Las mamadas de Yanela Parte 2, Una buena mamada.
Mamadas.
Las mamadas de Yanela
Parte 2, Una buena mamada.
-Yanela.
-Dime. -me respondió ella
-Tía, me has puesto muy caliente
-Jajajaja, tío es normal, te he puesto a cien.
-Me gustaría estar en la piel de ellos, tener el privilegio de montármelo contigo.
-Ah, bien, a mí también me apetece.
Después de aquel instante nos quedamos en silencio por unos segundos, ella me miró fijamente con su sonrisa pícara, recogió los platos y vasos de la mesa y los llevo a la cocina, al volver me ofreció un café y le acepté. Fuimos a sentarnos en el sofá frente a la ventana que ella cerró aunque no había bloques enfrente para que nos viesen, ella puso la tele no sé porque y seguimos hablando mientras tomábamos el café, ella se sentó muy arrimada a mi en el sofá, podía oler su perfume, su fragancia femenina, la tenía a un palmo, y yo excitadísimo.
Me describo físicamente soy alto de metro ochenta de estatura y gordito con panza y mi polla de unos trece centímetros empalmada y curvada, de cara atractivo.
Yanela mientras me seguía contando de otros hombres que conoció y se la tiraron ponía su mano en mi rodilla y acariciaba mi muslo, con la tele encendida mientras ella me hablaba yo solo prestaba atención a ella lo demás creaba ambiente para no estar en silencio. Ahí cuando comenzó a acariciar mi pierna es cuando ya rompí el hielo y me atreví a tocar sus pechos y masajearlos, a mi opinión de una talla ochenta debe de tener, tiene buenas tetas, ella se desvistió la parte alta de su vestido de una pieza y me pidió que le quitase su sostén también color negro a juego con sus taconazos.
Así directa, ya llevó ella la iniciativa, yo dejé que ella fuese caldeando el ambiente, de todas formas ya en la conversación al cenar yo ya sabría que tendría tema con ella.
Yo le expliqué que llevaba unos días sin masturbarme y que estaba cargado de semen, y además que por mi sobrepeso a veces me cuesta mantener una erección y otras soy precoz, ella me decía que me calmase, me temblaban un poco las piernas me mantuve de pie frente a ella porque sentado o acostado se me relaja el cuerpo y me es mejor estar de pie y erguido, ella soltó una carcajada y dijo que estaba de acuerdo mientras me hacia un masaje testicular, yo le masajeaba sus pechos y pellizcaba suavemente sus pezones los cuales estaban duros.
Acaricié su pelo y le dije que se lo recogiese, ella se lo recogió en coleta, acaricié su cara, tenia ganas de besarla y la besé, me son necesarios los besos para excitarme y así se lo dije, ahí se me puso bien dura en unos cuantos picos que nos dimos, ella comenzó a masturbarme suavemente, mientras me miraba y me preguntaba si me gustaba, veía su sonrisa espectacular y su voz dulce le dije que parase porque me venían ganas de correrme, que estaba tocando las teclas, que ese trato y forma de hacerme es lo que me enciende.
Le conté que la mayoría de veces que he tenido sexo ha sido con prostitutas y lo que hace que me excite es el trato suave con caricias y besos, con sobos, me acerque a oler su pelo, estaba tan excitado que olí sus sobacos y aunque olían bien eso me puso a mil. Ella era la que llevaba el control de la situación y yo me dejaba hacer mientras ella me hacia una pajita suave y masajeaba testículos y piernas.
Se dispuso a hacerme la mamada, se la metió en su boca, la tenía ardiendo y húmeda, me succionaba pero a ritmo lento mientras me agarraba por las nalgas, ella sin manos me hacia una felación realmente exquisita como las actrices porno, Yanela estaba bien enseñada en el arte de la mamada, le avisé que no aguantaba más y me corrí en su boca, ella lo trago todo, y seguía relamiendo mi pene hasta dejarlo limpio.
-Uffffff, joder, perdona Yane, he sido muy rápido-
-Tranquilo, la tenias en la punta, ibas con muchas ganas, tenemos más tiempo, si quieres quedarte claro.
-Claro que sí, yo encantado de estar más tiempo contigo.
– A mi me ha gustado sacarte toda la lechita, estaría toda la noche mamándotela hasta dejarte seco.
Me fumé un pitillo en su balcón después de aquella mamada tremenda que me dejó aliviado, ella no fuma pero me pidió uno y lo fumamos juntos viendo las vistas, los bloques de enfrente eran mas bajos y las calles apenas paseaba gente, me abrazo por el hombro en plan amistad, fumábamos y nos dábamos besos, picos pues ni a mi ni a ella nos gusta mucho los besos con lengua, íbamos hablando de las cosas que nos gustan y fumando.
Pasamos al salón, ella me preguntó si quería tomar algo o comer algo más, si cambiaba de canal de la tele y ponía música, yo le dije que otro café y algo de música de cualquier tipo estaría bien, ella puso música latina suave en plan romántico y fue a la cocina a preparar más café.
Descansé unos minutos y me relajé con la música sentado en el sofá, necesitaba otro café y un poco de tiempo para animarme otra vez y esta vez aguantar más rato la próxima mamada. Ella trajo el café y azúcar a la mesita, como antes en el sofá se sentó arrimada a mí, me lo ofreció con mucho cariño y una sonrisa, y me preguntó si estaba animado y con ganas de marcha, le dije que sí, ella me tomó de la mano me puso de pie para abrazarme y hacerme un baile lento rozando cebolleta, nuestros cuerpos pegados y sobándose lentamente.
El café se iba a enfriar pero me daba igual, seguía bailando abrazado a ella, besándola, oliendo su pelo, su piel, su dulce aliento que me ponía a cien, todo de ella me tenía cardiaco, aquella noche era lo mejor que me había pasado al haberla encontrado desde la tarde y haber creado ese feeling hasta acabar los dos allí liados. Esta mujer sabia tratarme y hacerme lo que me gusta, de momento no me propuso de tener sexo.
Yo le pregunté si a ella le apetecía echar un polvo, me dijo que le daba igual que tenía algunos preservativos pero que no pensase todavía en follar sino que dejase que surgiese, también me dijo que con mi sobrepeso me sería difícil al estar gordito, yo le dije que es cierto pero a veces puedo funcionar bien en la cama y echar un buen casquete, Yanela me dijo que me dejase llevar por ella a su manera y ya veríamos que teníamos toda una noche si quería quedarme con ella a dormir y le dije que si que me quedaba con ella.
Continuamos besándonos y con ese baile lento agarrados con la música, sonó un tema más marchoso y ella se dio la vuelta y me hizo un perreo rozando con su culo mi polla, yo la agarré de las tetas sujetándola, ella se movía rápido, la veía sonreír de reojo.
Me puse tan encendido que me atreví a decirle que quería lamerle el culo, ella me dijo que de acuerdo, se bajó el pantalón y las bragas de color negro, se inclinó un poco y comencé a comerle el ojete, lo tenía limpio y con un sabor delicioso, yo me bajé la bragueta estando de rodillas lamiéndome y comencé a hacerme una paja, se me iba poniendo dura, Yanela lo vio y le llevó al sofá otra vez, se desvistió la parte superior del vestido otra vez y se quitó el sostén, me dijo que tenía aceite lubricante que ella usa cuando se masturba, ella fue a buscarlo a su cuarto.
Continuará…
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