La vecina pobre: Mi hermosa Laura
Alex es un joven que hará de todo para ganarse el cariño de su hermosa pero pobre vecina Laura ¿lo logrará? .
Hola, mi nombre es Alex, y el día de hoy les contare como tuve en mis manos a mi hermosa vecina.
Primero hablare un poco de mí, vivo en una pequeña ciudad de México llamada villa victoria, tengo 17 años, soy un chico gordito de estatura promedio, tengo algunos amigos, pero no soy muy popular con las mujeres.
Originalmente vivía con mis padres en la orilla de la ciudad, pero debido a que el colegio me quedaba muy lejos ellos decidieron que era mejor alquilarme un pequeño departamento de un edificio para que aprendiera responsabilidad, por un lado, prácticamente me echaron de casa, pero no puedo quejarme ya que me siguen pagando todo, voy a todas las reuniones familiares y me llaman casi a diario así que esta bien, imagino que solo querían privacidad en casa para hacerme un hermanito.
La verdad no importa ya que hay algo muy bueno en todo esto, mi hermosa vecina.
Su nombre es Laura, la mujer más hermosa que he visto en mi vida y de la que me enamoré desde el primer momento que la vi, ella es madre soltera, tiene 28 años, su cabello es lacio de color rojo, es relativamente alta más o menos 1.70, sus pechos son grandes y firmes rebotando cada vez que da un paso, su trasero es grande en forma de corazón, siempre usaba ropa holgada pero difícilmente podía disimular su cuerpo erótico.
Ella vivía aquí cuando llegué, en ese entonces su hija tenía unos 8 años, es encantadora y muy tierna pero solo la veo como una hermana pequeña, ya que a diferencia de su madre ella está completamente fuera de mi zona de bateo, yo soy un cerdo decente, no soy un puerco.
Laura no solo es una mujer muy hermosa, sino que también es una dama en extremo dulce que se preocupa mucho por su hija, desgraciadamente para ella la situación no era buena en absoluto, vivimos en el último piso del edificio, en mi caso porque era el único disponible y porque mis padres querían que hiciera más ejercicio subiendo la escalera, en su caso porque era el piso más barato, los primeros meces que viví aquí antes de hablarle ella siempre se veía cansada y con ojeras, siempre la veía salir temprano en la mañana para llevar a Wendy a la escuela, en ocasiones me la topaba cuando volvía del colegio, ella entraba rápido pero al ser las paredes algo delgadas podía escuchar como ella le decía a Wendy que debía calentar la comida con mucho cuidado y que no le abriera la puerta a nadie, básicamente ella usaba su hora de comida para ir por su hija y luego volver al trabajo.
Se que fui muy mezquino pero use esto a mi favor para acercarme de a poco a ella, uno de mis pocos talentos es la cocina, no por nada soy gordito, así que un día domingo que sabía ella no trabajaba decidí cocinar algo de olor llamativo, unas empanadas al horno sería lo más fácil, por lo que tras acabar de cocinar el olor empapaba el piso, teniendo en cuenta que solo había 2 departamentos no fue muy difícil, las puse en una bandeja y salí con mi mejor sonrisa de niño bueno, toque la puerta y tras unos momentos ella abrió la puerta tímidamente ocultando parte de su cuerpo.
— oh… hola…
Y ahí estaba, mi hermosa Laura, ese día traía el cabello atado a una cola de caballo lo que dejaba ver como usaba una blusa blanca de tirantes algo desgastada con un pants gris que a pesar de estar holgado no escondía para nada su curvilínea cadera, pude notar como su blusa se veía algo húmeda por lo que seguro estaba lavando su ropa.
— buenos días vecina, prepare algunas empanadas, pero creo que hice demasiadas, así que me preguntaba si no quisiera algunas?
— eh, bueno…
En eso pude ver como la pequeña Wendy se acercó, tenía lo que parecía un pijama de alguna caricatura, le quedaba algo pequeña pero no en el mal sentido, solo tenía las mangas cortas y el pantalón le llegaba a medio tobillo.
— hola tu eres el muchacho que vive junto… que es eso?
— les traje algo rico.
La niña veía hipnotizada la bandeja en mis manos por lo que Laura ya no pudiendo hacer nada dio un suspiro para su interior, y me invito a pasar.
Pude ver como el interior de su departamento mostraba su situación, los muebles se veían algo gastados además de que las paredes no parecían haber recibido mantenimiento desde hace mucho.
Me senté en el desgastado sofá y vi como la pequeña seguía la charola como un gato asechando a su presa.
— eh… como te llamas pequeña?
— soy Wendy¡¡¡
— adelante pequeña puedes comer.
Ella no dudo y comenzó a comer, debo decir que parecía un pequeño hámster llenándose las mejillas de comida.
— eh… vecino?
— me llamo Alex
— mucho gusto Alex soy Laura, se te ofrece una taza de café?
— claro, le agradezco.
Una cortina era lo único que separaba la “sala” de la cocina por lo que con el rabillo del ojo pude ver como ella calentaba agua en una vieja estufa, debo admitir que por un momento me dio pena querer sacar ventaja de ella, pero honestamente mi calentura podía más.
Ella regreso con 3 tasas que se notaba habían pasado una dura vida, un frasco con azúcar y café soluble de marca genérica, no soy quisquilloso así que no me queje.
— adelante pruébelas
— oh, si gracias.
Ella tomo una primero viendo como Wendy comía, seguro quería que su pequeña comiera primero, pero por suerte lleve varias.
Ella dio una mordida y su expresión dudosa cambio a una de felicidad, admito que mi orgullo de cocinero se agrando ese día.
— sabe delicioso.
— verdad que si mami?
— bueno, todo sabe bien cuando le pongo una tasa del ingrediente secreto.
— amor?
— manteca de puerco.
La mujer soltó una risa que la hacía toda vía más hermosa.
— lamento haber llegado de improvisto, espero no estarle quitando su tiempo.
— no te preocupes, estaba lavando la ropa, pero no es mucha.
— bueno siempre la veo saliendo con un tipo de overol.
— eso? trabajo en una maquiladora, así que ellos me dieron un par de cambios del uniforme, además de eso y el escolar de Wendy realmente no hay mucho que lavar.
— ya veo, la situación parece algo difícil.
— un poco, soy viuda desde hace unos años y las cosas han sido algo complicadas, pero nos las arreglamos para salir adelante.
— imagino que debe ser duro, bueno, si algún día necesita mi ayuda para algo puede pedirme lo que guste.
— yo… no quiero abusar de tu generosidad.
— vamos, está bien esforzarse uno mismo, pero una pequeña ayuda de los demás siempre es una gran bendición.
— sí, supongo que tienes razón.
Pude ver como su semblante se relajó, sí sé que me robe la frase de una serie animada, pero de todos modos funciono, me despedí de ella y comencé mi acercamiento a ellas de forma lenta pero constante.
Durante un par de meses le di algunas visitas ocasionales llevándole alguno de mis platillos, además de eso comencé a tener pequeñas pláticas con ellas cuando nos encontrábamos en el pasillo, por lo que poco a poco me comenzó a tener más y más confianza.
En una ocasión ella menciono que estaba algo preocupada porque tenían una capacitación obligatoria en su trabajo por lo que no sabía cómo hacer para recoger a Wendy de la escuela a lo que yo solo dije de forma relajada que, si ese era el problema yo la podía cuidar, después de todo nuestro horario coincidía.
Ella pareció pensárselo por un momento, pero en vista de que estaba entre la espada y la pared decidió aceptar y sabía que esa era una gran oportunidad para mí.
El día acordado llego y salí casi corriendo al colegio de mi hermanita postiza, llegué al salón y ella me estaba esperando con una sonrisa.
— Esperaste mucho?
— no, acabamos de salir.
La tome de la mano y la lleve a casa, tuve extrema precaución, nada podía salir mal en ese momento, caminamos un rato llegando a mi casa sanos y salvos, le di de comer algo de pasta y tras ayudarle a hacer su tarea mi misión estaba lista, le di un control y pasamos el resto de la tarde jugando videojuegos.
La tarde noche llego y el timbre de mi casa sonó, abrí la puerta y vi a Laura que trataba de disimular su preocupación.
— Wendy tu mamá llego.
— mami¡¡¡
La pequeña niña abraso a su madre como siempre lo hacía y al verla completamente sana y salva finalmente pudo relajar el cuerpo.
— hola mi amor, te portaste bien?
— sí, me gustó mucho pasar el día con Alex, fue muy divertido, me ayudo a hacer mi tarea y me enseñó a jugar videojuegos, puedo venir a visitarlo más seguido? por favor.
— eh, bueno…
— por mi está bien, puedes venir el fin de semana a jugar videojuegos conmigo si haces tú tarea primero y solo si tu madre te da permiso.
— puedo mami?
— está bien cariño, solo si te portas bien.
— viva¡¡¡
Para mi fortuna todo salió a la perfección ya que ahora mi querida Laura me veía con mucha más confianza además de que la pequeña Wendy ahora era una valiosa aliada para mí.
Gracias a eso pude ver como la carga en los hombros de Laura bajo bastante, sus ojeras desaparecieron y ahora se veía radiante, posiblemente el saber que su hija estaba en un lugar seguro le hacía estar mucho más relajada.
Había pasado alrededor de un mes desde que mi hermanita comenzó a venir a jugar a mi casa, realmente no me molestaba pasar tiempo con ella ya que es una niña muy bien portada, y al ser una niña algo ingenua pude hacer cosas que no pensé posibles.
En una ocasión era sábado por lo que Wendy paso la mañana conmigo y solo regreso a su casa cuando su madre llego a darle de comer, note como Laura se fue, pero Wendy no regreso así que asumí que tenía que hacer algún deber cuando mi timbre sonó.
— que pasa Wendy?
— mi mamá me dijo que podía regresar a jugar contigo después de lavar la ropa, me ayudas para acabar rápido?
Disimulé lo mejor que pude mi emoción y simplemente asentí con una sonrisa.
Ella me llevo de la mano y entre a su casa, antes solo había visto la sala, pero ahora pude entrar a la habitación que compartía con su madre, era del mismo tamaño que la mía, pero los muebles estaban algo viejos.
— vas a lavar mucha ropa?
— no, no tenemos mucha ropa, pero mami dice que debo aprender a hacer mis deberes.
vi como ella regreso con un cesto y vacío el contenido sobre la cama, efectivamente no era mucha ropa.
— veo que tienen poca ropa.
— sí, solo tenemos un par de cambios cada una, mira mi mami solo tiene 3 calzones, aquí hay 2, el otro es el que lleva puesto.
Ella me los dio como si fuera cualquier cosa, pero obviamente para mí era una oportunidad que no podía dejar pasar.
— hollé, quieres comer chocolate mientras esto se lava?
— sí, sí quiero¡¡¡
— ve a mi casa y toma 2 barras que están junto a mi buro, ya sabes dónde verdad?
— sí, si se, voy por ellos.
Ella salió por unos chocolates inexistentes, bueno si los tenía, pero estaban en otro lado así que le tomaría un rato encontrarlos.
Tome ese par de bragas y las contemple por un segundo, una era de un blanco amarillento por el desgaste y la otra era rosa con un listón rojo, no espere más tiempo y las pegue a mi nariz inhalando con fuerza, era un aroma embriagador, el aroma de mi amada Laura, las revise un poco más viendo el interior de la tela buscando alguna mancha de sus jugos apenas notando un rastro de estos.
no aguante más y entre al baño en caso de que Wendy llegara pronto, frote esas lindas bragas en mi rostro lamiendo la parte que iba en contacto con su entrepierna disfrutando como si fuera ella misma, no tenia mucho tiempo así que me puse una en la cara como si fuera una mascara y baje mis pantalones para comenzar a masturbarme con la otra, eran muy suaves y sumado a la esencia que invadía mi nariz no tarde mucho en terminar, las limpie con un poco de papel para evitar que Wendy sospechara algo y unos minutos después ella llego con las barras de chocolate que le prometí.
— te equivocaste, estaban sobre tu ropero.
— perdón, fue mi error, ahora metamos esto a la lavadora, por cierto, veo que tú y tu mami no tienen mucha ropa, no te compra ropa nueva a menudo, ¿verdad?
— no, mami dice que lo que gana es para el alquiler y la comida, así que rara ves me compra algo, mi única ropa buena es la del uniforme de la escuela.
— ya veo… bueno terminemos de lavar la ropa y vamos a jugar videojuegos.
— si¡¡¡
Ese día un nuevo plan llego a mi mente para que mi amada Laura dejara de usar esas ropas holgadas y se vistiera mucho más sexy para mí, me costaría mi mesada, pero sería fácil llevarlo a cabo, primero lo primero, compre una buena cantidad de jabón en polvo barato el cual empaque en pequeñas bolsas de medio kilo, invente un logo y tras imprimirlo en papel estampa tenia listo un lote de muestras gratis de jabón en polvo de una nueva marca.
No quería que nadie se diera cuenta, pero fue fácil que uno de los niños que hacen mandados en la colonia me hiciera el favor, le dije que los pusiera en las puertas de algunas casas del edificio, solo eran 10 así que no importaba mucho en cuales, las únicas que importaban eran las 2 del último piso, básicamente mi casa y la de Laura, ahora solo era cosa de esperar y la magia empezara.
Como era viernes me disponía a recoger a Wendy de la escuela, pero me sorprendí cuando me topé con Laura.
— hola, esta todo bien?
— sí, bueno… más o menos.
Ella me conto que esa semana las maquinas de su trabajo estarían en mantenimiento pausando la producción por lo que salió temprano y no regresaría a trabajar hasta el lunes, parecía algo bueno, pero ella también me dijo que esos días no se los pagarían completos por lo que su ya apretada cartera lo estaría un poco más, me dio un poco de pena, pero esto sería mucho mejor para mi plan.
Cuando llegamos a nuestros departamentos vimos esas bolsas en nuestras puertas con una nota que decía que eran muestras gratis de producto, cosa que a Laura hiso que se le iluminaran los ojos cuando la vio, debo admitir que me sentí mal por ella.
— una muestra de jabón?
— qué bueno, a nosotros ya se nos acabó y con lo de mi trabajo esto es un regalo del cielo.
— tal vez, pero te recomiendo no usarlo con tu ropa buena, no sabes si puede dañar tu ropa.
— eso crees?
— pruébalo con el resto de tu ropa, si no te gusta como lava yo te presto jabón del que yo uso.
— eres un ángel Alex, bueno hoy voy a probarlo, con suerte tal vez regalen más cosas de la marca.
Entre a mi departamento y espere, ya tenia todo listo, solo sería cosa de esperar.
Al día siguiente, fui por un poco de pan recién horneado a mi panadería favorita y me preparé para ver los resultados.
Toque la puerta de Laura, tardo un poco pero finalmente respondió sin abrir la puerta.
— quién es?
— soy yo Alex, compré pan y les traje un poco.
Ubo un silencio por un momento y finalmente abrió la puerta.
— pasa…
Al entrar sentí que el aire me faltaba, Laura solo estaba cubierta por una toalla desgastada que con trabajo cubría su curvilínea figura.
— pero que paso?
Vi como Laura trataba de aguantar las lagrimas mientras sostenía su toalla.
— el jabón de ayer, lo usé para lavar la ropa, quería aprovecharlo al máximo así que metí todo incluyendo lo que traía puesto y…
Ella comenzó a gimotear ya que las lagrimas se le estaban escapando.
— toda nuestra ropa se echó a perder.
— como que se echó a perder?
— sí, ven a ver.
Ella me guio a su pequeño cuarto de lavado y pude ver una cubeta con lo que parecía un montón de trapos viejos rotos como si los hubieran desgarrado, hice mi mejor esfuerzo por poner cara de sorpresa, pero yo ya sabía lo que paso.
Ese supuesto jabón era cloro en polvo en su mayoría, use a penas jabón suficiente para disimular el olor, lo siento por las otras personas que lo usaron, pero era un daño colateral que estaba dispuesto a pagar por esto.
— Todo se arruino entonces?
Ella asintió gimoteando.
— solo se salvó un suéter mío y la ropa interior de Wendy, por eso ella no ha salido, prácticamente no tenemos nada que ponernos.
— también sus uniformes?
— no, esos por suerte los lave primero con lo que quedaba de nuestro jabón regular, pero aun están mojados, fuera de eso no tenemos nada que ponernos.
— Ya veo, esperen un poco.
Sali del departamento y regrese con un par de mis pans y un par de camisas.
— no es mucho, pero espero que le pueda servir por el momento.
Ella me miro con los ojos aun llorosos y me abraso.
— gracias Alex, eres muy amable.
Por mi lado solo le regrese el gesto, pude sentir como sus enormes tetas se presionaban contra mi pecho, y note como la toalla se abrió un poco mostrando su cadera, por lo que confirme que no tenia nada debajo, me hubiera encantado que se le callera la toalla, pero mi suerte no fue tan grande.
— la dejo para que pueda vestirse, nos vemos después.
Dejé el pan en la mesa y salí, parecía querer decir algo, pero no protesto, estar medio desnuda con a penas 4 prendas para usar ya era suficientemente malo como para rechazar comida gratis.
Con todo preparado ya solo tenia que poner en marcha la ultima parte de mi plan, así que tomé mi chaqueta y me dirigí a cierto lugar, era una pequeña tienda que vendía ropa de paca tipo americana, algunas prendas eran nuevas y otras de medio uso, lo mejor de todo era que era muy barato.
Me tome mi tiempo y escogí varias prendas, tome las blusas mas escotadas que encontré, lo que me dejara ver mejor los enormes melones de mi querida Laura, luego fue turno de los pantalones, la mezclilla no me gusta así que tome algunos leggins, claro asegurándome de que fueran pequeños o con su debida transparencia, ese culito no se merecía menos.
Por otro lado, no me olvide de Wendy, mi hermanita no tenia la culpa de mi calentura así que también compre ropa para ella, trate de que fuera bonita y que le quedara algo grande para que no se le viera pequeña tan rápido.
Y ahora lo mejor para el final, ya con lo primero empacado me dirigí a una tienda mas “especializada,” el lugar se llamaba el conejo blanco, era una tienda de lencería y juguetes sexuales, entre con un poco de nerviosismo, pero por lo que se la vendedora era de mente muy abierta en lo que a menores respectaba.
— buenos días jovencito.
Un escalofrió me recorrió la espalda cuando volteé y la vi, una voluptuosa mujer de cabello rubio, vestía un pantalón negro con una chaqueta abierta la cual mostraba su blusa y su gran escote.
— en que puedo ayudarte?
— eh, bueno quiero algo de ropa para…
— tu novia?
— no, es para… eh…
Ella se acercó hacia mi y por un segundo vi como ella parecía olfatear el aire para mostrar una sonrisa.
— Muéstrame una foto.
Temblorosamente saqué mi teléfono y le mostré una foto de Laura, ella contemplo la imagen por unos segundos para luego sonreírme.
— tengo todo lo que buscas.
Ella no dijo nada más y comenzó a tomar algunos conjuntos de los estantes, debo decir que solo imaginarme a Laura con ellos hacia que se me pusiera dura.
— guarda energías para el momento, las vas a necesitar.
La vendedora me dio una bolsa con una gran sonrisa.
— eh, cuanto le debo?
— no te preocupes cariño, la casa invita por esta vez.
— se… segura?
— claro, a tu amada vecina le va a encantar, y si quieres un consejo, está bien si solo das media vuelta.
— a que se refiere con?… espere, pero como sabe?…
— experiencia cariño.
— eh, gracias?, supongo
— hasta luego, por cierto, no duermas con camisa esta noche.
Salí de la tienda y por alguna razón no pude dejar de temblar por varios minutos, no se que tenia esa mujer, pero me aterro, en cualquier caso, era hora de seguir con el plan.
Ya era de noche cuando llegue a casa cargando una caja listo para quedar como el héroe.
Toque la puerta de Laura y nuevamente tardo unos segundos en responder.
— quién es?
— soy yo Alex, tengo una sorpresa.
— adelante, pasa…
Ella me abrió la puerta y entre, pude ver como ella traía mi ropa puesta, el pantalón le quedaba bastante flojo y que decir de mi camisa, ella le había echo un nudo al costado para que no colgara tanto, pero eso solo realzaba sus grandes pechos desprovistos de un sostén, y lo mejor de todo, sus pezones se marcaban perfectamente, ella no hiso intento de cubrirse, no se si por la confianza que me tenia o porque a estas alturas ya no importaba mucho.
— mami, ¿quién es?
— es Alex mi amor.
Vi como ella salió tímidamente de su habitación usando mi camisa, debo decir que me dio un poco de risa ver como parecía como si tuviera una manta encima.
— puedo preguntar qué es esto?
— vera, espero que no se valla a ofender, pero esta mañana cuando me entere de su problema fui a casa de mis tíos y les conté de su problema, mis tías compran mucha ropa y a menudo solo la dejan por ahí botada cuando compran nueva, también les pedí la ropa vieja de mis primas, son mayores que Wendy así que seguro le queda bien.
Puse la caja en la mesita y ambas mujeres abrieron los ojos viendo toda esa ropa.
— Alex, esto realmente es para nosotras?
— sí, no se preocupen.
— mira mami, es mucha ropa nueva.
Pude ver como Laura luchaba por no soltar sus lagrimas mientras veía toda esa ropa, para mi eran baratijas, pero para ella era un gesto que prácticamente la estaba salvando de la ruina y humillación.
— bueno las dejo.
— espera Alex, yo quiero que me veas con mi ropa nueva, Wendy me tomo de la mano y me detuvo.
Mire a Laura pidiendo su permiso.
— espéranos aquí.
— espere.
Me acerque a su oído y señale una bolsa negra dentro de la caja hablando en voz baja.
— mis tías también incluyeron… prendas interiores, pero no se preocupe, me dijeron que esas son nuevas.
Ella tuvo un pequeño rubor, pero me agradeció con una sonrisa.
Espere unos minutos en la sala y Wendy fue la primera en salir.
— Mira Alex, como me veo?
Wendy salió con una blusa de color rosa, un pantalón negro y un abrigo verde que la hacían ver adorable.
— te ves muy bonita.
— me queda un poquito grande, pero me gusta mucho, gracias.
— viste el resto de ropa?
— si, es muy bonita, muchas gracias Alex.
Ella me dio un fuerte abraso, enserio a este punto Wendy era la hermanita que no sabía que quería.
— este… Alex, Toda la ropa de tus tías es… así?
— así como?
Vi como Laura solo asomaba la cabeza y tras unos segundos de pensar, ella salió mostrando su nuevo conjunto, ella tenia puesta una blusa azul con un gran escote que dejaba ver buena parte de sus enormes tetas, se notaba que el sostén que usaba apenas podía con su trabajo, pero lográndolo a duras penas.
La blusa a penas y cubría su abdomen por lo que los leggins negros se podían ver en todo su esplendor, estaban perfectamente ajustados, tanto que de no ser por el color parecía como si no tuviera nada puesto, o bueno si se notaba algo, ella tenía puesta una de las tangas que esa extraña vendedora me dio, y gracias a que al igual que las demás era de un color pastel brillante se podía ver claramente bajo su ropa.
— te ves muy bonita mami.
Wendy fue la primera en hablar, claro desde su inocencia su mamá parecía una modelo de revista y no una calienta pijas.
— Bueno, espero les haya gustado.
— Alex… quieres tomar un café antes de irte?
— eh, si claro.
Ella camino a la cocina y pude ver esas grandes nalgas moverse, las cuales sin ningún tipo de compasión se habían comido todo el hilo de la tanga.
Hablamos un rato de temas triviales, poco y nada podía hacer para evitar dar vistazos al escote de Laura, ella pareció notarlo, pero lo único que vi fue una linda sonrisa de su parte.
La hora de irme llego, después de un largo día todo había valido la pena, me prepare para darme una ducha por lo que aproveche y con la rasuradora me quite todo el pelo de las bolas, personalmente me gusta más así, ahora con mi polla mas lampiña que un bebé recién nacido me di una merecida ducha.
Salí del baño y me vi al espejo, vi mi cuerpo de adolescente regordete, no me molesta mi figura, personalmente opino que me veo como un gordito buena onda, me puse mi ropa interior y recordé las palabras de aquella vendedora así que no lo pensé mucho y me metí a la cama sin camisa.
Eran alrededor de las 12:30 de la mañana cuando el timbre de mi casa sonó, me desperté lentamente y me levante cuando el timbre sonó de nuevo, camine hasta la puerta y vi una silueta tras ella.
— quién es?
— soy yo, Laura, abre por favor.
Abrí la puerta sin entender y ella solo paso empujándome cerrando la puerta tras de ella.
— pero que estas?
— no digas nada Alex, solo disfruta…
Su extraño tono seductor me dejo congelado, las luces estaban apagadas así que lo único que se podía ver era su silueta a través de la luz de la luna.
Ella se acercó al interruptor y encendió la luz, aunque su cabello cubría parte de su rostro pude ver como traía puesta la blusa y el sostén de hace rato, pero abajo… solo tenía esa pequeña tanga puesta.
— he notado como me miras, todos los hombres miran mi cuerpo con deseo, estoy segura de que te has hecho cientos de pajas pensando en mis tetas.
Ella tomo su blusa de la parte de abajo y sin duda alguna la levanto mostrando sus enormes tetas cubiertas por un pequeño sostén que parecía querer reventar y no era lo único, ya que mi polla se puso tiesa al instante.
— te gusta lo que ves?
Mis ojos estaban clavados en sus grandes tetas cuando ella movió sus manos hacia atrás desabrochando su sostén dejando libres ese par de ubres con un pequeño rebote.
Primero fue el tirante izquierdo, luego el derecho, ella dio media vuelta y tras un segundo de suspenso su sostén cayó al suelo dejando a la vista solo el contorno de su figura, baje la mirada observando su grande y redondo culo que había echo desaparecer ese diminuto hilo.
— Sabes Alex, eres el primer hombre en mucho tiempo que ve mis pompis, solo el padre de Wendy lo había echo hasta ahora, aunque el no tubo el privilegio de verme con una tanguita tan chiquita como esta, él tenía que conformarse con jalar mis viejos calzones de abuelita para que se metieran entre mis nalgas, ¿porque a los hombres les gusta tanto eso?
Ella tomo los elásticos de su tanga y agachándose sin doblar las rodillas se las quito sin ningún tipo de pudor.
— estas listo Alex?
Ella iba a darse la vuelta, lo sabía, finalmente podría ver a mi amada Laura como dios la trajo al mundo, pero…
Fue mas débil que un susurro, pero lo escuche, un leve gimoteo, mi amada Laura… estaba llorando.
El recuerdo de las palabras de la vendedora golpeó mi mente como un taladro y lo entendí, ella dio media vuelta exhibiendo su cuerpo desnudo, tan hermoso y sensual que muchos matarían por un pequeño vistazo, pero…
Ella vio sorprendida como yo me había dado la vuelta mientras cerraba los ojos con fuerza.
— Alex?
— …
— pero pensé que tu querías…
— claro que quiero, pero, no así…
Ella se acercó lentamente y me abraso, pude sentir su voluptuoso cuerpo tocando mi espalda, pero también sus lagrimas cayendo tras mi cuello, ella lloro en esa posición por un rato hasta que finalmente se desahogo.
— no se en que estaba pensando, solo quería agradecerte.
— usted es la mujer mas hermosa que he visto en mi vida, pero no voy a aprovecharme de un momento de debilidad.
— te gusto Alex?
— si dijera que si podrías corresponder mis sentimientos?
— ahora mismo eso sería muy difícil.
— entonces es muy difícil que responda.
— está bien, no tienes que responder ahora, pero… aun así quiero pagarte por lo de la ropa y por cuidar tanto de Wendy.
— ya le dije, no quiero aprovecharme de usted.
— tranquilo, ya estoy bien, esto será solo un pequeño regalo de mi parte y mañana volveremos a la normalidad.
Ella pego su cuerpo desnudo a mi espalda y bajó mi ropa interior, comenzó a frotar sus enormes tetas en mi espalda para luego tomar mi polla entre sus manos, eran muy suaves si soy honesto.
— ah…
— es la primera ves que te hacen esto?
— si, es la primera vez.
— sabes porque te quiero Alex?
— no realmente.
— todos los hombres que he conocido en mi vida solo han buscado mi cuerpo, solo 2 han sido la excepción, el padre de Wendy y tú.
— Laura yo…
Las manos de Laura seguían estimulando mi polla ahora mientras frotaba sus tetas en mi espalda.
— no digo que seas un santo, yo quiero creer que todo lo que ha pasado desde el día que te conocí fue por algo.
En ese momento Laura noto como mis manos temblaban.
— adelante Alex, puedes tocarme un poco.
Estire mis manos y toque sus nalgas, eran firmes pero muy suaves al mismo tiempo.
— te gustan?
— sí, me gustan mucho.
— Entonces apriétalas.
Aprete sus grandes nalgas, nunca pensé que eso sería posible, sus suaves manos jugaban con mis bolas al mismo tiempo que estimulaba mi polla.
— te gusta como lo hago?
— si me gusta mucho.
— que bien, entonces lo hare más fuerte.
Ella puso mas presión en sus manos y aumento la velocidad.
— Laura, voy a…
— adelante cariño, no te contengas.
Finalmente me corrí, fue el mejor orgasmo que he tenido en mi vida, ella me abraso de nuevo y me dio un pequeño beso en el cuello.
— sigue cuidando de nosotras.
Ella tomo su ropa y salió de mi departamento antes de que finalmente me diera la vuelta y me dejara caer en el sillón.
Me esforzaré mucho por ti, mi hermosa Laura.
quedo bonito, espero la siguiente parte para ver como continúa.