La perrera – Apareamiento y embarazo
La experiencia de ser una perra reproductiva humana.
Que nervios… quiero decir, ya era algo común para mí el tener relaciones de manera regular con cualquier perro que quisiera tomarme, pero entrar a una habitación donde tendría sexo con un macho y del otro lado un grupo de personas estuviera esperando y monitoreando el resultado era algo que nunca había experimentado.
Es común ya hoy en día las clínicas de reproducción Inter especie en dónde las “perras reproductivas humanas” van a ganar un poco de dinero a cambio de rentar su vientre para engendrar razas de cachorros mixtas (mitad humano y mitad animal).
No se trata de híbridos raros, la ciencia ha logrado que las mezclas Inter especie nazcan sin deformaciones y siendo de la raza animal con la se cruzó la hembra, es decir, si una hembra se cruzaba con un perro ella daría a luz a un lindo cachorro perruno.
Para los aficionados de la crianza de perros con pedigrí, esto era un negocio millonario pues las razas de perros híbridas eran muy cotizadas y de precios excesivos… Claro, no todas las mezclas sino aquellas de naturaleza exótica, por ejemplo, las razas híbridas de perros Golden Retriever con mujeres rubias de países nórdicos era algo que muy pocos se podían dar el lujo de adquirir.
Otra mezcla de alto nivel es el de las mujeres africanas con machos gran danés, eran una belleza de perro enorme jamás antes visto. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas y aunque es algo legal, la parte moral y religiosa juegan un papel muy importante en la sociedad por lo que muchas de las que participamos en este tipo de actividades debemos hacerlo de forma oculta para evitar ser juzgadas e incluso evitar cerrarnos puertas en algunos ámbitos de la sociedad.
Pues bien, después de esta introducción quiero contarte cómo empecé a lucrar con esto. Cómo fue la primera vez que me dejó cargada un macho perruno, la experiencia de tener depositada dentro de mí la semilla de la bestialidad…
El cuarto de la clínica era poco lujoso, pero tenía lo necesario para llevar a cabo la cruza con mi macho asignado: Había una cama y a un costado una máquina con un monitor integrado la cual tiene como propósito el monitoreo por rayos X de toda la copulación. Y justo frente a la cama una pantalla enorme la cual mostraría la grabación en alta definición del interior de mi vagina con la cámara que me insertaron a mí y la que traería mi macho acoplado en su pene. Igual noté que había varios espejos repartidos en la habitación, así como un pequeño mueble con cajones a un costado de la cama…
La habitación tenía una temperatura agradable la cual iba a ayudar a que hubiera una mayor probabilidad de quedar preñada así que entre y me quite la bata, estaba muy nerviosa pues sabía lo que estaba a punto de ocurrir. Me mire en uno de los espejos y de verdad que era una hembra hermosa a lo cual se justificaba el porqué de mi paga por rentar mi vientre.
Los médicos me dijeron que debía tener lencería específica: Un liguero de color blanco, medias de encaje igual blancas y tanga con algunas joyas de fantasía incrustada igualmente blanca. Esto era debido a que cada perro era entrenado con ciertos atuendos para que pudieran excitarse más rápidamente y aumentar igual la probabilidad de preñar a la perra en turno. Otra de las instrucciones fue la de dejar un poco de vello púbico, pero bien recortado en forma de un pequeño triángulo para que pudiera el macho olfatear las feromonas contenidas ahí. Y así lo hice, solo me dejé un pequeño triángulo de vello dorado que estaba siendo cubierto por la tanga blanca.
Me senté en la cama dispuesta a esperar cuando comenzaron a encenderse los aparatos dentro del cuarto: La máquina de rayos X empezó a hacer un ruido y a cargar; por otro lado, la pantalla empezó a transmitir el interior de mi vagina y en la cual se alcanzaba a observar que estaba comenzando a producir secreción blanquecina para recibir el pene de mi macho sin complicaciones. Fue ahí que caí en la cuenta de que comenzaba a excitarme de saber lo que estaba a punto de ocurrir. Me quedé mirando un rato la pantalla y me imaginé como se iba a ver el nudo alojado en mi interior siendo acariciado por mis paredes vaginales húmedas.
En ese momento la pantalla se dividió en dos y pude ver la otra transmisión: Aquella que venía del miembro de mi macho, venía caminando por el pasillo y podía ver un poco lo que estaba a punto de devorarse mi fértil vagina… Era un pene rojo intenso, lleno de venas y arterias azules que se marcaban muy por encima de la carne, no podía calcular el tamaño, pero no era algo que me importara. Su pene venía recubierto por un condón azul claro, tal como me indicaron, pues íbamos a mantener relaciones 2 veces: Una con el preservativo para extraer su semen y tener un respaldo en caso de que no funcionará el método convencional y por supuesto la otra cogida sería “a pelo” sin condón para que me deposité su semilla de forma natural. Íbamos a estar encerrado en la habitación por al menos 3 horas fornicando como perro y perra.
Al llegar a la habitación, el cuidador abrió la puerta y se quedó un poco tonto mirándome de pies a cabeza: Una chica rusa de cuerpo nada despreciable con el cabello suelto y semidesnuda a punto de concebir. Seguramente le excitaba o quizá ya era algo muy normal para ellos.
Al entrar el perro, rápidamente pude ver cómo su pene brincaba de un lado a otro de forma grotesca con cada paso; no era algo enorme, era de tamaño para su raza la cual era un Golden Retriever. Era obvio que la idea era procrear a los famosos “Golden Ruskies” mezcla de mujeres rubias rusas y los Golden. La mezcla de genes daba pie a un ejemplar de perro de tamaño más grande que los Retriever, patas largas con garras muy negras y su mejor atributo, el cual es pelaje muy largo rubio platinado que brillaba de forma inusual bajo el sol.
Cuando veías un ejemplar de este tipo por la calle sabías él porque era muy cotizado pues su belleza era única y la única forma de conseguirlo era está, que estaba a punto de hacer yo. Mucha gente había intentado cruzar a estos Golden Ruskies entre sí, pero la combinación no era igual y no costaban.
Una vez que el perro entro, el cuidado quitó el collar, me miró de reojo por última vez antes de salir y cerrar la puerta. El perro rápidamente se abalanzó sobre mí con su pene brincando por doquier. Me comenzó a olfatear con su nariz fría en mi vagina y comenzó a lamer eufóricamente.
Hice a un lado la tanga que ya estaba húmeda por su saliva y dejé que tuviera acceso completo a ellas. Yo gemía de placer:
– Ahhhhhh, si si si, pares por favor.
El perro continúo lamiendo por unos 10 minutos más hasta que se dio cuenta que mi vagina estaba ya demasiado húmeda de mis jugos y su saliva combinada.
Miré la pantalla y pude ver cómo mi vagina por dentro estaba llena de fluidos blanquecinos escurriendo por mis paredes vaginales y colgando como si fueran telarañas.
El perro subió a la cama y empezó a hacer movimientos costales sobre mi cuerpo. Yo me puse en 4 para que iniciara el baile cuando se escuchó una voz por el altavoz de la habitación:
– Natasha, por favor, para esta primera etapa necesitamos que sea en la posición de misionero para recolectar la mayor cantidad de semen posible.
Yo hice caso y con mucho trabajo quite al perro encima de mí, me acosté poca arriba con la tanga haciéndola a un lado para que mi macho tuviera completo acceso a ella.
Me puse la almohada debajo de mi cadera y el perro bajo de la cama para colocarse a mi altura. Rápidamente subió entre mis piernas y comenzó nuevamente. Pude ver cómo el condón tenía ya líquido preseminal que había estado vaciando mientras me lamía. Pobre, ya quería follarme como loco.
– Ven, aquí *mientras me daba palmaditas sobre mi vientre* ven, sube tú puedes. Dame esos valiosos espermas.
El perro se puso entre mis piernas, lo aprisione con ellas y empezó a taladrarme sin demora y de un solo golpe:
– Ahhh ahhhhhh Despacio, despacio tranquilo, me tienes aquí para ti. Seré tu perra por hoy ahhhhh siii, dame más más más duro.
El perro jadeaba fuertemente sobre mi rostro, parecía disfrutarlo más que yo. La cama se movía frenéticamente y rechinaba mucho.
– Dame toda tu lechita, imagina que me estás preñando ya corazón. Vamos dámela toda uuuyyy si, si, si quiero ese condón lleno para mí por favor. Ah ah ah ah.
– Dame tus moquitos, corazón.
Llevaba alrededor de 5 minutos penetrando mi vagina cuando miré el monitor que transmitía desde cada una de nuestras herramientas sexuales y pude observar que el condón estaba casi a su máxima capacidad aplastado entre mis paredes vaginales.
Así que a pesar de que quería seguir siendo su perra, tenía que acatar las instrucciones y me separé de mi macho lo cual me costó serios rasguños en mis costados e incluso un gruñido de su parte. Pobre, quería seguir bombeándome. Me acerqué a su pene y le comencé a quitar el condón con cuidado… Era sorprendente la cantidad de leche que había vertido en él, estaba más de la mitad de su líquido semitransparente y viscoso dentro. Se sentía muy caliente, además.
Se lo retire completamente y vacíe el contenido rápidamente en el recipiente de vidrio que estaba sobre la máquina de rayos X y lo saque de la habitación para que se lo llevará el personal.
Un detalle curioso que note cuando saque el frasco fue que en la puerta habían colgado un anuncio como el de los hoteles de “No molestar” solo que este decía “No molestar, perra en reproducción” y abajo había un dibujo de una mujer y un perro abotonados cola a cola.
Regrese a la cama y ya sabía lo que iba a ocurrir: Estaba a punto de ser inseminada por un macho perruno, estaba a punto de recibir sus moquitos llenos de espermas en mi útero para que creciera una camada de cachorros dorados.
– Es hora corazón de que me hagas unos cachorritos.
Subí a la cama, me puse en 4 y en ese momento se encendió el monitor de rayos X. Se veían huesos, pero principalmente se enfocaba el interior de mi vagina, se distinguía el cérvix.
Me coloque en 4 y arquee mi espalda hasta la cama dejando mi cadera pronunciadamente levantada para que mi macho me penetrara. Me había costado mucho trabajo dominar esa pose, pero con el instructivo que me dieron semanas antes tuve que practicar las posiciones y los ejercicios para mis músculos vaginales. En ese mismo instructivo había incluso una dieta que debía seguir para que hubiera más posibilidades de concebir a la ansiada camada.
Una vez colocada en mi posición de perra en celo, mi macho rubio subió a la cama y comenzó a darme lengüetazos en esa posición. Yo estaba gimiendo y aullando como loca
– Ahhhhh uuuhhh ooooohhh uhhhh uhhhhh mmmmhhh si, sigue sigue no pares.
Después de unos minutos me di unas nalgadas y le decía “Ven corazón, es tiempo ya de que me preñes”
El perro seguía trabajando en mi vagina por lo que tuve que acercar mi mano para abrirme los labios y dejar que bebiera más directo de la fuente de mis jugos.
Inmediatamente me lleve un par de dedos a mi boca, estaba ya demasiado caliente y quería ya recibir toda la semilla de ese macho.
El perro pareció leer mis pensamientos pues quitó su hocico bruscamente de mi vagina y empezó a tomarme de la cintura con sus patas delanteras. Yo seguía arqueada en 4, mi cara estaba sobre la almohada. De pronto comencé a sentir sus brinquitos e intentos de meter todo se pene de forma abrupta… Lo cual sucedió.
Cuando menos me di cuenta, ya me había metido todo su pedazo de carne de un solo intento y estaba moviendo frenéticamente la cama de atrás a adelante.
– Mmmmh mmmmmh mmmmmh auuuh ahhhhh uuhhhhhh
– Así corazón, así, ¡¡¡¡hazme tu perra y dame duro!!!! Oyyyyy siiiiiii siiiiii justo así.
Estaba sintiendo muy rico y bonito en toda mi vagina. Mire el monitor que transmitía el vídeo y se veía riquísimo como su pene se resbalaba suavemente dentro de mí. Podía ver cómo mi vagina le embarraba mi cremita blanquecina en todo su falo y el me lubricaba con su líquido preseminal casi transparente.
Era una sensación muy intensa y rica que yo empecé a aventarle mi cadera hacia atrás para que fuera más profunda la penetración.
– Anda bonito, dame tu lechita. ¡¡¡¡Quiero que me preñes bien!!!! Te voy a dar unos bonitos cachorritos que van a crecer aquí. Le dije señalando mi vientre.
– Oyyyyy siiii tu bola ya me está entrando. Anúdame despacio corazón, quiero sentir como me entra tu nudo. Siii siiii justo así, despacito auuuuhh auuuuuhh duele poquito.
De pronto comenzó la transmisión de la máquina de rayos justo en el momento en que su bola traspaso mis labios. La imagen era como cuando te sacas rayos X de los huesos, pero aquí se veía su pene, mi vagina y mi cérvix. Pude ver qué la punta de su pene estaba casi “besando” mi cérvix, pero no lo Llegaba a tocar. Lo siguiente que vi, me dejo fascinada: Vi como su leche, de tono blanco intenso, recorría su pene y se estrellaba contra mi cérvix aún cerrado. Eran chorritos chiquitos pero continuos. Yo me toque mi vientre y sentía los espasmos de cada eyaculada…
– Ayyyy siiii asiiiii. Me encanta que me dominen y me derroten machos como tú.
Empecé a sentir una presión muy rica en mi punto G, su nudo estaba rozándome esa zona y me estaba volviendo loca.
En ese momento mi concentración se perdió un poco pues se abrió la puerta y entraron dos técnicos con el famoso “cinturón para preñar” el cual consistía en colocarselo al macho y a la hembra en sus respectivos vientres cuando estuvieran en la posición “cola a cola” para que el perro no quisiera despegarse y asegurar más el embarazo.
Así que tomaron al perro y lo voltearon para que quedáramos en la posición, este movimiento hizo que me lastimara un poco y que el nudo se saliera levemente.
– Auuuuuhh uuuuhhhh con cuidado brutos!!! ¡Estamos apareándonos y deben tener cuidado idiotas!
Los técnicos no dijeron nada, uno solo me volvió a meter la bola por completo empujándola con sus dedos… Se sintió riquísimo.
Ya puestos cola a cola, nos colocaron el cinturón y nos dejaron ahí nuevamente solos. Ya con el cinturón puesto yo movía de vez en cuando mi cadera de arriba abajo y de forma circula para sentir más rico.
Quería sentir mi orgasmo, quería absorber todo el semen dentro de mí… Me dieron unas ganas inmensas de acabarme esa verga rica a sentones, pero no iba a ser posible.
Empecé a temblar de que me venía el orgasmo, mordí la almohada y moví mi cadera como loca para no dejar de sentir. Miré hacia el monitor de rayos y vi como mi cérvix se abría mientras la verga de mi amo se resbalaba más y la punta se acoplaba a la entrada del cérvix. En ese momento, se cerró la entrada y vi como su semen comenzaba a introducirse completamente a mi útero directo desde su verga. Igual pude ver por primera vez como absorbía todo hacia adentro con las contracciones que estaba teniendo derivadas de mi orgasmo.
Vi el nudo y también estaba siendo apretado por la entrada de mi vagina, con lo cual mi macho alfa soltó un leve chillido (me imagino fue de placer que también se estaba viniendo dentro de mi).
El orgasmo me duró casi un minuto. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba anudada… Solo gemía como una verdadera perra y no dejaba de jadear….
– Ahhhhh ahhhhhh siiiiii unmmmmm déjame todos tus moquitos adentro!!!! Uuuyyy siiii justo asiiiii…. Ahhhhh que delicia…mmmmmm
La pantalla de rayos veía como resbalaba el semen por mi canal del útero. En ese momento empezaron a aparecer números y datos en todo el monitor y alcance a ver qué había un dato que era el conteo de espermas depositados en mi interior. Era un número que no sabía siquiera leer… este maldito perro era un semental y era obvio que quedaría preñada.
Un jaloneo me saco de mis pensamientos, el perro se quería desabotonar y me comenzaba a lastimar…
– Ahhhhh cuidado tonto! Estamos aún muy anudados ten cuidado. Auuuu aghhhh me vas a desgarrar!!! Ahhhhh ahhhhhhhhhh.
Se escuchaba un sonido muy húmedo desde nuestros sexos unidos moviéndose.
Pero el perro no dejaba de moverse y parecía que estábamos luchando sobre la cama: el me jalaba y yo trataba de hacer fuerza con mi vagina apretando su miembro y con mis piernas. El cinturón no nos dejaba mover mucho, pero de algún modo mi macho logro jalarme más hacia la orilla de la cama y yo para evitar que me siguiera lastimando, pude girarme para quedar boca arriba, aún con el nudo adentro y le aprisione sus caderas y sus patas traseras con mis piernas. Era una posición muy extraña en la que quedamos: Yo boca arriba aprisionándolo con mis piernas de su cadera y patas traseras y el de pie, en posición opuesta a la mía.
– Ahhhhh shhhhh shhhhh tranquilo, no te muevas corazón. Nos vas a lastimar si sigues moviéndote
El perro seguía muy inquieto y moviéndose para tratar de liberar su pene de mi interior. Sentía todo el semen resbalando por mis caderas y el sonido de chapoteo ya era muy fuerte. Lo mismo con el olor a sexo, toda la habitación se había llenado de un olor fuertísimo a sexo.
– Ya me preñaste campeón, shhhh shhhh tranquilo. Me hiciste tu perra por completo mira como me tienes ahhhhhhh uuhhhhhh.
El perro continuaba y yo ya no aguantaba, estaba jadeando el perro como loco y yo también. Me seguía arrastrando hasta que un dolor muy fuerte me llegó y sentí el vacío en mi interior. Se escuchó un sonido muy húmedo y vi como al salir su pene, brotó una pequeña corriente de leche de mi interior
– Ayyyyyy siiiii, siiiiiii. Tuve un orgasmo final cuando me desabotono.
Me quedé ahí quieta viendo al monitor de rayos y a la pantalla con la transmisión del interior de mi vagina y ambas mostraban lo mismo: Mi útero estaba llenísimo de semen canino. En la pantalla de rayos se mostró un nuevo dato que decía “Probabilidad de embarazo: 99%”. Eso me emocionó pues sabía que mi día de pago sería muy pronto… De pronto caí en la cuenta de que el maldito perro había roto el cinturón que nos tenía unidos para no despegarnos. Era un semental muy fuerte, no me imaginaba el tipo de cachorro que crecería en mi interior…
Me quedé mirando el monitor y seguí una de las últimas instrucciones del manual: Levantar las piernas hacia el cielo y dejarlas así después de la copulación con la finalidad de que el semen se introdujera aún más en mi interior.
El perro estaba en lo suyo en un rincón con el cinturón colgando aún y lamiéndose a sí mismo. Su verga de veía húmeda y llena de mi crema blanca. Que delicia se veía y acaba de estar dentro de mí.
Cerré los ojos y solo escuché cuando abrieron la puerta y se llevaron al macho. Yo me quedé dormida…Al día siguiente amanecí aún en la clínica, pero en mi habitación asignada, corrí directo al sanitario, tenía unas náuseas enormes y vomité muchísimo… En ese momento entro el médico:
– Como te habrás dado cuenta existe una probabilidad muy alta de que estés cargada! Tus náuseas son un buen indicador.
Yo seguía vomitando y solo alcancé a levantar mi mano derecha y le hice una seña con mi dedo medio jaja. El doctor se río y espero a que terminara de vomitar.
– Muy bien Natasha, fuiste una buena perra y ahora es momento de que continúes siguiendo las instrucciones finales que te entregamos. En un par de horas saldrás de aquí y será momento de que cuides bien de ti para evitar algún aborto involuntario.
Mientras me decía esto, me estaba examinando de forma general mis signos.
– Excelente, por favor recuéstate y abre las piernas. Vamos a examinar más a fondo y a extraer la cámara…
Me puse en posición y abrí mis piernas. Aun sentía mucha humedad en mi vagina, el semen aún no se me salía. El doctor se puso guantes y saco una lámpara pequeña y unos utensilios muy raros al igual que un aparato.
– Esto sigue muy húmedo e incluso viscoso. El semen definitivamente lo produjo bastante bien. Me dijo esto mientras me tocaba por fuera y tomaba algunas muestras.
Al final, tomo algunos datos, guardo una muestra de los fluidos restantes que había en mí y saco la cámara que había dentro de mi… Fue incómodo, pero me la mostró.
– Wow, esta inundada del semen. No me va a sorprender que ya no funcione.
Mientras decía eso, pude ver cómo escurría la leche como si fueran mocos. Era espesa muy espesa y me empezaba a calentar el pensar que tenía ese lindo moco dentro de mi…
– Al parecer, y por los datos arrojados, tu probabilidad neta de estar cargada es del 97.84%. Te enviaré los medicamentos que necesitamos que te tomes y además deberás hacerte una prueba de embarazo en un par de días. Aunque después de ver tu estado del día de hoy no debería ser necesario.
– ¿Doctor, puedo hacer mis actividades normales?
– Siempre y cuando sigas las instrucciones proporcionadas… Recuerda que si quieres tu paga debes cuidarte y cuidar a tu cachorro que llevaras en el vientre.
– Y recuerda, en caso de que no hayas quedado preñada por este método deberás venir a que te inseminemos con el semen que recolectaste durante tu primera sesión de sexo.
Al salir me dejo todas mis cosas y yo me vestí para irme a casa… Sabía que esto sería toda una experiencia por lo que solo me acaricie mi vientre, sonreí y pensé “Vaya hermosura de cachorro el que voy a dar a luz…”
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Quedastes embarazada?
Hola, es un relato de la deep web de una clínica
Y ya no se podra continuar con el relato has todo lo posible por seguir por favor esta muy bueno
Sorpréndete y exitante
Me gusta mucho la historia…
Me encantaría forzar a mi esposa e hija a un embarazo así.
Wow, me encanto. Por favor continua con el relato.