La Isla de los Niños 9
De vuelta a la » civilización » y final..
– Niños, no pueden dormir juntos – dijo mi madre a la semana de estar en la casa.
Habíamos vuelto a nuestras habitaciones, cada uno con sus cosas y su ropa, la que habíamos dejado no nos servía y dormíamos desnudos y juntos.
Obviamente haciamos el amor como siempre, sin preocuparnos si nuestros padres nos escuchaban o no.
– Porqué? – preguntó mi hermana.
– Porque los hermanos no pueden tener sexo y ustedes son hermanos – dijo mi padre seriamente.
Ya habíamos tenido el problema de la ropa.
– Niños, no pueden andar desnudos – había dicho mi madre. Mi hermana se había levantado al baño y se había encontrado con nuestro padre y lo abrazó con mucho amor. Talvez éso o que anduvieramos desnudos por la casa, molestó a mi madre. De manera que fueron al otro día a conorarnos ropa. Zapatos y calcetines fuera, calzones y calzoncillos fuera, sólo falda y shorts se aceptaron, además de las poleras.
– Lo siento mamá, pero no estamos acostumbrados a usar ropa, ni a usar calzones. De manera que voy a usar la falda y la polera –
– Pero en la isla siempre dormimos juntos, llevamos más de 10 años durmiendo juntos – dije.
‘ Si, además tuve muchos hijos de mi hermano – dijo mi hermana.
En realidad de los 5 o 6 primeros eran míos, los demás no estoy seguro, ya que mi hermana comenzó a tener sexo con todos.
– Pero ahora no están en la isla – dijo la mamá.
Entonces comenzamos a tener sexo a escondidas, cuando ellos no estaban y a no hacer ruido por las noches.
– Hija, no puedo tener sexo contigo – le había dicho mi padre.
– Porqué? En la isla los padres tenían sexo con las hijas, mi hermano tenía sexo con nuestras hijas de chicas, porqué tú no puedes hacerlo conmigo? – reclamó mi hermana.
– Porque no estás en la isla, aquí no puedes tener sexo con tu padre – había dicho mi madre molesta.
– Aveces deseo habernos quedado en la isla con nuestros hijos – dijo ella un día pensando en voz alta.
De vuelta al colegio.
Como no podíamos volver al colegio diurno, entramos a estudiar a un colegio nocturno, junto con trabajadores sin estudios como nosotros.
Nos hicieron una evaluación y decidieron que mi hermana entrara a segundo y yo a tercero.
Yo estaba en sexto grado y mi hermana en tercero cuando nos perdimos.
Yo no quise dejar a mi hermana sola y decidí entrar al mismo curso de mi hermana. En ese momento ella tenía 14 años y yo 16.
Fue todo un lío lo de la edad, porque según los registros yo tenía 28 y mi hermana 25pero físicamente no era así.
Todos los exámenes médicos decían que éramos unos adolescentes menores de edad.
Al final mi papá se dió por vencido. Como el se levantaba temprano, iba a la pieza y nos veía coger, yo lo veía parado en la puerta cuando mi hermana estaba encima cogiendo conmigo. Aveces por las noches, se levantaba al baño y nos encontraba cogiendo.
– Ven, mira, están cogiendo – me dijo una noche mi hermana. Me levanté y fui a la pieza de ellos. Efectivamente estaban cogiendo, dos adultos, nunca habíamos visto dos adultos cogiendo.
Mi hermana tomó mi miembro y me comenzó a masturbar.
– Te gusta lo que vez? – le pregunté al oído.
– Sí – me respondió apretando mi miembro.
– Te gustaría ese miembro gordo en tu vagina? –
– Si, pero no es porque sea gordo, es porque es de mi papá. Me acuerdo de chica haberlo visto y habérselo tocado – dijo poniendo mi miembro entre sus nalgas. La tomé de las caderas mientras ella se inclinaba y la penetré profundamente. Ella no dejaba de mirar.
– Vamos a la cama – me dijo al oído dándose vuelta.
– Te gustaría coger con papá? – le pregunté en la cama mientras la penetraba.
– Si, seria rico – y se puso en campaña de coger con el papá. Si mi mamá me pidiera coger conmigo lo haría, pero yo no se lo pediría.
Ese año hicimos dos años en uno, nos costó adoptar la rutina de estudiar.
Mi hermana tomaba anticonceptivos y usaba calzones sólo para ir a clases. Estudiábamos juntos, comíamos juntos,dormíamos juntos y cogiamos con el consentimiento de ellos.
Como no comíamos el bulbo de la juventud, mi hermana pasó de tener 14 años a 16 y yo de 16 a 19.
Ahora éramos una pareja con mi hermana, aceptada por ellos. Por fin entendieron que no podíamos ser personas » normales » como los demás. Ellos se fueron acostumbrando a nosotros, se acostumbraron a vernos coger. Aveces mi hermana se bañaba con mi padre. La primera vez mi mamá se enojó.
– Pero qué tiene de malo, mamá? No va a pasar nada, ella ama a mi papá y él la ama a ella – le dije.
– Yo te amo a ti y tu me amas a mí, pero no por eso me voy a duchar contigo – dijo.
– Y porqué no? A mi me gustaría ducharme contigo – dije.
Se me quedó mirando y sin decir nada se dió la vuelta y se fue al dormitorio. La seguí, ella se sentó en la cama y me senté al lado de ella, la abracé por los hombros y ella puso su cabeza en mi hombro.
– Ustedes han puesto mi vida patas para arriba –
– Si, lo sabemos, si supiéramos dónde está la isla, no iríamos mañana y los dejaríamos descansar –
– No se trata de eso, a ustedes les cuesta adaptarse a nosotros y a nosotros a ustedes – dijo abrazándome fuerte.
– Mira, sólo duchemos juntos un día, sólo éso – dije.
– No sé, no es que no quiera, pero entiende que no corresponde –
– No vamos a tener sexo, sólo es una ducha –
La primera vez que me duché con ella fue sólo éso, ella se acordó de cómo me bañaba cuando chico, sólo que ahora yo también la enjabonaba.
– Pero hijo, no me enjabones ahí –
– Pero has tu lo mismo conmigo –
– No, no puedo –
– Pero antes lo hacías –
– Pero antes eras chico –
– Acaso me tienes miedo? –
– No –
Y su mano comenzó lentamente a enjabonar mi miembro.
– Pero no me penetres – me dijo al oído. La sentía temblar, la abracé la apreté contra mí y nos quedamos así bajo la ducha. Ella me abrazaba por el cuello con la cara en mi pecho y yo por la cintura con mi erección contra su pelvis. Sabía que si ponía mi miembro entre sus piernas no me iba a rechazar, pero no era eso lo que yo quería, no por ahora.
En dos años terminamos la básica. También nuestra edad avanzaba igual. Mi hermana cumplió 21 y yo 24.
Cuando mi padre se duchaba con mi padre, yo lo haci con mi madre. El sexo dejó de ser tabú y pasó a ser una expresión más de nuestro amor como familia.
Aveces cogiamos los cuatro en la misma cama. Todos felices.
Mi hermana no siguió estudiando porque quedó embarazada, no se si de mi padre o de mí. Ella dijo que quería tener un hijo y mi madre estuvo de acuerdo.
Ahora nuestra casa era nuestra isla y nuestros hijos eran de todos.
Aveces pensamos en nuestros hijos y en La Isla de los Niños.
Fin
Excelente Final!! fue muy placentero leerlo, todo un 10 de 10, ignoro se deseas continuar con la historia desarrollando un poco más el arco de los que han quedado varados en la isla.
P.D… desarrolla un poco más lo sexual con los niñ@s de 7, entre las mismas mujeres y algo Lluvia dorada.