Las hermanas de Dorita, la gringa de la estancia. Parte II
Dorita me había entregado su virginidad cuando fuimos a arriar las yeguas. Cometió el error de contarles en la intimidad a sus hermanas mellizas, a partir de esa revelación no cejaron de buscarme hasta que entre las dos me sometieron.
Ingrid y Jane son las hermanas de Dorita. De quienes ya conté cuando tuvimos sexo por primera vez. Como sucede con todos los jóvenes, es muy difícil que puedan guardar un secreto, y menos entre mujeres. Las mellizas son un año mayor que Dorita. Ambas ya iban a primer año de la escuela secundaria. Y estaba claro en sus cuerpos que ya no eran niñas, que se estaban convirtiendo en dos hermosas mujeres. Ambas son altas, un poco más robustas que Dorita, pero ambas hermanas poseen un par de senos formidables para su edad, y sus culos son por demás suculentos.
Desde que Dorita les contó que habíamos tenido sexo, Ingrid y Jane comenzaron a pasar más tiempo conmigo, se me acercaban y me pellizcaban, o me tocaban, me abrazaban más seguido, venían por la espalda y me apoyaban su conchita en mi culo. Yo intuía que algo raro estaba pasando pero no soy tan avispado. Me llevó unos días darme cuenta que ambas pibas me estaban queriedo coger. O al menos tener algo conmigo. Yo seguía teniendo sexo con Dorita por lo que en ese aspecto estaba satisfecho. Pero uno es jovencito y tiene un cúmulo de hormonas disponibles para la guerra siempre.
La noche anterior, el capataz de la estancia nos pidió que ayudáramos a la peonada para rodear un piño grande de ovejas, mas de 2000 animales. Ibamos a ser varios. Eso incluía a las mellizas y a Dorita. Nos levantamos muy temprano a desayunar, luego fuimos a las caballerizas a ensillar nuestros caballos y partimos al trote para la zona de arreo, algo me llamó la atención, para donde yo iba, me seguían las mellizas, una a cada lado de mi cabalgadura. No paraban de hablarme, parecía que una quería sobresalir sobre la otra. Pero como estaba concentrado en el trabajo no les daba mucha importancia. Al mediodía ya teníamos recolectada la majada, por lo que los peones comenzaron el arreo hacia los corrales de la estancia donde se esquilarían y bañarían los animales. Con la tarea cumplida, me fuí quedando rezagado, con el caballo al paso, pasado un tiempito ya el arreo iría mas de un kilómetro por delante cuando veo que las mellizas vienen hacia mi al trote, pero no vi a Dorita.
Pusieron sus caballos a la par del mío, y Jane con una pícara sonrisa me invita a ir hasta el arroyo a bañarnos para sacarnos la tierra, además hacía calor. Pleno Febrero, debían hacer como 30°C al sol. Ingrid no hablaba pero me miraba con una intensidad que me sorprendió. Acepté no sin antes preguntar por su hermana. Ambas contestaron al unísono que iba a la cabeza del arreo por que quería llegar rápido, se sentía algo descompuesta. Y sin más palabras nos dirigimos hacia el arroyo, a la zona arbolada. Llegamos, desmontamos y yo me fui directamente al agua. Estaba espectacular, me metí con ropa y todo, las mellizas se sacaron los pantalones y sus remeras y quedaron ambas en calzones y corpiño. Guau, la verdad es que recién apreciaba en todo su esplendor a estas dos gringas de 13 años. Una mejor que la otra, se acercaron bamboleando sus turgentes pechos, entraron al agua y al mojarce los calzones automáticamente se hizo mucho más notorio el monte de venus con pocos bellos, y se podía apreciar la rajita de sus vaginas. Eso inmediatamente hizo que mi verga comenzara a ponerse dura. Y yo todavía estaba vestido. Haciéndome el tonto salí del agua, y en la orilla me saqué el vaquero, con lo que mi pija se mostró por dentro del sleep en todo su esplendor. Las mellizas estaban de espalda a mi. Podía apreciar lo hermoso de sus culos, ambas tienen piernas bien torneadas, aunque Jane es un poquito más ancha de caderas que Ingrid. Entré nuevamente al agua, me acerqué a las hermanas, les pasé los brazos por sobre sus hombros y posé una mano en los pechos de ambas. Se sonrieron, pero no se apartaron, yo apreté sus pezones que enseguida se pusieron duritos, para esto mi tripa hacía ya una buena carpa. Las di vuelta hacia mí y les dí un beso de media lengua a cada una. Ambas respondieron rápidamente. Bajé mis manos hacia sus culitos y apreté sus nalgas, Jane hizo lo mismo conmigo, pero su hermana directamente tomó mi verga por el tronco por sobre el calzoncillo y lo masajeaba suavemente de arriba abajo. Lo apretaba como calibrando el tamaño. Una sensación gustosa. Les pedí que nos fuéramos a la orilla, hay en la zona buen pasto por lo que es como un colchón.
Una vez en entre los árboles y uya en el pasto, acelerando el proceso, me saqué el sleep dejando a la vista de las mellizas mi pija. Ambas se acercaron a tocarla. Las invité a que se sacaran la ropa ellas también. En 15 segundos ambas estaban desnudas como Dios las trajo al mundo. Las hice arrodillar una a cada lado de mi cadera y las invité a que me toquen la verga, primero fué Jane, la tomó suavemente en sus manos, la acarició y muy lentamente acercó su boca a la punta de mi poronga, metiéndose la cabeza en su caliente boca. Me dió como una descarga eléctrica. Comenzó a mamármela, a veces me hacía mal con los dientes. Mientras la niña me la chupaba yo metía los dedos de ambas manos en las conchitas de ambas hermanas. Pronto Ingrid reclamó su lugar frente a la verga. Y también inició una mamada, ya al ratito ambas hermanas estaban desaforadas mamando mi pija. Para esto yo ya les había lubricado bien sus vaginas y les tenía metido un par de dedos en el culito a las dos gringas.
Pregunté cual quería ser la que primero disfrutara de mi poronga. Jane fue la primera enpreguntar como lo haríamos. Les pregunté si habían tenido sexo ya alguna vez, a lo que ambas respondieron que no. Solamente algunos toqueteos, besos y Jane le había chupado la verga una vez hace un tiempito a un primo, pero nada más. Entonces las ubiqué a mi antojo, ambas boca arriba, una al lado de la otra, me arrodillé primero entre las piernas de Ingrid y le pegué una chupada de concha magistral, la piba casi se desmaya del gusto. Luego pasé a su hermana, quien prontamente comenzó a gozar como una perrita, se retorcía y gemía como loca. Cuando le metí dos dedos en el culo mientras le chupaba la concha, logró un tremendo orgasmo. Aprovechando ese impás de Jane, e acomodé entre las piernas de Ingrid, levanté sus piernas hacia mis hombros, con lo que su conchita me quedó justo a la altura de mi verga, la cual tomé por el tronco, la ubiqué entre los pliegues de su vagina y la comencé a penetrar. Solo suspiraba, fue entrando la verga hasta topar con su himen, le pedí que aguantara un poquito que le iba a doler pero que pronto se le pasaría, con la cabeza me confirmó que estaba lista, empujé fuerte y rompí su virgo enterrándome hasta las pelotas en su vagina. Largó un alarido y me arañó los brazos, una vez empalada, suavemente comencé a cogerla, muy pronto ella se unió y con movimiento de pelvis salía al encuentro de mi verga y se la enterraba toda, luego de unos 10 bombazos, se vino en un orgasmo interminable, cuanto más me movía yo, más acababa ella, finalmente quedó laxa y flojita tirada en el pasto, Le saqué la verga y me posicioné encima de Jane, quien ya me esperaba de piernas abiertas y recogidas, al igual que a su hermana, la fui penetrando pero a ella ya ni le avisé, cuando llegué a su himen directamente la perfore con un fuerte empujón y la tripa le entró toda hasta topar en su útero. Casi ni gritó, su concha era menos estrecha que la de Ingrid, pero muy lubricada, con lo que facilitó mcho la penetración. Pronto estábamos a full, y yo al sentir que me estaba por venir, le avisé, y en el momento que estaba por acabar, lo hizo ella, con lo que me vi obligado a sacar urgente la verga de su concha para no acabarle adentro, y le tiré todo el semen entre las tetas y en la panza. Al igual que su hermana, Jane quedó tranquilita tirada al sol. Luego nos fuimos a bañar al arroyo, donde ya con mucha más confianza nos lavamos unos a otros. Nos vestimos, subimos a nuestros caballos y salimos al trote hacia el casco de la estancia. Fue justo, porque no habíamos echo unos 1000 metros y vimos que Dorita venía a todo galope en nuestra búsqueda. En cuanto se acercó con solo mirar a sus hermanas ya sabía que habíamos cogido. Y sin verguenza alguna les preguntó si les había gustado. AMbas contestaron que si, pero que deberían volver a probar para estar seguras. Y bueno, mañana volveremos los cuatro al arroyo, yo voy a llevar un poco de manteca, les voy a hacer el culito a las tres. Entonces ya no habrá dudas. No perderse el relato N° III
Excelente muy excitantes y con morbo, espero la continuacion pronto.