La noche que mi hermana me desvirgo
Una noche, mi hermana y yo nos quedamos solos en casa, sin imaginar que pasaría..
El siguiente relato está escrito desde la ficción.
Desde que era pequeño, sufrí de obesidad, las burlas eran parte de mi vida, incluso las de mi propia hermana. Hace unos años, empecé a hacer ejercicio diariamente, logrando bajar de más de 100 kg, actualmente mantengo un peso de entre 70-80 kg. Obviamente, mi cuerpo tuvo un cambio increíble, me hice más atractivo y las burlas sobre mi peso, desaparecieron, así como las de mi hermana.
Mi madre, solía irse a la casa de su pareja, quedándose a dormir ahí, así que mi hermana y yo nos quedábamos solos. Solíamos jugar en la play hasta la medianoche, para irnos a dormir cada quien por su lado.
En ese momento, tenía 16 años y mi hermana casi 18. Ella mide unos 160 centímetros, tiene unos pechos grandes, bastantes lindos; no es delgada, pero tampoco gorda, por lo que sus piernas son bastantes carnosas, al igual que sus caderas. Su culo es grande, es bastante culona, por lo que verla en sus shorts cortos, era una pelea interna en mí, para evitar tener una erección.
Mientras jugábamos al FIFA, ella dió la idea de apostar. Al inicio fue dinero, el cual perdí bastante, fueron 20 dólares. Al perder ese partido que me condeno, tuve ir a traer el dinero a mi cuarto. Al regresar a la sala, le entregué el billete. Ella se levantó y empezó a celebrar, haciendo bailes, gritos y burlas hacia mí. Me enojé y apagué la consola, para irme a mi cuarto. Ella me siguió hasta mi cama, cuando me eché, ella empezo a bailar. Yo saqué el teléfono y empecé a ver videos, hasta que sonó una cancion.
Mi hermana solía hacer videos para TikTok, haciendo el baile más viral en ese momento. No recuerdo que canción era, pero en ese baile, meneaban el culo a un ritmo. Ella empezó a hacer ese baile y yo intenté evitar ver su culo, pero fue bastante difícil. Observe esas nalgas moviéndose, lo que provocó que mi verga empezará a crecer. Desgraciadamente, yo solía usar solamente un short deportivo, sin bóxer, por lo que mi verga, empezó a marcarse.
Ella después del baile, se acercó a mí, siguiendo sus burlas. Hasta que de pronto, notó el bulto en mis piernas. Empezó a reírse, porque yo era virgen y ella lo sabía. Además de que ella me decía pito chico, porque más de una vez me había atrapado masturbándome. La verdad es que sí, antes mi verga era pequeña, pero después de bajar de peso, creció bastante y se lo dije. Ella detuvo sus burlas y empezó a preguntarme cuánto había crecido.
Le dije que no sé, no me la había medido, pero hice un tamaño con mis dedos. Ella al ver mis dedos, se levantó de la cama y me dijo que le enseñará.
— ¿Por qué? — pregunté.
— Quiero ver si es verdad. — caminó en frente mío y se arrodilló.
Yo me puse nervioso, jamás imaginé enseñarle mi verga a mi hermana, pero mi verga erecta empezaba a controlar mis pensamientos. No tarde mucho en ponerme de pie y bajar mi short, dejando caer mi verga como si fuera un resorte. Ella cerró los ojos al ver mi verga acercarse a su cara, dándole una bofetada con la misma.
— ¡¿Cuándo te creció tanto?¡ ¡Está como la de Fer! — agarró mi verga con sus dos manos.
— ¿Fer? ¿Tú ex? ¿Cogiste con él? — me sorprendió oír la comparación, pues habían durado como dos meses.
— Sí baboso. Cogimos bastante. Y está verga está igual que la de él. — se levantó y agarró una regla, midiendo mi tronco con la misma.
— ¿Cuánto mide? —
— 18 centímetros… Está bien grandota. — aventó la regla a la cama, agarró mi verga bastante fuerte.
Yo gemí al recibir el apretón. Mi hermana, acercó su boca a la cabeza de mi verga.
— Toda rosita y larga… qué mojada me puse… — le dió un beso en la cabeza.
Mis piernas temblaron, nunca había recibido un beso ahí. Ella abrió la boca y se metió la cabeza en mi boca. Cerré los ojos por instinto, sentía como su lengua acariciaba mi cabeza y partes de mi verga. De pronto lo sacó y abrí mis ojos. Mi hermana exhaló, cansada, pero empezo a lamer un huevo. Yo gemí y le agarré la cabeza.
— Mételo. — le ordené.
Ella sonrió y abrió la boca, le metí la cabeza y toda mi verga, hasta hacer chocar mi pelvis contra su cabeza. Cogí aire y empujé mis caderas hacía atrás, sacando mi verga de su boca. Ella agarro aire sin cerrar la boca. Cuando la vi, me excité demasiado, empujando de golpe mis caderas hacia ella, volviendo a penetrar su garganta. Comencé a repetir varias veces ese movimiento, hasta que ella me empujó, sacando mi verga de su boca. Su cara estaba llena de su propia saliva, ella tuvo una ahorcada y tapó con sus manos su boca. Yo le cogí las manos y se la aparté, y puse mi verga frente ella.
— Quiero llenar tu boca de mi leche. —
Ella sonrió y volvio a chuparmela, está vez, lamía el tronco y la cabeza la metía en su boca, jugando con su lengua.
De pronto la sacó y se quitó la camisa, dejando ver sus hermosas tetas. Me aventé a ella, agarrándola de la cintura mientras besaba y mordía los pezones, a veces, ella soltaba unos gemidos. Mientras jugaba con sus tetas, ella masturbaba mi verga.
— Qué vergota tenés Ale… quiero tenerla adentro. —
Al oírla, me separé de ella y le dije que se pusiera de perrito. Ella se bajó los pantalones y dejo ver sus hermosas nalgotas. Se puso en cuatro en mi cama y mi verga sentí que se puso aún más dura. Rápidamente me acerqué a ella, poniéndome atrás de su culo redondo. Abrí sus nalgas y deje ver su culo rosado, metí mi lengua y empecé a jugar con el. Ella gimió y se quejó, diciendo que por el culo no. Yo seguí lamiendo su culo, mientras metí un dedo en su vagina.
— ¡Ay pendejo, jamás me han hecho esto! ¡Méteme otro dedo! — movía sus caderas hacía delante y atrás.
Yo obedecí, metiendo otro dedo en su vagina, mientras lamía con desesperación su culo. Saqué mi lengua y me agaché un poco, empezando a lamer su vagina, mientras buscaba con mi dedo su culo, para penetrarlo. Ella gemía y movía sus caderas en círculo, buscando mi lengua.
De pronto, sentí su ano dilatado, así que metí otro dedo. Ella se quejó.
— ¡Por qué querés mi culo! También Fer quería darme ahí… —
Me alejé de su vagina y me enderecé.
— ¿Te cogió por el culo? —
— Varias veces… Ese pendejo solo por ahí quería darme. — meneó su culo ligeramente.
Me enojé. Los celos recorrieron mi cuerpo y me paré en la cama, agarré mi verga y apunté la cabeza en su culo. Ella al verme sonrió y meneó más rápido su culo. Bajé mis piernas, acercándome a su culo. Entró mi cabeza, sentí un calor en todo el cuerpo y una desesperación, que me sentí como un mono. Metí toda mi verga hasta sentir sus nalgas contra mis huevos, mi hermana gritó. La saqué y volví a meterla. Empecé a bombear su culo rápidamente. Mis piernas empezaron a temblar y mi verga estaba lista para correrse. Metí toda mi verga en su culo, jalé su cabello hacía atrás y ella volvió a gritar. Empecé a eyacular. Jamás había sacado tanto semen, y todo dentro del culo de mi hermana. Agarré su cintura para mantenerme firme mientras eyaculaba. Saqué mi verga y estaba cubierta de mi propio semen, su ano, empezó bordearse de mi leche. Yo al verlo me excité mucho y ella acerco un dedo a su culo, lo metió y lo cubrió de mi leche. Lo acercó a su boca y lo lamió, y meneó su culo. Mi verga volvía a ponerse dura, y ella lo notaba. Se acercó y empezó a chuparla, limpiando mi semen. Luego se puso boca arriba, abriendo las piernas.
— ¿Conoces está pose? Es el misionero. —
Yo me acerque y me agaché, podía su vagina rosada perfectamente. Besé sus labios y volví a lamer su vagina. Noté su clítoris y lo lamí.
Me irguí y acerqué mi verga a su vagina, frotando mi cabeza con ella.
— Fer jamás se corrió adentro… Tú sí lo harás. —
Vi su cara, mi hermana me veía con una sonrisa. El sudor recurría su frente al igual que todo su cuerpo. Metí mi verga lentamente, hasta hacerla entrar por completo. Ella se quejó, pero no me importo. Volví a sacarla, bombeando su vagina una y otra vez. Me acerqué a ella aún más, apretando sus tetas con mis manos. Ella hizo una cara de excitación.
— Échame todo adentro, Ale. Quiero hacerte hombre. —
Yo cogí más velocidad, solté sus tetas y agarré sus piernas para apoyarme, mientras bombeaba más rápido. Mis piernas volvieron a temblar, mi cuerpo estaba al límite. Mi cuerpo tembló por completo, me empecé a correr dentro de su vagina. La saqué y cogí mi verga con mi mano, ella al verme, se acercó y alejó mi mano, empezando a masturbarme. Mis piernas no paraban de temblar y ella al notarlo, se rió. Metió mi verga en su boca y yo empecé a empujar contra su garganta. Otra vez me corrí.
Sus ojos se pusieron llorosos y se separó de mi cuerpo, sacando mi boca cubierta de su saliba. Ella volvió a tener harcadas y tragó todo. Abrió su boca y miré que no había semen. Ella sonrió y me beso mientras me masturbaba.
— Mañana creo que mamá se irá de nuevo, me volverás a coger.
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