la putica de Viviana no era la única
Las cuñaditas de Aron solo desean una cosa, Verga.
Cuando nos fijamos que Daniela nos estaba mirando rápidamente nos tapamos por reflejo y un silencio incomodo invadía la habitación.
—no le vayas a decir a nadie —, le dice Viviana.
Y Daniela asintió, entretanto yo me vestí y me fui a mi habitación. Al pasar los días a simple vista no había ningún cambio en nuestras relaciones, aunque tampoco es que yo recordara mucho lo de aquella noche, si bien sabía lo que había hecho solo tenía recuerdos fragmentados con una sensación de satisfacción y era algo que quería repetir así que sin ningún tipo de vergüenza un día le pregunté a Viviana si se acordaba de “aquello”, pero lo negó entre risitas.
—¿entonces qué tal si recordamos juntos? —.
—ay yo no me acuerdo de nada—, y me evade.
Pero su sonrisita y manera de actuar me parecieron adorables, por lo que gradualmente fui frecuentando su casa así coqueteaba con ella cada vez que tenía oportunidad sin embargo conmigo se estaba haciendo la dura y por algún motivo me gustaba, los juegos coquetos que teníamos lo disfrutaban cada segundo: la tocadita de nalga, un besito desprevenido en la mejilla o boca, las veces que la forzaba a que me besara y de manera obvia esos juegos “inocentes” pasaban al cachondeo cuando entre besos mis manos se mojaban en su entrepierna. Tener ese tipo de relación era verdaderamente estimulante, en lo personal no tenía ninguna preferencia por menores pese a ello, sí que disfrutaba al estar con Viviana y el hecho de que no tenía tiempo suficiente a solas con ella me hacía desearla más. El hecho que hiciéramos nuestras cositas a escondidas era mucho mejor por lo que terminé comprendiendo cual era el afán de Arón con Viviana, la condenada era toda una adicta. No importaba hora o lugar si yo tenía ganas ella siempre estaba dispuesta, con simplemente pedírselo podía tenerla de rodillas bebiendo mi leche o batiéndoselo dentro, bueno eso fue hasta que le vino su periodo y preferí usar gorrito. En el caso de su relación con Arón o Emilio la desconocía ya que prefería no preguntar.
Con el pasar de los meses había ocasiones que sentía ciertos celos porque sabía que Viviana no era mía, era el tipo de chica que me gustaría tener, aunque solo para mí. Cosa que cada vez que la pensaba dejaba salir un suspiro.
Una tarde al llegar a la casa encuentro la casa sola y tras bañarme me provocó ver algo de porno, aunque tratando de aguantar la paja lo que más pudiera y así estuve un buen rato, pasando de video en video. Para cuando estaba a tope me di cuenta de que no tendría nada para limpiarme y no quería ensuciar nada así que me dirigí al baño para soltar todo a gusto por lo tanto me levanté mientras me agarraba mi dura verga a la vez que la masajeaba con delicadeza para evitar que escupiera, pero al momento que abro la puerta miro a alguien parada justo a la altura de mi verga y de inmediato le suelto ese primer chorro en el rostro y me asusté no sabía quién era ese niño, no sabía que hacer estaba entre el climax y en pánico sobre todo cuando se queja y perecía que fuese a llorar hice lo impensable al tratar de callarlo. Le metí la verga en la boca mientras aun me estaba corriendo por lo que a su vez lo estaba me estaba pajeando con su boca.
El niño estaba en shock, totalmente paralizado mientras le llenaban la boca de un viscoso fluido la vez que escuchaba entre susurro tembloroso “perdón”. Ya cuando terminé el niño como que también reaccionó y empezó a soltar lagrimas mientras lloraba en silencio, dentro de mi estaba aterrado ya que si se sabía estaba completamente jodido. Si ya que alguien me acusara por lo de Viviana me iría mal el haberle hecho eso a alguien de aproximadamente 6 años era condenarme a muerte.
—¡ay perdón niño, fue sin querer! —.
—Daniela… el me orinó en la boca—, dijo entre sollozo y en ese instante cuando voltee estaba Daniela. Sentí que me desmallaría cuando la vi. Y el niño va a abrazarla
—si ya vi y ¿a qué sabe? —.
—sabe feo, le voy a decir a mi mamá—, responde el niño.
La peor frase que pude haber escuchado en mi vida
—no… niño fue sin querer, pasó todo demasiado rápido—, trataba de excusarme.
—no debes decirle a nadie, eso lo hace toda la gente grande—, Dice Daniela.
Estaba algo aliviado que estuviese de mi lado y sorprendido quien estuviera diciendo eso tipo de cosas y continuamos tratando de convencerlo mientras se lavaba.
—si todos lo hacen que él también lo haga—, y se baja el pantaloncito dejando ver su verguita parada.
—esto no está bien—, mi vida pendía de un hilo, pero mamar verga estaba fuera de todo pronóstico, aunque fuese una miniatura.
Por suerte Daniela le dio una breve chupadita que le hiso reír.
—¿te gustó? —, le pregunta ella y él le responde agitando alegremente su cabeza, —ya sabes, no le puedes contar a nadie—, y esta vez parecía que se mantendría callado.
—gracias—, digo con alivio.
—ajá, ahora me toca—, dice Daniela estando sentada en el retrete mientras me mira y miro como se arrimó a un lado su ropa interior dejándome ver su lampiña vulvita.
—¿es enserio? —, estaba algo confundido.
—si no quieres podríamos contarle a mi mamá—, dice Daniela con una sonrisa pícara y se podría decir un tanto malvada.
—ok está bien—, no podía creer lo que sucedía, una menor de 10 me tenía en sus manos.
Y en el momento que estoy frente de su entrepierna siento que posa su mano en mi cabeza, a pesar de que ella me lo había ordenado estaba deseando pasar mi lengua por esa raja y deje que ella me jalara hasta que le di la primera lamida y saboree con gusto sus labios superiores.
—saladito—, digo al degustarla.
Aquel niño miraba como mi lengua pasaba sobre la vulvita de Daniela como si estuviese lamiendo una gran paleta para luego ya estar lamiendo por toda su raja a la vez que chupaba su pequeño clítoris sus labios mientras así todo eso ella me apretaba el cabello e incluso me afincaba contra ella.
Parecía estar gozándolo y no hace falta decir que yo me estaba pajeando, en el momento que sentía que me faltaba poco me levante y pues mi verga frente a ella y ella solo abrió su boca.
Con una breve chupada me estaba corriendo en su boca, obviamente eso era demasiado para alguien inexperto y lo escupió en el lavabo.
—¡asco!, no sé cómo mi hermana se lo puede tragar—, dice Daniela cuando se lavaba la boca.
—te acostumbras y a mí me gusta que se lo traguen—.
Después que me lavé y por fin se me oxigenó el cerebro comencé a preguntar, quien era el niño, como entraron, entre otro.
Y me respondieron que había salido de paseo Emilio, Viviana, Jimmy (primo) y ella. E cuanto llegaron Emilio y Viviana se encerraron en su cuarto. Por lo tanto, a ellos lo dejaron afuera y ya se sabe lo que sucedió luego.
Como la parejita aun no salía nos pusimos a ver una película sin embargo estuve distraído todo el tiempo ya que estaba concentrado dedeando a Daniela.
Muy excitantes con morbo y lujuria, esperp la continuacion.
difícil saber cuando lo continuaré ya que no tengo tiempo para esto