La sobrina de Abel y su amiga Paula despertando y aprendiendo de sexo – Parte II
Miriam y Paula ya vieron y probaron el sabor de mi pedazo y el gustito de mi semen, ahora yo sabía que podía ir por mas.
En parte uno Miriam y Paula conocieron mi badajo, y lo degustaron. Ninguna se mostró vergonzosa o con miedo. Al contrario estuvieron gustosas de probar por lo que eso me dio pie para avanzar en lo que me proponía, y era poseer a estas dos niñas y hacerlas mis pequeñas amantes.
Este sábado volvía de entrenar y con el calor que hacía supuse que ambas niñas estarían como el otro día refrescándose con la manguera en su jardín. Al irme acercando a la casa de Miriam siento desde lejos las carcajadas de las niñas. Eso ya hizo que mi verga comenzara a ponerse dura y a crecer. Ya en su vereda las niñas me ven llegar y sonriendo ambas me saludan. Yo me acerco y me bajo de la bicicleta, obvio que en la calza mi pija se notaba muy bien. Paula no le sacaba los ojos de encima. Entonces les pregunto con quien están en la casa y para mi sorpresa las dos niñas están solas. Los mayores están en un bingo que organizó una parroquia, por eso las dejaron ya que se quedaron juntas. Eso facilitó inmediatamente mi plan. Les pedí agua y es obvio que ambas chicas tenían muy claro el recuerdo del otro día, por lo que Miriam tomando la manguera se va corriendo hacia la zona de las plantas grandes que permiten un espacio que no se ve desde la calle, donde ambas niñas la semana pasada me propiciaron una tremenda mamada. Yo pensaba que con lograr que nuevamente me chupen la verga, ya estaba pero vería hasta donde podía llegar. Paula nos acompañó caminando delante, pude ver que la bombacha de su bikini estaba totalmente enterrada entre sus prominentes nalgas, lo que más me excitó. Ya mi pija estaba dura como un riel. Llegamos a nuestro escondite y sin decir nada simplemente me bajé la calza y liberé mi pija que saltó hacia las dos pequeñas. Miriam se acercó y tomo mi badajo por el tronco y sin ninguna indicación se lo metió a la boca. Mientras la niña me la mamaba yo tocaba sus senitos, luego metí una m ano en medio de su bombacha y sus nalguitas hasta encontrar su agujerito trasero donde hundí la punta de mi dedo mayor. La niña ni se movió. Pero yo notaba que Paula estaba queriendo algo más, entonces interrumpí a Miriam y ofrecí la verga a paula, quien prontamente se puso a chupar y a lamer. La verdad que ambas niñas para ser tan pequeñas lo hacían muy bien. Mientras con una mano metía dedo en el culito de Miriam, con la otra mano comencé a acariciar la conchita de Paula. Pronto abría bien las piernitas para que mi mano y mis dedos se apoderaran de su virgen conchita. La niña gemía y se retorcía pero no soltaba la verga, es más cuanto más la tocaba más pija se tragaba. Interrumpí la mamada de Paula, les pedí que se pusieran de perrito con la cabeza contra la pared una al lado de la otra, que seguiríamos jugando. Cuando las dos nenas estaban agachadas sobre sus manos y sus rodillas, bajé a ambas la bombachita, lo que me permitió disfrutar de ambos culitos y de una preciosa vista en primer plano de ambas conchitas. La de Miriam un poquito más gordita que la de Paula, pero esta tenía la conchita toda brillosa de sus jugos. Así es que me decidí por ella primero. Tomé mi pija por el tronco y le froté la cabeza entre sus labios vaginales hasta que encontré al entrada a su sagrada cuevita. Apoyé firme y la cabeza entró. La niña se quejó pero se quedó quietita, casi ni respiraba, empujé un poco más y entró otro par de centímetros y topé con su himen. Pero hoy no era el día para desvirgar su concha, yo quería ambos culitos primero. Me moví despacito sin penetrarla más y logré sacarle un orgasmo a la pequeña, que casi se desmaya. Le saqué la verga y procedí de la misma forma con Miriam, que de mirar estaba re caliente, su concha parecía un volcán y el olorcito de sus jugos impregnaban el ambiente, iguala que con su amiga, apoye suavemente el glande entre sus labios vaginales y suavemente la fui penetrando, entró más fácil que en Paula. También entró más adentro lo que me llamó la atención, la niña no solo no se quejaba, si no que lo estaba disfrutando, empujé un poco más y entró toda la verga hasta topar con su cervis. Ya no era virgen, alguien se me había anticipado, por lo que ya sin miramientos comencé a cogerla con ganas, la niña gemía y suspiraba pero aguantaba a pie firme mis embestidas, luego de cogerla por unos cinco minutos se vino no en uno si no en dos tremendos orgasmos uno detrás del otro. Mi verga estaba en un volcán de caliente que estaba pero no había podido acabar, por lo que sin avisarle le llené de saliva el agujero del culito, metí dos dedos y la niña se quejó, entonces salivé más, unté bien la cabeza de mi chota con saliva y se la apoyé en su ano. Y otra vez para mi sorpresa entró media cabeza al primer apollón y cuando me quise dar cuenta ya toda la cabeza y un pedazo de verga estaba dentro de la niña. Seguí penetrándola suavemente y Miriam solo decía, si papito, me gusta, si papito. Y así descubrí quien se me había adelantado, ya con ese conocimiento, enterré hasta el fondo mi verga en ese culo ya no virgen, pero apretaba hermoso, y así en menos que canta un gallo comencé a llenar ese culito de semen con potentes chorros. Y Miriam seguía con el sí papito, dale papito. Hasta que se la saqué, entonces se me ocurrió una idea. Ya tenía mi pasaporte para coger ambas niñas cuando quisiera. Primero les hice prometer que no dirían nada a nadie, por que si yo me enteraba que contaban algo, yo les contaría a las autoridades que el papá de Miriam ya se la había cogido. La nena me aseguró que fueron solamente dos veces. Pero que no contaría nada a nadie. Que era nuestro secreto. Entonces Paula medio ofendida me dice, claro a ella se la metiste toda por todos lados y a mí nada. Tomándole la cara, le di un beso en la boca y le prometí que la próxima vez ella sería la agraciada. Y así fue, pero eso está en la parte III
Excelente muy erotico excitante y con morbo, espero la continuacion. pronto.
Uffff buen relato, me trajo recuerdo cuando cojí a mi sobrina en el patio de la casa. ¿Para cuándo la tercera parte?