La vida en el campo X
Los Guzmán, la frigida y el zoofilico..
Notas del escritor.
- Esto es ficción, fantasía y mucho morbo, tristemente, es algo que podría estar sucediendo en algún poblado alejado de cualquier país en vías de desarrollo.
- Me disculpo por las faltas de ortografía y redacción.
Intento hacer relatos breves, pero a veces simplemente me dejó llevar . - Me gusta leer las opiniones, si te gusta lo que lees, comenta, si estás siguiendo la serie, comenta las demás entregas también.
- De ninguna manera busco ofender a nadie, de verdad, esto es, como dije, ficción y fantasía, si no te gusta lo que escribo, lo entiendo.
El tiempo borra todo, sana cualquier herida y bajo las circunstancias correctas, ablanda cualquier corazón.
Eso lo aprendí muchos años después, pero la mañana siguiente de mi encuentro con la chica Munguía y el espectáculo lésbico que me dieron yo era un pervertido sin escrúpulos que metía la verga en cualquier agujero, sin importa el sexo, color de piel o edad.
Una hermosa chica de 14 años abraza tiernamente a una niña de 7, ambas están desnudas y huelen a sexo.
Las imágenes de la noche anterior hervían mi sangre que bombeada por mi acelerado corazón tenía mi verga dura, caliente y babeante, lista para clavarse en cualquier orificio disponible.
Una vez más mi fuerza de voluntad me ayudó a controlarme, eran las 5 de la mañana y decidí salir a dar un paseo.
Pero estoy narrando eventos del pasado en diferentes tiempos, volvamos a la tarde en que conversaba con la señora Martinez mientras su hijo de 5 añitos me mamaba la verga.
Todo el rencor del chiquillo quedó en el pasado, el ahínco con que mamaba hacia sonreír a su madre.
En mis terrenos hay un total de 5 pequeñas «casas» a unos 20 metros de distancia entre ellas, mi casa está en la cima de un pequeño cúmulo de tierra y estás casas rodean mi domicilio.
Puedo ir y venir a cualquiera de estas casas sin que los demás lo noten, si le sumas los árboles frutales, esto me brinda la discreción necesaria para que los que moran en mis terrenos no sepan a dónde voy o donde vengo.
No obstante, desde mi casa puedo ver la entrada o camino, si me lo propongo, yo puedo ver quién entra o sale y en qué momento, pero no soy un paranoico y los mejor andar a voluntad.
El pequeño sigue con su fenomenal mamada, la madre entre risas comenta que nunca lo había visto mamar así, casi parece que lo disfruta y que me quiere.
El pequeño mariconcito se enamoró de mi con los años, y aunque nunca le correspondí su amor, su fidelidad, devoción y entrega eran signos de mi respeto y afecto fraternal, como el de un padre, un padre pederasta e incestuoso que se lo cojia cada vez que podía.
La señora Martinez continuo su relato, los siguientes en la lista son los Guzmán, un matrimonio extremadamente pobre y malaventurado.
Desde el inicio la tragedia los acompañó, ambos perdieron a sus madres al nacer y a sus padres algunos años después, ambos llegaron a las garras, quise decir, sagradas manos del sacerdote muy chicos, él a los 4 y ella a los 3.
Entrenados para ser cojidos y entregados al mejor postor, quise decir, padres adoptivos más aptos, esto nunca pasó, no son feos, tampoco hermosos, son personas normales, él es prefiere a las mujeres pero se somete a cualquier hombre que tenga el poder sobre él, su antiguo amo, el sacerdote, algún hombre qué pague lo suficiente, aunque hacía un par de años que nadie contrataba sus servicios.
No obstante, el señor Guzmán tiene un oscuro secreto, le encanta meter su pene el los anos de gallinas, gallos, burros o burras.
Zoofilico consumado, ahí es cuándo la tragedia los alcanzó de nuevo y contrae constantemente linfogranuloma venéreo, el cuál aunque es curable, lo deján fuera de toda actividad sexual con su esposa o cualquier otra persona, en realidad me sorprende lo rápido que el sacerdote detecta las enfermedades y lo obedientes que son todos a sus instrucciones.
De vez en cuando el sacerdote le trae alguna gallina nueva para que sacie sus bajos instintos, dicha gallina termina muriendo cuando aparece la infección, así pues su cuerpo es exhumando y es reemplazada por un nuevo animal, aunque lo hacen esperar un periodo a forma de castigo.
Su esposa es una mujer sencilla, obediente de su amo y sacerdote, fue usada como puta, quiero decir, como incentivo para cerrar los negocios del sacerdote hasta los 14 años cuando se casó con su esposo, no es perversa y tampoco tiene vicios o apetito sexual particulares.
Es solo una mujer que fue abusada de niña y creció para ser una mujer sumisa que con mi ayuda hizo a su esposo un cornudo traga leche que le dió su apellido a 4 de mis hijos, 3 niñas y un niño, los crío, me ayudó a desvirgarlos y después entregó en adopción a las niñas afamilias que las cuidarían a los 10 años.
Pero antes de contarles esa historia, continuemos con la mañana después de haber hecho mía a la chica Munguía.
Al salir a pasear recorrí mi propiedad, pasé por casa de los Guzmán y escuché los sonidos de un coito algo extraño.
Detrás de su casa, que en realidad son como chozas, pequeñas estructuras de madera y cartón de un único cuarto, en fin, detrás de su casa hay un pequeño granero dónde resguarda a su gallina de turno, ver a un hombre perforar el ano de una gallina es un espectáculo de grotescas proporciones, es decir, el diminuto ano de la gallina totalmente abierto para recibí la verga de un hombre adulto, verga que como ya les dije es en realidad pequeña, para la gallina es una bestialidad.
Sus manos sujetan con fuerza al ave de corral al que usa como funda o agujero para introducir su pene y depositar su semen.
Escucharlo gemir de placer, sudar a raudales, mover al ave frenéticamente, empujar sus cadenas impactando su peluda pelvis con el emplumado rabo, lo desagradable de las llagas en sus genitales, ese grito final al terminar.
Confieso que por una breve fracción de segundo se me cruzó por la idea probar que tan estrecho sería el recto de una gallina, pero los riesgos de contraer una infección y lo desagradable de la misma fulminaron ese pensamiento en mucho menos tiempo.
Avergonzado, el hombre soltó el ave, bajó la mirada, cubrió sus genitales llenos de llagas y embarrados de heces, me saludó con un tímido buenos días y salió del corral a toda prisa para entrar a su casa.
Debía imponer mi autoridad, me pareció una falta de respeto su tono de voz tan igualado, acostumbrado a los Martínez y los Munguía que me decían patroncito o amo, seguí al malaventurado hombre para encontrarlo lavando sus genitales.
Si esposa lo observaba con vergüenza limpiar las heces de gallina de sus genitales.
Sorprendidos por mi presencia la pareja se levantó de golpe adoptando una postura sumisa, ahora nos estábamos entendiendo.
El sacerdote adoctrina a los niños a 2 cosas, obedecerlo a él y la palabra de Dios sin excusa y que la voluntad o deseos de su amo deben ser satisfechos isofacto, a no ser que quieran arder en las llamas de infierno por la eternidad, un temor arraigado en sus almas desde muy temprana edad y que les causa pesadillas.
Nunca he creído en Dios, pero debo decir que saco bastante partido de su palabra.
Estábamos con que se congelaron con mi presencia, le ordene seguir con lo suyo mientras yo revisaba a su esposa, sumiso siguió a lo suyo mientras yo tocaba el cuerpo de la mujer.
Pequeño paréntesis, ella tiene 22 años, el 24, ambos son delgados y de cuerpos trabajados por las labores del campo, ambos han sido penetrados por todos sus agujeros, pero por obias razones, él quedo fuera de toda actividad sexual desde hace 3 años.
En los últimos 8 años el anterior amo tenía sexo con ella, su marido tiene 3 años sin tocarla y ella tiene algunos meses sin sexo.
No le hace falta, ella es de esas mujeres con poco o nulo apetito sexual, nunca la exploté, a decir verdad su personalidad domésticada me cae bien, apenas descubrí sus dotes culinarias la hice responsable de mis alimentos, disculpen, de nuevo me estoy desviando.
Debajo de su ropa se esconde una figura femenina esbelta, de proporciones agradables y bastante firme, más peludo de que me habría gustado, pero fuera de eso, era un buen cuerpo de mujer que me encargue de preñar en 4 ocasiones.
El anterior amo preñó a varias mujeres y se acostó con sus hijas, de hecho, hay unas bastardas que tuve el honor y placer desvirgar antes de pasarlas a alguien más, pero de nuevo, eso es tema para otra ocasión.
Esa mañana estaba caliente por el espectáculo lésbico infantil, y en este momento la esposa del señor Guzmán desnuda, en cuclillas, sujeta a mis rodillas, con una coleta en su espalda la experimentada mujere da una buena mamada matutina de verga ante la mirada desconsolada de su marido que seguramente extraña sentir los labios de una mujer recorriendo su verga.
Sin necesidad de manos la mujer se come la verga de su nuevo amo, axilas, piernas y vagina peludas frente a mi, pero eso sí, muy limpias, sin que nadie le enseñara la señora Guzmán era por mucho la más limpia de todas, aún con su pelambreria, su higiene era superior en todos los aspectos, es decir, hasta sus dientes color perla sin caries lo gritaba.
Está mujer le enseño a todas las demás como es que debían limpiarse, la hice un canon de limpieza y por ese motivo la conservé a mi lado.
Niñas y niños aprendieron de ella a mantenerse limpios, sobre todo sus zonas genitales.
Pero bueno, sin rodeos, el sexo oral es diferente entre cada persona, la mamada de la jóven señora Guzmán es buena, nada sorprendente, pero da placer, sobre todo cuando sabes que su esposo está ahí, viendo cómo su mujer se la mama a otro hombre y no puede hacer nada para evitarlo, solo seguie con lo suyo, limpiar la mierda de gallina y tomar sus medicamentos.
Antes de irse le pedí al señor Guzmán que por la tarde llegará directo a mi casa, quería que fuera testigo como le hacía el amor a su esposa en presencia de la niña Martínez de 7 años y la adolescente Munguía de 14, asintió y se retiró a trabajar despidiéndose de su esposa que dejó de mamar mi verga para dedicarle una buena jordana laboral.
Los momentos siguentes fueron algo normales, acostada en su remedo de cama la señora Guzmán me permite uegar en ambos orificios.
Vagina y ano peludos pero impecables reciben mis dedos catando su interior, elasticidad y húmedad.
La mujer me cuenta como es la relación con su esposo, todo está bien entre ellos, se resignaron a su nula vida sexual debido a los gustos de su esposo, ese hombre simplemente no lo puede evitar, le gustan los culos de gallina más que el culo de su esposa o de una menor, incluso le gusta más que una jugosa, apretada y cálida vagina.
Él está satisfecho con eso, tiene sexo con sus aves bastante seguido hasta que se vuelve a infectar, contagia al animal y este fallece, quedándose sin amante, como ya les dije, por un tiempo.
Su esposa es casi frijida, no es que no disfrute del sexo, pero no lo necesita, jamás toma la iniciativa por ese motivo, no obstante, está bierta a los deseos del amo y del sacerdote, o al menos lo estubo hasta que se convirtió en un adulto y perdió todo su encanto.
Lo único que le pesa a ella es que no podrá tener hijos, ella desea tener un varoncito para cuidarlo y enseñarlo a ser un buen hombre, aunque la verdad es que espera su hijo la cuide de vieja.
Dejé a la mujer en su casa con la instrucción de recortarse el vello púbico, esa tarde la esperaba en mi casa y le advertí que ni se molestara en vestirse.
Esa tarde me contuve en follar con fuerza a la chica Munguía o la niña Martinez, esperaba con los huevos adoloridos listos para soltar la leche del día en el agujero de la señora Guzmán.
Para más tortura le pedí a mis chicas disfrutaran de sus cuerpos, ese espectáculo lésbico me tenía al borde de la locura, pero soy más fuerte que eso y debía demostrarme mi fortaleza.
Volviendo al día de la charla con la señora Martínez, le pedí al pequeño que dejara de mamar verga y lo invité a clavarse en mi verga, el chiquillo trepó en mi regazo y se clavo un cacho de mi verga que se deslizó sin problemas en su ajustado interior.
El resto del relato masturbé al pequeño jotito que disfrutaba de la verga en su culo apenas clavada para presionar su próstata y de mis manos masajeando su erecto penecillo.
Cuando la señora Guzmán llegó se encerró en el baño para enseñarles a mis dos amantes como lavar sus partes y aprovechó para recortar su pelambreria porque ella no tenía tijeras en su casa.
La tarde sería el debut de nuestro cornudo, esa tarde sin saberlo cargaría a su esposa con mi primera hija.
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