La Vía Láctea
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sergio-escritor.
Una noche de las muchas en las que salíamos por el barrio de malasaña no pude evitar fijarme en una chica que habian en la plaza de Tribunal. Su aspecto algo desaliñado, su figura algo regordeta y su escasa estatura despertaba en mi ese morbo que hace que te preguntes si realmente te conoces a ti mismo, pues nunca me antes me había ocurrido que una chica con esa fisionomía me gustase.
Aún sintiendo ese pellizco lo dejé pasar, pues tampoco soy particularmente lanzado. No obstante convencí a mis amigos para tomar algo en la plaza y así no quitarle ojo de encima.
Al poco apareció un chico que al acercarse a ella la rodeo con sus brazos y la beso.Mi gozo en un pozo……sin embargo, tras haberse besado él tomo asiento y ella me lanzó una mirada y una sonrisa que me hizo tambalearme de mi asiento. Ella sabía dónde estaba y era evidente que se había percatado de cómo la miré antes. Supongo que es dificil evitar mirar con algo de lujuria cuando la estás sintiendo realmente, y ella lo notó.
En cualquier caso, ¿que podía hacer yo? estaba con su novio, amante o lo que fuera, y si su intención al haberse fijado en mi de aquella manera era tan sólo la de calentarme para luego no llegar a ningún sitio no le iba a seguir el juego.
En estas divagaciones me encontraba cuando uno de los miembros de nuestro grupo sugirió ir a La Via Láctea, uno de nuestros locales favoritos, lo cual me pareció una estupenda idea, pues así podría dejar ya aquello en lo que estaba pensando.
Llegamos, pedimos nuestras copas y cervezas y empezamos a conversar animadamente cuando a los 20 minutos aparece el grupo donde se encontraba nuestra protagonista bien escoltada por su acompañante.
Tampoco le dí mucha importancia, ya que precisamente por la presencia de su pareja había dejado de interesarme, o mas bien debería decir que eso era lo que me gustaba pensar y repetirme a mi mismo, ya que al poco de aparecer por el club se situaron al lado de una vetusta e inservible máquina de dardos y empezaron a besarse, primero de forma tímida y acompañados de algunas sonrisas nerviosas, pero en poco minutos ya se les notaban que estaban bastante calientes.
Ella con la espalda en la pared besaba a su compañero mientras le pasaba la mano por el cuello, mientras que él la agarraba del culo separándola de la pared y atrayendo hacía si su pubis.
En un momento el separó la boca y la llevó al cuello de su amante, y aprovechando el momento ella giró el cuello y me miró; me miró de una forma que me quedé clavado donde estaba sin poder reaccionar, y ella, sin retirarme la mirada agarró del cabello a su don juan, le giró la cabeza y comenzó a comerle la boca ahora con más pasión e incluso con un punto de violencia diría yo.
No tenía ganas de que me dieran la noche, y como salí sin demasiadas ganas – más bien presionado por los amigos – decidí volverme a casa e ir maldiciendo por el camino mi condición de soltero. Me despedí de los amigos y la incipiente erección que había conseguido momentos antes y yo nos fuimos hacia la puerta de salida.
Cuál fué mi sorpresa cuando estaba a punto de abandonar aquel lugar que una mano me asió del brazo y me detuvo la marcha. Me volví esperando encontrarme a alguno de mis compañeros de piso pero no, me econtré con ella.
Se me quedó clavada escudriñándome unos segundos y de su voluptuosa y escarlata boca emergió la siguiente pregunta: "¿ya te vas?"
Decir que me quedé a cuadros sería quedarse corto, pero sin embargo pude sentir algo que me provocó una sensación de cercanía y confianza en la persona que tenía delante, cuando lo normal es una circunstancia similar es que me sienta intimidado y me puedan los nervios. Así que aprovechando dicho status le respondí: "¿acaso quieres que me quede?"
– "pensaba que te gustaba mirar como besaba a aquel chico"
– "no te falta razón; me gustaba miraros, pero no podía evitar sentir cierta envidia por no ser yo el que ocupaba su lugar"
En esa momento ella dejo asomar la puntita de su lengua y de forma refleja se humedeció los labios y espetó:
-"bueno, podías mirar cuanto quisieras y luego participar"
-"lo siento, pero no soy muy de compartir momentos intimos con chicos"
Entonces ella se me acercó aún más, se estiró un poco hasta que su boca estuvo cerca de mi oreja y me susurró:
-"no quería que te unieses a nosotros, si no tan sólo a mi. Por eso he venido a buscarte"
Tras decir esto ella se quedo pegada a mi, de forma que estoy bien seguro que de pudo notar como mi pene intentaba escapar del pantalón para tener contacto físico con ella.
Antes de perder lucidez entendí que mejor no estar tan cerca de una chica que hace escasos momentos había estado morreándose con alguien que quizá en ese momento estuviera detrás mia a punto de golpearme, así que le sugerí que saliésemos de allí.
Salimos a la calle y arrancamos a andar sin una dirección fija.
-"¿dónde vamos?"
-"yo tengo mi coche en un parking cercano, vamos a recogerlo" dijo ella
Fuimos andando y contándonos algo de nosotros, todo muy de pasada: nuestros nombres, que hacíamos por allí y algún que otro asunto bastante banal habida cuenta de lo que nos traíamos entre manos. Mientras avanzábamos nos íbamos abrazando cada vez con más naturalidad; yo pasaba el brazo por encima del hombro mientras ella me rodeaba la cintura.
Por fin el parking. Entramos, y al encontrarnos con la máquina para canjear el ticket me preguntó: "¿tienes alguna moneda?", y de pronto lo vi claro.
Ella estaba junto a la máquina, la luz del parking me dejaba verla con todo detalle, y la verdad es que estaba más que bien. Labios carnosos, un fino cuello, unos pechos quizá algo grandes para su figura, cabello largo pero recogido….descubrirla a la luz de los focos me hizo ponerme muy muy caliente.
No sé cuanto tiempo pasó desde que me hizo la pregunta, pero a mi se me hizo eterno, y tras ese interludio me acerqué a ella y la besé. La besé como el que quiere follarse una boca, sin preámbulos, de forma casi violenta, y con mi impulso al ir a besarla la dejé apoyada contra una pared. Ella, sorprendida como estaba se separó un momento de mi, me miró, soltó un leve suspiro, me cogió de la mano y me dijo: "nos vamos al coche".
Por su cara, por como me cogió la mano y por su respiración supe que no ibamos al coche a conducir.
A los pocos metros de llegar hasta él sacó la llavé, le dió al interruptor y el coche parpadeó con los intermitentes. Me pidió que entrase por la puerta de atrás, y así hice, entrando ella justo tras de mi, y tal y como nos sentamos comenzamos a besarnos.
Nos besamos salvaje y apasionadamente. Una fuerza desconocida me tenía a su voluntad. Nunca antes había tenido un encuentro así de rápido e improvisado, y la energía que se desprendía de ese encuentro era colosal.
No era momento ni situación de andarse con delicadezas. Las manos pasaban de un extremo al otro del cuerpo del oponente con inusitada velocidad, los labios besaban el cuello y las lenguas encontraban un cálido y húmedo acomodo en la del otro. Nos levantamos la ropa, y nuestras manos comenzaban a examinar nuestros cuerpos, ya directamente sobre la piel.
Con la boca empapada y algo más paramos un segundo, uno de esos momentos en los que sabes que hay que pasar a otro nivel.
Ella se llevó la mano a mi paquete y me dijo al oido: "enseñame lo que tienes para mi".
Separé la mano de su espalda, y con la ayuda de la otra me deshice del cinturón y de los botones del pantalón, pero no me lo llegué a quitar, y justo en ese momento eché una mirada furtiva a mi compañera, quién parecía relamerse.
Le dije: "sácala y dime si te gusta si sabor"
Ella me sonrió picaramente, me bajó el pantalón, deslizó el boxer y se encontró con mi miembro, grande, tirante, totalmente excitado y erecto, brillante, totalmente humedecido y lubricado.
Ella lo tomó en su mano y lo agarró con fuerza mientras se mordía el labio inferior. Comenzó a acariciarlo arriba y abajo y supe que no era ni la primera ni la segunda vez que lo hacía. Me había puesto muy cachondo.
En aquel momento sólo deseaba que ella me follara con su boca, sin embargo,ella me dijo muy suave, casi con un hilo de voz: "vamos a tocarnos mutuamente,¿te parece?". Sobra decir que en ese momento yo no estaba para conversaciones, así que la recosté contra el respaldo y en ágil movimiento le saqué la falda larga que llevaba y me la encontré en bragas, las cuales rapidamente me puse a palpar. Me complació mucho notar lo mojada que estaba, y eso me hizo desearla aún más.
Deslicé mi mano por debajo y con un par de dedos le separé los labios y los dejé así algunos segundos. Ella no separaba la mano de mi polla, y al haber tocado su coño ella empezó a sacudirme con más fuerza, a lo que yo respondí colocando la palma de mi mano en su vulva y moviéndola de forma circular, de forma enérgica pero con ciudado y rozando de vez en cuando su clítoris.
Verla excitada aún me puso más cachondo, así que le pedí que se quitara la ropa porque quería devorar sus pechos mientras mi mano seguía acariciándola. Así lo hizo y así también hice yo, quedándonos desnudos en el asiento de atrás de su coche, que afortunadamente era bastante amplio.
Me abalancé sobre sus pechos con mi boca. Los lamía enteros salvo los pezones, donde de forma esporádica dejaba caer mi lengua, pero sólo con un leve contacto. Mientras,uno de mis dedos se quedó en la vulva, y comenzó a moverse verticalmente, dejandose caer furtivamente por el clítoris sólo cuando mi lengua se encontraba con sus pezones.
Ella gemía y me agarraba fuerte del culo y me lo pellizcaba con una mano mientras seguía asida a mi pene con la otra. Con esta última mano no hacía nada, sólo lo agarraba, y notar como se ponía más y cada vez más grande era algo que me consta que nos excitaba y mucho a los dos.
Mis dedos seguían dibujando el contorno de su coño cuando me pidió entre jadeos que la follara con algo, que le metiera los dedos o la polla si quería, pero le dije que no, que antes me la iba a follar con la lengua, así que la desplacé de forma que sin estar incómodos pudiera estar con mis cabeza pegada a sus muslos.
Comencé a lamer los aledaños de su vagina, recogiendo con mi boca los líquidos que de ella se iban escapando. Los recogía con mi boca y luego los tragaba; así estuve algunos minutos sin llegar a contactar directamente con sus labios, hasta que coloqué mi dedo índice en la base de su coño, lo introduje un poco y lo desplacé verticalmente muyyyyyy despaaaaaaacioooooooo.
Cuando el dedo llegó al tope por arriba, lo saqué y apresuré a acercar mi boca para engullir todos los flujos que ese deliciosos coño destilaba. Ella dejo escapar un gran gemido acompañado de un profundo y cavernoso "Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", y entonces comencé a meterle la lengua lo más dentro que pude. Su sabor era excelso. Retiré un poco la lengua y la situé en el clitoris, dejándola fija para que fuese ella la que decidiera que ritmo seguir, y quedó claro que ella quería que se lo hiciese lento, y eso hice.
Alternava entre el clitoris, y la entrada a la vagina, pero cuando la notaba más excitada me lanzaba al clitoris como si éste fuese mi único alimento. Lo besaba, lo chupaba, le daba lametones de arriba a abajo y de abajo arriba mientras se iba poniendo cada vez más duro y grande.
Yo mientras me estaba masturbando, pero estaba tan excitado que tuve que parar ante la posibilidad de que me corriera, así que utilicé la mano que acababa de liberar – y más concretamente el pulgar – para empezar a penetrarle la vagina describiendo amplios circulos que me dejaban apreciar muy a las claras la amplitud de su coño, que para entonces ya parecía una catarata.
Cada vez que introducía el dedo ella se arqueaba, gemía y jadeaba, así que decidí dar otro paso. Me chupé el pulgar deleitándome en su jugo y le introduje dos dedos en la vagina. Ella se incorporó un poco, me miró totalmente ida y volvió a dejar caer la cabeza, dejándome muy a las claras que podía hacer con ella lo que quisiera, así que volví a colocar mi lengua en su clitoris, uno de mis dedos se hundió hasta el fondo, y estando ya éste lubricado lo acerqué al ano esperando una reacción por si no estaba por la penetración anal. Sin embargo ella acercó aún más su culo dándome a entender que estaba tardándome en trabajárselo, asi que se lo empecé a acariciar, humedeciéndolo cada poco en su coño para así facilitar su entrada.
Mientras tanto mi boca seguía en su coño, y cada vez que notaba como ella se tensaba y me apretaba con los muslos bajaba el ritmo para que aún no se corriera.
Cuando el dedo comenzó a entrar en su culo empezó a agitarse, y a mover con mucha energía su pubis arriba y abajo, escapándose de mi boca y restregándose con mi barba. Estaba claro que se iba a correr en breve, asi que con el brazo que me quedaba libre la inmovilice y con el dedo indice totalmente metido en su ano comencé a comerle con fuerza el clitoris.
Mi cara estaba empapada, ella se derramaba por la comisura de los labios, y en pocos segundos sus dos manos se situaron en mi cabeza, sus piernas me apretaron y comenzó a correrse. Se corrió durante unos segundos que me parecieron eternos. Mi dedo quedaba aprisionado con su tensión y mi cara no se podría liberar de ella aunque quisiese, así que seguí tragando y tragando.
Cuando por fín me soltó me pidió que me la follara, aunque no hacía falta que me lo pidiera. Se giró, me dió la espalda y se quedó a cuatro patas. Ante mi tenía un precioso y húmedo culo y su palpitante y rosado sexo me invitaba a pasar, y así lo hice.
Coloqué mi polla justo a la entrada de su coño y deje que entrara solo parte del glande sabedor de que ella querría tenerlo entero dentro ya, pero yo aún quería forzar un poco más. Comencé a meterme y a salirme y de vuelta adentro, pero solo el glande, al principio lentamente, pero poco después ya teníamos velocidad de crucero.
Ella procuraba que el pene le entrara entero dejándose caer para atrás, pero yo acompañaba su movimiento y no dejaba que eso ocurriera.
Lo que si hacía era obsequiarla de cuando en cuando con una penetración rápida, profunda y violenta, para acto seguido volver a dejarle solo el prepucio dentro. Ella me suplicaba que no la dejara así, que me la follara fuerte, que me haría lo que quisiese, pero que por favor le dejara la polla dentro, así que muy lentamente la fuí clavando, y cuando llegó al final la agarré con fuerza de los pechos y me quedé parado unos segundos para que ella disfrutara de la sensación de ser penetrada con todo mi miembro, y cuando noté que ya quería moverse empecé con un ritmo suave, para poco después darle duramente mientras hundía su cara en el asiento y yo le pellizcaba los pezones.
Ella me gritaba que quería más y más fuerte, me decía que ella era mi zorra esa noche y que podría hacer con ella lo que quisiera, asi que de forma eventual le daba un buen azote en el trasero, y esto la hacía ser aún más intensa. Cuando estuvo a punto de correrse me aviso y me pidió que le apretara fuerte los pechos, así hice y ella tuvo su segundo orgasmo de la noche. Al instante levantó la cara del asiento, se recompuso un poco sin dejar de estar a cuatro patas y con mi polla bien dentro y empezó a agitarse nuevamente. Entonces decidí que mientras me la follaba de nuevo le colocaria mi mano en el clitoris y le gustó, porque a los pocos segundos tuvo otro orgasmo.
Me preguntó si yo no me corría, y ya que estabamos de esta guisa no dude en decirle que el único sitio donde me quería correr era en su boca.
Esto lo debió tomar como un reto, porque se separó de mi, se dió la vuelta, me sentó en el asiento y empezó a acariciarme la polla.
Me dijo: "no voy a parar hasta que te corras, y no quiero que me avises cuando vayas a hacerlo".
Comenzó a introducirse el pene en la boca, besándolo por la punta, lamiendo el frenillo y acariciandome las pelotas, para acto seguido introducírselo hasta la mitad. ¡Que maravilla estar allí dentro!
Su pericia en el placer oral era excelsa; de pronto engullía todo mi miembro como lo dejaba salir y me pulía el glande, dándole al frenillo los toques justos para que mi polla comenzara a palpitar.
Con mi polla en su boca empecé a jugar nuevamente con mis dedos, yendo uno de ellos a parar su culo, y cuando comenzó a sentirlo dentro aceleró sus chupadas, y aunque no fuera tal cual, sentí que mi miembro duplicaba su tamaño, y que de tan duro casi me dolía.
Cuando por fin estaba a punto de correrme no le dije nada como ella me pidió, pero si que detuve su cabeza, ella la levantó levemente sin dejarme escapar de la boca y me dibujó una media sonrisa.
Acto seguido empecé a correrme. Mi orgasmo comenzó unos segundos antes de empezar a correrme, y cuando se unió el orgasmo y la eyaculación vi el cielo. Presionó con su lengua sobre el glande al tiempo que tragaba, y cuando por fin terminé se afanó en dejármelo bien limpio, y no sé si eso incluso me gustó más.
Me quedé totalmente relajado, al igual que ella, que primero me besó de una forma muy tierna y después se recostó conmigo, Así pasamos unos minutos, los dos juntos, respirando el aroma a sexo y acariciándonos suavemente mientras nos ibamos quedando cada vez más relajados. Llegó un momento en el que los dos tuvimos algo de fresco, así que decidimos vestirnos y ella me preguntó "¿quieres que vayamos a otro sitio?"
Y fuimos, y lo que pasó allí ya queda entre nosotros…..
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