
Nos dimos un baño los dos y con muchos cariñitos como dos novios nos fuimos a dormir.
Yo esperé a Dina esa noche, llegó un poco tarde, hablamos un poco de cosas corrientes, luego.
– Estas regresando muy tarde Dina, se ve que tienes mucho trabajo.
– Sí, estoy muy cansada, siempre hay gente esperando y a cada uno tengo que atender con mucha paciencia.
Sólo para ver cómo reaccionaba la acaricié la zorra por encima del pantalón.
– Ya te olvidaste de mí, a este paso tengo que ir al Troca para que me atiendas.
– Estoy cansada ahora ¿mañana ya?
– Entonces no vayas mañana, es sábado y Anais se va donde su tía y podemos pasar la noche.
– Mañana es sábado y van a ir mis clientes preferidos, ¿el domingo ya?
– Pero el domingo regresa Anais
– ¿Tanto miedo a Anais?, además ¿recuerda que no soy tu mujer no?
– ¿Con que esas tenemos?
– Debes conseguirte una novia pronto
– Si, pronto tendré que encontrar una novia
– Entonces el domingo no voy a trabajar para atenderte, servicio VIP
Entre risas nos fuimos a dormir.
El sábado yo trabajaba hasta el mediodía, así por la tarde yo me encargaba de acompañar a la niña puesto que Anais salía al mediodía a visitar a sus familias, yo no le encontré ya cuando llegué del trabajo y Dina ya se estaba arreglando para irse a su trabajo puesto que los sábados abrían el local más temprano.
El domingo no vino Anais, Dina le había dado permiso hasta el lunes, y tampoco Dina no fue a trabajar, por la tarde salimos a pasear como una familia y al regresar cansados Yosi se quedó dormida temprano, por lo tanto, teníamos tiempo para hablar y retozar.
Luego de hacer dormir a su niña, yo la esperé en mi habitación donde se presentó vestido con la ropa de puta que se paraba en el prostíbulo, con una faldita jean azul y una blusita negra, cuando toqué su entrepierna estaba sin calzón, así parada le subí su falda y de rodillas le lamí la almeja hasta que se excitó y empezó a gemir, me paré y le dije al oído:
– ¿Así gimes con tus clientes putita?
– Siiii, soy tu putita, para ti solita, hazme lo que quieras
Hicimos de todos, en todas las poses que había aprendido, por el culito también, cuando la tenía echada de espaldas en el borde de la cama, empalada por el culito, miraba su rajita que semanas antes, cuando hicimos la primera vez, era chiquita y bonita, se había ensanchado un poco, también su culito se notaba bastante trajinada, pero no le dije nada.
Luego de la faena nos pusimos a conversar, primero le pregunté sobre su trabajo que iba de maravilla y estaba ahorrando suficientemente, luego pasamos a hablar de cosas más calientes.
– Te tengo que contar algo de Anais
– No me digas que ya te la comiste
– Si, ya cayó, sabes que está con las hormonas alborotadas
– Con razón la veía más alegre y con las piernas medio abiertas, ¿la rompiste el pito seguro no?
– Oye, y donde aprendes palabras como esas
– En mi trabajo se escucha de todo, además los clientes te dicen de todo y quieren que digas también.
– La chiquita ya estaba rota, me dijo que la rompieron a los doce añitos
– Ah que pena, por ti
– ¿Notaste que no podía sentarse también?
– No me digas que le rompiste el culito
– Eso sí, con todas las consonantes, debías haber notado como caminaba
– Que canalla eres, le habrás hecho ver estrellas a la pobre, con lo grande que lo tienes
– Ya tiene el cuerpo para aguantar y a esa edad está que sus hormonas hierven de ganas
– Bueno, que puedo decir, tienes el derecho y la libertad para tener una enamorada, una amante, una novia, yo no soy ni tu esposa ni tu novia para tener celos, además yo me acuesto con quince hombres cada noche, pero nunca dejarás de ser mi amigo ¿no?
– Claro que si chiquita, tú eres mi amiga preferida, eres mi amiga complaciente, eres mi putita privada, y siempre lo serás.
Me dio un beso en la boca y se fue a su habitación, sentí un poco de pena porque se fue un poco triste, aunque nunca le di la esperanza de tener una relación sería, sino de amigos.
Anais se volvió mi putita privada, era insaciable y lo hacíamos casi todas las noches, de vez en cuando, sobre todo los sábados o domingos lo hacíamos con Dina, a ella le gustaba que le cuente todos los detalles que hacíamos con Anais, una noche luego de la faena Anais me pregunta.
– ¿Y sigues haciendo con la Sra. Dina?
– Claro mi amor, sólo de vez en cuando, yo no me contento contigo- Lo decía en son de broma
– Yo te puedo dejar contento, si quieres podemos hacer por las noches y por las mañanas
– ¿Por las mañanas?, sabes que Dina está por las mañanas
– Pero puedo venir a tu cuarto a las 4 de la mañana sin que se dé cuente la señora Dina
Yo me reí y me quedé riendo, sólo atiné a decir
– Si lo hacemos por la mañana me podría dormir en el trabajo y me botan, y ¿de qué podría vivir?
– No importa, yo puedo trabajar como la Sra. Dina y tú ya no trabajarías.
– Pero tú eres chiquita mi amor, no podrían recibirte en esos trabajos, además quiero que seas mi novia, nos casaremos algún día, ¿tu quisieras?
– Siiii, yo quiero ser tu novia
– ¿Pero no te molestas si de vez en cuando lo hago con la Sra. Dina?
Luego de pensar un rato dijo:
– Ya, no importa, si tú me amas siempre
– Si mi amor, con Dina es sólo sexo, yo no podría contentarme sólo contigo, pero no debes sentir celos de ella ni de nadie.
– Bueno, no importa
Seguíamos la rutina, a veces se venía tempranito a mi cuarto en puntillas y teníamos nuestro mañanero, Dina se quedaba a dormir hasta tarde, por lo que no se enteraba, supuestamente.
Otro día, un domingo por la mañana, luego de la faena con Dina, me dijo:
– Oye, la mocosa de Anais me cuadró, dijo que ya eres su novia
– ¿Así?, pero ella sabe que lo hacemos contigo de vez en cuando
– Si, me dijo que me daba libertad para que lo hagamos cuando deseaba
– jajajaja, bueno, entonces no hay problema, la verdad es que me estoy enamorando de la chiquita
– ¿Y sabes que más le dije?
– ¿Siii?
– Le dije que le puedo enseñar muchas cosas para que te tenga contento
– ¿Y qué dijo?
– Que le gustaría que le enseñe lo que saben las prostitutas, yo me asusté y le pregunté lo que sabía de mí y me dijo pícaramente que sabía que yo era prostituta, que tú le habías dicho, eres un marrano.
– Discúlpame, discúlpame, es que también me hacía muchas preguntas, al parecer sospechaba en qué trabajas
– Bueno pues, ahora todos sabemos todo entre nosotros, ahora tienes dos mujeres en casa
Dejamos, así las cosas, ya no teníamos muchos reparos, muchas noches nos quedamos a dormir con Anais en mi cuarto. Un sábado por la noche, luego de hacerla dormir a Yosi, nos alistamos para tener una faena con Anais, ella estaba semi desnuda, solamente con calzón y en algún momento me dice.
– Oye papi, la Sra. Dina me está enseñando varias cositas, pero todo es sólo con palabras, ¿estarías de acuerdo que me enseñe en la práctica?
– ¿Cómo en la práctica?
– En la práctica pues, contigo
– ¿Cómo conmigo?
Un ligero sonido de la puerta al abrirse me hizo voltear, lo que vi en la puerta me dejó sin aliento, en la puerta estaba parada Dina solamente con calzón y sostén, de los que se pone normalmente, es decir del tipo mochitas grandes que no había dejado de usar, luego me enteraría que se habían puesto de acuerdo con Anais, en vez de ir a su trabajo fue a hacer algunas compras y entró sigilosamente a su habitación mientras yo estaba en el baño, cuando Anais fue a hacer dormir a la niña, Dina ya estaba en su cuarto, sin que sepa yo.
Mi primera reacción fue cubrirme y decir alguna justificación, pero la cosa estaba clara, Dina se acercó dónde estábamos y se sentó en el borde de la cama, yo estaba sin habla, mirando el discurrir de los acontecimientos. Anais me hizo echar de espaldas en la cama, yo estaba todavía con el bóxer puesto, Anais lo bajó y me lo sacó, debido a la impresión mi amigo estaba semi-erecto, había bajado de lo que ya estaba al palo, cubrió con su mano mi palo y empezó a pasar a lo largo, luego mirando a Dina.
– Ahora enséñame tus trucos con los hombres
Dina sin decir una palabra tomó mi pene y empezó a dar pequeños lengüetazos en el capullo, luego con su lengua lo pasaba desde la punta hasta la base y viceversa, luego lo pasó a Anais para que haga lo mismo, luego la quitó de ella y pasó a lamer por detrás de mis huevos, luego se lo metía alternativamente los testículo mientras me pajeaba con la mano, dejaba el sitio a Anais para que haga lo mismo, luego pasó a lamer mis tetillas y diferentes partes del cuerpo a tal punto que casi me vengo, detuve las operaciones de ellas y las coloqué de espaldas una al lado de la otra con las piernas levantadas y las rodillas flexionadas y fui hundiendo mis labios en ambas almejas, a la distancia se notaba la diferencia de las dos chuchitas, la de Anais una pequeña hendidura y sin muchos vellos en el monte de venus y la de Dina una raja más larga con labios más abultados y con los vellos afeitados, también se notaba que el agujero del ano eran diferentes, la de Dina era más oscura y más ensanchada, mientras de Anais era más pequeña a pesar de haber recibido ya varias veces mi verga, pasé mi lengua en ambos agujeros tratando de penetrarlas, ambas se volvían locas con estas operaciones, luego fui metiendo mi dedo en ambos culitos tratando de dilatarlas, luego las puse a ambas en posición de perrito y fui hundiendo mi verga alternando en ambos agujeros, ellas estaban en el cielo, gemían ostensiblemente y Anais empezó a dar pequeños gritos, luego las puse boca arriba en el borde de la cama con las rodillas flexionadas en sus pechos, después de darles por la chucha pasé a penetrar sus culitos, primero a Dina que entró sin ninguna dificultad, luego la de Anais que todavía mostraba cierta resistencia pero con un poco de trabajo de los dedos se la fui metiendo hasta el fondo, luego continué con Dina en la misma posición pero la indiqué a Anais para que se incorpore, ella se quedó alelada cómo la penetraba el culito de Dina, con una picardía dijo
– ¿Así se abre también mi potito?
– Si nena, así abre mi verga a tu culito
Al sacar la verga miramos los dos cómo se quedaba abierto por largo rato el culito de Dina.
Luego la puse a Anais en posición de perrito y fue Dina quien observaba cómo iba enterrando mi verga en su pequeño culito, mirábamos cómo la sacaba casi totalmente y la enterraba hasta el fondo provocando los gritos de Anais que amortiguaba mordiendo la almohada, en algún momento, sin disminuir el ritmo, saqué completamente mi verga y hundí nuevamente hasta el fondo, cada vez lo sacaba más afuera y volvía a hundirlo, de esta forma el agujero negro se quedaba abierta y no se cerraba hasta que lo hundía nuevamente, cuando miré a Dina ella también me miró riendo, luego lo saqué completamente y miramos los dos cómo se cerraba lentamente al no sentir que entraba nuevamente, luego lo metí nuevamente y sólo aguanté algunas embestidas y me vine en el culo de Anais, pero no en el fondo sino casi en la entrada, al sacarlo abundante semen salió del agujero semi-abierto y empezó a chorrear por su trasero y sus muslos, así hundí todavía mi verga tratando de enterrar el semen en lo profundo de sus culito.
Los tres nos quedamos tirados en la cama, después de recuperarnos un poco nos pusimos a conversar.
– Es el regalo más grande que he tenido, sin que sea mi cumpleaños- Dije
– Fue idea de Anais- dijo Dina
Anais me miraba esperando mi reacción
– Son mis dos mujeres, las adoro.
Luego de esto nuestra vida se volvió rutinaria, con Anais teníamos vida de pareja, pero cuando salíamos a pasear, al Centro Comercial, etc. éramos como una familia, yo el esposo, Dina la esposa, Anais y Yosi nuestras hijas, pero en el fondo Yo y Anais éramos enamorados, ocasionalmente repetíamos el trio, con Dina teníamos sexo de vez en cuando, a veces me iba al prostíbulo para cogerla fresquita, lo cual tenía otro sabor para mí, hasta que Dina se enamoró, tuvo pareja solvente, dejó el trabajo de puta y nos separamos, para entonces Anais ya tenía 17 años y había terminado la secundaria.
Ahora han pasado 13 años desde que Dina empezó a trabajar como puta, Yosi es una señorita, a base de amenazas y advertencias no toqué a Yosi aun cuando hubiese querido, Dina tuvo un niño con su pareja, con Anais nos casamos al terminar su carrera de bióloga y tenemos una hermosa niña de un año y medio, a veces me veo con Dina para tener un encuentro clandestino en algún hotel sin que se entere su pareja, a veces también nos juntamos los tres en nuestro departamento para gozar y rememorar nuestra historia.
Fin
Tremendamente excitante.
Mojadita.