La sobrina de mi patròn
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por manuelete.
Martita, la sobrina de Manuel Silverio, mi patrón tenía 13 años, andaba feliz por la estancia, ya que era tiempo de vacaciones para su actividad escolar. Yo era el chofer de Don Manuel, pero como él había viajado a Europa andaba todo el día sin hacer nada.
La esposa de mi patrón me pidió que la vigilara a la niña, porque era medio distraída y tenía miedo que le pasara algo. No me gustaba mucho esto de hacer de niñero, pero había que cumplir las òrdenes, asì que por donde andaba la Martita yo le seguía los pasos. Ya estaba anocheciendo cuando escuché que me llamaba-“Señor, me puede ayudar, quiero subir al árbol, para sacar unas naranjas”. Le tomé a la chica de la cintura y le alcé en mis brazos. Olían sus cabellos a crema de enjuague, todavía estaban húmedos. Bajé un poco mis manos y le agarré de las caderas, ubicándola en una rama del naranjo. Ella me sonrió con picardía, entonces recién me di cuenta lo hermosa que era. Desde abajo le miré los calzones blancos que aparecían debajo de su corta pollera.
Vi su raja abultadita demarcada en la transparente bombachita. Ella se dio cuenta que la miraba y me dijo:-quiero subir un poco más me ayudas-Levanté mis manos, le tomé nuevamente de las caderas y la mantuve así, hasta que vi, que arrancó la fruta que anhelaba tomar. Ahí la bajé suavemente hasta el suelo y la mantuve unos instantes recostada contra mi pija dura. Ella no se moviò, bajò su mano desocupada y me tocó el aparato. Se pegó una carcajada y salió corriendo hacia la cocina para buscar un cuchillo y pelar la fruta, que le había ayudado a bajar se sentó como a unos diez metros de mi y comenzó a saborear la naranja. Me daba la espalda y jugaba con sus pies, haciéndole cosquillas a un perro negro grande de raza indefinida. El perro se acostaba boca arriba y esperaba que las caricias continuaran. Martita, que sabía que la estaba mirando, con su pie descalzo le empezó a acariciar el sitio que el animal deseaba .Vi aparecer la vara roja y vi también que la sobrina del patrón se dirigió hasta la parte de los galpones, yo la seguí porque el perro también iba tras de ella. Debía cumplir las órdenes de la esposa de mi patrón.
Cuando la vi nuevamente Martita estaba acostada en el suelo, debajo del perro y le chupaba su enorme verga, había agarrado la parte más gruesa con su mano derecha y con la otra se frotaba su conchita. El perro negro se soltó y comenzó a lamerse su pedazo enorme de carne roja. Martita, lo llamó nuevamente para ofrecerle su conchita, el animal le lamía con su lengua enorme y la pequeña que estaba como sentada se retorcía de placer-Me acerqué hasta ellos y le puse mi pija en la boquita de Martita, que la aceptó gustosa. El perro quería montarla, estaba tan excitado que no sabía qué hacer, ahora era él que me espiaba. Le levanté la colita a la sobrina de mi patrón y le empuje toda mi verga en su culo estrecho.
La muchachita gritó y me mordió la mano, pero yo le empecé a bombera de a poco, le tocaba las tetas y le metía mis dedos en la conchita. Estuvimos unos diez minutos así, creo que acabamos juntos.
Me retiré del galpón y dejé a Martita vistiéndose-
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