LA VISITA DE MI CUÑADA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi cuñada y yo llevamos cogiendo desde hace 18 años, y esta es su más reciente visita.
Como breve antecedente, sólo diré que la conozco desde que ella tenía 17 años, y que tardé 5 años en lograr convencerla en que cogiera conmigo, lo cual logré un par de semanas antes de que se casara con mi hermano, y a partir de ahí hemos llevado una relación bastante estable (con sus altibajos como en todas), y muy placentera durante los encuentros que hemos tenido a lo largo de estos 18 años.
A veces a ella le entra el remordimiento de que yo sea el tío de sus hijos y tardo en volverla a convencer de estar juntos, pero siempre lo volvemos a hacer.
El morbo de la relación prohibida también le llega a ganar a su conciencia.
Los nombres no importan, porque además el hecho de nombrarla mi cuñada, me da mucho morbo.
Y bueno.
la describiré tal y como yo la veo: Una mujercita menuda, ahora de unos deliciosos 40 años, de rostro hermoso,ojos con destellos verde olivo combinados con un café delicioso, estatura baja (1.
55), cabello casi todo el tiempo largo y lacio (una temporada lo trajo corto, pero a mi me encanta de cualquier modo), senos pequeños, pero que tienen la peculiaridad de tener unos pezones oscuros que al excitarlos de manera adecuada se erectan de manera espectacular, de tal suerte que eso compensa con creces la falta de volumen de los mismos, pues al menos yo, no puedo de dejar de chupar esos pezones duros color chocolate.
Deliciosos tanto al tacto como a la vista, y de su sabor ni hablar.
Piel blanca que contrasta maravillosamente con mi propio color de piel moreno, lo cual me gusta mucho.
Posee también un par de nalgas de campeonato.
No es que sean gigantes, pero tienen una forma perfecta, sin ser exageradamente grandes ni muy pequeñas.
y si la llegaran a ver de a perrito.
perderían la cabeza por esa vista tal y como yo la perdí.
En cuanto a su vagina, es de labios carnositos, y se excita a la menor provocación, segregando una miel suculenta que le escurre antes y durante el sexo.
A petición mía le ha gustado llevar en temporadas esa panochita rasurada, lo cual mejora la vista al 100% al acercarse a mamar el néctar que brota de su sexo.
Algo que descubrí después de un tiempo de relación, es que si la logro calentar lo suficiente, ella llega al famosísimo y deseado squirt.
Una maravilla de mujer.
Y pues nada.
que en su más reciente visita (las cuales ya no son muy seguidas debido a las ocupaciones de madre trabajadora), después de un par de invitaciones, accedió a pasar a mi casa.
Llegó como siempre: hermosa y como tratando de que sólo fuese una visita normal de cortesía al cuñado.
La hice pasar, obvio sin dejar pasar la oportunidad de recrear mi vista con sus nalgas enfundadas en un pantalón de vestir gris, que le queda ceñido a su anatomía.
Ya una vez dentro, la plática derivó a las cosas cotidianas de la escuela de mis sobrinos, y después de un rato, la hice pasar a la recámara con el pretexto de que viera unas fotos viejas de una ocasión en la que estuvimos de vacaciones juntos con mis sobrinos, y que había colocado en la pared.
Ya que las vimos y rememoramos ese tiempo, me dio ocasión de abrazarla por atrás, pasando mis manos por su vientre y atrayéndola hacia mi.
Al ver que no rechazaba el abrazo, le sugerí darle un masaje, a lo cual ella accedió, no sin antes advertirme que no me quisiera pasar de vivo y que solo fuera el masaje, y recostándose en la cama, por lo que procedí a comenzar a masajear su espalda, aún vestida del todo, logrando con ello relajarla poco a poco, y llegó un momento en el que le sugerí que sería más cómodo sin su blusa, por lo que se la quitó junto con el sostén, para quedar con su espalda completamente desnuda a mi disposición.
Proseguí con el masaje, pero aplicando una crema para que mis manos resbalaran mejor por toda su espalda.
La visión de su cintura, cabello esparcido por la almohada y los pequeños gemiditos que le provocaba lo rico del masaje, me excitaron y terminaron con el poco profesionalismo con el que le estaba dando el masaje.
Llegó el momento en que no pude soportar más y me acerqué para besar su espalda y cuello, a lo que ella respondió con un suspiro que me indicó que quería más, por lo que comencé a desizar mis manos por sus costados para acercarme a sus tetas, y ella al sentir la maniobra procedió a levantarse un poco apoyada en sus codos para darme franco acceso a sus senos, los cuales comencé a masajear en círculos para irla calentando un poco más, y pellizcando esos pezones que al tacto se pusieron duros como piedritas.
Le di la vuelta en la cama para poner esas tetas a mi entera disposición y de inmediato me lancé sobre el seno más cercano, mientras con la otra mano seguía masajeando al otro, y comencé a alternar las chupadas y mordidas de pezón entre uno y otro, mientras una de mis manos comenzó a desabotonarle el pantalón y a meter una mano por debajo de él para sobar su vulva por encima de su ropa interior.
Esto provocó que su temperatura se elevara un poco más, gimiendo ya presa de su lascivia que ya había sido despertada para ese punto.
De sus senos fui bajando mi boca por su vientre, mientras simultáneamente con ambas manos iba deslizando su pantalón hacia abajo.
Llegando a su sexo, aspiré su olor por arriba de su tanga, lo cual la puso ansiosa de que pasara a algo más, y haciendo a un lado su calzón, pasé la lengua por sobre sus labios sin introducirla.
Sólo acariciando los labios.
después de tres lengüetazos de ese modo, hundí la lengua en su deliciosa vagina, para sacarla llena de sus jugos, los cuales ya manaban en abundancia.
A ella le encanta el modo en el que le hago el sexo oral.
Me dice "te pegas bien rico", y cómo no iba a hacerlo con semejante manjar a la vista.
Y pues le pegué una mamada de coño como ya se que le encantan: meter la lengua lo más profundo y sacarla llena de sus jugos y besarla para que saboree su propia miel.
Lamer, y mamar su clítoris mientras lo hago brotar de sus pliegues separándole los labios con dos dedos.
Esto la prende a mil, el hecho de sentirse bien "abierta", y más cuando le digo lo delicioso que me resulta tener a mi cuñadita de mi putita y con las patas abiertas para mi.
Con este tratamiento a su vagina, no tardó en venirse con la mamada que le propiné.
Me encanta verla retorcerse de placer con los ojos cerrados sintiendo sus propios espasmos, y abrazarla y besar su cuerpo mientras termina su éxtasis.
Mientras iba por agua para ella (hacía calor), al regresar ya se estaba vistiendo, por lo que pensé que ya no iba a querer nada más (a veces así pasa, y no queda más que respetar su decisión), por lo que le di a beber, y cuando ella fue al baño, decidí que me iba a masturbar para que me viera (mínimo), por lo que me desabotoné los pantalones (durante todo lo anterior yo seguía completamente vestido), y me saqué la verga para sobarla en lo que ella regresaba del baño.
Cuando así sucedió, como puse una almohada que le tapaba la vista, mi cuñada sólo vio el movimiento de mi brazo, y al momento supo lo que estaba haciendo, por lo que cambió de lugar para poder verme bien.
Entonces quité la almohada y la dejé que viera mi verga, preguntándole si le gustaba, a lo que ella respondió con un -"¿Por qué no me la metiste?"
Y le dije – "Pues porque no me la pediste", y mientras me veía se tocaba por encima de su pantalón sin apartar la vista de la chaqueta que le estaba dedicando.
Y entonces me dijo -"Además no tienes condón", por lo que ni tardo ni perezoso, procedí a sacar un condón de reserva que tenía en el cajón del buró, y mientras me lo ponía le decía -"Ven y siéntate en mi verga, si bien que se te antoja tenerla adentro", mientras con mi pito hacía yo el movimiento como si ella ya se estuviera sentando de lado en mi falo, lo cual la calentó de nuevo y se desnudó nuevamente para obedecer mi indicación y sentarse sobre mi verga, que le entró de un solo golpe debido a lo mojada que ya estaba de nuevo.
Ella estaba sentada de lado sobre mi, por lo que le acariciaba las tetas mientras se daba de sentones en mi pene duro.
Luego me fui sentando al borde de la cama para quedar sentado en la orilla atrás de ella, con lo que la penetración fue más profunda, y con el plus de que podía ver una par de cosas que me calentaron casi al punto de venirme: mi verga siendo devorada por su coño encharcado, y el ojo de su culo, el cual en algunas ocasiones muy especiales he lamido y cogido.
Al sentir que yo casi iba a terminar, decidí cambiar de posición, ya que quería seguirme cogiendo a esa hembra exquisita que es mi delirio, y me propuse hacerla llegar al squirt, lo cual no sucede todas las veces.
Así que le saqué el pene completamente lubricado por su humedad, y la acosté de espaldas a la cama, pero con las piernas saliendo de la misma, para poder tomarlas, abrirla muy bien de piernas y meterle nuevamente la verga hasta lo más profundo.
Cabe decir que considero tener una herramienta muy promedio (17 cm), pero que al ser ella bajita, le llena muy bien su coñito.
Además de que la base de mi pene es más ancha que la punta, lo cual se ve que le encanta.
Ya teniéndola de frente podía ver en su cara lo caliente que estaba y lo mucho que le estaba gustando la cogida que le estaba proporcionando, así que comencé a hablarle sucio, de lo puta que se veía abierta de patas para mi, de que quería que me diera su caldo, que necesitaba que se viniera para mi.
que yo sabía que había venido a mi casa por su ración de verga, porque le gustaba cómo la cogía yo.
todo esto la iba calentando más y más, y el modo en el que la hago terminar, es que mientras le digo esas cosas sucias, le meto la verga a gran velocidad y al terminar una frase, casi siepre con la palabra "putita", se la saco de golpe, para inmediatamente volver a arremeter con el mete-saca vertiginoso, hasta que en una de esas ocasiones, mi cuñada ya no aguanta, cierra sus hermosos ojitos y deja escapar su squirt.
a quienes no han tenido la oportunidad de presenciar ese evento hermoso, les diré que es la cosa que más me ha proporcionado satisfacción sexual: ver cómo la mujer que amas y que te estás cogiendo con todas las ganas, llega al éxtasis total.
me llena de orgullo lograr que mi cuñadita se venga de ese modo, expulsando un líquido que brota de su vagina y moja mi pene y las sábanas, para terminar haciendo un charco en el piso.
Y la venida de mi cuñada tiene un sabor característico: a leche con azúcar.
El sabor más maravilloso que me haya sido dado a degustar.
Ya con ella completamente desmadejada por el placer recibido, y al no haber terminado yo, me froté la verga con ella observándome yaciendo en la misma posición en la que terminó.
Le levanté ambas piernas juntas para ver sus labios aún escurriendo, y con esa postal a la vista, al momento de arrojar mi leche, le separé las piernas para que los mocos le cayeran en los labios vaginales, dejándoselos llenos de leche caliente.
Nos tomamos un breve instante para descansar y limpiar los fluidos producidos durante la sesión, y desafortunadamente se tuvo que despedir por el momento, agradeciéndonos mutuamente el placer dado.
Y así es como terminó esa visita de mi cuñada, la cual quise compartir en esta página, en la cual he leído varios relatos de sexo entre cuñados, y solo espero que el relato haya sido de su agrado.
Mientras lo escribía no pude evitar ponerme duro, y le mandé a mi cuñada unas fotos de cómo estaba caliente por ella.
Gracias por su atención.
Relato 100% real.
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