La nadadora
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cada clase ambos se llevaban mejor, el instructor tenía además de todo una personalidad única por lo que Carla no aguantó más y comenzó a insinuarsele cada vez que hacía un ejercicio, decía que no podía o no tenía la postura correcta para que el profesor tocará su cuerpo, pero todos aquellos roces lo único que lograron fue encender más el deseo de Carla.
Un día, Carla decidida a todo, se llevó una faldita del tipo que usan las tenistas pero no llevaba ropa interior, le dijo al entrenador que creía que no hacía bien el ejercicio que si podía colocarse detrás de ella para acomodar su postura, el instructor sin pensarlo lo hizo pues también se sentía atraído por ella.
Al estar detrás de ella la tomó de la cintura para que Carla bajará poco a poco e hiciera la sentadilla correctamente y no pudo evitar darse cuenta que Carla no tenía ropa interior por lo que entendió perfectamente aquella invitación.
Colocó sus manos en sus piernas y las fue levantando lentamente hasta llegar a la entrada de su vagina que a esas alturas ya se encontraba tan húmeda como para ser penetrada por aquel hombre, ambos ya respiraban con agitación, se acercó lentamente a su oreja y cuello y comenzó a besar cada centímetro de su cuerpo.
Sin pensarlo sus manos siguieron el camino que estaba más que despejado, empezó a masturbarla mientras se excitaba por la humedad que sentía en la mano, con la otra aprovechaba para apretar el vientre y los pezones que estaban erectos.
De un sólo movimiento, volteó a Carla y cuando la tuvo frente a el no dudo en besarla, un beso sumamente apasionado, con ambas manos tomo sus pompas y comenzó a estrujarlas, ahora con desesperación y deseo, su boca fue bajando hasta encontrarse con esos pezones que empezó a lamer y morder, con las manos apretaba ahora los pechos y seguía lamiendo; Carla comenzaba a gemir, estaba disfrutando minuto a minuto lo que le estaba sucediendo , pues sus deseos se estaban volviendo realidad, ahora anhelaba tenerlo dentro de ella, así que bajo sus manos para masturbar el miembro que estaba a punto de explotar y se encontraba aún dentro del pantalón, con una buena maniobra logró sacarlo y empezó el movimiento, de arriba a abajo.
Al sentirlo, sus labios se abrieron para acto seguido, bajar a practicarle un oral, ahora el instructor era quien gemia, ayudaba con las manos a su boca para llevar a cabo una mejor mamada, de repente lamia sus testículos o se los metía la boca, después ya estaba lamiendo el miembro completo así hasta que logró que el instructor se viniera.
Lo único que quedaba era que ella fuera penetrada, lo deseaba realmente.
El la coloco en uno de los aparatos que se utilizan para hacer brazo, le separó bien las piernas y bajo a hacerle un riquísimo oral, el más rico que ella jamás había sentido, sentía como todos los nervios y las partes de su cuerpo se estremecian, sentía como se le contraia todo y después de unos excitantes minutos sintió llegar el orgasmo, dejándole la cara empapada de fluidos a su instructor, posteriormente el se puso de pie, dispuesto a penetrarla, colocó su miembro en la entrada de la vagina de Carla, la miro a los ojos y le sonrió.
Hizo soltar un gemido a Brenda quien comenzaba a gozar por sentir esa maravillosa verga dentro de ella, ambos movían sus caderas mientras el aprovechaba las manos para tocarle los pechos, masturbarla o agarrarle las pompas, cambiaron de posición, puso a Carla en 4 y siguió penentrandola, ahora la jalaba del cabello y le besaba la oreja mientras aprovechaba la ocasión para darle de vez en cuando nalgadas, desde esa posición podía también masturbarla.
Una vez más cambiaron de posición, ahora Carla estaba arriba, era ella quien llevaba el ritmo, le pedía al instructor que le lamiera los pechos y apretujara sus pompas mientras ella movía sus caderas, lento de enfrente hacia atrás o en círculos, dándose besos apasionados, ambos sudando y felices por sentir sus cuerpos y disfrutar del momento.
Ambos llegaron al orgasmo, el instructor saco su miembro y decidió terminar de embarrar su leche en el cuerpo de Carla, terminaron dándose un beso largo en los labios hasta que escucharon que tocaron el timbre de la recepción.
Se cambiaron rapidísimo y quedaron en repetir aquella experiencia maravillosa
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