La Isla de los Niños
Dos naufragos llegan a una isla..
Esta historia está basada en hecho real, el cual fue y sigue siendo un misterio. Salió publicado en la prensa de la época y produjo un gran impacto. La historia es ficción, pero basada en los relatos de los náufragos.
Vacaciones
Mi papá había programado unas vacaciones en Hawai.
Después de un largo vuelo aterrizamos y de ahí al hotel a descansar.
Al día siguiente contrato un tours en catamarán por las islas cercanas.
Nosotros éramos 4, mi Padre de uno 38 años, mi madre de 35, mi hermana de 9 y yo de 12 años.
Habíamos recorrido una isla hermosa de playas blancas. Almorzamos en ese lugar y después fuimos a una segunda isla, igual de hermosa que la anterior. Por la tarde volvimos al hotel a ducharnos y descansar.
Nosotros ocupabamos dos habitaciones contiguas. La de mis padres con cama matrimonial y la nuestra con dos camas. La habitación tenía un ventanal con vista al mar, un escritorio, un televisor, un baño y un clóset.
Nos duchamos con mi hermana, no era la primera vez que nos veíamos desnudos ni la primera vez que nos duchabamos juntos, no había nada extraordinario en eso, todo lo contrario. Nos pusimos pijama y nos acostamos a ver televisión sobre las camas.
Sentí que tocaban a la puerta, al abrirla entró mi mamá.
– Ya se ducharon? Que bien, no saquen nada de aquí, nosotros vamos a ir a comprar – dijo saliendo de la habitación. De la cual yo solamente tenía la llave.
Poco más de una hora sentí tocar la puerta otra vez. Mi mamá venía con unas bolsas de papel. Sacó bebidas, sándwich y papás fritas.
Nos sentamos cada uno en su cama a » cenar «. Después botamos todo al papelero del escritorio, apagamos todas las luces y nos sentamos en la alfombra frente al ventanal a ver las luces de la ciudad. Después prendimos la televisión y nos pusimos a verla juntos, en la misma cama. A mi hermana le gustaba dormir conmigo de chica. Desperté con el ruido de la televisión que había quedado encendida, me levanté, la apagué, fui al baño y volví a la cama a acostarme al lado de mi hermana abrazandola por la espalda. Ella me sintió y acomodó su trasero contra mi.
Despertamos y nos fuimos a duchar, nos vestimos con camisa y shorts, teníamos otro tours a otras islas más lejanas. Tocan a la puerta, era la mamá.
– Que bueno que están listos, vamos a tomar desayuno – dijo ella, no le preocupaba que nos hubiéramos duchado juntos, en la casa también nos duchabamos juntos. Claro que a mis 12 años e incluso de antes yo tenía erecciónes que mi hermana había visto y tocado. Pero mi mamá nos había dicho que el tocarnos era un pecado mortal, que se llamaba incesto y que estaba prohibido por ley.
En todo caso la relación con mi hermana era la normal, no tenía ninguna connotación sexual. Que ella estuviera acostada en el sofá con las rodillas dobladas y se le vieran los calzones, no era de preocuparse, ella normalmente andaba en calzones como yo en slip y mi papá también.
El desayuno estaba incluido, por lo que había que comer lo máximo posible. Todo era rico, comimos hasta que nos dió hipo.
– Salimos de hotel y nos dirigimos al embarcadero, subimos al catamarán y partimos mar adentro. El día estaba lindo y el mar en calma. Habíamos navegado poco más de una hora, cuando vimos una línea negra en el horizonte, le pregunte a papá, sólo frunció las cejas. Los encargados del catamarán discutían entre ellos.
La línea negra fue creciendo rápidamente y u viento caliente nos envolvió, la tormenta arreció contra nosotros y nos arrastró con fuerza, tanto así que crujía por todos lados y en un momento pensé que nos íbamos a levantar en el aire. Chocamos contra unos arrecifes y el catamarán se desarmó. Por suerte andábamos con flotadores, abracé a mi hermana y esperamos a que todo se calmara. Nade hasta unas tablas, una especie de balsa que flotaba y subí a mi hermana arriba, por suerte el agua no era fría. Me subí también a la balsa, la abracé y quedamos flotando a la deriva. Había agua en 360°. Me saqué la camisa y la puse sobre nuestras cabezas porque el sol estaba muy fuerte. Mi hermana se puso a llorar y la abracé, aunque también tenía ganas, no podía hacerlo.
Llegó la noche y el amsnecer, el mar estaba calmo, no había viento pero sentía que nos movíamos. No tenía certeza ya que no tenía ningún punto de referencia.
– Qué vamos a hacer – preguntó.
– Tenemos que esperar que nos rescaten, nos deben estar buscando –
– Tengo sed – dijo.
– Si, yo también pero tenemos que esperar –
Hubo una puesta de sol maravillosa, hasta que el sol se hundió en el agua. Después la noche y el silencio.
Un nuevo amanecer y nada en el horizonte.
– Tengo sed – dijo ella. Yo tenía seca la boca y la garganta, igual que ella. Metió una mano al agua y se la llevó a la boca.
– No! – le dije sujetando su mano.
– Porqué? Tengo la boca seca – apenas podía hablar.
– Mira, me voy a sacar el pene, tu lo vas a poer en tu boca y te voy a echar un poco de orina –
– Bueno – bablbuceó. No iba a ser la primera vez, ya ante me lo había chupado. Saqué mi pene flácido y ella lo metió en su boca y comenzó a chupar, solté un poco de orina, ella chupaba con tanta avidez que tuve una erección y se cortó la orina, pero ella siguió succionando.
– Espera, más rato te doy más, ahora es sólo para que remojes tus labios y tu boca –
– Bueno – dijo tocándose sus partidos labios.
– Ahora me toca a mí – dije, ella me quedó mirando. La había visto, la había tocado, hasta la había rozado con mi glande, pero nunca le había dado ni un beso en su cosita. Sin decir nada se sacó los shorts y los calzones, se echó para atrás, dobló las rodillas y abrió las piernas.
– Cuando comience a chupar vas a soltar un poco de orina, sólo un poco – le dije con mi boca a centímetros de su vulva,
Era la primera vez que se la chupaba, me habían dado ganas antes, pero nunca lo hice para no excitarla demasiado.
Ahora se ña chupaba y lamia, fue soltando gota a gota, las que absovia por sed y deseo. Con mis manos en sus nalgas la levantaba para no perder ni una gota, chupaba y chupaba, ella gemia y se retorcía.
Dejé de chupar porque me di cuenta que no estaba bien. La abracé y la besé en la boca, creo nunca le había dado un beso con tanto cariño. Ella me respondió el beso y nos seguimos besando y remojando nuestros labios partidos. Ella tomó mi erección y se la pasó por su vulva.
Nos quedamos mirando, éramos el uno para el otro.
– Nos vamos a morir? –
– No, nos van a rescatar, tengo por seguro – dije pensando en la muy escasas posibilidades. Ya habían pasado muchos días. Seguramente deben pensar que estamos muertos.
Regulando la orina nos alcanzó para dos días.
– No tengo más orina – le dije y ella seguía chupando mi erección. Bueno, le voy a dar mi leche, pensé y la dejé seguir, hasta empujaba mi miembro en su boca. De pronto comencé eyacular y ella a succionar con avidez. Se tomó hasta la última gota. Luego me besó y metió su lengua con mi leche y la compartimos.
– No me la tragué toda, te dejé un poco – dijo sonriendo, poco después dormía en mis brazos. Nunca había amado tanto a mi hermana como ése momento.
En la noche con la puesta de sol volvió a tomarse mi leche.
– Me hace sentirme bien y me gusta – me dijo antes de dormir.
Pasábamos la mayor parte del tiempo, ahorrando energías. Llegó el momento en que ya no me salía leche, estaba deshidratado y sin comer.
– No tienes más –
– No, no me queda nada – le dije.
– No importa, te amo – dijo dándome un beso en la boca.
– Yo también te amo, hermanita, y te amaré siempre – era una despedida pero dándole ánimo.
Excelente relato, muy caliente. Me esta encantando la historia, por favor continua.
muy buen inicio, espero la continuación
Continúa la historia por favor