La noche que mamá se volvió mi mujer.
Un hombre con un gran vacío en su interior encuentra el consuelo con su mamá y de ese sentimiento surge otro más intenso que les hace querer entregarse como hombre y mujer. .
Sigo pensando cómo fue que inició esta historia. A mis 30 años me sentía abatido por todas las cosas que había vivido en ese entonces, más por lo amores de una que otra mujer que me dejaba peor que cuando iniciamos la relación amorosa. En ese entonces tenía un buen físico con panza chelera mi brazos y pecho estaban en forma por el ejercicio que hacía, sobre todo por las lagartijas que practicaba cada tarde. Eso atraía a una que otra muchacha pero aun así me sentía vacío, había algo en mi interior que siempre me hacía sentir así.
En ese entonces mis padres entraban a un periodo de calma debido a las peleas que tuvieron antes, aunque en ocasiones tenían alguna discusión que yo trataba de calmar. Eso y el hecho de ir de un trabajo a otro me mantenía siempre en ese sentimiento de vacío e incertidumbre.
Por aquellas días estaba de novio con una muchacha del pueblo, en ocasiones ella solía escaparse para vernos a escondidas como todas las relaciones, al comienzo fue todo muy tierno y dulce con el pasar del tiempo ya no nos resultaba extraño que cuando estábamos a escondidas, en alguna parte donde nadie nos viera, mi mano quedaba pegajosa y olorosa de tanto que le jugaba su vulva mientras nos besábamos. Con ella me sentía a gusto cuando cogíamos sentía su vagina cálida y húmeda me agradaba estar dentro de ella, oír sus gritos y mis gemidos me excitaba. Al volver a casa, en algunas ocasiones, encontraba a mi madre con una botella de mezcal y me ponía a tomar con ella, tomábamos para olvidar nuestras penas, mi mamá el maltrato que sufrió de mi padre y yo mis infortunios en el trabajo y en el amor, porque a pesar de que tenía una novia no me sentía en paz.
En ocasiones mi padre tomaba con nosotros y eso era lo que nos unía. Algunas noches mi padre se quedaba dormido muy borracho y mi mamá y yo nos quedábamos platicando, tomando y bailando con la música que sonaba. Cuando bailaba con ella colocaba una de mis manos en su cintura mientras ella ponía una mano en mi hombro y sostenía su mano con la mía, me sentía bien, en ocasiones mi mamá se juntaba más a mi cuerpo y sentía su calor una sensación reconfortante recorría mi cuerpo me sentía seguro y creo que mi mamá también se sentía segura cuando ponía su cabeza en mi pecho.
Me sentía a gusto con mi mamá, con ella conversaba de todo, ella sabía mis secretos y yo también sabia los suyos, los que podíamos contarnos. Me agradaban las mañanas que nos dedicábamos a hacer los panes para vender. Los dos amasando en la larga mesa donde preparábamos el pan hablando como si fuéramos un matrimonio y en ocasiones disfrutaba con ella nuestros silencios, en ocasiones volteaba a verla, miraba sus manos tan hábiles y su mirada tan concentrada. Me acordaba de todo lo que hacíamos juntos, ir al mercado a comprar las cosas para la comida, me gustaba mucho que ella fuera enfrente de mi guiándome a los puestos donde se compraría las verduras, la carne o lo que se necesitará y yo atrás siguiéndola cargando en mi hombro la bolsa del mandado. Me gustaba pensar que las personas me veían como el hijo ejemplar que cuidaba de su mamá, me gustaba ver como una que otra muchachita clavaba su mirada en mí y viendo a mi mamá con algo de celos al saber que ella era la mujer a la acompañaba a comprar.
Era raro pero con ninguna mujer, ni siquiera con mi novia en turno me sentía tan bien cocinando que con mi mamá, a veces jugábamos al cocinar y sonriamos al vernos en ocasiones ella me daba a probar la comida para si le faltaba algo éramos como dos niños jugando. Tiempo después mi mamá me dijo que también disfrutaba esos momentos que pasaba conmigo, le gustaba conversar de nuestros pasatiempos como ver películas de terror, cocinar y comer, incluso le gustaba estar conmigo cuando trabajábamos en la panadería, una vez me comentó que le gustaba verme cuando tenía puesto una camiseta blanca porque se me marcaban los músculos de mis brazos mientras hacia el trabajo, recuerdo que esa vez se puso algo roja después de decir eso. A mí me gustaba saber que para mi mamá le parecía un hombre atractivo. Ni siquiera mi novia me decía esas cosas.
Durante algunos días mi novia estaba enojada conmigo ya que quería salir a un evento pero en esas fechas seria el cumpleaños de mi mamá. En esa ocasión me molestó un poco qué pensará que la pondría antes que a mi mamá, solo le dije que fuera con alguna amiga; hizo su cara y desde unos días estuvo fría conmigo ni siquiera dejaba que le agarrara los pezones como le hacía siempre. Un día antes del cumpleaños de mi mamá me convenció de estar un rato en la fiesta de mi madre y después iríamos al evento. Me dijo que nos quedaríamos en su casa solos y podríamos coger toda la noche, propuesta que me agradó.
Aquel día todo iba muy bien en la fiesta que organizamos para mi mamá, mis hermanos, mi papá y yo le hicimos una barbacoa, había cumplido 55 años, todo pasó de maravilla entre baile, cerveza y mezcal. Cuando dieron las 6 de la tarde mi novia insistió que nos fuéramos al evento pero el ambiente estaba bueno mis hermanos bailando con sus parejas y mi mamá bailando con cada uno de “sus hombrecitos” como solía decirnos, no me quería ir de ahí. Mi novia insistía y comenzó a hacer caras y gestos de incomodidad, mi mamá lo percibió y me preguntó si tenía algo le comente del evento y ella dijo: -pues tu como consideres mijo- Saqué a bailar a mi mamá mientras mi novia se quedó con los brazos cruzados mirando como bailaba con ella.
-Me está mirando feo tu novia- me dijo mientras nos movíamos al compás de la música.
-Está loca, no le haga caso- le dije apretándola más hacia mí para que se enojará más mi novia que pareciera que sentía celos de mi mamá pero ella sabía que mi madre era lo más sagrado que tenía.
Luego de un rato mi novia le marcó a un amigo para que viniera a traerla, yo ya tenía sospechas que ese amigo algo quería ya que era muy atento con ella. Luego de unos minutos agarró su bolsa y sin decir nada se salió a la calle, fui a alcanzarla pero ya estaba el vato en su coche esperándola le dije qué a dónde vas y ella me contestó enojada: Adán me va a llevar a donde quería ir tú quédate en tu fiesta de pueblo.- Esas palabras me pusieron furioso y más que ya llevaba unas copas encima, no dijo nada más se subió en el coche del pendejo y antes de que logrará alcanzarlos vi cómo le dio un beso en su mejilla. Me sentí furioso pero ya no pude alcanzarlos. Me di la vuelta para regresar a la casa y mi mamá había visto todo. Solo escuché que dijo: ay mijo, no vale la pena. Y me solté en sus brazos me sentía protegido en su pecho y aunque una lagrima trataba de salir la pude contener no quería que mi mamá me viera llorar por una mujer. Mi mamá me abrazaba dándome consuelo y recordé esas veces que yo la iba a abrazar cuando mi papá le alzaba la voz nos fuimos abrazados a la casa y así estuve en sus brazos mientras acariciaba mi cabello, mis hombros y me acercaba a su pecho. -Ay mijo, ya vendrá una mejor que si te quiera. Tú estás guapo, eres hombre trabajador y noble, habrá una muchachita que se fije en eso. Si no fuera tu mamá serias un gran partido para mí. Vamos a seguir bailando mejor.
Al escuchar esas palabras me sentí con una gran fortaleza al saber que mi mamá estaba ahí siempre, le dije que ella nomas iba a bailar conmigo y mi papá. Regresamos a la fiesta mis hermanos me dieron ánimos para que mejor buscará a alguien más. La fiesta pasó de maravilla mi papá tomó con uno de sus compadres que ambos terminaron durmiendo en la mesa. Yo ya estaba borracho pues tomaba y bailaba con mi mamá o con alguna de las hijas de los compadres de mis papás. Al final de la fiesta uno de mis hermanos se fue porque tenía que viajar con su mujer a otro pueblo en la mañana y mi otro hermano se regresó a su casa por un compromiso que tenía al día siguiente. Todo los invitados se fueron, al final quedamos mi mamá algo tomada, mi papá durmiendo en la mesa y yo.
Aún era temprano como las 11 de la noche, le dije a mi mamá que quería seguir tomando para olvidar las penas con las mujeres que me habían tocado. Ella se unió y ahí en el patio de la casa estuvimos tomando y bailando. Yo la tomaba de la cintura y ella del hombro sentía una sensación reconfortante comencé a tratar a mi mamá con más cariño le hablaba que ella es la única mujer que me entendía y que la prefería más que a otra, a mi mamá le gustaba que le hablará así ya que me abrazaba y decía: no me gustaría que alguna muchacha te alejará de mí. Esas palabras me hicieron quererla aún más la abracé más fuerte que la levante del suelo tiernamente y ella me abrazaba con ambas manos de mis hombros. Le dije: -Ay amá parece que somos novios. Ella solo dijo: -está noche nomás. Oír esas palabras me hicieron sentir un sensación que recorrió todo mi cuerpo. La abracé tiernamente preguntándole si en verdad estaba guapo ella contestó que era el hombre más guapo del mundo. A partir de ahí nos tratamos con más cariño nos servíamos más mezcal, reíamos de nuestras anécdotas y cuando sonaba en la bocina una canción que se bailara pegaditos nos parábamos a bailar. Esa noche como dijimos parecíamos novios bailando y entre miradas terminamos en el patio a la luz de la luna le dije que mirará hacia arriba. La luna estaba hermosa esa noche ambos aún abrazados la mirábamos. -qué bonita esta la luna- dijo mi mamá
Si, esta bonita pero usted está más bonita-le dije y ella se chivió.
-Ay Juan , ¿Si estoy bonita?
-Usted es más bonita que la luna -le dije mirándola a los ojos.
Ambos nos miramos a los ojos por largo rato esperando que alguien tomara la iniciativa, aquella conexión era más profunda que con otras mujeres con las que había estado, sin dudarlo acerque mi rostro a ella y ella acerco el suyo y ante la presencia de la luna nos besamos, aquel beso lo sentí tan puro, tan tierno, sentí sus labios delicados y suaves que ambos nos sentimos completos.
Ay mijo, que andamos haciendo- dijo ella mientras me miraba, no sabía que decirle en mi interior un poco de culpa aparecía pero ella no dejaba de abrazarme le dije que no estaba bien lo que hicimos pero ese beso fue el mejor que me han dado.
Ella me miro a los ojos puso sus manos en mis mejillas y solo dijo: ay mijo y nuevamente me beso por un momento me sentí culpable y con remordimiento pero los labios de mi mamá pegados a los míos me hicieron apaciguar esa culpa. La tomé de la cintura y correspondí a su beso. Nos besamos bastante tiempo, ella solo reía diciendo que mis bigotes y barba le hacían cosquillas le daba besitos diciéndole que cuando sonreía se veía más bonita. Ya no sé cómo fue, si ya lo sentíamos desde antes o si fue por el alcohol que aquella noche nuestro cariño salió a relucir. Cada que bailábamos nos besábamos, cada que nos sentábamos yo la abrazaba y ella correspondía. Tanto era mi sentimiento por mi mamá que olvidé lo que pasó con mi ex novia esa tarde. Me sentía seguro en los brazos de mi madre.
Mi papá seguía profundamente dormido que ni si quiera se percató de que su mujer estaba feliz en los brazos de su hijo. Seguimos tomando, besándonos, tenía algo de remordimiento por mi papá pero algo me decía que mañana, que se nos pasará la borrachera, ni ella ni yo recordaríamos lo que hicimos. Eso era lo que me relajaba total el alcohol nos hacía ser novios esa noche.
Ya era tarde por lo que decidimos ir a dormir levantamos a mi papá de donde estaba dormido y entre los dos lo cargamos a su cama, como mi mamá y yo estábamos igual de borrachos íbamos tambaleándonos por el pasillo mientras ambos nos reíamos que mi papá no sentía nada tanto fue que al llegar a la cama mi papá trató de ponerse de pie pero cayó al suelo jalándonos a los dos, mi papá cayó al suelo pero de tan pedo que estaba no sintió nada y seguía dormido mientras que yo caía en la cama y atrapé a mi mamá para que no se cayera y así entre risas mi mamá termino costada encima de mi me di la vuelta quedando encima de ella nos resultaba curioso lo que paso que nos reíamos pero ambos nos miramos a los ojos sintiendo otra vez ese sentimiento que surgió entre nosotros, sin saber cómo fue, nuestros labios se unieron, mi mamá me abrazaba tocando mis hombros y yo la abrazaba para poder besarla bien. Nos separamos, sentía culpa al saber que mi papá estaba tirado en el suelo y que su mismo hijo estuviera en su cama besando a su mujer, nos miramos un momento veía en los ojos de mi mamá una mirada de arrepentimiento pero también veía un brillo especial. Sin decir nada ambos sabíamos que a pesar de todo ella era mi refugio de todos los males que tenía y yo sabía que para ella era su refugio en este mundo. Sin pensar más volvimos a besarnos. Un beso que cada vez se tornó más apasionado tanto que ambos supimos que teníamos la necesidad de entregarnos mutuamente.
Mis manos comenzaron a recorrer sus piernas mientras sus manos tocaban mis brazos y me los acariciaba, por lo musculosos que estaban no alcanzaban en sus manos y comenzó a acariciar mi espalda encima de mi playera, no me contuve más dejé de besarla solo para quitarme la playera y volví a juntar mis labios con los suyos mi mamá recorrió con sus manos mi espalda desnuda sentía las yemas de sus dedos recorriendo de arriba abajo cada centímetro de mi piel, me apretaba con sus manos mientras besaba su cuello, mis manos trataban de entrar en su blusa hasta que por un movimiento que hicimos mi mano logró tomar una de sus chiches encima de su brassier tanto fue mi excitación que metí mi mano sintiendo su senos. En ese momento, excitado pero con remordimiento me levante de golpe.
Mi mamá se quedó algo confundida y yo más, sin decir nada nos quedamos sentados al borde de la cama. —Discúlpame mijo esto no debía pasar —me dijo mi mamá llorando —me deje llevar por el momento. —me decía mientras yo no sabía que decirle. Me sentía terrible y con culpa —tú no tienes la culpa de esto mamá. Yo soy el culpable de lo que pasó. —le dije mientras nos miramos a los ojos.
—No mijo ambos nos dejamos llevar. Discúlpame es que contigo me siento segura más que con tu papá, cuando estoy entre tus brazos siento muy bonito hijo. Perdóname pero cuando nos besamos siento bien bonito.
—Yo igual sentí muy bonito mamá pero ¿Está bien hacer esto?
—No sé mijo, ya no sé. —me dijo mi mamá llorando desconsoladamente —Tú eres el único que está conmigo cuando tu papá se pone violento. El único que me entiende, soy una mala madre por hacer esto. —me decía llorando. Al verla así, llorando, vulnerable, sin consuelo no hice más que abrazarla de nuevo. Le decía que se tranquilizará me sentía el hombre más capaz al tenerla en mis brazos. Nuevamente el deseo me invadía, mis manos sentían sus brazos, mis labios querían sentir otra vez sus labios. —¿Mamá usted me quiere? Le pregunté, demasiado me contestó. Te quiero más que a tu papá, más que otro hombre escuche decir, ya no puede más, mis labios se unieron nuevamente con los suyos mi mamá no opuso resistencia. Nos besamos tan apasionadamente que mis manos le quitaron su blusa y luego su brasier, vi los senos de mi mamá, algo caídos a sus 55 años, esos senos que me amamantaron a mí y a mis hermanos, los toque con mis manos y recostados en la cama comencé a chuparlos mi mamá solo acariciaba mi cabeza, jugaba con mi cabello acariciaba mis orejas mientras sentía un escalofrío que recorría mi cuerpo esa sensación volvía a mí de cuando pequeño succionaba la teta de mi mamá y ella sentía lo mismo cuando me dijo ay mijo así me mamabas la chiche de chiquito. Ya no pude más mi mano se metió dentro de su pantalón sentí su vulva encima de su calzón pero no basto solo eso mi mano se metió dentro de su calzón y al fin sentí su panocha, mis dedos masajeaban los labios de la panocha de mi mamá, veía como mi mamá cerraba los ojos mientras la besaba y ella apretaba mis brazos mientras mis dedos juagaban con su vulva le introduje un dedo y ella soltó un grito. Mi mamá se retorcía teniendo mis dedos en su vulva, me excito verla así que de un solo momento le bajé el pantalón con todo y calzón, vi a mi mamá desnuda, sus senos, su cuerpo de una señora hermosa.
Aunque estaba oscuro podía ver la silueta mi mamá a la luz de la luna que pasaba por la ventana, escuché los ronquidos de mi papá y pensé que como era capaz de tratar mal a una mujer como mi mamá, la mire de cabeza a pies mientras me desabrochaba el pantalón mi mamá se levanto tomó con sus manos mi pantalón y me los bajó saco mi verga del bóxer que estaba tan duro y firme como nunca la había visto. Mi mamá agarró mi verga y me la jugo nuestros labios se unieron en un beso y mis manos buscaron su vulva y así estuvimos los dos mi madre jugando mi verga y yo su vulva —ay mijo la tienes más grande que la de tu papá — escuché decirle un calor enorme se apoderó de mí, bajé mi cabeza besando su cuerpo hasta llegar hasta su entrepierna mi mamá abrió sus piernas como si nuestras mentes se hubieran unido y ahí estaba su panocha a mi merced, su vulva con labios rozados y con pocos pelos no resistí más besé esos otros labios que tenía mi mamá, les pase la lengua y mi mamá gemía de placer al sentir la lengua de su propio hijo entrando en su vagina intentando llegar a lo más profundo de su ser.
Le chupe la panocha como nunca se la chupe a otra mujer, esa vulva de donde salí me excitaba tanto saber que mi lengua entraba en ese hoyo donde mis dos hermanos mayores salieron y de donde Sali también, esa panocha era mía, más mía que de mi papá. Solo escuchaba a mi mamá gemir y decir mi nombre mientras apretaba mi cabeza con sus piernas y se retorcía de placer. Mi verga estaba durísima con un montón de hormigueo al querer entrar de una vez en ese hoyo. Me encimé sobre mi mamá ella se acomodó de tal forma que la cabeza de mi verga quedó en la entrada de su vagina, lo supe en ese momento, ya no había vuelta atrás, di un empujón y sentí como la cabeza de mi verga entró en su vagina ella solo gemía y apretaba mi espalda con sus manos. Poco a poco iba sintiendo como mi verga se iba adentrando en ella, la sentía cálida y con cada centímetro que entraba sentía que era apretado por las paredes de su vagina, otro empujón y sentía como me abría paso en el interior de mi mamá, ella solo gritaba y gemía mientras su vagina se iba amoldando a mi verga, otro empujón y sus gemidos se entrelazaban con los míos, un empujón más y mi verga estaba dentro de mi mamá ella solo clavaba sus dedos en mi espalda los dos gritamos de placer, en ese momento mi mamá ya era mi mujer, ya no había paso atrás por más culpa que sentí fue más el deseo de por fin tener a mi mamá unida a mí. —ya eres mi mujer mamita. —le dije mientras comenzaba a bombear su panocha.
—Hazme tuya mijo. —escuche decirle entre gemidos.
Comencé a cogerla yo encima de ella y mi verga entrando y saliendo de su ser, era una sensación que jamás sentí, mi mente solo pensaba en que le estaba dando placer a mi madre me sentía todo un semental. Escuchaba la cama rechinar, nuestros gemidos y los ronquidos de mi papá.
Mi mamá me rasguñó la espalda mientras sentía mi verga en su interior, me apretaba mi cadera con sus piernas dándome a entender que no quería que saliera de ella, la sentía tan cálida y esa sensación de saber que estaba dentro de ella como cuando me trajo al mundo me hacía sumirme en un placer que desconocía. Sali de dentro de ella para cambiar de posición nuestras mentes estaban unidas que sin decirle nada se puso en cuatro sobre la cama parando la cola para dejar su panocha a mi disposición era como ver una hembra entregándose a su macho y así fue que me puse detrás de ella con la verga en su hoyo, mis manos agarraron su cadera y la ensarté de nuevo, fue una sensación tan mágica entrar en ella de nuevo, sentir como iba entrando mi verga de donde salí me ponía más caliente. Hacíamos el amor por ratos y nos apareábamos como animales en otros, monté a mi mamá haciéndola mi hembra, le bombeaba la panocha mientras mis manos apretaban sus senos hasta que ella no resistió más el peso de su macho que cayó tendida en la cama y yo sobre ella con mi verga aun en su panochita, así como quedamos le bombeaba mi verga, mi mamá sentía como entraba en ella, sentía mi cuerpo encima, entre sus gemidos sus manos buscaron las mías y las entrelazamos como una señal entre madre e hijo que aquella noche se entregaron al amor que tenían. Luego de un momento ella se giró para quedar como lo hicimos al comienzo mi verga entró de nuevo en esa panocha que era más mía que de mi padre. La cama rechinaba entre nuestros gemidos, en ese momento lo único que me importaba era hacer que mi mamá disfrutara como le hacía el amor, quería que sintiera mis besos, que sus manos recorrieran mi espalda, quería que sintiera mi cuerpo encima suyo, quería que me sintiera tan dentro de ella como cuando me tuvo en su vientre. Quería que me sintiera su hombre, que sintiera que era el macho que necesitaba en su vida. Entre gemidos y gritos de placer nos besábamos hasta que sentí que mi mamá me apretó con su vagina escuché su grito de placer me apretó la espalda y sentí como mí pelvis se mojaba con sus jugos de placer, mi madre se retorcía y gritaba mientras sentía los chorros calientes salir de su vulva mojándome, me excitó ver a mi mamá así que ya mi verga explotó en un enorme chorro que inundó su vagina mi mamá sintió mi semen dentro de ella que de nuevo tuvo otro orgasmo que mojó de nuevo mi pelvis, grité de placer cuando los últimos chorros de mi semen salieron de mi para inundar su vagina. Ya era un hecho que ambos nos entregamos intensamente. En mi mente el morbo de saber que había preñado a mi propia madre me hizo sentir más orgasmos, saber que mis hijos estaban dentro de ella, que en su vientre le haya dejado a sus nietos hacia recorrer una descarga placentera en mi verga.
Ambos nos venimos tan placenteramente que pensamos que era eso a lo que sabía la gloria. Estuvimos ensartados hasta que mi verga se salió sola de su panocha dejando escurrir mi semen que quedó dentro de ella. Así dormimos aquella noche, abrazados, esa noche que mi mamá y yo nos entregamos como hombre y mujer. Me sentí tan pleno con mi mamá acostada junto a mí con su cabeza en mi pecho, sintiendo su piel y su calor. Una sensación placentera se apoderaba de mi al saber que ella tenía en sus adentros mi semen y que nos habíamos entregado y que ella disfrutó al tenerme dentro y hacerla mía. Al día siguiente mi mamá me despertó antes que mi papá despertará me mando a mi cuarto desnudo con mi ropa en la mano. Cuando volví a despertar me puse mi camiseta, mi bóxer y un short. Mi mamá estaba en la cocina dándole de comer a mi papá que estaba con una cruda mortal.
Volvíamos a ser madre e hijo pero de vez en cuando nos mirábamos con ojos de complicidad que entre nosotros sabíamos que en secreto, a partir de ese día, su hombre era yo y ella mi mujer.
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