LA PEQUEÑA CARMEN
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por capicapicapicapi.
Hace un par de semanas mi compadre Ramón (no es mi compadre pero así nos decimos) me invitó a celebrar su cumpleaños en un pueblo llamado Los Veranos, cerca de Parral, Chihuahua en México.
Había estado lluvioso y frío.
El Pueblo es realmente muy chico.
Pocas familias, casi no hay jóvenes ya que salen a trabajar o estudiar fuera de ahí.
Para celebrar el cumpleaños mi compadre había matado un cerdo así que había carnitas, chicharrón y por supuesto también carne asada acompañado de cervezas y algunos tequilas y brandy.
Ramón, mi compadre, me presentó a su vecino Mateo quien venía acompañado de su esposa y de su pequeña hija Carmelita, una peque muy linda, delgadita, morena, de cabello negro muy largo y unos ojos color miel, a sus 9 años ya le brotaban un poco sus pequeños pezoncitos.
Mientras comíamos observé que mi compadre se sentaba en sus piernas a Carmen y la nena hacía pequeños movimientos de su trasero, eso me empezó a calentar demasiado.
Luego de un rato la nena se levantó y fue a jugar con un niño que corría por ahí cerca, mientras nosotros bebíamos las mujeres seguían comiendo un poco y platicando, no dejaban de observarme puesto que era el nuevo en ese pueblo.
Un rato más se retiraron las mujeres a descansar mientras nosotros seguíamos bebiendo.
Como es costumbre, y cuando estás con puros hombres, puedes orinar en cualquier parte al aire libre en los ranchos siempre y cuando no sea justo en frente de los demás.
Me fui a atrás de la casa a orinar y en eso se acercó Ramón
–¿Cómo ves a la pequeña Carmen compadre?– me dijo ramón mientras se sacaba su verga ya dura y fingía orinar.
– ¿La hija de tus vecinos? Se ve una niña traviesa y divertida, es muy extrovertida– le dije a Ramón
–Esa potranquita aunque se vea chica ya galopa y corre macizo la condenada–
–Sí, ahí anda corriendo de un lado a otro con ese niño–
–No compadre, no está usted entendiendo.
Ya “monta” pues y muy bien–
Ya había entendido lo que me decía mi compadre, aunque me parecía un poco raro que una nena de 9 años ya anduviera montándose a los hombres, así que me hice el despistado para confirmar.
–Oiga compadre ¿no va a presentar a una vecina? Yo creo que aunque estén todas casadas alguna debe jalar– le dije a Ramón.
–No venimos a comer carne vieja compadre, pero al ratito nos vamos a divertir–
Así pasamos un rato, varios ya se había ido y sólo quedábamos los tres: Ramón, Mateo y yo.
–Vamos a seguirle a su casa Mateo, para que no lo regañe su mujer– dijo Ramón
–Me va a regañar si no la invitamos, ya ve usté como es mi vieja– Dijo Mateo
Llegamos a la casa de Mateo, un hombre de apenas 25 años, delgado, blanco, alto, de barba de candado y ahí estaba su mujer Angélica o Gely como le decían de 28 años, morena, un poco robusta, de ojos grandes y un cabello negro largo.
Gely: Ya iba yo a buscarte viejo.
Ramón: Ya se lo traje vecina, no se preocupe.
Mateo: Ya vieja, no la hagas de pedo ¡Mira, te trajimos tequila!
Gely: está usté muy callado Don Güero no ha dicho una palabra en toda la noche
Yo: A veces soy un poco callado.
Mateo: se me hace que le falta unos tragos compa pa´que se nos ponga alegre.
Ramón: a mi compadre le encanta el trago.
Bueno ¿Y dónde anda ese pequeña?
Gely: ya se quedó dormida, ya tenía tiempo que no comía carne y se empanzó de más.
Ahí tiene que quedó como tronco bien dormida.
Mateo: ¿Vieja la echaste a su cama? No quiero que al rato que andemos bien locos nos estorbe.
Gely: Pos’ se quedó dormida en la nuestra pero ya no te preocupes por eso al rato la cambiamos.
Ramón: Yo les ayudo, total ya ven que esa nena es como mi hija, la quiero mucho a la condenada,
Gely: Y ella a usté, cada que se va a trabajar a la ciudad nomas se la pasa preguntando por usté y ya ve que ella siempre espera que cuando regrese le traiga una de esas muñecas con las que juega, esas feas que parecen brujas, no sé pero le encantan esas.
Ramón: Y no nomas a ella le traje su regalo, también a ustedes.
Ramón sacó una bolsa de cocaína del bolsillo de su pantalón, los vecinos al verla se pusieron contentos, rápido prepararon todo para hacerse sus líneas, lo curioso es que Ramón no le entraba a las drogas, me ofrecieron y los rechacé a mí tampoco me gustan.
Así pasaba el tiempo, Ramón y yo bebíamos tranquilos mientras que ellos bebían más y seguían con sus líneas.
Ya habiendo pasado un par de horas había comenzado una ligera lluvia.
Mateo totalmente desinhibido manoseaba a su mujer frente a nosotros, podíamos ver que ambos estaban muy excitados.
Gely: Miren nomas mi viejo ya se puso al tiro (decía mientras le sobaba su verga)
Mateo: Ya tienes ganas verdá canija
Ramón: pues yo creo que ya nos vamos ¿O no Capi?
Yo: pues supongo que ya, no hay que dar molestias a la gente.
Gely: ¿Cómo así nomas? Échense la última antes de irse que ya los vi que casi no han tomado.
Mateo: ¿Y qué pues? ¿Nos va a cuidar a Carmelita? (le dijo Mateo a Ramón)
Gely: Ya ve que se queda bien dormida y no da lata pero si se acuerda de que le dije que desde la otra vez que nos cachó ya le da por despertarse y meterse al cuarto pa vernos.
Ramón: No se preocupen ya saben que sí, ustedes echen pata a gusto y disfruten la noche, yo se la cuido al cabo mi casa es grande y la niña le gusta andar corriendo ahí, ahorita nos la llevamos para que ustedes le vuelo a la hilacha sin que los interrumpan ¿O no Capi? Ahí mañana en la tarde que se despierten se van a la casa a curársela y a comer.
Eran casi las 5 de la mañana cuando salimos, la brisa había parado, nuestras huellas quedaban plasmadas en el lodo que se había formado, ahí iba mi compadre Ramón cargando a la pequeña Carmen en sus brazos y yo detrás de él
–Pensé que os íbamos a divertir compadre, yo ya le traía ganas a la Gely– Le dije a Ramón
–Ya le dije compadre que no venimos a comer carne vieja–
–¿y la diversión?–
–La traigo aquí en mis manos–
–¿La niña?–
–Sí, ya te dije que monta bien– me dijo Ramón mientras le levantaba la falta a Carmen que aún dormía, le hacía su pantaletita a un lado y me mostraba su pequeña y regordeta vaginita.
Entramos a la casa, me senté en la sala mientras Ramón se iba directo a su recámara
–Vengase pa’ acá compadre–
Me levanté y de inmediato me fui a la cama en donde ya estaba Carmelita acostada boca abajo, durmiendo y con su faldita levantada, tenía un calzón blanco sin estampado que le quedaba algo grande, Ramó se lo hizo a un lado, comenzó a lamer su vagina, al abrirla pude ver el gran contraste rosa que hacía con lo moreno de su piel y rápidamente mi verga se puso dura.
Ramón humedeció su dedo corazón y lo introdujo lentamente en la vaginita de Carmelita, lo sacó y me lo puso en la nariz
–Huela esto compadre, es lo más rico que tenemos hoy–
Olfatee un poco, luego el me empujó de la cabeza hacia la vaginita de la pequeña Carmen, no necesite palabras, me dejé llevar, estaba tan excitado que comencé a darle sexo oral, oler esa panochita tan rica, saborearla, gozarla, me estaba desenfrenando cuando ella despertó y dijo
Carmen: ¿Ya vamos a jugar Don Ramón? (se giró y miró que no era mi compadre)
Ramón: Ya mi amor, veo que estás muy lista, mira traje a un amigo para que juguemos ¿vas a portarte bien como me lo prometiste?
Carmen: sí Don ramón (dijo mientras ella comenzaba a masturbarse)
Ramón: Hágase para un lado compadre y observe que ahorita le va a tocar
Yo: como usted diga compadre
Me hice a un lado y Ramón le quitó toda la ropa, ahí estaba esa pequeña nena morena, con sus ojos grandes y su cabello negro y largo, tranquila, relajada y a la vez anciosa porque comenzara todo, Ramón se quitó su camisa, se puso entre las piernas de ella y le empezó a mamar su pequeña panochita, le metía dos dedos y Carmen gemía de placer, luego subió a sus pezones que ya estaban paraditos y comenzó a chupárselos de ahí la beso apasionadamente en la boca por unos minutos mientras seguía dedeándola.
Ramón se puso de pie y se sacó su verga ya dura, la niña sin que le dijeran nada escupió sobre el glande de Ramón, con su dedo índice le frotaba la saliva y observaba pícaramente a Ramón, luego le peló totalmente la cabeza de la verga y se puso a chupársela, abría lo más grande que podía la boca para metérsela.
Mi compadre Ramón me dijo que me uniera.
Me puse entre sus piernas y le di sexo Oral
–Acuéstese boca arriba compadre– me dijo Ramón
No hablamos mucho, me puse como dijo y la pequeña Carmen fue a sentarse en mi cara, yo estaba muy emocionado mamándole esa puchita tan rica que tiene y mi compadre se puso a un lado para que la nena le diera sexo oral, en eso mi compadre tomó mi dedo y me lo puso en el ano de la pequeña, ella soltó una ligera risa y yo comencé a introducirle el dedo, que culo tan calientito tenía esa pequeña, la nena ya estaba super excitada, sus pezones totalmente duros, su vaginita húmeda y su respiración agitada, no paraba de mamar verga y sabía perfectamente como mamar los huevos también.
Ramón bajó de la cama, se quitó toda la ropa, fue por un lubricante, untó en su verga dura y un poco más en sus dedos para luego introducirlos en la vagina de la pequeña Carmen y en el culo, la nena gemía de placer y se mordía los labios
–¿No se va a quitar su ropa Don Güero?– me dijo Carmelita
–¿Quieres que me la quite?–
–Ya compadre quítese la ropa que aquí lo que diga mi pequeña princesita se hace–
Me quité la ropa, la pequeña no paraba de observar mi verga grande, gorda y muy peluda, los huevos también peludos…
Ramón: ¿Se te está antojando mi amor?
Carmen: ¡Está muy grande! Más que la tuya
Ramón: Pero ya verás que te va a gustar mucho.
Venga pa’ acá compadre no sea timido.
Al Acercarme Ramón le pasó el glande por los labios regordetes de la vagina de la pequeña Carmen, se veía tan rica esa puchita tan gorda, sin labios colgados y abriéndose cuando le pasaban la cabeza, luego fue poco a poco introduciéndola en la puchita hasta que la cabeza desapareció totalmente dentro de ella.
Ahí fue dándole unos cuantos empujones y poco a poco metiendo más su verga, luego de pronto la sacó, metió un dedo en su culito, después dos, el culito de la pequeña Carmen abría y cerraba, mi compadre Ramón metió su verga, lento, muy lento pero cada vez más profundo, la pequeña me agarró los huevos, acaricia mis vellos rubios y yo me acerqué a ella, sin decirle nada arrimó su cabeza boca a mi verga, Ramón le puso la mano en el pecho para que no se levantara y yo me acerqué más a ella.
Casi me vengo al sentir que su boca húmeda acariciaba mi verga dura, pude sentir un pequeño roce de sus dientes por lo que le dije que abriera más la boca y la nena se esforzaba.
La Verga de Ramón estaba totalmente adentro del culito de la nena, agarró mi mano y me la puso en la vagina de Carmelita, esta vez decidí meterle dos de mis enormes dedos y ella gemía pero no dejaba de mamarme la verga, le saqué la verga de su boca y la puse a mamarme los huevos ¡Qué delicia! Estaba a punto de explotar
Yo: Compadre me voy a vaciar ¡ya no puedo más! Esto es demasiado rico para mí.
Ramón: échaselos en la boca compadre, no aguanta usted nada apenas vamos empezando.
Carmen: ¿Va a darme lechita Don Güero?
Yo: Voy a darte todo lo que me pidas mi amor
Puse mi verga en su boca, ella comenzó a jalarme la verga mientras me la chupaba, luego la volví a poner a mamarme los huevos y cuando estaba a punto de vaciarme le dije que abriera la boca, ella la abrió lo más que podía, mi compadre ahora bombeaba más duro el culito de carmelita cuando de pronto cambio del culo a la puchita y se la metió, ya estaba muy dilatada porque le fue fácil entrar, ahora yo empecé a soltarle la leche, el primer disparo no le atiné por lo que se le fue a los ojos y a la cara, ella cerró los ojos y la boca, yo le arrimé la verga y ella empezó a chupar y a recibir los demás chorros que me salían pero luego comenzó a escupir pues no podía tragárselos todos, eran demasiados
–Compadre contrólese la va a ahogar– me dijo Ramón
yo no paraba de suspirar y soltar uno que otro gemido, el sol ya había salido, yo estaba completamente sudado a pesar de que hacía frío, nuestros cuerpos estaban calientes, mi compadre ramón me indicó donde tenía unas toallitas húmedas y las traje para que se limpiara, aunque el ojo de la Pequeña Carmen ya se notaba un poco irritado por el semen que le entro de mí, la pequeña se limpiaba y yo seguía completamente duro y con ganas de más
–¿Quiere seguir compadre?– Me dijo Ramón
–No ve como sigo de duro, sería un desperdicio irme sin probar esa puchita–
–Ya casi me vengo, pero podemos turnarnos–
–Usted termine compadre, si se quiere venir ya lo comprendo.
Yo estaba tan caliente que no aguanté pero como puede ver sigo queriendo más–
–No se diga más–
Mi compadre comenzó a bombear duro a la pequeña Carmen, ella gemía muy rico y gozaba sin limitarse, luego mi compadre sacó un poco la verga y en eso gimió muy fuerte, sin importarle nada.
Soltó chorros y chorros de leche, fueron tantos que brotaban como cascada de la puchita de la pequeña Carmen
–Va compadre, ya se la dejé bien lubricada y abierta–
Estaba tan caliente que me abalancé en ella, la abrí de piernas.
Mojé la cabeza de mi verga con los mecos d emi compadre y se la fui metiendo, la pequeña ahora pujaba mucho, se sentía super apretada, mi verga se ponía roja al igual que la vaginita de Carmelita
–Me está doliendo Don Güero–
–¿Quieres que te la saque mi amor?–
–Sí por favor–
Se la saqué sin dudarlo.
Ramón le pidió que aguantara más, puesto que apenas iba la mitad de la cabeza y ella pedía parar.
Carmelita aceptó y volví a metérsela, la tenía demasiado dura y ella muy apretada, ahora sí entro la cabeza completa y unos cuantos centímetros de la verga pero podía observar que Carmelita apenas disfrutaba un poco.
Agarré el lubricante y le puse en su culo, saqué mi verga completamente llena de mecos y se la dejé ir en su culito, la nena ahora gozaba, pujo muy rico cuando la iba abriendo, le metí casi la mitad, con eso bastaba para sentirme muy satisfecho y sin lastimarla, el culo es más fácil de abrirse, comencé a bombearla duro, muy duro, claro sin pasar más de la mitad, puse mi cuerpo sobre ella y le besé sus pezones yo también decidí besarla apasionadamente en la boca y eso le encantaba, luego le besé el cuello y ella seguía super excitada tanto que ya tenía ¾ de mi verga metidos en su culito, metía y sacaba.
Hice eso que tanto vemos en las películas, sacar la verga y observarle el culito bien abierto, mi verga salió algo sucia, era obvio por todo lo que había comido la nena y por lo profundo que llegué.
La limpié y seguimos, yo estaba a punto de vaciarme.
Mi compadre Ramón estaba jalándose la verga, le dije que si quería podía ponerse a que se la mamara la nena pero dijo que quería dejarme disfrutar al máximo así que le empecé a dar y dar una tremenda penetrada hasta que solté otra vez varios chorros dentro de la pequeña, ella gemía de placer y me agarraba el pecho luego soltó un poco de liquido de su vagina mientras yo eyaculaba dentro de ella.
Cuando al fin terminé se la fui sacando poco a poco.
Limpie mi verga y su culito.
Nos fuimos directo a la regadera los tres.
Mientras nos limpiábamos yo seguía caliente al igual que mi compadre, lavamos muy bien a la nena para que no quedara evidencia aunque el culo y la vagina podrían delatarnos pero todo era seguro, no era la primera vez que mi compadre le hacía algo así a la pequeña Carmen, ya estando completamente limpios la pusimos a mamar otra vez y ella gozaba, le encantaba, nos mamó la verga y los huevos a los dos hasta que nos vaciamos, se comió lo más que pudo de nuestra leche.
Nos vestimos con ropa de dormir y cada uno a un cuarto, Ramón me dijo que durmiéramos como hasta las 2 de la tarde y que los vecinos si acaso regresarían a comer como a las 6.
Me fui a dormir, a eso de el mediodía escuché a Carmelita viendo la TV y riendo, yo seguía duro, creo que desperté mucho más duro de la costumbre, fui con ella, le dije que si podíamos hacerlo de nuevo, no se negó.
La llevé a la cama en la que dormía.
Esta ves le dejé su falda, nos hicimos un tremendo sexo oral hasta que me vacié en su boca, me aseguré de no salpicarle el ojo que aún se veía irritado y como era otra oportunidad que no podía dejar pasar ahora me acosté en la cama, le puse demasiado lubricante en su puchita y en mi verga, la hice que se sentara en mi verga y ella solita tomó el control, bajó un par de centímetros después de la cabeza, no podía exigirle más pues su vagina es chica y mi verga grande y gruesa, y vaya que sabía montar esa pequeña tal como lo dijo mi compadre, cuando estaba a punto de vaciarme y ella seguía montándome le pedí que me acariciara los huevos porque ya me iba a venir, lo hizo y pude ver como escurrían mis mecos de su vagina aún dentro mi verga de ella.
Fuimos a bañarnos, todo tranquilo puesto que la puerta estaba cerrada y confié en que los vecinos no llegarían pronto.
Al salir de bañarme estaba Ramón en la sala
–Sabía que ibas por otro round compadre– me dijo Ramón
–Compadre esto no pasa diario y hay que aprovechar–
–No puede pasar diario pero sabes que en casa eres bienvenido cada que quieras ¿O no Carmelita?–
–Sí Don Güero venga más seguido para jugar–
La nena ya tenía hambre comimos un poco mientras preparábamos una carne asada, le pregunté a mi compadre si no había bronca y dijo que no que la nena disfrutaba y no decía nada y que el se encargaba de la situación que no me preocupara.
Los papás de Carmen vinieron casi a las 7 de la noche a comer, tuvimos una pequeña charla, no bebimos nada puesto que teníamos que regresar a Parral,los vecinos seguían bebiendo y comiendo.
Obviamente me quería despedir bien y llevé a la nena a atrás de la casa a que me hiciera un oral, me excitaba hacerlo al aire libre.
Cuando volvimos los papás seguían en la fiesta, mi compadre reía pícaramente y la nena feliz.
Nos despedimos, ellos se quedaron en la casa del compadre Ramón puesto que le cuidan y asean la casa mientras el trabaja, así que seguirían comiendo y bebiendo.
Nos despedimos de todos y cuando le di un abrazo a la nena no dejé pasar la oportunidad de hacerle su calzón a un lado y dedearla para llevarme ese olor en el camino.
Conducimos a parral mientras contamos lo rico que la pasamos y esperando mi compadre me invite de nuevo a visitarlos.
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