La nueva rutina de Celia 3
Celia está preparada para un paso más en su nueva rutina .
Las tardes eran exclusivamente nuestras, su madre se iba y mí nenita y yo esperábamos ansiosos por estar solos, la besaba por todos lados, sus tetitas a medio desarrollar eran tan preciosas y pequeñas que me encantaba chuparselas y apretarlas, después de varias tarde e intentos había comenzado a tragarse mis dedos adentro, mientras se la chupaba la penetraba con los dedos y ella gemía más fuerte, en cualquier momento se la iba a meter hasta el fondo, estaba simplemente preparándola. También había comenzado a sobarle el culito, tan chiquito y redondo. Mientras la penetraba vaginalmente, aprovechaba mí saliva y sus juguitos para meterle el índice por el culo, al principio costó, pero ahora se dejaba penetrar por los dedos a la misma vez y cada vez gemía más fuerte.
Cómo le gusta a mí putita que papi le meta los dedos.
Ella gemía más fuerte y abría más la piernas, le gustaba que le llamase putita y muchas guarradas más. También había aprendido a chupármela, hasta se tragaba toda mí leche.
La putita de papa quiere leche?
Preguntaba y ella asentía o pedía leche.
A veces simplemente estaba sentado mirando la tele y ella se arrodillaba entre mis piernas y comenzaba a chupármela hasta hacerme acabar. Otras veces estaba haciendo dormir al bebé y se arrodillaba frente a mí y mientras yo lo mecía entre mis brazos me hacía tremenda felación. Había aprendido a metérsela hasta el fondo y hasta que no tocaba su nariz en mí vientre no dejaba de chupármela. Muchas veces se sentaba entre mis piernas para mirar la tele y siempre acababa con la braga corrida y fregandose sobre mí verga dura para después chuparla junto con sus jugos después de correrse. Hasta que un día simplemente andaba por la casa sin bragas, cuando no estaba su madre, claro esta.
La nena se había convertido en una puta en toda regla, se paseaba en calzones por la casa hasta que su madre le llamo la atención, la tranquilice diciéndole que no pasaba nada. Cuando su madre se iba ella ya estaba quitándose las bragas y tomaba mis manos para que la tocara. Así como mí mujer daba pecho libre a la hora que quería nuestro hijo, yo le daba verga libre a la nena, que era insaciable. Me encantaba subirla a la mesa de la cocina y darle tremendas chupadas de concha, me sentaba en el taburete y pasaba la mañana chupándole y metiéndole los dedos que cada vez aceptaba más y más. Ya por el culo le entraban tres dedos y en cualquier momento pensaba encularla. Pero aún no me decidía a hacerlo, pero supe que sería esa semana, porque mis vacaciones se habían acabado y ahora podía dejar al bebé todo el día en la guardería.
Las noches es donde más caliente estaba Celia, había tomado la costumbre de esperar que su madre se durmiera y abria la puerta despacito, me daba un beso en la mejilla para “despertarme” y se iba en puntitas a esperarme desnudita en la camita de su habitación. A veces la dejaba cabalgarme mientras la besaba y le dedeaba el culo, mientras ella iba adelante y atrás sobre mí verga mojandomela yo le metia el dedo en el culo y ella llegaba al orgasmo apretándome entre sus bracitos infantiles. Hacer caballito se había convertido en su juego favorito, lo hacía en la hora de la siesta también. Solía sentarse sobre mis piernas con su vagina sobre mí verga dormida y recostarse sobre mí pecho mientras miraba dibujitos, abría las piernas para que yo la acaricie o se movía despacito disfrutando como se endurecía mí verga, hasta que apoyaba las manos en mis rodillas y mientras se fregaba con mí pija yo le abría el culito y le metía los dedos. Siempre que se sentaba desnuda a ver la tele encima mío, sabía que terminaría con mí verga toda mojada de sus jugos y ella saciada. Después de correrse se arrodillaba en el piso y abría la boca para que yo me la cogiese sin miramientos, la tomaba de la cabeza y se la metía hasta la garganta y ella me miraba con sus ojitos marrones llenos de lágrimas y aguantando como yo le taladraba la boca hasta llenarla de leche. A veces terminaba en su garganta y otras veces le embadurnaba la cara con mis lechazos que recogía con sus deditos y se los chupaba sin desperdiciar una gota.
Esa mañana mí esposa se fue y se llevó el nene como siempre a la guardería, está vez iba a dejarlo más tiempo porque yo tenía que trabajar. Era mí primer día y equivocadamente mí esposa creía que empezaba en la oficina, como eran solo unas horas y quedaba cerca, Celia se quedaría sola hasta que yo volviera a almorzar, después me iría de nuevo hasta cumplir mí horario y de salida buscaría al nene. Pero en realidad lo que no sabía era que como hacía años que estaba en la empresa me dieron quince días más de vacaciones, que jamás le dije porque cuando me enteré ya estaba en este juego con la nena y vi la oportunidad de pasar más tiempo con ella.
Desayunamos todos juntos, para empezar la rutina. Celia estaba cabizbaja y claramente triste, a lo que su madre asumió que era porque se quedaría sola.
Es solo por hoy, Celia. Mañana papá va a estar en casa trabajando como antes ¿Si? — Dijo mirandome lastimosamente.
La relación con Celia siempre había sido cariñosa, después de Aaron y de estar más tiempo en casa era obvio que íbamos a estar más juntos, al menos esas fueron las palabras de mí esposa, lo que no imaginaba era que la nena iba a estar más pegada a mí pija.
Es solo unas horas, Celia. Ya lo hablamos. — Le dije severo. — No quiero malas caras.
Ella asintió y se puso a jugar con su hermanito.
Te hace mas caso a ti que a mí. — Dijo Leticia poniendo los ojos en blanco.
Adolescentes. — Le dije con una sonrisa y le estampe un beso.
Cuando salió me miró confundida cuando yo me quedé en la puerta.
Quiero hablar un poco con Celia y me voy caminando. — Le dije acompañándola al auto. — ve primero, ya sabes que estoy a unas cuadras del trabajo.
¿Cómo no va a ser malcriada si la mimas así?
Déjame, Leti. Es una nena.
Tenés debilidad por ella. — Me tomo de las mejillas y me dio un buen morreo.
La saludé con la mano y entre rápidamente. Celia me estaba mirando con cara de enojada.
¿Por qué mamá también te dan besos largos? — Pregunto con sus brazos cruzados.
Me sonreí sin poder evitarlo.
Por qué ella es mí esposa.
Y si ella es tu esposa y te dan esos besos, ¿Que soy yo?
Mí putita. — Dije acariciándome la verga sobre el pantalón. — ¿Que pasa? ¿No te gusta?
Su miraba estaba trabada en mis manos, miraba hipnotizada como me acariciaba sobre el pantalón.
Pero ella también te besa y te chupa la pija. — Dijo sin dejar de mirar mí pantalón. — Yo la vi. A ella también le das lechita.
¿Ah sí? — Pregunte mientras me desabrochaba el cinturón. — ¿Y como sabes?
Porque te vi.
Eso me puso a cien, quería estar enojada, quería respuestas pero también quería mí verga, lo supe porque se relamia mientras me miraba pajearme.
¿Me espiaste?
Si. — Dijo y se acercó un paso.
Eso no hacen las nenas buenas.
Pero no soy buena, soy putita.
Me acerque y le di un beso de lengua mientras ella me acariciaba la verga.
Tenés que entender nenita. — Le dije mientras le quitaba la remera. Ella me miró y se dejó hacer mientras me seguía acariciando la verga. — Mami necesita ser también acariciada como vos, ¿No me decís que me extrañas siempre? Además si no lo hago se va a poner triste y se va a ir a buscar lechita en otro lado ¿Querés que mamá se vaya con vos y tu hermano con otro papá?
Ella me miró asustada y negó enérgicamente.
Entonces no te enojes si? Papi puede darte tu lechita y a mamá también.
Pero te vas a ir. — Dijo haciendo puchero.
No. Eso es una sorpresa que tenía para vos. — La tomé debajo de los brazos y ella salto a la mesa de la cocina como era la costumbre. — Me voy a quedar todo el día para que estemos juntos.
¿De verdad? — Ella me abrazo.
Claro, como iba a dejar tanto tiempo sola a mí putita. Pero es un secreto, no vayas a decir nada.
Ella sonrió con sus ojos llorosos y me dio un beso de lengua.
Creo que Papi merece una buena recompensa verdad?
Ella se bajó contenta de la mesa y comenzó a darme una mamada de campeonato.
Espera. — Le dije después de un rato. — Mejor vamos a la cama.
Ella me miró con sorpresa al ver qué entraba a la habitación que compartía con su madre. Nunca habíamos compartido cama, siempre había sido en su habitación, en el sofá y la cocina, pero nunca en la habitación. Me desnude y ella hizo lo mismo, la hice acostar y me acosté a su lado.
Chupale la verga a Papi. — Le dije y lleve su cabeza hacía abajo.
ella se arrodilló y comenzó a chuparla mientras su culo estaba en pompa como me gustaba, pero está vez iba por más, la atraje más y me recosté sobre la cantidad ingentes de almohadas que Leticia tenía en la cama, nunca me parecieron útiles hasta ahora. Arrodillada como estaba y con las cómodas almohadas me quedaba la boca justo sobre su vulva la cual chupe con ganas. Le metí los dedos y me ocupe de dilatarlo el agujero del culo. Tenía todo el día y pensaba encularla. Enseguida se relajo y de tres pase a cuatro dedos, se quejo un poquito pero la convencí de que no pasaba nada. La mandé a buscar la vaselina del baño y me acariciaba mientras la veía caminar desnuda por la casa, cuando volvió y me dio el pote agarró mí verga, pero no pensaba darle la leche para tomar, sino ya en el culo.
La acomode sobre las almohadas, con el culito al aire y me preocupe de que esté súper cómoda, me sonrió y dejo las manos a los costados, totalmente relajada. No era la primera ves que le hacía una chupada en esa posición, su camita de una plaza había servido bien para eso. Me ocupe de chuparla bien, y también su culo. Excitada como estaba se abrió las nalgas para mí, porque le gustaba lo que le hacía.
Que lindo culito que tiene mí putita.
Le decía mientras me untaba la pija con vaselina a la vez que embadurnaba su agujerito también, ella empinaba más el culito y lo movía para resaltar cuánto le gustaba que la halaguen. Le di varios.besos más, le metí la lengua y mis dedos abrieron lo más que pudieron su agujerito.
Pase las manos por su espalda mientras enfilaba la verga en su agujero, ella sonreía y se dejaba hacer.
¿Que es lo que más te gusta que te haga papi?
Le preguntaba mientras la acariciaba.
Me gusta mucho la leche, es mí favorita. — Decía mientras abría más el culo. — También me gusta como me tocas la conchita, que me des besos en las tetitas…
Ella gimió cuando sintió el glande entrando en su agujero .
¿Que me estás haciendo papi? —Dijo mirando hacía atrás.
Le agarre la nuca y la mantuve mirando hacía adelante.
Papi está probando una cosita nueva, ¿No te gusta?
Se siente raro.
Le había embadurnado tanto y a mí verga también que comenzó a tragársela sin siquiera hacer esfuerzos. Cuando el glande paso dio un respingo.
Ay papi, creo que me duele.
No, putita. — le dije acariciando su espalda, mientras mí verga entraba más y más por su culo. — Es solo la sensación pero la verga de papi quiere estar adentro tuyo. ¿No viste que mami también se la traga?
Ella se reacomodo y hizo que mí pija entre aún más, estaba tres cuarto adentro.
Si, pero no sé metiste donde estas metiéndomela a mí. — Dijo mientras jadeaba ligeramente, su espalda estaba perlada en sudor.
Es que mí putita es especial. ¿Te duele?
Más o menos. — Dijo con un temblor en la voz.
De un último golpe se la metí hasta el fondo y ella dio un gritito sorprendido. Apoyé mí pecho sobre su espalda e inmediatamente comencé a tocarle el clítoris como se que le gustaba. Estar dentro de su culo era tremendo lo apretado, la sensación de estar enfundado en una sábana de seda caliente era la gloria.
Mira como te la tragaste toda, muy bien mí putita. Cómo se traga la verga de papi hasta el fondo. ¿Te gusta?
La pregunta sobraba, mis dedos estaban encharcados de sus flujos, sus gemidos eran notorios.
Ay papi, ay papi como me gusta.
Comencé a moverme despacito, sacándosela muy poquito y volviendo a entrar y casi me vengo cuando Celia comenzó a casi convulsionar del orgasmo tremendo que estaba teniendo. Ya no me contuve más y comencé a sacarla y meterla sin parar, me arrodillé bien y la tomé de las caderas taladrandola, comenzó a gritar y le di un cachetazo en la nalga.
Cierra la boca puta, que nos van a oír los vecinos.
Es que me gusta mucho ,Papi. — Dijo entre jadeos.
Apreta una almohada. — Le di otro chirlo y no deje de taladrarle el culo.
No aguante más y comencé a llenarle las entrañas de leche, cuando termine me negué a salir, me acosté de costado y me la lleve conmigo. Estuvimos casi pegados en la cama, sentí como se iba haciendo más pequeña mí verga, la hice ponerse culito arriba para que mí leche se quede adentro suyo. Obediente como era, puso las manos debajo de su cabeza y se recostó con el culo para arriba. No podía dejar de acariciarla, sobarle las mejillas que estaban coloradas por mis nalgadas.
¿Te gusto?
Muchísimo, papi. Tu verga entro muy bien y no me dolió nada. — dijo con una sonrisa encantada.
Me arrodillé y la hice levantar más el culete. El agujero que le quedó era de no creer al lado de su cuerpito menudo. Jugué con su conchita y acaricié su clítoris, cualquier gota de leche que se escapaba volvía a metérsela y seguía dilatando su culito, porque pensaba volver a meterla por ahí.
Celia se dejaba hacer sin poner resistencia, para cuando la volví a encular ella simplemente movía las caderas para meterla más adentro. Era la primera vez que la penetraba y eso era nuevo. La levanté sobre sus rodillas mientras la enculaba y le apretaba los pezones. Estaba en la gloria, no solo porque disfrutaba metiéndosela por primera vez sino que lo había hecho tan bien que la nena estaba disfrutando como si no fuera la primera vez.
Cuando acabe se la saque y la deje con el culo parado viendo el agujero que le había hecho y lleno de leche.
La lleve al baño y la bañé despacito y frotandola. Su cara era un regalo, estaba tan excitada con lo que le hacía que estaba en una nube de sensaciones sensuales. Estaba seguro que si la desvirgaba en ese momento se dejaría, pero aún no estaba preparado para eso. Me había dado cuenta de que era muy estrecha, cada vez que intentaba meter más de tres dedos se quejaba y pedía que se los saque. Aún faltaba para subir de nivel, mientras tanto iba a disfrutar de encularla en cada oportunidad. Con eso en mente termine de bañarla y después de secarla ella se acostó en la cama.
La dejé descansar mientras yo hacía unas compras y cuando volví estaba boca abajo, durmiendo desnuda como la había dejado. Su camita ya nos quedaba chica, pero me encantaba verla dormir en su cama de nena con sábanas rosadas, más en ese momento con el culo empinado y dormida profundamente. Acaricié sus nalgas desnudas y le abrí las mejillas viendo cómo su agujerito todavía estaba un poco dilatado. Me acerque y comencé a meterle mí lengua y hacerle un buen beso negro.
Supe al instante en que se despertó porque empino más el culete dándome acceso libre a su vagina. Baje a chupársela y mientras le metía los dedos por el culo le chupaba la vulva. Me bebí todos sus juguitos mientras acababa y aproveché para subirme a la cama y comencé a meterle la verga en el culo, esta vez no tenía vaselina,. entonces tuve que usar mucha saliva y sus flujos, me asuste un poco cuando comenzó a quejarse.
No, papi. Sacala, me duele. ¡Ay me duele!
Puso las manos hacía atrás tratando de alejarme pero le agarre los brazos desde los codos y con ella media levantada la atraje hacía a mí metiéndosela de un golpe. Dio un jadeo muy sonoro.
Cierra la boca.
Ella se dejó hacer mientras yo entraba y salía, cuando termine se quedó tumbada como la dejé. Le di suaves besos en la espalda sin quitar mí pene dentro suyo.
Que buena nenita que tengo, como se deja meter la verga de papi siempre que quiere. Esta nenita es tan buena que papi le compro algunas cositas.
Esa fue la palabra clave, dio vuelta la cara y con sus mejillas llenas de lágrimas me miró emocionada.
¿Que me compraste? — Pregunto encantada.
Algunas cositas porque te portas muy bien, sos buena putita ¿No te gusta ser mí putita después de metertela por el culito?
Si, papi. Me gusta mucho que me la metas, solo que está vez me dolió. Pero no pasa nada, quiero que me metas tu pija siempre que quieras porque soy una buena putita. Me da mucha cosquillitas en la conchita y me hace mojarme mucho.
Pase las manos debajo de su cuerpo y acaricie su vagina súper mojada.
Uff nenita estás muy mojada.
Si, Papi. Es por tu verga que me encanta tragarmela,.me encanta que me llenes de leche y me la metas en el culo. — Mí verga se había endurecido de nuevo al escucharla hablar esas guarradas. Comencé a meterla u sacarla mientras le acariciaba la vagina. — A está putita le gusta tener el culo abierto para que Papi se la meta hasta el fondo, la llene de leche. A esta putita también le gusta tomar leche, está un poco triste porque hoy no tomo lechita, pero papi siempre cumple sus promesas y no dejará a la nena sin su dosis de leche.
Era increíble como acabe de nuevo al sentir como llegaba al orgasmo, su culito comenzó a apretarme mientras ella jadeaba extasiada.
Después de acomodarnos y limpiarse se sentó en pelotas en la cama, acostumbrada a no tener pudor conmigo.
Abrí la primera bolsa, era un vestido veraniego, muy de nena. Era rosado con volantes y florecitas, cuando se lo puse le llegaba por debajo de la vagina, sus pechitos crecientes lo levantaban ligeramente y la parte de abajo quedaba haciendo un arco que no tocaba la conchita de la nena, la hice dar la vuelta y me encantó cuando se le veían los cachetes del culo, no todo completo pero si se veía la raya del culo. Los tirantes de arriba le quedaban muy por encima del pecho, hacía difícil el acceso a sus tetitas, pero eso no me importaba.
¿Te gusta?
Ella se fue al espejo y se miró.
Creo que me queda chico.
Trato de bajarlo para taparse la vagina, me acerque por detrás y puse mí barbilla sobre su hombro, le acaricié las piernas mientras ella me veía en el espejo.
A mí me encanta, así pareces toda una nena, y además nos queda libre para tocar lo que más te gusta.
Le pase el dedo índice por la rajita y ella sonrió contenta. Me fui a buscar la otra bolsa y ella se quitó el vestido. Esta pieza era más adulta, transparente y le quedaba un poco más grande. El tul negro no hacía nada por taparle los pezones y se veía su rajita. Era una pieza pegada al cuerpo y se podía ver todo su cuerpito envuelto como un bombón fino. Le subí la prenda y se la arrugue sobre el vientre, dejando sus muslos con la tela como si fuera una falda corta.
Este es de adulto, ¿Te gusta más?
Este se usa así sin nada?
Paso sus manos por sus tetas desnudas mientras se miraba, le di un beso en la nuca.
Ese es para a veces, cuando yo te lo pida.
Saque el último vestido, este era de nena también, era un remeron grande de Barbie, este si podía usar en casa, de hecho la tapaba tan bien que podía estar desnuda que su madre no iba a enterarse.
Desde ahora vas a dormir con ese, desnudita abajo como a papi le gusta.
Guardamos la ropa en un lugar especial para que su madre no lo vea, era yo quien
se ocupaba de la casa y lavar la ropa, pero era mejor ser precavido. Contenta con sus regalos nos fuimos a comer.
Muy excitante y con morbo, espero la continuación.