La nueva rutina de Celia 2
Celia continúa disfrutando de sus vacaciones con su papi .
El día comenzó con mí esposa diciendome que iba a dejar un día más en la guardería al bebé, porque ella trabajaría hasta tarde y como yo le había dicho que iba a ocuparme de trabajo atrasado me dio una ayuda y decidió dejar al bebé un par de horas temprano al nene. Tener que estar pendiente de un bebé mientras chupaba la vagina de mí hija no era conveniente. Así que ese mismo día ella llevaría al bebé a la guardería y yo debería ir a buscarlo en dos horas. Con sonrisa la despedí en la puerta y puso los ojos en blanco cuando la nena no bajó todavía a desayunar, subió a despertarla y saludarla antes de irse y entre corridas y apuros se fue. Me quedé apoyado en la mesada de la cocina y mí pija se puso dura cuando vi a la nena bajar las escaleras en el mismo calzón de la noche que le puse y la remera que le llegaba a las caderas, mostrando toda su braga. Se acercó y me abrazo envolviendo sus brazos sobre mí cintura, yo puse mis manos en sus caderas y ella miró para arriba.
Hola, papi. — Dijo y se puso de puntita de pie, me acerqué y le di un suave beso en los labios.
Ella me devolvió el beso y pasó la lengua por mis labios, los cuales abrí para ella, introduje mí lengua en sus labios y se dejó hacer. Baje mis manos y le acaricié las nalgas, le amase el culo y después le di un cachete.
Tienes que desayunar. ¿ Qué tomarás?
Ella bajó de sus puntitas y me miró con una sonrisa.
¿Leche? — preguntó con inocencia.
Pase mis dedos por sus labios hinchados por mis besos.
¿Querés la leche de papi?
Su cara se iluminó y sonrió.
¿Se puede desayunar eso?
Pase mis manos por su cintura y seguí subiendo por su vientre debajo de la remera.
Claro mí amor, lo que mí nena quiera.
Emitió un suave jadeo cuando llegué a sus tetitas y se las acaricié y sus pezones reaccionaron empinándose.
¿Te gusta lo que te hace papi?
Le pregunté mientras seguía amasando sus tetas a medio desarrollar.
Si. Se siente rico. — dijo levantando su remera para mostrarse sin pudor.
Baje mis manos y me acerque chupando un pezón y luego el otro.
Que ricas tetitas que tiene mí nenita puta.
Ella se rió dulcemente.
¿Soy puta?¿Qué es eso?
Su inocencia era gracias a su católica madre que la tenía metida en una escuela de monjas donde solo iban niñas, por eso es que no era una preadolescente normal, era inocente y pura, algo que su madre estaba orgullosa pero que yo estaba arruinando con cada chupada de vulva que le hacía, porque la nena era más calenturienta que mí propia esposa.
Esa es una palabra clave y secreta nuestra, ¿Te gusta?
Si, papi. Quiero ser tu puta.
Sos mí putita, porque sos chiquita. ¿Si?
Papi está putita quiere leche.
Me bajé el pantalón y dejé que ella tomara mí verga parada, la hice arrodillar y comenzó a chupármela.
Métela hasta donde más puedas, muestrale a papi cuan putita sos.
Llena de orgullo comenzó a ahogarse con mí pija mientras me miraba, sus ojos se llenaron de lágrimas y yo se las limpiaba mientras la alababa.
Que putita tan buena que tengo, como me gusta esta nenita. Abrí bien la boca putita que papi te va a dar la lechita calentita.
La tomé de la cabeza y comencé a metérsela más fuerte.
¿Esta putita va a aguantar que papi se la meta toda o me busco otra?
No, papi. — se limpió las lágrimas y me miró. — Esta putita se va a tragar toda la leche de papi, para que vea que es muy putita.
Comencé a hacerle una felación sin poder creer cuánto aguantaba y veía como se tragaba mí pija cada vez más. Hasta que explote acabando en la garganta. Con los ojos llenos de lágrimas y las mejillas todas mojadas se aguanto hasta que acabe.
Esta vez no la pude probar. — dijo apenas se la saque.
Chupala para que quede limpia.
Hizo lo que le pedí con mí verga morcillona y se levantó con una sonrisa en los labios. La levanté debajo de los brazos y la senté en la isla de la cocina, le abrí las piernas y ella se apoyó sobre los codos y se dejó hacer. Su braga estaba mojada y sus ojos nublados de deseo.
A esta putita le gusta mucho besar la verga de papá. — Le dije mientras le corría la bombacha.
Es que me encanta tomar la leche de papi. Es rica.
La mire mientras ella se abría de piernas ofreciéndose, con la remera levantada y sus pezones empitonados.
Le bajé la braga y le hablé mientras ella se dejaba hacer.
Esto que estamos haciendo solo podemos hacerlo porque estamos solitos, ¿Si lo sabes verdad?
Si, papi. Ya me dijiste que mami se enojaría si sabe que me lastimé.
Si, pero estos besos que nos damos debemos hacerlo cuando estamos solos. ¿Entiendes?
¿Por qué?
Pase un dedo por su vulva húmeda.
Porque es un secreto, si mamá sabe se va a poner celosa y no vamos a poder besarnos más. ¿Tu quieres eso?
Quité mis manos y dejé de acariciarla y ella gimió sintiendo mí ausencia.
No.
Entonces escúchame bien. — Puse las manos a sus costados y ella me miró concentrada. — Estos besos, estás caricias y todo lo que hagamos es cuando estamos solos, y solo cuando estamos solos. Mientras menos sepa mamá mejor va a ser, sino se va a poner triste. Y yo me voy a enojar mucho y no te voy a besar más,no te daré mí leche y me buscaré otra putita.
No, papi. — Dijo con los ojos llenos de lágrimas. — Yo quiero ser tu putita.
Está bien, pero para eso no debemos decirle a nadie y no debes dejar que otra persona te acaricié y besé como papá hace. ¿Estás de acuerdo?
Ella asintió y me dio un beso que yo prolongue. Celia aprendía rápido a hacer todo lo que le generaba placer y eso me beneficiaba muchísimo.
Estás caricias, estás tetitas y está conchita es de papa y solo mía, ¿Verdad?
Si, papi. — dijo abriéndose de piernas.
No debes mostrarle a nadie tus partes privadas excepto a quien? ¿De quién es esto? — Le dije mientras le daba una palmada a su vagina mojada, que hizo un sonido de succión.
Es solo tuya papi. Bésame, es que me duele.
No. — Le dije pellizcando sus pezones. — No te duele, lo que te pasa es que quieres verga.
¿Eso es lo que quiere mí conchita?
Me la saqué y se la pase por sus labios mojados.
Claro que sí, no ves como le da besitos.
Ay papi, mí conchita te da besitos. Me gusta.
Dijo acostándose sobre la mesada y dejándose manosear como una ofrenda a los dioses. Se la frege mientras le acariciaba los pezones, baje y se los chupe mientras ella comenzaba a jadear y fregarse en mí pija, hasta que me abrazo fuerte con sus infantiles brazos. Mojo la verga como nunca y yo comencé a moverme como si la estuviera penetrando, llegaba hasta arriba de su vagina, muy arriba de su pubis y eso me calentaba, porque cuando se la meta le entraría casi hasta el vientre.
Ay mí putita, mira como tu conchita besa la verga de papi, que rico que se siente ¿Te gusta?
Me encanta papi, me gusta mucho. Si, así. Así.
Gemía la nenita mientras le seguía fregando la verga a su concha caliente y mientras yo le eyaculaba sobre el clítoris ella comenzó a jadear y moverse mostrando como estaba acabando con solo mí verga rozandole el clítoris. Su vagina era un enchastre de mi leche y sus flujos, pero mis manos fueron más rápidas cuando pase dos dedos por su raja, ella dio un salto involuntario cuando pase mis dedos por su clítoris súper estimulado y luego levanté los flujos de ambos y se los metí a la boca.
Chupa, putita. Chupa la leche de papi.
Repetí la acción mientras la niña chupaba mis dedos limpiandolos de nuestras corridas. Para terminar le pase la lengua y me aleje.
Eso fue hermoso, mí amor.
A mí también me gustó mucho. — Dijo sentándose sobre la mesada.
Mire la hora y casi me agarra un ataque, menos mal que el bebé iba a estar dos horas en la guardería y no una porque sino llegaba tarde. Le di un cachete en el pubis y me alejé.
Abajo. Dale que tienes que desayunar y yo me tengo que cambiar para ir a buscar a tu hermano.
Cuando llegue de la guardería la nena estaba con su vestido veraniego y mirando la tele. Comimos pizza y después fui a acostar al bebé, me lleve el monitor y me senté a su lado. Ella se reacomodo y apoyó la cabeza en mis piernas, pero sobre mí pija ella puso una manita. Comenzó a acariciarla mientras se ponía dura y yo subí los brazos a mis costados y la deje hacer. Después de dejar el control ella se irguió un poquito y me miró con una sonrisa, se dio vuelta y apoyó la cabeza sobre mis piernas con la pija en la nariz.
¿La verga de papi ya está lista para dar leche otra vez? — Preguntó mientras seguía con sus caricias.
Me parece que tu la despertaste con tus caricias.
No sabía que estaba durmiendo. — Ella bajó mis pantalones y yo mire la hora para ver si faltaba mucho para que llegue mí esposa, por suerte sí, así que me deje llevar.
Claro que sí. Mí verga está durmiendo hasta que alguien la despierta y entonces quiere dar lechita.
Es hora de merendar ya.
Su cara de putita me volvía loco, le corrí el pelo de la cara y le pegue con mí verga.
¿Esta putita quiere la lechita de papi? Entonces súplica.
Ella comenzó a acariciarla y después comenzó a acariciarse la cara con mí verga como yo hacía, dejándose el líquido preseminal por toda la cara.
Esta putita tiene mucha hambre de leche, quiere chupar la verga de papi así sale su lechita caliente.
La hice arrodillar sobre el sillón y dejé que me la chupara a gusto, mientras yo le subía el vestido y comenzaba a acariciarle las nalgas. Le bajé las bragas despacito y ella levanto el culito dejándome hacer lo que quería. Se levantó para quitarse la molesta braga y pensaba arrodillarse frente a mí verga,y aunque me encantaba verla chupar quería tocarla un poco asique la inste a que vuelva a la posición en la que estaba, con el culo al aire mientras me chupaba. Acaricié sus sedosas nalgas y pase mis dedos por su anito cerrado, baje y esparci la humedad que estaba soltando y ella se abrió de piernas aún más, para que yo haga lo que quiera. Era masilla en mis manos, simplemente se entregaba al placer y eso era algo que jamás me había pasado, ni siquiera con su madre. Esta nena adolescente disfrutaba del placer y de dar placer. Se dejaba tocar, sobar, besar y lo hacía con total abandono.
Que rico como la chupas, mí amor. — Le dije corriendo el pelo largo que tenía a un lado para que pudiera verla.
Ella me miró y sonrió con la verga entre sus labios.
Que nenita tan buena que tengo.
Le susurraba mientras le acariciaba la vagina y subía su flujo hacía atrás acariciando su agujerito cerrado. Ansiaba más elogios porque chupaba con más ahínco y más ganas, se la metía más al fondo casi atragantandose. Me chupe un dedo índice y comencé a sobarle el ano, me chupe el meñique y se lo meti despacito. No me lo podía creer, ella seguía chupando como si no tuviera la mitad de un dedo metido en el culo. Se lo saqué y volví a mojarme más el dedo hasta que se lo metí hasta el nudillo. Soltó un gemido y comenzó a moverse rítmicamente. Estaba teniendo un orgasmo por el culo y yo ni le habia tocado la vagina, me calentó tanto que puse la mano en la cabeza y comencé a subir mí pelvis metiéndosela hasta sentir el ruido que hacía su garganta al llegar hasta el fondo. En un momento ella simplemente aflojó la mandíbula y sentí su nariz y frente chocar con mí vientre y me vine en la garganta. Cuando acabe fue tremendo, no solo se había tragado toda mí leche sino que le dio un suave chupetón haciendo un pop al sacársela y se quedó tumbada sobre mí pierna con la verga morcillona en la mejilla, el culo parado y mí dedo metido en el culo.
Era digno de una foto, ni en mis mejores fantasías me hubiera imaginado algo así. Estabamos ambos extasiados, mis oídos zumbaban de placer y mís manos estaban que no podía coordinarlos para sacarle el dedo del culo o hacer otra cosa que simplemente respirar y mirarla como estaba entregada a mí.
El llanto de mí hijo me hizo volver a pensar y con cuidado le quite el dedo del culo, ella se sentó sobre sus pies y me miró con una sonrisa.
¿Te dolió que papi te toque la cola? — le pregunté mientras le acariciaba los labios.
Me gustó mucho. — Dijo dándome un beso en los dedos.
Iré a ver a tu hermano y después me pondré a cocinar, tu madre vendrá en una hora.
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