La que persevera, alcanza
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por VIAGRAMAN.
Una noche conectada a un chat de mi ciudad conocí a un hombre, un abogado, trece años mayor que yo y casado. Por su voz y su aspecto, me pareció conocerlo antes cuando vivía con mi esposo. Desde un principio me pareció interesante, serio y como que quería darse el muy importante. Me gusto, pero no pude dar ningún paso, debido a mi situación de casada, embarazada y reprimida.
Ahora me cortaba mucho el hecho de que él estuviera casado y yo igual, pero aun así teníamos algo en común. Ya era algo. Paso el tiempo y empezamos a conversar por el mensajero. Cuando empezamos a vernos a través de la cámara me fui dando cuenta de que no, además fue cambiando mucho en el aspecto formal o de apariencia, sino hasta el aspecto de turnándose la conversación en lo sexual.
Compartió conmigo muchas historias, muchos relatos que me excitaron bastante. Llego al punto de exponerse por foto y descubrí algo, que era impotente.
Sus partes me atrajeron mucho, aun a pesar de la pequeñez de su órgano. Pero me gusto lo que mire. Es más me encanto. Pude saber que si algún día estuviéramos juntos, sería un reto, un desafío poder hacerlo venir dentro de mí. Algo que él me manifestó que esa era su único propósito en su vida.
Pero a medida que seguimos aumentando de tono la conversación llegue a casi sentirme amada, poseída por sus relatos, por sus palabras, que me cautivaron y llegue al punto de enamorarme.
Sé que él no me ama, pero ya piensa en mí. Tengo miedo de que no le guste cuando me vea. Es que soy gordita. Pero estoy decidida a bajar de peso, hacer ejercicio, a todo para tenerlo.
Sueño la manera en que sería nuestro primer encuentro. El cual lo ansío, lo necesito ya. No puedo esperar más. No importa que no me quiera, sé que luchare por su amor. Si no lo logro, entonces por lo menos lo habré hecho mío, a mi manera.
En mis sueños lo veo en persona y se me corta la respiración. Es más alto de lo que imaginaba y su voz es encantadora, grave. Siento que me da dos besos.
El no para de mirarme con ojos que denotaban malicia y decirme lo necesitado que estaba. Se levanta y se pone detrás de mí y comienza a tocarme los hombros, me dijo que era algo que me debía por todos los masajes que prometía darme mientras charlábamos. Empezó a recorrer mi cuello despacito con la punta de los dedos, mientras me acercaba cada vez más a su cuerpo, trate de separarme y el me tomó por la cintura apretando mis nalgas contra su pene. Empezó a levantar mi vestido y a meter su mano por debajo, cuanto más me resistía más ganas tenía el de poseerme.
Yo sabía que él me podría, pero se lo quería poner difícil. Le quite las manos de encima y el me volvió a coger con más fuerza, apretándome los senos y amasándomelos, lo volví a separar y me dio la vuelta, me agarro por las muñecas y me eche encima de la mesa, besándome, lamiéndome el cuello y el escote, para ese momento yo ya estaba empapada, notaba mi humedad, nunca había estado tan excitada.
Cuando notó que cedí me soltó las muñecas quitándome el vestido y la ropa interior, me volvió a tumbar boca arriba en la mesa y tomó uno de mis pies, empezó a besármelo y poco a poco a subir por mi pierna, cada vez se acercaba, subía muy despacio y yo me excitaba más y más al sentir su respiración tan cerca.
Cuando estuvo delante de mi vagina la miro y literalmente se la comió toda. Me corrí enseguida, mientras el seguía lamiendo todos mis flujos. Tras esto fue subiendo con su lengua por todo mi cuerpo mientras yo me relajaba. Le quite toda la ropa y lo fui recorriendo suavemente, pasaba mi lengua por cada rincón de su cuerpo, hasta llegar a su verga, muy poco erecta, pero apetecible.
Empecé a pasarle la lengua despacito recorriéndola de arriba abajo, luego subí para arriba y cogiéndola con los labios de la punta la fui presionando muy suave al principio y cada vez más fuerte, mientras que una de mis manos subía y bajaba por su sabrosa verga y la otra acariciaba sus huevos, se volvió loco, su cara me decía cuanto estaba gozando, me agarraba del pelo y acercaba mi cabeza hacia él, cuando note que iba a venirse le pedí que lo hiciera que quería tragarme todo, me grito que aspirara, como un popote, para que saliera la leche. Así lo hice, como si tuviera un popote, que se estaba atorando, soplaba y soplaba, aspiraba y aspiraba, succionaba sin parar y él decía, más y más, y más, y aumentaba el ritmo el ritmo de la succión.
Hasta que por fin llegó el momento, se corrió completo en mi boca, ardiendo, seguí chupándosela hasta que no quedo nada.
Me hizo levantarme y echarme en la mesa boca abajo, cuando me tuvo así acerco su verga a la entrada de mi culo, al principio no se movió para que yo me acostumbrara al tamaño de su miembro, pero cuando noto que ya estaba cómoda comenzó a sobarme, yo gemía de placer no podía parar estaba enloquecida por ese hombre, le pedí que se subiera a la mesa, que quería cabalgarle, me encanta sentir que yo soy la que lleva el mando.
Me corrí dos veces subida en él y aun así el aguantaba cogiéndome con una potencia indescriptible para él, me puso de pie y empezó a chuparme el ano, con lo excitada que estaba no pensé en lo que esa verga podría hacer en mi culo virgen, le deje hacer, quería ser suya por todos lados y así fue como me la metió y me cogió hasta venirse e inundarme de él, teniendo yo otro orgasmo más.
Tras eso quedamos tumbados en la alfombra un buen rato, besándonos y disfrutando de aquello que tan deseado había sido.
Comunícate con quien me hizo todo esto para que tú sientas lo mismo o mejor. Sus datos están en la página que estás leyendo este relato.
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