La tía de Aron

parte 2 de la Fraternidad de Aron y Samuel.
Luego de aquel primer polvazo con Wendy era algo evidente que queríamos repetir por lo que siempre buscábamos una razón para pasar el rato luego del cole solo para poder cogérnosla, por desgracia eso no duró tanto como esperábamos ya que como ella era bastante promiscua al parecer sus familiares la pillaron y posteriormente se filtraron videos de ella en plena faena por lo que prefirió irse del cole. Todo lo sucedido fue lamentable ya que era alguien con quien era agradable pasar el rato y pues no teníamos a nadie más tan liberal como ella. 

Transcurrido 5 años Aron y yo ya habíamos agarrado un hábito de compartir pareja cosa que también nos llevó al rompimiento con algunas, varias eran bastante retraídas y dicho hábito no fue solo por aquellos momentos que estuvimos con Wendy sino más bien fue por Amelia una tía de Aron.
Como sabrán conozco desde hace muchísimo a Aron que prácticamente ya éramos como hermanos cosa que nos llevó a una suculenta situación en las vacaciones navideñas de hace dos años, para entonces Amelia no estaba en buenos términos con su esposo y solo había venido entonces con sus dos hijos Emilio de 14 años que era el mayor y Daniela de 8 años.
Mi relación con ellos no era nada del otro mundo sobre todo con Amelia y no era porque me desagradara sino porque no había nada en común para charlar, ella era un tanto bromista de manera coqueta pero no era más que eso, bromas superficiales. 

La fiesta de año nuevo la celebramos en casa de los padres de Aron y todo chévere, comida y bebida hasta reventar, para eso de las 2: Aron, Emilio y yo estuvimos hablando en su habitación, pero Emilio terminó quedándose dormido donde se supone que dormiría yo por lo que luego de un rato cuando ya no aguanté el sueño me fui a la habitación donde debería haberse acostado Emilio. Esa noche tuve un sueño bastante caliente que hiso despertar, la verga la tenía super tiesa que si me la apretaba me hacía temblar, algo si me pareció raro en ese momento mas no le di vueltas y fue de que tuviera mi miembro fuera, pero como andaba medio dormido mi cerebro no estaba ni al 50% aunque si lo suficiente para notar que tenía a alguien más durmiendo conmigo y era mujer porque al tacto ya era evidente y sobre todo porque estaba casi desnuda, solo tenía pues un hilo y no era porque la podía ver sino por todo el manoseo. Mi sueño desapareció, estaba más despierto que beber Red Bull con café y noté que a quien le anduve manoseando esas flácidas y placenteras tetas era a la cuarentona Amelia, que delicia era recorrer su cuerpo y mi verga la deseaba ya que estuve estrujándosela un buen rato hasta que la misma Amelia sutilmente tomo mi verga y echándose el hilo a un lado se la puso en su coño y en un desliz sentí todo su calor, a pesar de que es ridículamente delicioso estar dentro de un coño también son los momento más difíciles porque lo único que trataba era de no correrme porque su mojado coño como que succionara todo, desconozco cuanta veces lo hice pero Amelia estaba ardiendo que hasta en una de esas me cabalgó hasta dormirnos.
A la mañana siguiente al despertar miro su espalda y se me vuelve a parar, aunque esta vez no hubo un precio manoseo, sino que me eché saliva y se la metí, Amelia se despierta mas no se aparta:
—¿Qué estás haciendo? —, susurra mientras gime suavemente. Yo no respondí solo me acerqué a su rostro hasta que terminamos besándonos mientras la penetraba y por ende hasta correrme. —¿Qué hiciste, no debiste correrte adentro? —.
—con todo lo que me corrí anoche, ¿te vas a preocupar porque lo haga ahora? —.
Por desgracia no era lugar ni la hora para continuar por lo que ahí acabo esa caliente mañana. 

Si bien no continuamos más nada esa mañana, nuestra relación sí que había dado un vuelco bastante brusco, pero claro manteniendo las apariencias. las veces que me la encontraba era bastante evasiva, pero había instantes que ni ella misma se aguantaba, una de esas fue cuando tuvo que regresar a su casa y aunque no cogimos si se despidió con una mamada.