Las mujeres Monroy X
Las cosas avanzan..
Por primera vez en años Gustavo recibe una llamada de su cliente Dan Barrera, quién siente curiosidad por saber cuánto dinero tiene.
Un número bastante grande, muchos dígitos, eso es lo que tiene Dan en su cuenta, producto de años de trabajo son gastar en nada, inversiones y las jugosas comisiones de sus ventas.
Dan es un vendedor y negociante innato, la gente lo busca para hacer negocios, cerrarlos, tener ganancias a corto plazo, en la ciudad se sabe que si Dan está involucrado, es un buen negocio.
Años de vivir con su ex esposa lo amargaron y recluyeron en soledad, eso le permitió amazar su pequeña fortuna.
Satisfecho con la información, Dan hace un par de llamadas, primero busca al dueño del terreno detrás de su casa, una propiedad que abarca su casa y las dos propiedades aledañas.
Después, le marca a su jefe, un hombre que ha hecho mucho dinero gracias a la habilidad de Dan.
- Me da pena que te quieras retirar, pero es por disfrutar el resto de tu vida, me da gusto.
Este hombre es el único «amigo» que Dan tiene, siempre lo ha visto cómo el hombre para quien trabaja, pero Vladimir siempre ha visto a Dan cómo un amigo, un compañero, alguien en quien confía plenamente.
- Gracias, pero no es un adiós, si algo se cruza, necesitas consejo o asesoría, puedes buscarme.
Así cierra Dan un ciclo que duró 22 años, más tiempo que su matrimonio fallido.
En minutos Dan cierra el trato con el dueño del terreno, no se tomó la molestia de negociar, no se preocupó por el precio, dinero le sobra.
Con los títulos de propiedad a su nombre, Dan inició el proyecto, detrás de su casa construyó una extensión de su domicilio, un jardín enorme, un pequeño gimnasio, dos cuartos más, curiosamente eso es algo que su ex esposa quería.
En ese tiempo su relación con Camila y Samantha continuó, Dan salía de su domicilio todos los días «a trabajar», guardaba la noticia de su retiro y adquisición del terreno de la parte de atrás para después.
Sin la presión del trabajo, Dan dormía plácidamente en algún parque o motel, recuperando energías para después, además de que comenzó a ir al gimnasio.
Samantha lleno su alacena de proteínas, aminoácidos y demás productos para compensar el desgaste físico.
El refrigerador de Dan, renovado, estaba repleto de comida que si bien conocía, no consumía de manera regular, su buena salud y condición física recae en qué come poco y cardio, pero ahora su menú había cambiado.
- Necesitas balancear tu alimentación – explica Samantha con argumentos que suenan lógicos y transmiten tal seguridad que no te dan ganas de cuestionar.
- ¿Cómo es que sabes todo esto? Dan, totalmente crédulo, pregunta por el origen de dicha sabiduría.
- Soy licenciada en nutrición, tengo un máster en dieta para atletas de alto desempeño, instructora certificada y madre ¿Pensabas que solo anduve de puta todos estos años amor mío?
La pareja sonríe y pasa el tiempo juntos, a veces en compañía de Camila. Las cosas en la cama se pusieron mejor, con Dan más descansado, nutrido y ejercitado, las secciones de sexo se volvieron más intensas. Samantha descubrió que era capaz de tener múltiples orgasmos gracias a los estímulos de Dan, su llamado final, ansiado y aspirado a una vez por encuentro, pronto fue ración doble y en menos tiempo.
Cualquier parte de la casa es buena para hacer el amor, baño, sala, cocina, recámara, en los 3 meses que duró la construcción del proyecto de Dan, la pareja recorrió toda la casa al menos 10 veces.
Si bien el desgaste físico de Dan le impedía a su cuerpo ganar volumen, Samantha notó su cuerpo más tonificado.
En una tarde Dan cargó a Samantha y en medio de la sala, de pie, cogió a su amante con fuerza y energía tal que la vagina le dolía. Los labios se aprietan con fuerza a la verga que la posee, se estiran siguiendo el movimiento de los brazos del hombre. En su interior la mujer siente su vagina expandirse, los 15 centímetros de Dan le revuelven su interior, la una vez forajida mujer es ahora un muñeco de trapo sumiso y a los deseos de su amante.
18 minutos de sexo salvaje, eso fue suficiente para que Samantha se viniera con tal fuerza que mojo la verga, huevos, piernas y piso de la casa de Dan.
Totalmente agotada respira abrazada como puede a su hombre que con mucho cuidado la lleva al cuarto y la deposita en la cama, todo sin sacar su dura verga.
- ¡Oh Dan, amor mío!
Las únicas palabras que alcanzó a decir Samantha antes de ser silenciada a besos por su amante.
Sin moverse, la verga de Dan palpita, alojada en la apretada y molida vagina de su amante.
El cariñoso hombre le da tiempo a su amante de recuperarse, desea volver a darle placer a su hembra, pero es consciente que le debe dar tiempo para recuperarse.
Las manos del hombre recorren la suave piel de la erotizada mujer que con su voluntad doblegada deja a su amante dirigir el acto.
Samantha siente la respiración de su amante en su cuello, labios del hombre se aferran a un punto y succionan con fuerza.
- ¿Pero qué haces mi amor? ¿Acaso quieres que mi esposo se entere?
La pregunta suena a preocupación, pero a Samantha le importa poco su si marido se entera, ella se va a entregar a Dan el resto de su vida, lo sepa su marido o no.
En el dormitorio Monroy las cosas han cambiado, en 3 meses, el matrimonio ha hecho el amor 1 vez. Samantha ya no busca a su esposo, lo atiende por compromiso, pero ya no desea que la toque.
Es Dan quien le da el placer que necesita, este hombre, que comparte con su hija de 8 años y es más viejo que su esposo, es capaz de satisfacerla a ella y de controlarse cuando está con su hija, a quien le da orgasmo tras orgasmo a sus tiernos 8 añitos.
- Amor, deseo continuar, pero tráeme algo de tomar, muero de sed.
Con amor Dan se despega de su amante y saca con cuidado su pene, antes de ir por la bebida baja y se come con amor la vagina por unos minutos, cosa que la mujer agradece acariciando el cráneo de su amante.
Dan regreso con 2 cervezas frías, sin ser una bebedora, Samantha ingiere la botella hasta el fondo, sedienta.
En un acto de caballerosidad, el hombre le extiende su botella a su hembra, que la acepta y se toma de un golpe la mitad.
- Aaaah, moría de sed… Anda, tómate la tuya, estoy lista de nuevo.
- Señora Alcantar ¿Me permite hacerle el amor?
- Puede hacer conmigo lo que usted desee Caballero.
Subida sobre ella en la pose del misionero, la pareja se entrega a un dulce dulce coito, se besan con amor, como una pareja que se conoce de años.
Con destreza y sigilo Samantha enreda sus piernas en su amante, lo acompaña suavemente en el movimiento, gime con amor en su oído, le recuerda una y otra vez que lo ama.
Dan, apoyado con sus brazos en la cama la toma del rostro con una mano y con la otra sujeta una nalga.
Ambos se buscan en el encuentro, estimulando sus genitales. Samantha está cerca, lo siente, pero no será un orgasmo normal, va a ser uno grande, uno final, dará el salto, ella sabe que es gracias a su amado Dan, lo ama, es ese sentimiento lo que permite que su cuerpo vibre y «eyacule» con su hombre que deposita una gran cantidad de esperma en su interior.
- ¡Dan! Te amo ¡te voy a dar un hijo! ¡Podrás fertilizar mi vientre con tu semilla!
- ¡Nada me haría más feliz en este mundo Manta!
La pareja está feliz, acostados en la mojada cama acarician sus cuerpos y conversan sobre el futuro. Dan sigue con la idea de arrebatarle esa mujer a su esposo. Samantha piensa por primera vez en el divorcio, cambiar su apellido a Urrutia, tener una familia con Dan, Camila viviría con ellos, pero, ¿Qué culpa tienen los gemelos?.
Con eso en mente la pareja termina todas sus sesiones en las que se entregan al acto del amor.
Pero para Camila las cosas son diferentes, la pequeña respeta las reglas, solo interactúa con Dan en plan sexual 3 veces a la semana, le toca su ración de semen 2 veces por semana, no espía a la pareja, no habla del tema con nadie, pero no hay ninguna regla de pasar el tiempo con Dan.
Todas las tardes, antes o después del encuentro con su madre, Camila visita a Dan, lo ve como un amigo, alguien que le presta atención, la ayuda con sus tareas, ven tele juntos, podrían pasar como padre e hija sin ningún problema.
Pero, los días en que le toca estar con Dan, esos días Camila no pierde el tiempo.
A la nena le gustan los vestidos flojos de una sola pieza, nunca lleva nada debajo, desde que despierta y su madre le dice «hoy iré al mercado», su tierna vagina no para de lubricar.
Camila no llega a su casa, se desvía y se va directo a casa de Dan a quién espera impaciente.
Siempre es lo mismo, Dan ya lo sabe, si es día de mercado, Camila ya está ahí, es día de su ración de sexo y semen.
La puerta se abre y la primera en pasar es Camila que de inmediato tira su mochila y deja caer su vestido, sospechosamente mojado.
La nena de 8 años ya aprendió a besar, hábilmente juega su lengua con la de su amante compartiendo saliva.
Con dulzura Dan explora el exterior de la empapada vagina y ano que aceptan felices las atenciones, es lo más normal que en estás sesiones la nena se corra con el dedo de Dan jugando con su clítoris. Cuando eso pasa, se abraza al cuello de su amante, levanta una pierna y deja el placer fluir por su cuerpo.
A diferencia de su madre, la pequeña no necesita tanto tiempo entre orgamos para continuar, por eso siempre Dan la carga y la lleva al dormitorio, dónde será grabada la sesión del día, pues su madre quiere ver el desarrollo y avance de la pequeña.
Orgasmo tras orgasmo hasta saciarse, Dan queda siempre lleno de los fluidos de la nena, su estómago, casi a reventar, repetía el sabor de la nena por horas.
Cuando los papeles cambian la niña prueba que es hija de su madre, Dan aún recuerda la primera vez que lo vió sin vello, se hecho a reír y le dijo «ahora estamos igualés», pero lo que Camila no sabe es que ahora, sus pequeñas manitas de 8 años, le dan un placer indescriptible cuando juega con su verga o huevos.
Siguiendo las instrucciones de Dan, Camila ahora hace lo mismo que su madre, se mete el glande en su boca y lo degusta cuál caramelo, palpa y sopesa los pesados huevos cargados de leche de su macho, con su manita libre explora con 2 dedos en ano de Dan, que con un poco de orientación, encontró la próstata y se divierte toqueteando al compás de los gemidos de Dan.
La nena aprendió pronto que al hacer esto Dan se vendrá mucho, le dará tanta leche que no tendrá ni hambre, pero aún así, la pequeña devota se desvive estimulando la verga de su amante y traga apurada la abundante y copiosa esperma que inunda su boca.
El hombre siente que como se le escapa el alma, la nena, sin duda, tiene talento, y si su madre se descuida, será mejor que ella.
Camila siempre se despide de Dan de la misma manera, se sube su hombre, acomoda la verga entre sus labios vaginales y se balancea, estimulando su zona genital hasta alcanzar un orgasmo.
Dan disfruta enormemente de esto, ya no le da más leche a la niña, pero su pene se erecta, siempre aprovecha esto para mandarle un vídeo a su amante, su verga parada, brillosa de los jugos de su hija, dicha jugada tiene el mismo efecto, Samantha se masturba y le manda un vídeo de sus jugos vaginales en sus dedos.
A los 3 meses de su retiro, Dan se lo anuncia a sus dos amantes, Camila salta feliz en el jardín, Samantha sorprendida que su amante tenga tal poder adquisitivo sonríe al ver el gimnasio.
Los dos cuartos vacíos intrigan a la mujer, detrás de ella Dan, tomándola por los hombros «Si estás lista, te puedo recibir a tí, Camila, tus dos hijos y al mío, cuando quieras».
Samantha se estremeció, desea, más que nada en el mundo, pasar el resto de su vida con Dan, pero sabe, muy en el fondo, que sus hijos salen sobrando.
- Lo pensaré, pero que sepas, esto rompe la primera regla.
- Aquí lo único roto va a ser tu culito, al cual taladrare todas las noches si dejas a tu esposo y te casas conmigo.
Samantha no puede mentirse más, es lo que desea, dejar a su esposo e hijos y venir a vivir con Dan y Camila, ser su esposa, darle un hijo, pasar el resto de su vida con este hombre.
- ¡Acepto!
Una enérgica Samantha espera a su esposo, los hijos juegan en su cuarto, Camila está con Dan haciendo su tarea.
El hombre llega a su casa, ve a su esposa sentada en la sala y tiene un mal presentimiento.
- ¿Ves esto? Me lo hizo Dan, el vecino, hemos sido amantes por un tiempo ya, casi un año, en todo este tiempo no has notado nada, no has dicho nada, incluso cuando me escabullí a media noche para irme a dormir con él, no dijiste nada.
- Pero yo, lo sabía, pero estaba esperando el momento, también yo tengo una amante, deseo hacer mi vida con ella, no te esperabas eso ¿Verdad?
Sorprendida Samantha abrió los ojos, jamás esperó eso de su esposo, pero, lejos de sentirse mal, se quitó una carga de encima, tenía camino libre.
- Camila se viene conmigo, los niños se van contigo, podrás verla un día a la semana y yo a los niños lo mismo, quiero que sepas que no necesito nada, ni pensión, ni nada, solo quiero el divorcio, pacífico, y nada más.
- No podría estar más de acuerdo, Camila se parece más a tí que a mí.
Si bien Samantha notó el mensaje despectivo en esas palabras, decidió pasarlas por alto y celebró que podría vivir su vida con Dan Urrutia, una vez firmado el acta, el siguiente paso es el implante.
Continuará.
Jujujuu esto cada vez se pone mejor pero tiene pinta que ya estaños llegando al final
Excelente muy excitante con morbo, lujuria erotismo y amor, la historia cada dia mas interesante.
Wooow!