La pequeña hija de Zelma
Luego entró al baño con la niña, bañó primero a la niña, luego la trajo envuelta en una toalla hasta la cama donde yo estaba desnudo. Zelma regresó al baño y me pidió que esté atento a la niña..
Después de un accidente en moto, quedé con una pierna casi desecha, y muletas por muchos meses.
Así que me paraba en la puerta de mi casa a ver la gente pasar.
Después que me bajaron la medicación para soportar el dolor, mi lívido sexual se recuperó casi de inmediato.
Se me paraba la verga de solo ver mujeres al pasar.
Así fue Zelma, aquella morena voluptuosa lo notara cuando pasaba con su esposo y su hijita en brazos.
Pasaron los días y casi fue un ritual exhibicionista esperar que pasara. Era casi puntual sus horarios de pasada. Yo me hacía mis fantasías y como no tenía oportunidad de coger mi verga quedaba dura casi al instante.
No tardamos a que un día habláramos, minutos después estábamos dentro de mi casa cogiendo y su hijita ahí al lado.
La niña enseguida entre juegos descubrió mi verga, me la tocaba y decía «dada»
Mi verga pronto se me paró como roca. Esa nena me estaba tocando muy rica mi verga. Le saque su chupete de la boca e intenté que me la chupara.
Instintivamente como todas las niñas de su edad intentó como siempre meterse todo a la boca. Cuando sintió el gusto de mi verga no le gustó, pero no dejó de jugar con sus manitos en mi verga.
Me estaba haciendo una hermosa paja, ya sentía que acabaría en cualquier momento cuando casi nos sorprende Zelma.
Aunque no vio nada específico, mi verga estaba muy parada y la nena buscaba seguir jugando con mi pija.
Zelma no dijo nada, solo vio mi pija parada y comenzó a darme una buena mamada, la nena desnudita sobre mi pecho, quería ver como su madre me la chupaba.
Me calenté muchísimo viendo a Zelma darme una mamada y y a su hijita mirando como se tragaba mi verga e intentaba tocarme la verga y la madre la dejaba.
Yo mientras tantos comencé a tocarle la conchita y sus nalguitas a la niña desde atrás. Al ser regordeta era muy agradable tocar sus turgentes redondeases.
Pude lograr estimularle rico la conchita cuando pude encontrar la forma de estimularle su diminuto clítoris.
Supe que le estaba gustando porque me miró y se sonrió, aunque regresó a ver como su madre me la chupaba y me daba una rica paja a la misma vez.
La nena, poco a poco dejó de prestarle a tensión a su madre como me mamaba la verga y y me miraba y se sonreía mientras mi dedo la masturbaba. Comenzaba a intentar moverse gozando el dedo en su conchita, lo hacía torpemente, pero daba claro indicios de que gozaba.
Sentía la mano de su madre en mi verga, no había dudas, mi verga estaba parada tan dura como pocas veces estaba en ese estado que la sentía mas grande que de lo normal.
Sentía que mi leche se venía.
Zelma me decía:
«Dame tu leche Papi, dale la leche a en la boquita a tu Nena»
Creo que Zelma sabía que estaba caliente con su pequeña hijita.
Zelma hizo un estrecho anillo con con su dedo índice y pulgar, puso ese anillo sobre mi glande y hacía fuerza para que lo penetrara, pero lo mantenía estrecho para que mi verga no entre en él.
Solo parte de mi glande penetraba ese estrecho anillo con sus dedos, sus gruesos labios de mujer morena apretaba mi glande y me decía:
«Así se siente la conchita de una nena»
No daba crédito, mi dedo en la entrada de esa vaginita sentía muy similar a lo que me hacía Zelma con su mano y boca. La nena disfrutaba de mi dedo en la entrada de su vaginita aunque no le hacía fuerza para meterlo.
Fue cuando la nena encontró un movimiento rítmico de su caderíta y solita se daba placer empujando ella su vagina contra mi dedo.
Al verle la cara de placer a la niña y sentir los apretados labios de su madre en mi verga eyacule como nunca.
Todo terminó enseguida después.
Zelma tomó una toalla y se secó su concha, dijo:
«Como me haces mojar papito…. no me mojaba así desde que era niña y jugaba con el marido de mi madre»
Zelma se vistió y vistió a la niña apurada, dijo que se iría porque su marido sospecharía.
Pasaron algunos días que no las vi, en un momento que pasó, me dio una carta escrita a mano explicando que el marido sospechó o alguien le dijo algo.
Un día sin previo aviso llegaron, me dijo que ella se movía con la niña para sugerirle al marido que no iría a verse con alguien con la hija en brazos.
Fue casi rutina que ella siempre se bañara antes de irse y que me dejara la nena desnuda en la cama mientras se bañaba ella. Luego se marchaban.
Cada día la niña jugaba con mi vega durante el tiempo que Zelma se bañaba. Siempre me dejaba a punto de eyacular, sin lograr hacerlo.
Pasaban las semanas. La nena cada vez se calentaba más intenso. Aprendía a tocarme mejor la verga, ya no rechazaba el sabor de mi verga dándome pequeñas mamadas cada vez más largas.
Como siempre teníamos para su madre algún lubricante gel con anestesia para el ano, siempre le ponía un poco y logré que desarrolle lindo gusto por el dedo en su anito. Pero yo nunca alcanzaba a acabar.
El Día que mi dedo entró en su vaginita por primera vez, ella se sorprendió, y de pronto se tragó mi verga casi con desesperación.
Todo indicaba que ella estaba teniendo un orgasmo, y gemía con la verga en su boquita.
Eyacule dentr de su boquita, parte la tragó y parte cayó en mi abdomen. Fue inviable que Zelma note mi esperma en parte de las manito y cara de la nena. también en mi abdomen.
Zelma solo dijo:
«Tú, como me recuerdas al marido de mi madre…. nadie me cogió hasta ahora tan rico como me lo hacía él»
Poco a poco fui enterándome quien era aquel hombre Francés que le dio tanto amor a Zelma.
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