La Isla de los Niños
Rescatados por otros niños. .
Una sombra me tapó el sol, abrí un ojo y vi un pie, lo cerré pensando que era un sueño.
– Están vivos –
– Tómenlo de las mano y de los pies –
Abrí los ojos, no era un sueño, y no era uno, eran 4 chicos, no 5, si 5 chicos completamente desnudos, veía su flacidez colgando. Di vuelta la cabeza y vi a mi hermana a mi lado semi desnuda de espaldas con su chaleco salvavidas inconsciente. Apoyé mi mejilla en la arena y cerré los ojos. Estaba boca abajo, sólo tenía puesto mi chaleco salvavidas, mi camisa, con la que nos tapabamos la cara se fue con la balsa, junto con los shorts, mis slips y sus calzones. Sentí que me tomaban de las muñecas y de los tobillos y me levantaban. Veía la arena blanca pasar bajo mi cuerpo, adelante llevaban a mi hermana boca arriba con las piernas abiertas y su vulva al aire. Cerré los ojos, estamos a salvo, pensé, no lloré porque no tenía lágrimas.
– Pónganlos aquí – escuché decir a una chica. Habíamos pasado atraves de un bosque hasta este claro.
– Denlo vuelta –
Sentí como unas manos me desataban el chaleco salvavidas.
– A ella sáquenle la blusa también y que alguien traiga agua –
– Abre la boca – dijo ella. No podía despegar mis labios resquebrajado. Las gotas de agua que caían sobre mis labios, resbalaba por mi mejilla. Con los dedos abrió mis labios y las gotas cayeron sobre mis dientes.
– Traga, traga – me decía. El agua lleno mi boca pero mi garganta seca y pegada no dejaba pasar ni una gota.
– Cómo está ella? – preguntó. Yo también quería saber.
– Está mejor, está tragando – le respondieron, eso fue un alivio y una alegría para mí. De pronto una gotas se me fueron por la tráquea y me hicieron toser.
– Toma despacio y descansa – dijo. Como no iba a descansar, mi hermana estaba viva y tomando agua.
– Ya, basta con éso, ahora llévenlos a la laguna para que se hidraten –
De nuevo me levantaron y caminaron conmigo. La chica venía detrás, era bonita, de unos 14 o 15 años, completamente desnuda. Llegamos a la laguna y nos acostaron en la orilla, el agua apenas cubría nuestros cuerpos.
– Tome agua con moderación, pero lo principal es que sus cuerpos se hidraten – dijo parar a mi lado. Desde mi posición podía ver su vulva atravez de su vello púbico. Mi hermana no tenía y mi mamá se depilaba, era la primera vez que veía una vulva con vello púbico.
– En rato más vuelvo – dijo y se fue.
Miré a mi hermana y le tomé la mano, ella me sonrió. Con la otra mano me eché agua en la cara, mi piel reseca parecía un cuero, me eché más agua y tragé un poco. Me senté y la miré, me dió pena su blanca y delicada piel había desaparecido, hasta los labios de su vagina no estaban, sólo había una línea en su piel.
– Ven, vamos más adentro – le dije tomando su mano y sentándola en la arena. La ayudé a pararse, caminamos hasta que el agua nos llegó a las rodillas, entonces nos sentamos de nuevo, con el agua hasta el cuello. Nos abrazamos dentro del agua, ella pasó sus piernas por sobre las mías cruzandolas en mi espalda y yo doblé mis rodillas, quedando así pegados pecho con pecho.
– Te amo – le dije al oído.
– Yo también te amo – dijo en mi oído apretándose más a mí, fundiendo su cuerpo con mi cuerpo. Seguramente nos veíamos como dos esqueletos abrazados. No se cuanto rato estuvimos así, su pelvis contra la mía y su vulva contra mi flácido miembro. Los latidos de su corazón latian al compás del mío.
– Vamos más adentro –
Nos levantamos y caminamos hasta que el agua nos llegó al cuello. Recién me di cuenta de la cantidad de niños y niñas jugando en el agua, algunos nadaban como peces. Habían niños de todas las edades, desde los tres años hasta 15 años. Todos desnudos. Le tiré agua en la cara a mi hermana, ella me tiró a mí, nos reímos y nos sumergimos, chapoteamos felices.
– Vengan – dijo la chica metida hasta la cintura llamándonos. Salimos detrás de ella, también tenía un lindo trasero. Un apretón de mano de mi hermana me hizo levantar la vista.
– Siéntense – todo lo que decía eran órdenes.
– Tómense el jugo y comance lo demás – nos había pasado la mitad de un coco a cada uno. Era la primera comida sólida que llegaba a mi cuerpo.
Después de que terminamos de comer nos dijo que nos acostáramos sobre el pasto boca a bajo. Comenzó a echarme echarme una crema fresca y agradable con sus manos suaves en mi espalda, las nalgas y las piernas. Hizo lo mismo con mi hermana, la crema era de color verde oscuro. Mi hermana parecía caimán y se lo dije riendo, ella dijo que yo era un cocodrilo.
– Da la vuelta – fue la orden. Me puse de espaldas, ella arrodillada comenzó por mi cara, luego el cuello y el pecho, parecía un masaje, siguió por mi estómago y mi pelvis. Llegó a mi miembro y suavemente comenzó a masajearlo y mis testiculos también, mi erección no se dejó esperar, ella me miró y sonrió, tomó mi pene y deliberadamente me masturbó, luego me soltó y me echó crema en las piernas hasta los píes. Se dió vuelta hacia mi hermana, le dijo q que se pusiera de espaldas y le echó crema de la misma forma que a mí. Ahora veía sus pechos colgar y su trasero levantado mientras ella agachada le echaba crema a Sharon.
– Quédense así, no se muevan hasta que la crema se seque – dijo ella de rodillas y sentada en sus talones.
– A propósito de ésto – dijo tomando mi pene y dándole apretones hasta que estuvo duro.
– Pueden tener sexo con quién quieran sin restricción de sexo ni edad. Siempre y cuando el otro acepte, tampoco se le puede hacer daño al otro de ninguna manera. Si quieres tener sexo con una niña o niño de 5 años, tienes que tener cuidado de no hacerle daño. El castigo por daño y/o violación es muy fuerte – dijo mirándome a los ojos.
– Y tú, puedes tener sexo con cualquier hombre o mujer sin importar la edad, siempre y cuando tu aceptes. Por ser nueva en nuestra comunidad, todos los hombres va a querer hacerlo contigo de ti depende. Aquí no hay parejas, son todos contra todos, sólo si tu quieres – le dijo a mi hermana. Se paró y se fue, habíamos visto a niños y niñas teniendo sexo a la orilla de la laguna y nadie decía nada.
– Te fijaste que habían niños teniendo sexo en la laguna? – le pregunté a mi hermana.
– Si y no quise mirar, ahora entiendo porqué habían otros niños al lado y ninguno prestaba atención –
– Y nosotros? – le pregunté sonriendo.
– Bueno, tu sí – dijo riendo también. Después de todo lo que habíamos pasado, qué más daba que tuviéramos sexo entre nosotros.
– Ya, ahora levántese y siganme – la seguimos hasta la laguna, la crema se había vuelto una costra en nuesta piel, caminamos por la orilla hasta casi la playa, en ése lugar la laguna vertía sus agua al mar. Camino hacia adentro, en esa parte la laguna era baja, la parte más honda me llegaba a medio muslo.
– Esta zona es para lavarse, no en la laguna así – dijo tomando agua con la mano y se lavó su vulva, luego se puso de rodillas y lavó sus brazos y sus pechos. Pasó su mano entre sus piernas y lavó su trasero.
– Ustedes se van a sentar y van a dejar que el agua se lleve la crema, no se pasen las manos, dejen que el agua haga lo suyo –
Nos sentamos y poco a poco lo verde se humectó y comenzó a desprenderse y a irse con el agua. El color de nuestra piel comenzó a aparecer nuevamente. Me sumergía de espaldas y salía a respirar, mi hermana hacia lo mismo. Finalmente nos paramos y nos miramos, nuestra piel había vuelto a tener su color y su tersura.
– Que suave está tu piel – le dije a mi hermana rozando su cuerpo con mis dedos.
– La tuya también – pasando la yema de sus dedos por mi pecho, por mi estómago y mi pelvis.
– Te gusto que ella te hiciera esto? – dijo tomando mi miembro y masturbandome. No supe que decir.
– Es sólo mío, esta claro? –
– Si, soy sólo tuyo y tú sólo mia – y nos besamos como nunca lo habíamos hecho.
Interesante historia.