Las mamadas de Yanela Parte 1, Sus aventuras con otros hombres
Mamadas.
Las mamadas de Yanela
Parte 1, Sus aventuras con otros hombres
Yanela es una chica latina de treinta años, una hondureña morena de piel bajita de estatura con algo de curvas, muy atractiva de cara con sus ojos marrones miel y su pelo largo y liso hasta media espalda color negro azabache, y su sonrisa; espectacular, su mirada de pillina, de perversa, a su edad ella sigue estando soltera, desde que la conocí que ella tenía diecinueve y perdí el contacto con ella solo sé que tuvo algún rollo con varios chicos pero de poco tiempo.
Después de más de una década sin verla me reencontré con ella en el pueblo donde resido actualmente, fue una casualidad que ella se hubiese mudado allí ella sola encontró un piso de alquiler barato y un trabajo de camarera, con la ayuda de sus padres puede permitirse su independencia, vivir ella sola.
Cuando una tarde me encontré con ella, cuando nos cruzamos nos reconocimos de inmediato, ella me saludó, cuanto tiempo sin saber de ti me dijo, estábamos por una de las calles comerciales de mi pueblo que hay bazares y bares y allí me propuso de tomar un café y conversar, hablamos sobre todo este tiempo que yo me mudé de la ciudad donde nos conocimos en un grupo de amigos de un club social.
Ella me explicó como se vino a vivir a mi pueblo, ella estaba cansada de estar con sus padres y sus hermanos ya se habían casado, ella me contó que tuvo varios novios pero de poco tiempo, la cosa no funcionó, pues sus padres para ella buscaban un hombre que les solucionase la vida, un hombre rico con pasta y desaprobaban quien no cumpliese con ese perfil, me dijo que ella quería vivir su vida y salir con quien le diese la gana ahora que vivía sola en un pequeño apartamento cerca de la zona donde estábamos tomando el café.
Me propuso de mostrarme su piso después de dar un pequeño paseo y me seguía contando sobre ella, de mi poco preguntó, yo le conté que sigo siendo soltero y viviendo con familia habiéndome mudado ya varias veces, ella me dijo que me encontraba hermoso con mis kilos de más, ella apreció mi sobrepeso y me preguntaba que por qué todavía estaba soltero a mi edad, a mis cuarenta años, pero me dijo que así estoy mejor que en pareja porque es un tema complejo tener novia o casarse y que si me sentía bien como ella que me decía que no era un problema su soltería en cuanto a carencia afectiva ya se sentía habituada.
Mientras íbamos caminando, yo la seguía hasta donde me llevaba por una de las calles, me atreví a preguntarle si en estos años tuvo rolletes o alguna aventurilla ya que no se casó y está soltera, ella sonriente y mirándome fijamente me dijo que algo tuvo con varios hombres pero que fue el típico rollo de follamigos, así tal cual con ese termino me lo dijo, y yo le dije que me contase sus aventurillas picantes con todo detalle, ella reía y me dijo que en su piso me contaría.
Yo ya estaba excitado al oír lo que me contó y de la forma tan natural y con confianza después de tanto tiempo como años atrás que fue una amiga con la que hablábamos pero no teníamos estos secretos como ahora ella me confesaba, yo también tenía mucho que contarle de alguna aventura con alguna mujer pero parecía que era ella la que quería contar, la encontré muy abierta al tema.
Llegamos a su casa, un piso pequeño y sencillo de dos habitaciones un comedor y baño en la zona del casco antiguo, me dijo que llevaba dos semanas que se había mudado, lo tenía bien limpio y ordenado su casa, me preguntó si quería tomar un refresco o comer algo para picar, ya eran casi las ocho de la noche y me ofrecía algo de cenar si tenía hambre, le dije que le aceptaba un vaso de Coca-Cola si tenía, ella quiso preparar de cenar y le acepté también, preparó un risotto que tenía descongelando y me sirvió un vaso de cola fresca.
Mientras cenábamos en la mesa del comedor ella me dijo que le preguntase lo que quisiera sobre sus aventurillas de las que hacia un rato en la calle me decía pero al estar entre el tumulto de gente por discreción lo dejamos para hablarlo en la intimidad de su apartamento.
Estábamos de frente en una mesa pequeña de comedor, ella llevaba un vestido negro de una pieza y algo ceñido; detalle que no conté al principio sino su físico y su cara, como decía ya desde que caminábamos por la calle estaba excitado en cuanto surgió el tema picante, yo la miraba mientras comíamos, ella estaba habladora mientras comía me decía que no me cortase que le preguntase sobre su vida privada en esos años que estuvimos sin vernos, que ella ya a sus treinta y viviendo sola hace lo que le da la gana sin rendirle cuentas a nadie y que se sentía una mujer realizada y libre.
Terminé de comer y ella también, y le pregunté sobre el primer chico con el que tuvo un lio con derecho a roce cuando yo la conocí o después de perder el contacto con ella, ella me dijo que ya había tenido rollos pero el sexo comenzó tiempo después de que me mudase y dejamos de vernos allí ella perdió su virginidad a los veintiuno, pero años atrás hizo alguna cosa, yo le pregunté cosa como qué, ella me respondió mamadas a amigos y me dijo sus nombres, se la mamó a Gerardo y a otro que yo no conocí en persona un tal Franky con el que salieron de novios después, a este todavía no se lo tiró.
Me contó que con este había tema de mamadas pero ninguno tenía preservativos, pero el grupo de amigos no se enteró de esto de que habían llegado tan pronto a hacer cosas, sobre todo las otras amigas que ya estaban casadas solo pensaban que estaban saliendo y conociéndose, todo fue discreto pues menuda vergüenza si los otros hubiesen soltado el chisme, bueno pues yo pasé a preguntarle si en esas mamadas ella tragó el semen o lo escupía, me dijo que con Gerardo la segunda vez que le hizo si comenzó a hacerlo y que le gustó, le pregunté que cuantas veces se la chupó a este y al otro.
Ella me dijo que perdió la cuenta, primero se veía con Gerardo estuvieron un tiempo hasta que este se buscó novia y luego con el Franky hasta que este se cansó, y ella añadió que iba loca por que la follasen aunque chuparla ya le gustaba, se corría haciéndose un dedo y otras sin tocarse al sentir el semen en la boca.
Cuéntame más Yanela, le dije.
Poco más que hacerles mamadas y que gozasen sobre todo ellos, me respondió.
Se estaba iniciando hasta que se la ligó un maduro de unos casi cincuenta de muy buen ver que era amigo de su padre compañero de su trabajo y ahí es cuando este se la tiró, no me dijo el nombre de este señor, a mi tampoco me importo, quería detalles para que el ambiente se caldease más todavía y ver si se terciaba algo con Yanela.
Yo seguía escuchándola sin interrumpirla, que ella manejase el tema, sobre este hombre que conoció y según ella este fue el que se la cepilló, ella me dijo que dejó de ser virgen con él, que este hombre estaba divorciado y vivía solo en una casa del final de su calle, que fue el quien se lanzó con cumplidos que siempre le decía, cosas como que guapa eres y sin novio todavía, o estás echa toda una mujer, a lo que ella le agradecía y le decía a él que también estaba muy bien para su edad.
Este hombre tenía buen físico, ella le dijo varias veces que lo encontraba atractivo para su edad y que de físico lo encontraba buenorro, y ahí fueron en pocos días rompiendo el hielo, y Yanela también se iba lanzando cuando se veían a solas por la calle donde ella vive se encontraban y conversaban a solas hasta que él la invitó a tomar un café a su casa y ella encantada aceptó.
Me contaba que en su primera experiencia le gustó, estaba muy dilatada y no le dolió, que ya estaba preparada para estar con un tío en la cama para algo más que solo sexo oral, también ella se la mamama cuando no disponían de tiempo para estar a solas, ella me decía que lo tenía bien servido y siempre sus huevos dejárselos vacíos de leche siendo ella para que no tuviese que pajearse cuando no pudiesen verse, aunque se veían tres veces por semana, los fines de semana Yanela engañaba a sus padres diciéndoles que se iba a dormir con sus amigas.
Y aquellas noches eran de locura, este hombre llegaba a pegarle más de cinco polvos desde después de cenar hasta la madrugada y dormir juntos y abrazados, despertar ella y que él le trajese el desayuno a la cama y dale que te pego uno o dos polvos de buena mañana después del desayuno, pues era un hombre muy fogoso.
Se la follaba de todas las posturas según ella me contaba, ella encima cabalgándole, a cuatro patas, el misionero, el sesenta y nueve nunca faltaba, a él le encantaba comerle su coño mientras ella le mamaba.
Le pregunté sobre sexo anal y me respondió que no lo probó pero que no le hubiese importado si se lo hubiese propuesto aquel hombre.
Yo estaba ya muy cachondo de escucharla teniéndola enfrente, como me miraba y me lo narraba con esos detalles, y se lo dije.
-Yanela.
-Dime. -me respondió ella
-Tía, me has puesto muy caliente
-Jajajaja, tío es normal, te he puesto a cien.
-Me gustaría estar en la piel de ellos, tener el privilegio de montármelo contigo.
-Ah, bien, a mí también me apetece.
Continuará……
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!