Las fantasías de la pervertida maestra Maribel (Parte 2)

La maestra Maribel, continuaba teniendo sus ricas fantasías sexuales con sus pequeños alumnos antes de tener sexo con el pequeño Manuelito. .
La siguiente es una historia de ficción basada en personas reales.

La maestra Maribel, continuaba teniendo sus ricas fantasías sexuales con sus pequeños alumnos antes de tener sexo con el pequeño Manuelito.

Aunque los niños son la debilidad de la pervertida maestra Maribel, las niñas, sus pequeñas alumnas de síes añitos no le son del todo indiferentes, en especial una linda y tierna niña de nombre Vanessa, o Vane como Maribel la llama, es una niña con una carita sumamente hermosa unos ojitos preciosos, grandes pestañas y una linda boquita, cabello ondulado, largo hasta su caderita, sin duda alguna cuando sea grande, Vane será una rompe corazones.

En una ocasión, los niños estaban en su hora de recreo, Maribel estaba sentada en una de las bancas del patio de la escuela y miro a Vane jugando con dos de sus amiguitas, Paola y Yaret, al igual que Vane de seis añitos y muy lindas, pero Maribel centro su atención en Vane y comenzó a fantasear con ella.

En su fantasía, comenzó a imaginar que estando jugando con sus amiguitas, accidentalmente una de ellas golpeaba con una patada a Vane en su chochita y entonces Vane comenzaba a llorar y corría hacia Maribel: “Maestra, maestra, me duele, me duele”, llegaba Vane a donde se encontraba su maestra Maribel sentada, entonces Maribel de inmediato tomaba a la niña y cargándola la sentaba sobre sus piernas y comenzaba a consolarla: “¿Que paso mi niña?”, “Pao me pateo en mi lugar privado”, respondía Vane mientras lloraba.

El llanto incontrolable de la pequeña Vane era insoportable para Maribel, “¿te duele mucho mi amor?”, “si maestra”, “Déjame sobarte”, y así, allí mismo con todos los niños de la escuela jugando en el patio de la escuela e incluso con algunos profesores también por allí, la maestra Maribel abría las piernitas de Vane y levantando ligeramente su faldita introducía su mano para comenzar a sobar la pequeña chochita de la niña sobre su calzoncito: “Shh, ya mi amor, tranquila, tranquila”, le decía Maribel a Vane quien comenzaba a dejar de sentir dolor mientras la palma de la mano de su maestra sobaba su chochita. Al poco rato, Maribel empezó a sentir como el calzoncito de Vane se mojaba, sin duda alguna estar sobando su chochita estaba provocándole excitación a la pequeña niña quien ya casi no lloraba y más bien comenzaba como a gemir con cierto placer.

¿Todavia te duele mi amor?, “ya casi no maestra”, respondió Vane con un tono de voz muy dulce y tierno, pero al mismo tiempo sonaba excitada.  Maribel comenzaba a excitarse también, y su panty también comenzaba a mojarse con su néctar. Poco a poco  Maribel iba excitándose más y más, al grado de ya no poder parar de sobar esa linda y pequeña chochita. Entonces, en su fantasía, la maestra le susurraba al oído a Vane: “Vamos a la enfermería mi amor”.

Y así, cargándola entre sus brazos, Maribel se llevaba a la enfermería a la pequeña niña, quien tenia lagrimitas escurridas en sus mejillitas y aun lloraba muy poco. Al llegar a la enfermería, Maribel entro con la niña y cerro la puerta, acto seguido recostó a la niña en la cama y se paro a un lado. “Te voy a sobar hasta que ya no te duela mi amor”, le decía Maribel a la niña. “sí maestra”

“Déjame quitarte el calzoncito, así te puedo sobar mejor”, “esta bien maestra”, y así Maribel levanto la faldita de Vane y le quito el calzoncito, dejando al descubierto esa hermosa y tierna chochita, peloncita, una linda rajita entre las hermosas piernitas de la niña se podía ver. El chocho de la maestra Maribel comenzaba a chorrear néctar sin control. Maribel miraba a la niña sonriendo “que linda cosita tienes mi amor”, ¿si maestra?, “oh si, muy linda. Y Maribel comenzó a sobar con la palma de su mano derecha la chochita de Vane, no paso mucho tiempo cuando la pequeña niña, estaba gimiendo muy rico, no comprendía porque, pero sentir la mano de su maestra sobando su chochita la hacia sentir algo muy rico que la hacia estremecer, la hacia entre cerrar sus ojitos y respirar profundamente.

“¿Ya no te duele mi amor?”

“nnno, no maestra”, respondio Vane respirando profundamente, Maribel sabia perfectamente lo que le estaba haciendo sentir a la niña y eso la ponía muy lujuriosa.

“Que bueno que ya no te duela mi amor, pero necesito estar segura que ya estas bien, voy a mirar más de cerca tu cosita”, dijo Maribel, quien en ese momento se inclino quedando su cara solo a unos pocos centímetros de la pequeña chochita de Vane, con mucha delicadeza y suavidad, la pervertida maestra comenzó a abrir la vulvita de la niña, comenzó a florearla a la vez que la sobaba, sin poder controlarse Maribel comenzó a besar y lamer la chochita haciendo que el pequeño cuerpecito de Vane se estremeciera.

La pequeña niña no comprendía porque su maestra hacia eso, solo sabia que estaba sintiendo muy rico, sus tiernos gemidos y jadeos de placer la delataban. Poco a poco, Maribel comenzó a frotar con mas lujuria la chochita de Vane hasta que sin poder controlarse comenzó a devorarla con pasión, la lamia de arriba abajo, el panty de la maestra estaba bañado en su néctar que no dejaba de brotar de su sexo. Vane jadeaba y gemía cada vez más fuerte, finalmente después de varios minutos, la pequeña Vane comenzó a estremecerse, su cuerpecito se movía sin control y un lindo y tierno gemido le indico a Maribel que había hecho que la niña tuviera su primer orgasmo.

Entonces lentamente, poco a poco Maribel fue dejando de comerse el chochito de Vane mientras esta se tranquilizaba. Cuando la niña finalmente estuvo tranquila, Maribel se enderezo y mirando a la niña con una sonrisa comenzó a ponerle otra vez el calzoncito y a acomodarle la faldita.

“Creo que te quiete el dolor, verdad mi amor”

“Sssi, si maestra, ya no me duele”

“Qué bueno mi amor, ahora, no le digas a nadie como te cure sí, es nuestro secreto”

“Está bien maestra”

La fantasia de Maribel termino al mismo tiempo que sonó la campana que anunciaba el final de la hora de recreo para que los alumnos y los profesores volvieran a sus salones.