La pequeña sobrina de mi tía
Esta es una de tantas aventuras, igual a las que suele pasar a muchos de nosotros, sin ninguna intención premeditada, nacida de las circunstancias, tal vez provocado por la misma sobrina con los deseos de sentir el placer del sexo..
Esta es una de tantas aventuras, igual a las que suele pasar a muchos de nosotros, sin ninguna intención premeditada, nacida de las circunstancias, tal vez provocado por la misma sobrina con los deseos de sentir el placer del sexo.
Vine a Lima a realizar unas prácticas pre profesionales en una conocida empresa petrolera, en una de las sedes de la capital. Yo tenía unos tíos, con quienes nos unía una relación muy especial, ellos me alojaron en su casa durante el verano y el resto del año. A mediados de año llegó a la casa una pequeña sobrina de mis tíos, ya no tenía ningún parentesco conmigo; a primera impresión parecía tener unos 12 años de edad y era muy bonita, en realidad tenía 13 años según supe posteriormente. Los primeros meses pasaron sin ninguna novedad, teníamos una relación muy cordial, nos veíamos tanto con ella como con mis tíos y otras 2 primas que vivían con ellos a la hora de la comida y luego generalmente nos poníamos a mirar la televisión todos juntos; según la hora cada uno se iba marchando y casi siempre yo me quedaba hasta el final. En algunas ocasiones nos quedábamos solos, yo le hacía alguna broma, hablábamos de muchas cosas en su mayoría de tonterías.
Según iba pasando el tiempo me daba cuenta que a la chiquilla le gustaba estar conmigo, a mí también, no puedo negarlo, pero entonces yo tenía 24 años y ella parecía tener 12 años, por lo que no me había cruzado por la mente pensar en otra cosa. En una de esas oportunidades, en que después de la comida nos quedamos los dos solos, pues ella tenía que lavar los servicios y arreglar el comedor, me dijo que yo me parecía a su cuñado, que hablaba igual que él, que reía igual que él, al preguntarle cómo era su cuñado me dijo que era muy bueno y que sentía mucho cariño por él y que la extrañaba. En otra oportunidad me preguntó que adivinara su edad, yo le dijo que tendría 12 años a lo que ella respondió que en realidad tenía 15 años, lo cual tampoco era cierto. A raíz de estas situaciones se me despertó la curiosidad, ya pensaba en ella de otra forma y me masturbaba en las noches pensando en ella, pero no me atrevía a insinuarle nada; a veces jugábamos y la agarraba de la cintura, a veces le tocaba sus pequeños senos o el pelo y parecía que le gustaba. Me fui enamorando, era una criatura casi angelical, tenía una sonrisa hermosísima y cantaba muy bonito. Una tarde que pasaba por la puerta de su cuarto me pareció que me llamaba, al voltear vi que se echaba riendo hacia atrás con las piernas levantadas y como estaba con falda se descubrió sus piernas hasta la misma entrepierna, indudablemente era una invitación, pensativo me fui a mi cuarto y estuve nervioso toda la tarde, en la comida y en la hora de la tele, ansioso de que todo el mundo se fuera a dormir.
Ella fue una de las primeras en irse, luego mis primas y mis tíos, finalmente quedé sólo, estaba muy ansioso y nervioso, no apagué la televisión para que nadie se diera cuenta y despacito me fui acercando al cuarto de ella, cuando llegué a su cama ella estaba dormida, la besé despacito en la boquita de caramelo y poco a poco fui introduciendo la mano por debajo de la sábana, primero toqué el camisón largo, luego sentí la piel suave de su rodilla, fui subiendo despacio hasta tocar su muslo. En este punto me detuve porque sentí que ella se movía, acerqué mi boca a sus labios y la besé como a una mujer, ella entreabrió sus labios y mis labios y mi lengua sintieron la dulce humedad de su boca, al mismo tiempo mis manos abrían la camisa y tocaban sus pequeños senos, duros como limones a los cuales mis labios se trasladaron para chuparlos, y ella nada para despertarse, luego supe que en realidad se hacía la dormida. Mis manos volvieron a la carga a su tesoro escondido, no llevaba calzón y facilitó la cosa abriendo un poco las piernas, entonces llegué a su dulce raja, estaba húmeda, y no tenía ningún vello en su pubis, tanteé despacio la rajita húmeda que se mojaba más, traté de introducir un dedo y poco a poco se introdujo, aunque el huequito era ajustado ya no era virgen, pues el dedo se deslizó luego con mucha facilidad, dudando ubiqué el agujero de su ano y traté de introducirle el mismo dedo, pero ella se quejó y no pude hacerlo. En este punto, yo ya estaba totalmente mojado, abrí el cierre de mi pantalón y saqué mi pene caliente y duro, acerqué sus manitos para que la tocara y obedeció pero al compás de mi mano, se veía que no tenía ninguna experiencia en estos menesteres, mis manos fueron deslizando poco a poco la sábana a un extremo de la cama, el camisón lo tenía en su cintura, poco a poco me fui acomodando encima de ella separando con las rodillas y mucho cuidado sus piernas tiernas y delicadas, la cabeza de mi pene tomó contacto con los labios húmedos y calientes, traté de introducirlo pero encontré algo de resistencia y ella cerró las piernas con temor, separé nuevamente sus piernas e hice mayor presión, gimió un poco pero la cabeza se introdujo despacio, me detuve porque dio un gemido y tuve miedo que mis tíos escuchen, mi boca saboreaba el placer de su boca, mientras mi otra mano masajeaba su tiernos pezones, poco a poco fue aflojando y traté de sacar y meter mi pene pero sin insistir, pues las dimensiones no permitían entrar más, ella dio un suspiro profundo y yo que la besaba y tenía cubierto toda su boca para que no se le escape los gemidos, fui sacando y metiendo suavemente mientras el placer se apoderaba de mi cerebro, a los pocos minutos llené su cueva con mi leche caliente, ella se arqueaba y yo le tapaba la boca para que no grite, y así quedé con mi pene adentro por lo menos 5 minutos, luego de los cuales hui a mi habitación.
Lo que pasó fue algo especial, nunca había sentido una emoción así, me acosté y todavía me masturbé recordando cada momento de esta aventura. Al día siguiente todo fue normal, ella me miraba algo avergonzada, yo tuve que salir a mi trabajo temprano. Otro día llegó un primo hermano suyo, como en la casa no había otro lugar tuve que compartir mi cuarto con él, así que la situación se puso un poco difícil. Nos veíamos con ella en las noches un poco, charlábamos algunas cosas y nos íbamos a dormir, no había las condiciones para volver a su cuarto, así pasaron varias semanas. Una mañana, no recuerdo cual fue la razón, me quedé en la casa hasta que se fueran todos a sus respectivos quehaceres, entonces nos quedamos ella y la hija de mi prima que tenía unos 4 años, yo hacía mi trabajo en la sala, en determinado momento ella empezó a jugar con la niña, que se tapaban y se revolcaban con un colcha encima del sofá, yo miraba con curiosidad, hasta que en un momento se acercó a mí y me cubrió con la colcha, las dos se echaron encima mío, yo me hacía que no podía deshacerme, así llegamos hasta el sofá, allí me deshice de la colcha y las cubrí a las dos echándolas encima del sofá, ella estaba con falda, se había levantado por el movimiento y se descubría sus piernas, yo seguía cubriéndolas por la parte de arriba, especialmente a mi sobrina para que no pueda ver, mientras saqué mi pene y fui acercando a la entrepierna de ella, con una mano trataba de descubrirla y separar la abertura de su calzón, al llegar a su rajadura sentí sus labios vaginales aún sin vellos, la sensación de sentir la humedad caliente de su raja al introducir ligeramente mis dedos era alucinante, mi pene estaba por reventar, como pude acerqué a su delicioso agujero, ella se acomodó mejor mientras trataba de rechazarme pero al mismo tiempo trataba de facilitar la penetración, su calzón era un fastidio pero como era de una tela muy flexible era fácil separar para dar paso a mi verga que se introdujo poco a poco, ella estaba en una posición incómoda, estaba con la cabeza cubierta con la colcha y echada en el sofá boca arriba y la niña a su lado también cubierta, sujetaba a la niña para que no se zafe y descubra lo que estaba pasando, ella empezó a jadear, mi excitación era fenomenal y al cabo de una cuantas embestidas me vacié en su almeja, sentía palpitar mi pene mientras la leche era expulsado a borbotones. Me arreglé como pude, arreglé también su falda y me retiré, la niña salió de la colcha y ella toda avergonzada se fue corriendo al baño.
Los días siguientes fueron normales, no se presentó otra oportunidad como las anteriores, en algunas ocasiones que nos encontrábamos solos me daba a entender que se moría de ganas por hacerlo otra vez, por indirectas me decía que yo era cobarde porque no me atrevía a entrar a su cuarto, por las noches se quedaba cada vez hasta más tarde igual que yo, pero nada pasaba. Ya se acercaban las vacaciones y había concluido mis prácticas, tenía que partir y estaba triste porque no había podido hablar nada con mi pequeña, la noche anterior a mi partida, ya muy tarde, me puse a lavar mis medias en el lavadero que estaba junto al baño en el patio interior; entonces ella también se acercó con un par de medias para lavar, empezamos a hablar sobre mi viaje, nuestro futuro y muchas cosas, yo dije que pronto tenía que volver, se acercaba la Navidad y estaría de regreso el 11 de enero, ella se puso triste y aproveché para darle un rico beso en su boca carnosa y húmeda, la arrinconé contra la pared, entrelazamos nuestras lenguas al mismo tiempo que mi mano bajada y subía acariciando sus tiernas piernas, había el peligro de que alguien salga de alguna de las habitaciones, había una familia de inquilinos que vivían en el fondo, el muchacho que vivía conmigo y todo el mundo de mis primos y tíos. A pesar de ello no me detenía, mientras la besaba mi mano llegó a su entrepierna, acaricié sus muslos, su rajita por encima del calzón, su delicioso monte de venus, finalmente haciendo a un lado su calzón acaricié su raja que estaba más húmeda que nunca, palpé su monte de venus sin ningún vello, su rajita parecida a la de una niña, pero estaba que babeaba y mi dedo trataba de penetrarla, no pude aguantar y saqué mi verga que estaba como fierro y también babeando, así parada contra la pared traté de penetrarla pero por más que empujaba no podía meterlo, como estaba casi a la entrada del baño la empujé dentro y en un rincón traté nuevamente de introducirla pero sin éxitos, le bajé el calzón, ella terminó por sacarse y guardo no sé dónde, levanté una de sus piernas y traté nuevamente de penetrarla y ella hacía los esfuerzos por insertarse, pero las dimensiones de mi pene y la casi virginal abertura de su conchita no permitían una fácil penetración, finalmente me senté en el water, la coloqué de frente hacia mí con las piernas bien abiertas a ambos lados de mis rodillas, tanteé con la manos la entrada vaginal y coloqué la cabeza de mi verga en la entrada, manteniendo firme con mi mano hice que se sentara y presionara con todo el peso de su cuerpo, sentí que entraba fatigosamente por el estrecho conducto, ella dio un gemido, la estrechez de su vagina hacía una presión sobre mi pene mientras se introducía completamente hasta que sus glúteos quedaron sobre mis piernas, entonces empecé lentamente el movimiento haciendo que su cuerpo suba y baje, cada movimiento era una sensación de locura, ahora sí me contuve para gozar del éxtasis eternamente, hasta que llegó el orgasmo simultáneo recibiendo ella el chorro de semen en su fresca cueva, yo sentía cómo su vagina se contraía repetidas veces hasta que nos quedamos exhaustos, luego de un largo descanso ella me dio un beso en la frente y luego en la boca, permanecimos hasta recobrar los sentidos completamente, ella se levantó y al salir mi verga semi erecta un cuajarón de leche se deslizó y cayó sobre mi pantalón, toqué todavía su chorreante raja con mis dedos, finalmente dándome un beso se fue a su cuarto llevando su calzón en sus manos. Yo me quedé todavía a limpiar mi pantalón y me fui también a mi cuarto sintiéndome el hombre más dichoso de la tierra. Al día siguiente nos despedimos, ella se quedó muy triste, pero yo le prometí que pronto estaría allí.
Regresé el 11 de enero y no la encontré, mis tíos dijeron que se había enfermado y otra de sus tías se la había llevado, no me quisieron dar mayores informaciones. Luego de indagar mucho llegué hasta la casa de su tía, me dijeron que estaba trabajando en otro lugar, no la volví a ver hasta años más tarde, se había casado y tenía dos hijos, no la reconocí porque estaba acabada y había cambiado mucho, pero yo siempre la recuerdo a la pequeña de 13 años que me hizo feliz esa corta época de mi vida.
uf ke rico eh
Excelente muy tierna y excitante,
Papá uno de esos nené es tuyo por eso la alejaron de tí y el relato muy bueno me hubiera gustado un 2da parte algo más intensa y por el tamaño del relato está perfecto ni muy corto sin sentido ni muy largo y aburrido te felicito
Jajaja, cuando la encontré años después me dijo que el mayor era mío, pero había nacido dos años después de nuestra aventura, de todas formas gracias por los comentarios