LA REALIZACION DE UNA FANTASIA
Hola mi nombre es Antonio, soy una persona muy normal casado hace quince años y en todo este tiempo hemos disfrutado maravillosamente del sexo con mi esposa, pero observando videos con los que nos motivamos, una pareja tenía la fantasía de ver a su esposa follando con otro hombre.
Hola mi nombre es Antonio, soy una persona muy normal casado hace quince años y en todo este tiempo hemos disfrutado maravillosamente del sexo con mi esposa, pero observando videos con los que nos motivamos, una vez salió uno al azar de una pareja en que el hombre tenía la fantasía de ver a su esposa follando con otro y mi esposa al verlo me pregunto qué opinaba, le respondí que podía ser muy excitante, pero su pregunta quedo rondando en mi cabeza y una vez que regresamos de una fiesta, habíamos bebido más de la cuenta, y viendo los videos previos de una deliciosa follada le hice a mi esposa el comentario… notaste como tu sobrino Sebastián te estuvo observando constantemente durante toda la fiesta, con una mirada de deseo y ella me respondió, si lo note y hasta varias veces me guiño el ojo y yo le correspondí.
Entonces le pregunte… ¿tú crees que él puede ser el candidato para realizar la fantasía que hablamos hace unas semanas?
Puede ser, si tú lo aceptas.
Le dije que ya no éramos unos adolescentes, sino suficientemente adultos para tomar una decisión como esta. Quedamos en que sin apresuramiento buscaríamos el día ideal para hacer realidad la fantasía y un viernes mi esposa me dijo que había invitado a su sobrino a cenar, el motivo era que en esa semana había cumplido veinticinco años.
Antes, durante y después de la cena no falto el licor, inicialmente tomamos vino con la comida, pero después nos pasamos a vodka y esto nos llevó a un estado de alicoramiento que nos desinhibió totalmente, comentando abiertamente temas íntimos. a lo cual Sebastián se unió rápidamente, los comentarios picantes y la corta falda de mi esposa, acompañada de una blusa abierta sirvió para llamar la atención sobre sus tetas, estos fueron elementos adicionales suficientes para que su sobrino comenzara a sobrepasarse con la tía acariciando sus piernas, con mi tácita aprobación al no decir nada, solo sonreír.
Llegado el momento crucial le dije a Sebastián… desde hace un tiempo he notado que deseas follarte a tu tía, tus miradas y aproximaciones como ahora lo demuestran, y nosotros estamos de acuerdo en hacer realidad la fantasía que tu tía disfrute del sexo con alguien diferente a mí y que mejor que seas tú.
Sebastián como estaba bastante alicorado, escucho mis palabras y solo quiso confirmar si había entendido el mensaje, y yo le confirmé que efectivamente ese era nuestro deseo.
Aprovechando la música suave que ambientaba la sala y la reducción de iluminación que yo hice, Sebastián y mi esposa comenzaron a bailar y un minuto después estaban trenzados en un beso acompañado de caricias que se prolongaron lo necesario para que mutuamente empezaran a dejar su ropa tirada en cualquier parte.
Yo los observé, pero un par de minutos después me fui a la cocina para que se sintieran más libres y estando allí solo con mis pensamientos debo reconocer que a pesar de que deseaba realizar la fantasía, afloraron unos celos tontos, algo que jamás espere.
La noche siguió y cuando los dos estuvieron totalmente desnudos mi esposa le hizo sexo oral a Sebastián hasta llevarlo al límite, pero él la detuvo para corresponderle de igual forma. Mi esposa se sentó en el sofá, Sebastián le separo las piernas y después de dar un rodeo con sus labios y su lengua por la parte interna de las piernas de mi esposa y más tarde por su pelvis, llegó a su concha donde metió varias veces su lengua, concentrándose luego en su clítoris, al tiempo que sus manos acariciaban las tetas de mi esposa, particularmente apretaba sus pezones que en la medida que los acariciaba incrementaron sus gemidos.
Los dos estaban a tope, ella se levantó del sofá e inclinándose se apoyó con sus manos para ofrecerle sus nalgas a Sebastián, él tomo su verga, la paseó a todo lo largo de la concha de mi esposa, que brillaba gracias a su lubricación y la ubicó en el lugar preciso para iniciar la penetración. En ese instante sentí algo que no se explicar, una mezcla de celos y excitación, al ver una verga distinta a la mía penetrando la concha de mi esposa.
Pero también apareció en mi interior, una cierta rabia injustificada contra mi esposa por dejarse follar de otro hombre y viendo el tamaño del miembro de Sebastián, como creció con la excitación, en lo grueso y lo largo, unos tres o cuatro centímetros más que el mío, sentí placer al escuchar un quejido de ella, cuando la verga de Sebastián toco fondo. Ella lo detuvo apoyando su mano en el vientre de Sebastián. Él paró sus penetraciones hasta cuando ella se lo volvió a permitir, condicionándolo a que no la penetrara tan profundo.
Sebastián la tomo por las caderas y poco a poco fue aumentando la velocidad de sus penetraciones y con ellas vinieron los gemidos de mi esposa, acompañados de un constante, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, y de pronto una que otra palabra suelta como…uhmmm, que rico, sigue, y cuando se excito más le dijo… métemelo todo, eso, eso, así, así.
Y al aumentar la intensidad de las penetraciones, los gemidos de mi esposa incrementaron su volumen tanto que anunciaron la llegada de su orgasmo, pero en ese instante Sebastián no paró y en el último tramo la follo con una rudeza insólita que correspondió a mi deseo de una follada castigadora por dejar entrar que otra verga diferente a la mía entrara en su concha. Esto era injusto, pero sentí placer de ver a mi esposa follada con esa fortaleza de parte de Sebastián. Cuando se separaron empezó a aflorar y escurrir por la parte interior de sus piernas gran cantidad de semen del que le acababa de depositar Sebastián dentro de ella.
Los dos quedaron agotados y yo lleno de deseos con mi verga tiesa esperando una oportunidad de parte de ella.
Para reconfortarlos les alcance sendas copas de licor el cual bebieron como si fuera un refresco. Y cuando mi esposa se fue al baño a secarse, le pregunté a Sebastián como se había sentido y me dijo… Increíble, mi tía folla como las diosas, muchas gracias por haberme invitado a la realización de su fantasía, espero se repita.
Cuando mi esposa regreso, Sebastián le agradeció la invitación y se deshizo en adulaciones hacia ella. Y ella le respondió… para mí también fue maravilloso disfrutar una verga diferente a la de mi esposo y le doy gracias a él por ayudarnos a hacer realidad esta fantasía.
Cuando Sebastián se despidió nos fuimos con mi esposa a nuestra habitación y allí ella me invito a follarla acostándose boca arriba, separando sus piernas para albergar mi verga en su concha, diciéndome…No te preocupes por mi orgasmo que ya disfruté uno con la verga de Sebastián. Mi excitación era tremenda, pero con la advertencia de mi esposa sobre su orgasmo, disfrute esta follada como nunca, con total tranquilidad.
Luego lo hicimos un par de veces más y lo suspendimos para no crear vínculos permanentes. Ahora la fantasía es de mi esposa que quiere tener sexo con un hombre de origen afro, me imagino cual es la razón, pero eso ya será más adelante.
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