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Heterosexual, Orgias, Sexo con Madur@s

La nenita de la playa con 3 osos

Una nenitas y su padre van a una playa desierta a pasarla bien, cuando conocen a 3 osos qué la harán pasar la noche más fuerte de su vida, siendo follada toda la noche en la playa bajo la luz de la luna. .
# Orgía en la Playa solitaria

Ese sábado por la mañana llegué a una playa solitaria qué me gusta, con mis dos sillas plegables y la sombrilla que siempre cargo en el carro, pensando en un día tranquilo de sol y cerveza. No esperaba que terminaría siendo uno de los días más memorables que he tenido en mucho tiempo.

Acababa de encontrar mi lugar perfecto en la arena cuando vi a un joven como de 1.75mts, nervioso, cargando una bolsa de playa mientras una niñita de cabello lasio negro, de unos 1.19mts, y piel canela corría a su alrededor emocionada gritando «¡papá, papá, quiero meterme al agua ya!» Se veía completamente perdido, como si fuera la primera vez que pisaba una playa.

«Oye, ¿necesitas ayuda?» le grité mientras me acercaba.

El tipo, que después supe se llamaba Alonso, me miró con una mezcla de alivio y desesperación.

«Hermano, te soy sincero, no tengo ni idea de qué estoy haciendo,» me confesó mientras su hijita Paula lo tironeaba del brazo.

«Es mi primer fin de semana solo con Paula desde la separación y pensé que la playa sería buena idea, pero…»

Se veía tan agobiado que no pude evitar sonreír. «Tranquilo, todos hemos estado ahí. Mira, tengo una sombrilla extra y estas sillas, ¿por qué no se instalan aquí conmigo?»

La cara de alivio de Alonso fue inmediata.

«¿En serio? Te lo agradezco muchísimo.»

Mientras armábamos la sombrilla, un tipo fornido con una playera hawaiana se acercó. «¿Necesitan que alguien les cuide el carro?» preguntó con una sonrisa amigable. «Vi que el niño… perdón, la niña, necesita cambiarse.»

«Es que no traje carpa para cambiarse,» admitió Alonso, claramente avergonzado.

«No hay problema, mi carro está ahí mismo,» dijo el hombre extendiéndole las llaves.

«Soy Justino, y ese Jeep azul es mío. La pequeña se puede cambiar ahí adentro sin problemas, incluso yo la puedo ayudar si quieres.»

Paula aplaudió emocionada. «¡Gracias, señor barrigón!» exclamó con esa honestidad brutal que solo tienen los niños. Justino se rio a carcajadas.

«¡Paula!» la regañó Alonso, rojo como un tomate.

«Está bien, está bien,» se rio Justino. «Prefiero barrigón a viejo. –Anda nenitas te ayudo — le dijo Justino mientras se metía al Jeep azul con la niña.»

—Tendras cigarrillo ahí dentro? — pregunté antes que cerrara la puerta, —si ven, entra — respondió Justino.

Nos metimos los 3 al Jeep y vi como Justino poco a poco desvistió a la pequeña Paula. Quitándole primero su suéter rosado de Hello Kitty, Luego su short azul, y dejando ver un panty blanco con flores.

—Andale, toma los cigarros,  ¿A menos que quieras seguir viendo? 😉😏 — Me dijo Justino, dejándome totalmente picado; — A ver bajaselos — le respondí, y procedió a bajar los pequeños panties blancos.

Al bajarle los panties Paula nos dejó ver una puchita de un color rosado puro, y no tan virgen como pensábamos. Sus pequeños labios rosados estaban ya un poco salidos, y estaba ligeramente arqueada en su entrepierna.

— Hijole, a esta ya le han dado riata — exclamó Justino mientras llevaba un dedo a la boquita de Paula.

— Chupame el dedo princesa, embarralo de saliva.

Paula haciendo caso se llevó el dedo índice de Justino a la boca y lo chupó, dejándolo bien lubricado. Acto seguido Justino llevó ese dedo a la puchita de Paula. Y vimos como la niña empezó a retorcerse, intentando cerrar las piernotas, pero sin poder.

— Te gusta mi amor?, te gusta que te toque así? — preguntó Justino mientras seguía pasando su dedo por la apretada vagina de Paula.

— Si señor Barrigón, me gusta mucho! — dijo Paula, usando un tono de voz muy dulce de nenita de 6. ❤️‍🔥👶🏼

— Te pondré tu vestido de baño, pero no le digas a tu papá Ok? — si señor, no le diré nada —respondió ella; —Tu tampoco carbon —Dijo Justino mirándome fijo… —No no claro que no—respondí.

Después de que Paula se cambiara y saliera corriendo hacia el agua, otro hombre se nos acercó. Era más joven que Justino y yo, pero igual de fornido. «Oye, vi que la niña quiere meterse al agua. Yo vengo seguido acá, conozco bien dónde es seguro. ¿Les parece si juego un rato con ella mientras ustedes se relajan?»

«Soy Cristian, un residente local.. Vivo a 2km de aquí,» se presentó. «Y prometo que la cuido como si fuera mía.»

La expresión de Alonso fue de puro alivio. «Eres un ángel, hermano. Soy Alonso, y te juro que no sé ni cómo ponerle bloqueador.»

Y así fue como los cuatro nos convertimos en una extraña familia de playa por un día. Mientras Cristian jugaba con Paula en el agua, construyendo castillos de arena y enseñándole a saltar las olas, Justino, Alonso y yo nos quedamos en la orilla compartiendo una hielera de cervezas que había traído Justino.

—¿Qué estarán haciendo Cristian y Paula tanto tiempo en el agua? — preguntó Alonso, y al mirar veo como Paula salta arriba y abajo abrazada de Cristian; —Han de estar jugando a los caballitos —respondí yo, pero sabiendo totalmente que estaban haciendo.

«No puedo creer lo torpe que soy con esto de ser papá,» confesó Alonso después de su segunda cerveza. «Hermano, yo puedo desarmar un motor completo y armarlo con los ojos cerrados, trabajo como mecánico desde los 18, pero con Paula… mi ex siempre se hacía cargo de todo. Yo solo trabajaba y llegaba a darle un beso de buenas noches.»

«Hermano, nadie nace sabiendo,» le dije mientras veíamos a Paula reírse a carcajadas con Cristian. «Lo importante es que estás aquí, intentándolo.»

«Además,» agregó Justino, «mírala. Está feliz. Eso es lo único que importa.»

Las horas pasaron volando. Paula iba y venía del agua, nos traía caracolas que encontraba, y gradualmente se fue sintiendo cómoda con todos nosotros. Cuando el calor del mediodía apretó más fuerte, decidimos meternos todos al agua para refrescarnos.

«¡Vamos todos!» gritó Paula, y no pudimos negarnos.

Cuando nos quitamos las camisas para meternos al mar, Paula nos miró con esos ojos grandes y soltó una carcajada que resonó por toda la playa: «¡Ay, Dios mío! ¡Todos están súper peludos!» Se tapó la boca con las manos pero siguió riéndose. «¡Parecen osos!»

Justino se miró el pecho cubierto de vello y se rio. «Bueno, al menos no dijo que parecemos monos.»

«¡Cristian parece que tiene un suéter puesto!» siguió Paula, sin poder parar de reír.

«¡Oye, pequeña!» protestó Cristian, fingiendo ofenderse. «¡Este es mi suéter natural!»

Luego miró a su papá y su expresión cambió. «Pero papá, tú estás todo marcado como los superhéroes de la tele.» Alonso, con su cuerpo atlético producto de años de trabajo físico en el taller, se puso rojo hasta las orejas.

«Paula, no digas eso…» murmuró, pero todos nos reímos.

«¡Es verdad!» insistió la niña. «¡Papá es como Superman pero sin pelos!»

Pasamos una hora increíble en el agua, salpicándonos y jugando.

Paula pasaba de brazos en brazos de todos nosotros… Cuando llegó a los míos, sentí como me abrazó, y rodeo mi cuerpo con sus piernotas, dejando sentir su suave piel en mi velludo abdomen, la tome por sus nalguitas 🍑 y deslice mis dedos hasta su entradita… Mi sorpresa fue ver que ya estaba abiertita. Miré a los chicos, y todos me miraron de una manera cómplice, y entendí todo.

Bajo el agua, abrí mi short, y moví a un lado el vestido de baño de Paula, y apuntando a su puchita deje ir la cabeza de mi verga.

—Tendré que dejarme crecer los vellos, parece que le gusta abrazarlos a ustedes — Dijo Alonso, sin imaginarse que debajo del agua la cabeza de mi verga estaba metida en la puchita de su pequeña niña.

Paula me abrazo con más ganas, y hasta parecía aruñar mi espalda, pero por más que lo intenté, mi verga no entraba más. Después de unos 10 minutos, me soltó y pasó a los brazos de Justino, y luego volvió a Cristian… Y luego volvió a mi de nuevo.

Cuando el sol empezó a ponerse, Cristian sugirió que acampáramos en la playa.

«Tengo una carpa en el carro y todo para hacer fogata,» dijo. «¿Qué opinan?»

Paula saltó de emoción. «¡Sí, sí, sí! ¡Papá, por favor!»

Alonso nos miró a todos. «Chicos, ya han hecho demasiado por nosotros…»

«Ni hablar,» lo interrumpí. «Esto está divertido. Además, ¿cuándo fue la última vez que acampaste en la playa?»

Esa noche, sentados alrededor de la fogata, Paula estaba en su elemento. Corría de un lado a otro, jugando con palos en el fuego (bajo nuestra supervisión), contando chistes que solo ella entendía, y pidiendo que le cantáramos canciones.

«¡Otra canción!» gritaba cada vez que terminábamos una.

Alonso, que había manejado desde muy temprano para llegar a la playa, empezó a cabecear cerca de las nueve. «Perdón, chicos,» murmuró, «el viaje me dejó molido.»

«Tranquilo, hermano,» le dije. «Nosotros cuidamos a Paula un rato más.»

Se acostó en su bolsa de dormir y en cinco minutos ya estaba roncando suavemente. Paula lo miró con ternura.

«Mi papá está muy cansado,» susurró, como si no quisiera despertarlo.

Los tres seguimos con Paula hasta casi las once de la noche. Jugamos a contar estrellas, a hacer sombras chinescas con la luz del fuego, y ella nos contó historias inventadas sobre sirenas y castillos submarinos.

—Alonso esta bien dormido? — preguntó Justino, —Super rendido, al parecer — respondí yo.

Justino se levantó y se bajó su short de playa dejando ver un miembro gordo de 14cm, peludo y lleno de venas, con la cabeza roja y tronco negro. 🍆

—Vamos chicos, no se hagan los mensos, todos se lo estaban metiendo a la chaparrita — exclamó mientras nos veía.

Cristian procedió a levantarse y bajarse el short, su verga también era peluda pero más delgada con unos 15cm y cabeza de hongo. 🍄‍🟫

Luego yo, me levanté y bajando mi short y Boxers saqué mi verga de 16cm venosa, con forma de cono donde mi cabeza es más pequeña y la base de mi verga más gruesa, y apuntó de explotar con ganas de detonar a esa pequeña.

—Ven preciosa, creo que ya sabes que tienes que hacer — le dijo Justino mientras agarraba su manito y se la llevaba a su verga.

Paula abriendo su boquita 👄 se llevó la verga gorda de Justino a la boca 🍆, y se veía tan angelical intentando meterla toda pero solo le cabía la cabeza. Con su lengüita 👅 rodeaba la cabeza de Justino y lo masajeaba como todo una profesional.

—No manches que rico lo mama la zorrita! — dijo Justino mientras cerraba los ojos con cada mamada de Paula.

Cristian se metió entre los 2 y agarrando a Paula por el pelo la dirigió hacia su verga y se la metió a la boquita de ella, le entró casi la mitad y ella soltando las primeras lágrimas intentó parar a Cristian.. Pero no pudo, él siguió metiéndole la verga hasta la garganta y casi no dejándola respirar.

— Paulita, tu relajate y mamale a los compás, yo te consentiré — le dije, mientras bajé su traje de baño y abrí sus piernitas, dejando ver una puchita ya semiabierta por las metidas de verga qué le habían dado bajo el agua.

Su puchita tenía un sabor rico… No era virgen, pero tampoco le habían dado tanto, aún se sentía estrecha y aproveché y con mis manos abrí suavemente su vagina y pase mi lengua por todo el medio. 👅🌮

—Ayyyyyyyy me arde! — dijo ella en voz alta, y Justino le tapó la boca al instante.

Todos miramos hacia donde dormía Alonso, pero parece que no escuchó nada, porque seguía durmiendo profundamente.

Volví a abrir su puchita y empecé a devorarla sin piedad, mi boca y mi lengua saboreaban cada milímetro fuera y dentro de ella. Paula solo se retorcía pero aún mamando las vergas de Justino y Cristian. Después de casi 15min tomamos a Paula y la llevamos a unos 100 metros de la fogata, a una zona oscura lejos de Alonso. Desplegamos una toalla en la arena, y bajo la luz de la luna llena recostamos a la nenita, y le abrimos las piernitas con su puchita lista para recibir verga de 3 hombres grandes.

—Yo seré el primero! —dijo Cristian y posicionandose sobre Paulita dirigió su verga a la estrecha entrada de ella.

Y como un caballo ensartando a una yegua, se dejó ir con todo su peso cobre ella, Paulita intentó safarse pero el peso de Cristian no la dejó… Solo podíamos ver desde atrás una espalda velludas y ancha, y unas piernitas pequeñas y diminutas totalmente abiertas.

—Se le fue hasta los guevos compadres! 😈— exclamó Cristian, mientras aún no se safaba ni un centímetro de ella.

Yo solo escuchaba como Paulita jadeaba, e intentaba inutilmente salirse pero ya era demasiado tarde. Cristian empezó su mete y saca sin piedad y su verga peluda entraba sin compasión en esa pequeña puchita. Paulita intentaba llorar y gritar pero Cristian se lo impedía con besos apasionados qué ahogaban sus gritos.

—Oh si!!!! —gritó Cristian mientras su miembro empezaba a palpitar fuertemente dentro de Paulita, dejando litros de leche espesa y caliente dentro de aquella niña.

Cristian se levantó y dejó ver la destrucción vagina qué había ocasionado, su puchita estaba totalmente deflorada.. Sus labios vaginales ahora visibles tenían un tono rojo sangre, con un hoyo oscuro y profundo que intentaba cerrar pero que sus músculos ya no sopian. Había sido follada como una mujer adulta.

—Voy yo que tu la tienes muy gorda —le dije a Justino, para entonces poner mi pene en esa deflorada puchita.

Solo la cabecita había entrado y ya sentía como su cuerpecito palpitaba por dentro, estaba calentita e inutilmente intentaba apretar, pero no podía. Sus piernitas temblaban pero mis ganas eran más grandes.

Mi verga entró hasta la mitad y ella empezó a quejarse más, en eso Justino se acercó y dijo:

— Cristian se acaba de ir, creo que no dormirá con nosotros hoy, ven te ayudo con esa zorrita.

Con una sola mano tomó la cabeza de Paula y la llevo directo a su pene para que ella siguiera mamando mientras yo me la follaba.

Con mucho cuidado seguí entrando en ella, hasta que por fin sentí su pelvis en mi abdomen… Le había entrado todo. La miré al rostro y sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero eso solo me calentó más y empecé a detonar su puchita en un mete y saca que se escuchaba como un retumbo en esa solitaria playa.

Con cada embestida ella solo se quejaba y Justino más metía su verga en su boca. Saque mi riata momentáneamente y vi como estaba más abierta, pero tuve una mejor idea…. Con la cabeza de mi verga y una escupida lubrique la entrada de su culito, y le dije: Aguanta como una mujercita! 🍆🍑

Abrió sus ojos lo más que pudo e intentó usar todas sus fuerzas para safarse, pero Justino la agarró y no la dejó.

—Anda Chamaco, revientale ese culito! — me susurró Justino.

Casi 8 minutos demoré pero finalmente la cabeza de mi verga entró en su culito virgen… Ella intentaba resistirse, pero ya no había vuelta atrás y yo seguía metiéndole mi tronco en ese pequeño agujerito.

—Vas a quedar comiendo pura sopita por un mes chamaca — Le dije mientras la agarraba por su cinturita y la arremangaba hacia mi cuerpo dejando que mi verga entrará totalmente en su culito.

—Noooooo ahh Noooooo! Por favor nooo! — gritó ella, pero ya era tarde, mis 16cm 🍆 estaban todos dentro de ella.

Sin venirme aún dejé que Justino metiera su verga… Yo agarrando a la pequeña por sus bracitos, para evitar que se fuera corriendo.

Justino se la folló por la puchita, y cambiaba a su culito… Y después de su culito, volvía a folletear su puchita.

Ya rondaban las 2am y llegó un punto que ya Paulita no luchaba más, como si ya se hubiera resignado a ser poseída por estos dos osos en esa playa desierta.

Me coloqué debajo y colocando a Paulita sobre mi, le metí mi verga en su puchita y me la empecé a follar, diciéndole: «Te gusta jugar al caballito?… Ahí viene tu jinete!»

— Ahí voy niñita! — dijo Justino mientras se colocaba sobre ambos y dirigía su verga directo al culito de Paula sin yo haber sacado mi verga aun.

Mi verga y la de Justino se chocaba dentro de Paulita, le estábamos haciendo una doble penetracion a ese pequeño cuerpecito de nenita de 6. Luego de 10minutos en esa posición, ambas vergas empezaron a disparar al mismo tiempo chorros de leche dentro de ella. Paulita solo cerró los ojos y sentía como nos veníamos dentro de ella.

Cuando finalmente se hicieron las 4am la llevamos devuelta a la fogata donde aun Alonso dormía plácidamente sin saber que su nenita acababa de convertirse en toda una mujer. Ella empezó a bostezar, se acercó a nosotros.

«Bueno, Paula,» le dije antes de que se durmiera, «tu papá será atlético, pero nosotros somos más cómodos para usar de almohada.»

Como si hubiera entendido la broma del universo, a la mañana siguiente como a las  9am desperté y vi algo que me sorprendió: Paula estaba profundamente dormida encima del pecho de Justino, usando su barriga como la almohada más cómoda del mundo. Justino estaba despierto, acariciándole el cabello con una sonrisa pícara, como un novio vé a su novia.

Alonso también estaba despierto, mirándonos con una expresión de gratitud que me llegó al alma.

«Gracias,» susurró. «No saben lo que han hecho por nosotros.»

Justin y yo nos fuimos antes de que Paulita se despertará, y cada uno tomó su camino.

Esa tarde tomé un vuelo devuelta a Houston, y escuché la conversación de un pasajero que decía que un tipo había enloquecido en el hospital del pueblo, luego de llevar a su hijita que al despertar no podía caminar, qué al parecer varios tipos en la noche la habían follado tanto que le habían causado d3sgarr3s internos que le dolían en cada paso que intentaba dar.

Y así, me coloqué mis audífonos y salí rumbo a mi hogar, pero sin olvidar esa rica noche que pasamos con esa zorrita en la playa.

38 Lecturas/14 junio, 2025/0 Comentarios/por Yorg77
Etiquetas: baño, follar, hermano, mama, padre, playa, vagina, viaje
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