Las hijas del gringo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por los efectos que el relato puede tener, no diré lugares ni nombres verdaderos.
En el pueblo donde yo vivía con mis padres, en las afueras desde hace algunos años vivía un extranjero, que llamaré George, un señor como de 50 años, amargo, con mirada penetrante, con cabello casi blanco, alto, fornido, en el pueblo se contaban historias que había sido un combatiente de guerra, que en su sotano hacía experimentos, bueno la imaginación de los niños en ese momento, pero todos nos asustaba verlo.
Mis padres eran sus pocos amigos o conocidos que cruzaban palabras con George, quien en su casa también vivía su esposa y dos hijas pequeñas. Pasaron los años. Yo tenía 22 años y buscaba trabajo, pues la universidad más cercana estaba a cuatro horas de donde vivímos. En eso mi madre me comentó que George buscaba a alguien que le ayudara en su invernadero, me acordé de todo lo que se hablaba de esa familia, pero la necesidad de un ingreso y volverme independiente podía iniciar alli.
Asi que llegué a la casa de don George, el me vio de arriba a abajo y con un gesto de mucha indiferencia me dijo su oferta de trabajo y asi empecé a trabajar ese día. Conocí a sus dos hijas, Amy de 12 y Mindy de 10, las dos puras rubias, Amy de ojos celestes y Mindy de ojos como avellanados claros; en el caso de Amy, ella era de tez muy blanca, sus labios parecían pintados de rojo, pero lo que más me atraía era que sus senos parecía de una mujer de 18 o 19 años, grandes para su edad y bien paraditos, su padre le obligaba a ponerse blusas flojas para que no se le vieran muy grandes, ella era muy graciosa y siempre andaba con una sonrisa en la boca, parecía muy ingenua. En su caso, Mindy era más llenita, más extrovertida, tenía caderas más anchas que una niña normal de esa edad. Don George era muy estricto con ellas, no las dejaba salir de la casa si el no iba con ellas, por eso en el pueblo se les conocía poco. La esposa de don George había desaparecido, solo vivía él y sus hijas. En la mañana, temprano llegaba una profesora de un pueblo vecino a darle clases a las pequeñas, pues no iban a la escuela.
Paso casi un año, luego que parecía que don George me iba a despedir los primeros días, ahora me tenía mucha confianza y me hablaba un poco más que antes, sus hijas era un poco más creciditas, como solo a mi me miraban todo el tiempo, empezaron a desarrollar su lado femenino en su lado sexual, ambas trataban de llamar mi atención y me sonreían todo el tiempo. Ellas llegaban al invernadero cuando su padre estaba afuera y me coqueteaban, Amy usaba unas blusas que se escotaban mucho, y no era que tuvieran ropa asi, sino que al crecer la ropa les quedaba muy apretada y pequeña, pues su padre no les compraba ropa muy frecuentemente. Pude ver esos divinos senos que tenía, que pedían a gritos salir de su blusa.
Yo debo decir no era un chico formal, para nada, me gustaba el sexo y lo practicaba con mi novia de turno y con algunas amigas, en mi casa tenía revistas y videos vhs porno, que era lo que se usaba en esa época y ya le había puesto los ojos a Amy que ya casi tenía el cuerpo de señorita.
Luego de un fin de semana, llegué como siempre el día lunes temprano, cuando me vieron las dos hijas de don George salieron corriendo a avisarme que su papá estaba enfermo, entré a la casa y era verdad don George tenía un color pálido, asi que usando su auto un pick up que tenía, lo llevé al hospital que estaba a media hora de alli, lo metieron a una habitación y le hicieron examenes, después de algunos días el diagnóstico fue cáncer de colon, al parecer había que intervenirlo. El me pidió que me hiciera cargo de la casa y de las niñas. Ahora yo me estaba con sus hijas hasta la noche, luego me despedía, ellas no querían que me marchara, sino que me quedara con ellas la noche, pero no lo hacía, eso si, al otro día temprano estaba con ellas.
Días después, un hermano de don George se anunció en la casa, lo llevé al hospital y luego al otro día él me dijo que se iba a llevar a don George a su país, porque alli la medicina estaba más adelantada que aqui y quería que allá lo operaran, en el caso de la niñas el señor me dio $1000 dolares americanos, que en aquel entonces era mucho dinero, para la manutención de las niñas. O sea que me dejaron a las niñas encargadas sin preguntarme. Casi nadie en el pueblo sabía eso.
Ahora decidí quedarme con las niñas todo el día. Imagínense, un joven como yo, con las hormonas a mil, y don adolescentes también con sus hormonas alocadas, que no tienen contacto con el mundo exterior y al único hombre que conocen es a mi. Hasta el más santo hubiera pecado.
Y todo empezó rápido, de noche las chicas me pidieron que jugara con ellas, sus juegos eran todavía de niñas, querían que jugara con ellas a la casita, Amy y yo seríamos los papás y nuestra hija sería Mindy. Amy nos hizo el desayuno jugando y yo iría a trabajar y Mindy a la escuela, al terminar, Amy se acercó y me clavó un beso en la boca, me dijo que me estaba despidiendo para que fuera a trabajar, lo mismo hizo con Mindy. Esto se ponía interesante. Luego ella dijo que ahora era de noche y nos sirvió la cena, después de cenar a la cama, Mindy se acostó en su cama y nosotros dos en la otra cama que estaba a dos metros de Mindy. Yo ya tenía una erección y más cuando vi a Amy quedarse en braguitas y una camiseta para dormir, yo me quité los pantalones me quede en boxer y con el torso desnudo, me metí a la cama con Amy y la fui abazando, ella preguntó por qué?, yo le respondí que eso hacían los papás. Le dije -quieres saber que más hacen?- ella me vio con duda y me dijo que si. Entonces la besé, ella se retiró rápido, pero insistí y luego nos quedamos prendidos de la boca, ella no sabía besar, le dije como lo fuera haciendo, hasta que nos dimos un beso de labios y lengua como de media hora, casi nos ahogamos, y todo era visto por su hermana Mindy desde su cama.
Desde esa noche, se volvió el juego preferido por Amy y por mi, la segunda noche ya en la cama, comencé a tocar el hermoso cuerpo de Amy, que con sus trece años rebosaba energía y sexualidad. Apagamos la luz, lo cual no le gusto a Mindy, le bajé los tirantes y comencé a mamar los senos de la pequeña, eran duros y deliciosos, sus pezones se endurecieron y se erectaron cuando los chupé, deslicé una mano entre la entrepierna y luego entre su braguita, acaricié su rajita casi sin vellos. Mis dedos registraron sus labios vaginales y toda su parte íntima, los gemidos de Amy no tardaron en llegar, aumentaron a cada minuto, llegó un momento en que Mindy prendió la luz y le preguntó a su hermanita si estaba bien y porque estaba quejándose, ella solo se río.
De día yo trabajaba en el invernadero y salía a entregar algun producto en el pueblo o en sus alrededores, luego regresaba al medio día, Amy y Mindy se encargaban de la comida, ellas desde pequeñas sabían cocinar. En la noche nos encerrabamos a jugar, desde dominó, cartas, u otro, pero el juego que se empezó a repetir frecuentemente fue jugar "a la casita"-
Al llegar la noche, y meterme en la cama de Amy ya nada importaba más que besar el cuerpo de Amy, para ese momento yo ya le quitaba toda la ropita a Amy y le besaba todo el cuerpecito, sus bellos senos los dejaba casi marcados con los labios y la lengua, le besaba la entrepierna y ya me bajaba a su rajita en plena oscuridad, le lamía su coñito y su culito, estaba yo entre las piernas de Amy chupándole su pepa, ella pegaba de gemidos y de pronto no nos dimos cuenta que Mindy había prendido la luz, y cuando levanté mi rostro de dentro de las piernas de Amy, alli estaba MIndy viendo todo. A la noche del siguiente día, vi que ellas estaban charlando y luego Amy me dijo que Mindy ahora quería ser la mamá. Asi que hicimos toda la escena y al acostarnos, ahora era Mindy quien se acostó en bragas y camiseta conmigo. Al principio nos quedamos quietos los dos, luego ella me dijo al oido, -Tony, hazme lo que le haces a Amy-, en tal pedido, comencé a besarle el cuello, los brazos y luego busqué su boca, al igual que a Amy tuve que enseñarle a besar, pero también aprendió muy rápido, esa primera noche le mamé las tetitas y le acaricie su rajita sin vellos.
Ahora ellas se intercalaban, una noche Amy y otra noche Mindy, yo me sentía en el paraíso, solamente un mes después de la partida de George, me comía las rajitas de las niñas y sus juveniles tetitas, y cada noche iba en aumento. A la primera que le enseñé a mamarme la pija fue a Amy y una noche después a MIndy, las dos aprendieron rapido de nuevo, ahora en la cama haciamos unas increibles 69 con cada una, yo chupando sus coñitos y ellas tragándose mi pija, ahora todo se hacía con la luz encendida, siempre había una de ellas viéndolo todo. Teníamos unos orgasmos de pelicula, yo explotaba en sus bocas y les bañaba los senos.
Yo sabía que esto no iba a durar todo el tiempo. En cualquier momento podía regresar George, ya había pasado 45 días de su partida. Asi que me dispuse tener sexo con ellas. Como siempre la primera fue Amy, luego de tener sexo oral y estar muy calientes, le dije que le iba a hacer el amor, ella me preguntó como era eso?, me fui colocando encima, me eché aceite para bebé en la pija para que resbalara mejor, la fui clavando, ella pegó un grito y mi pija perforó su himen, ella me dijo que le dolía, pero no me detuve, la seguí penetrando y luego me puse a pistonear -me duele, me duele!- decía la pequeña, le dije que debía aguantar un rato más, que luego iba a gustarle, comencé a pistonear despacio pero cada vez se la metía más adentro, por fin ella dejó de quejarse y seguí entrando y saliendo de su rajita, su hermanita no perdía detalle desde su cama. Luego de algunos minutos más por fin la oí gemir de placer, lo cual me tranquilizó. Luego de estar un rato en la posición del misionero, la puse en cuatro con su culito levantado, antes de meter mi pija de nuevo en su coñito pude ver algunas manchas de sangre en mi miembro, eran los restos de la virginidad de Amy, la volví a penetrar y se la metí hasta el fondo, luego me puse a pistonear y los gemidos se volvieron más fuertes, la pequeña estaba al borde de una corrida, aceleré y Amy llegó a su primer orgasmo de su vida causado por un pene en su rajita, ya anteriormente habían tenido pero causado por mi boca en su coñito. Me corrí en sus nalgas, esa noche Amy dejó de ser niña y amaneció como una mujer.
Ahora era el turno de Mindy, quien estaba nerviosa esa noche, había oido los gritos de dolor de su hermanita y luego los gemidos de placer. Le lamí su rajita y pude calcular que era más cerradita que su hermanita, le puse aceita a su rajita y a mi pija, luego la puse con las piernas bastante abiertas, la fui ensartando poco a poco, ella comenzó a dar de gritos, eran escándalosos, le dije que mejor se la iba a sacar, pero ella misma me dijo que no, que iba a aguantar, cesaron los gritos y por fin se la metí en su rajita, luego me puse a pistonearla, al rato escuché la música que ocasionaron los gemidos de placer que ella ya daba, la llevé a un rico orgasmo y luego sin cambiar la posición de misionero yo acabé sobre su vientre. Si antes yo había dicho que era un paraiso, ahora era el cielo, las chiquillas eran las que más entusiasmadas con todo eso, incluso más que yo, para ellas eso era un juego excitante, yo tenía sexo casi todos los días con alguna de ellas y en ocasiones, las cogía a ambas. Sus cuerpos juveniles eran deliciosos, comencé a buscar diferentes posiciones sexuales para ponerlas en las noches y fui ampliando el repertorio sexual. Los condones los compraba por docena. Solo mi edad pudo aguantar semejante trote sexual, pues había noches de dos o tres palos. Pero luego de saciarme de sus cuerpecitos jovenes, ahora pensaba en ir más lejos.
Primero le dije que ahora cambiaríamos la rutina. Las puse a mamar mi pija a las dos juntas, asi que ellas se turnaban en mamar mi pija y mis huevos, me llevaron a un celestial orgasmo y exploté en sus bellos rostros. Luego tuve sexo con las dos al mismo tiempo, mientras una de ellas se sentaba en mi rostro y yo le comía su rajita, la otra se montaba encima de mi pija y se movía como jinete encima. También recuerdo que cogerlas con condón no era muy agradable para mi, asi que con la ayuda de un amigo mio que es médico, le saqué un calendario a cada una de sus días fértiles y días infértiles, asi las podía coger sin condón cuando no había peligro. Aveces nos daban las horas de la madrugada teniendo sexo con ellas. Además yo ya les compraba sus enseres para embellecerse, pinturas, maquillaje, delineador, lo que ellas me pedían se los traía del pueblo, en una ocasión le pagué y llevé a una señorita de un salón de belleza, para que les enseñara a maquillarse, asi también les compré ropa más actual y moderna.
Para todo eso, ya eran cuatro meses desde la marcha de don George. Yo seguía trabajando y produciendo el invernadero de la casa. No cabe duda que el sexo era un estimulante para el crecimiento de las pequeñas, porque ahora su cuerpo iba cambiando, Mindy era más delgada, sus senos eran más grandes y sus caderas un poco más anchas. Los senos de Amy eran aún más grandes y sus caderas más ensanchadas. Ahora ya no solo querían sexo en la noche, en ocasiones alguna de ellas me coqueteaba en el trabajo, yo estaba sudado, me metía a la casa y a su habitación, alli nos desnudábamos a besos y teníamos sexo, luego salía a seguir trabajando. Amy y Mindy se volvieron como mis mujeres.
Una mañana, seis meses y 7 días después, se apareció un vehículo, era don George, llegaba en una silla de ruedas, de aquel señor fornido con mucha energía, ya no quedaba nada. Iba en silla de ruedas con dos familiares. Me dijo que iba a estar unos días, solo para vender la propiedad y que se llevaría a sus hijas con él a su país de origen. Me pagó mis servicios muy bien, me regaló su pick up y me liquido. Yo vi a las pequeñas, quienes tenían lagrimas en los ojos cuando me fui, antes les había pedido que nunca hablaran con su papá de lo que "jugabamos en la noche". Una semana después se marcharon para siempre. Nunca más volví a ver a las pequeñas. Hoy día tengo 42 años.
Es lo mejor que me pasó sexualmente en mi vida.
muy buen relato