LA ILUSIÓN DE MI VIDA.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por VIAGRAMAN.
Cierro mis ojos y sueño con una fantasía, pienso en una ilusión, la de mi vida. Sigo en la ducha, acariciándome y pierdo la noción del tiempo. Tengo ganas de estar con alguien y pienso la mujer que me ha cautivado en estos días, ya que siento que no es egoísta, y dice que me quiere y que me ama. Me he reservado para ella, me guardo para ella, no estamos cerca, pero cada día, cada noche pienso en ella, me desvelo todas las noches. La deseo, pero sus contemplaciones, hacen que lo nuestro en la intimidad sea un sueño e ilusión imposibles.
A medida que aumenta mi excitación, mantengo cerrados mis ojos, mientras el agua tibia de la regadera invade mi cuerpo. Mi mente me hace imaginarme su boca, sus labios, mi lengua sobre su cuello. Siento en mis manos que estoy teniendo una erección vital, brutal. No quiero abrir mis ojos para no desilusionarme.
Miro hacia sus pechos. Mi boca se dirige hacia ellos, mordisqueo sus pezones, los succiono, y los masajeo con mis manos.
En mi cerebro escucho sus gemidos de placer. Eso me excita más, recorro su cuerpo con mis dedos y saboreo su cuerpo y su sudor.
Jugueteo con su clítoris…ella esta mojada…mis dedos resbalan entre su vagina, y siento que desea ser penetrada, pero prefiere esperar. Me está disfrutando.
Siento su respiración, ella toma mi mano y dirige la estimulación a su clítoris. Está muy excitada, lujuriosa, sensible, mojada, palpitante.
Siento que toma mi pene en sus manos y se acomoda para besarme la punta. Lame lentamente y prepara mi verga para el momento deseado.
Siento que la penetro suavemente. El agua de la ducha es cada vez más embriagante, la fantasía está llegando a su fin, la excitación es fuerte, mis manos empiezan a moverse cada vez más rápido, cierro mis ojos, me agarro con fuerza, gimo de placer y siento que me vengo dentro de ella y veo su cara de placer ya que ambos tenemos un orgasmo al mismo tiempo.
AHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHA
Caigo al piso de la regadera. Sigo soñando. Siento que cierro la llave de la ducha. Ni siquiera me seco. Preparo una copa de vino Merlot, salgo en toalla a la terraza, hay luna llena y sigo pensando en ella.
Pongo música de fondo, enciendo unas velas, pero suena el timbre, llaman a la puerta, abro y veo que es ella, la de mis sueños, la que me escribe diariamente, la que me habla de vez en cuando, ella, aparece como una Flor en primavera.
Lleva, una blusa roja ajustada, puedo ver sus pechos… redondos, sabrosos, sus hombros descubiertos tostados por el sol…y ardientes por el deseo de tenerme, de sentirme.
La invito a pasar. Le ofrezco una copa de vino. La música está sonando y la invito a bailar y empiezo con el juego de la seducción. La siento en el sofá. Preparo unos bocadillos, una copa más. Me acerco a ella para brindar y comparto de boca a boca un racimo de uvas.
La miro a los ojos y acerco mi cara hacia su mejilla, mientras le voy susurrando dulces palabras.
‘Cariño, desde hace tiempo que te he esperado. Has tardado mucho. Pero ya estas aquí. La noche es eterna, hagámosla nuestra’.
Ella corresponde con besos muy dulces.
Me dice: ‘hazme tuya. Para eso estoy aquí. Para sentirme atrapada en tus brazos y sin tener ganas de escapar de ti’.
Ella toma mis manos y hace que le acaricie sus pechos. Mientras me besa en la boca. Con mis manos le quito el sostén.
Nos vamos desprendiendo de todo lo ceñido a nuestros cuerpos. Seguimos ese rito al ritmo de la música y al sabor del licor que ha inundado nuestro cerebro.
Estamos los dos desnudos y ella se pega a mí, para hacerme sentir sus pechos. Estamos ardiendo de deseo.
Nuestras bocas no dejan de unirse, de saborearnos, vamos besándonos, como teniendo prisa por amarnos, pero queremos disfrutar ese momento que queremos hacerlo eterno.
Entramos en un ritmo tierno, dulce. Bajo hasta su cintura. Mi deseo aumenta. Noto que esta húmeda.
Continúo recorriendo con mi boca su cuerpo. Oigo su gemido la estoy volviendo loca. Ella se arrodilla y busca mi pene y con su lengua lo lame. Lo saborea dulcemente mientras acaricia totalmente mi intimidad.
“Estas tremendamente sabroso…cielo que rico sabor”, me dice.
Se la mete en la boca suavemente, mientras mis dedos alcanzan tu parte de atrás, me humedezco los dedos y mientras ella me saborea, despacito, le penetro su trasero con mis dedos
“Amor estas tremendo…”, me dice.
El ritmo se acelera otra vez, gemimos, necesitamos fundirnos. La agarro de las caderas. Deja de succionarme y se endereza para tirarnos al sofá. Ella logra tomar control de la situación y me pide que me ponga encima de ella, para demostrarle mi poder. Lo hago.
Sus glúteos se cierran y se abren mientras voy introduciendo mi intimidad.
Se abre más para dejarme entrar con suavidad, me aprieta. Sus jugos dejan que mi pene se introduzca por entero.
Nos miramos los dos. Esas miradas de placer. Esos gemidos que nos matan y que nos hacen enloquecer…
Ella lanza un grito fuerte al llegar a su orgasmo, algo que no se puede evitar. Yo la penetro con fuerzas que no sé de dónde han salido, hasta que ambos explotamos a la misma vez.
AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAH
Estamos los dos exhaustos…sudorosos, envueltos en nuestros brazos…respirando casi sin aliento, notando nuestros corazones palpitando…con fuerza…y nos dormimos…arropados por la luna y las estrellas.
Al despertar nos miramos. Nos vamos a la ducha. Los dos pensamos lo mismo. Bajo el agua ella toma mi verga y la empieza a mamar, succionar. Y después de un buen rato ella recibe chorros de mi leche en su boca.
Cerramos la regadera, y ella me lleva hasta la cama. Secamos nuestros cuerpos. Sin poder creerlo, ella logra que mi verga se ponga erecta de nuevo y me pide que le lubrique su trasero.
Lo hago con mi lengua y mi saliva. Ella gime de placer y se pone en posición 69 para humedecer mi herramienta venosa y lechosa.
Se coloca en cuatro. Toma mi pene y se lo acomoda. Yo simplemente ayudo y empujo lentamente. Pulgada por pulgada. Hasta que entra hasta el fondo.
Ella aprieta sus nalgas y empieza a moverse sintiendo mi miembro dentro de ella. Yo empujo y saco, empujo y saco. Hasta que ella me dice:
‘Dale papá. Dame tu leche papacito….La quiero toda’.
Me pide más, más, más, más y los dos nuevamente reventamos.
AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHAHAH
Nos incorporamos y con ella limpia mi pene y empieza a succionar las gotas de semen que quedaron dentro. Y así nos quedamos dormidos.
El agua de la ducha me despierta de mi sueño. Miro a mi alrededor, mi intimidad, parada, pero no erecta en su totalidad, me frustro al verla y poco a poco vuelve a su flacidez.
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