Las mujeres Monrroy
Las cosas cambian abruptamente para todos, Camila y Fernanda refuerzan su relación dejando a Dan libre para disfrutar con su esposa Samantha. La magia del primer amor, sexo entre adultos y mi estilo narrativo en esta nueva entrega..
Domingo, el día de la semana favorito de Fercha, la hijastra del papá de Camila, ex esposo de Samantha viene de visita.
Fercha es una chica que descubrió de una forma intensa su sexualidad a los 12 años, a sus 14 a tenido una infinidad de encuentros sexuales con Camila, su hermanastra, la chica de casi 10 años que no vive con ella de la cuál está enamorada.
El primer amor, el que nunca se olvida y nos arranca una estúpida sonrisa cuando somos viejos, eso representa Camila en la vida de Fercha.
Lo que la adolescente no sabe es que Camila va a ser su amor para toda la vida, un amor compartido, eso es tema de otro relato, el día de hoy hablaremos de como a la adolescente le pica el cuerpo como respuesta a saber que hoy verá a Camila.
Por la mañana la pequeña niña Monrroy se despertó adolorida, el día de ayer Dan le dió una salvaje cogida como «castigo» por no respetar el acuerdo con su madre.
Le arde el roce con el calzón infantil, su culito se siente extraño, cuando hace del baño le raspa causándole incomodidad, al bajar al desayuno optó por no sentarse y desayunar parada, su madre sonríe al saber el motivo, Dan se ríe al ver que el castigo tiene efectos secundarios, Camila come avergonzada, piensa en su relación con Dan, considera que tal vez debería buscar otro hombre, uno que sea solo para ella.
En la recámara de la pequeña su madre le aplica pomadas en su irritada vulva, observa a su madre con el rostro serio, se disculpa con ella por sus acciones y le promete que no volverá a pasar.
Por suerte para ella su madre le cree, la abraza y mima diciéndole que todo está bien, que la entiende, pero necesita aprender a controlarse.
Abrazadas en la cama Samantha Urrutia le recuerda a su hija lo vivido hace algunos años, «debes ser paciente, cuidadosa y discreta, si alguien más se entera, estaremos en graves problemas», Camila es juguetona e inocente, pero no es tonta, nada tonta.
Convivir con Dan la a vuelto astuta, no hablamos del sexo, hablamos de sus enseñanzas y explicaciones, entre lo inteligente de la niña, la paciencia y habilidad de explicar de él, la niña a aprendido muchas cosas, sin mencionar que su capacidad de raciocinio se disparó.
A las 11 de la mañana pasó el papá de Camila a recogerla, sus padres se llevan bien, por fin el hombre tiene una esposa fiel, tan buena ama de casa como Samantha, con el plus de que trabajan juntos y hacen buen equipo, sin rencores la pareja conversa sobre los hijos en común.
En el carro viene Fercha, los hermanos de Camila se quedaron con su madrastra a quién aprecian y disfrutan de pasar tiempo con ella.
El camino de regreso a casa es ameno, el papá maneja con precaución, las chicas se abrazan «amistosas», debajo de sus faldas sus vulvas arden, la de Fercha por deseo, la de Camila por el castigo.
La tarde fue reír y jugar con sus hermanos, inocentes como el padre, lentos de desarrollo, agenos a todos los detalles importantes de su entorno.
Como es costumbre, a las 6 de la tarde la familia se dispone a descansar del encuentro familiar, los gemelos se encierran a jugar videojuegos, los adultos se encierran en su cuarto para tener algo de paz, las chicas se encierran en su cuarto a cal y canto para intimar.
Camila es una experta con el oral, supera a su madre con creces al saber cómo darle placer a una chica, cosa que Samantha nunca a hecho. La pobre o feliz Fercha se retuerce en su cama, muerde con fuerza una almohada mientras Camila juega con su clítoris con una habilidad y agilidad tan pasmoza que desconcertaría a cualquier mujer o hombre con un poco de experiencia, dos dedos tocando el lugar preciso en el interior de la vagina adolescente, entran y salen con percia, la pequeña boca se come el clítoris, recordemos que Camila tiene 9 años, en 2 meses cumple 10, su boca es pequeña, su lengua lo es más, con toda su pequeñez castiga de manera formidable el clítoris aplicando todo lo aprendido y de su propia cosecha.
La adolescente de 14 años se ha venido 3 veces, Camila no muestra signos de querer detenerse, al contrario, quiere penetrar el ano de Fercha.
La chica se deja hacer, realmente lo hace por amor, deja que Camila haga con su cuerpo lo que quiera, pellizcar sus pezones, morder sus nalgas, chuparle la lengua, lamer su cuerpo, chupar sus pies, besar su ano, jugar con sus pechos y pezones, Camila hace todo eso con la esperanza de que Fercha aprenda y se lo haga a ella, para la suerte de la chiquilla, Fecha no la decepcionará.
Gimiendo por el malestar la amante de nuestra pequeña protagonista alcanzó un orgasmo, es placentero, pero podría ser más si no fuera por ese dedo metido en su culo hasta el fondo.
8 orgasmos, es es todo, Fercha esta fuera de la jugada, destrozada, roja, sudada, agitada, sonríe como estúpida a su amante de 9 años que sonríe con el rostro empapado de sus jugos y sudor.
Ver a su amante hecha mierda de tanto placer despertó en Camila un extraño sentimiento, uno parecido al que tiene por sus padres, por Dan, incluso por sus hermanos, la pequeña no lo sabe, pero está enamorada, su amor es correspondido por su amante casi 5 años mayor que ella, la hija del 2do matrimonio de su padre, su hermanastra.
Impulsada por ese sentimiento, Camila se abalanzó sobre su amante para besarla apasionadamente, es un beso de amantes, no es una escena de dos niñas que descubren su sexualidad, son dos mujeres que se besan con amor y basta experiencia.
Esa noche será especial, motivada por ese sentimiento Camila se abrirá a su amante contándole su historia. El motivo de la confesión fueron las lágrimas de Fercha al ver la maltrecha vagina que sigue irritada y fuera de servicio. Con lujo de detalles le contó todo desde el inicio.
Acostada sobre la mayor, Camila le cuenta sobre los amantes de su madre, el primer hombre que la tocó, la llegada de Dan, lo mucho que disfruta el sexo con él, la pérdida de su virginidad, sus planes para perder su virginidad anal, el castigo y su necesidad por encontrar otro amante hombre para cubrir sus dosis de sexo.
Fercha está horrorizada, mantiene la calma, pero la historia le puso los pelos de punta, suenan todas sus alarmas, tiene 14 años, sabe de educación sexual, entiende lo que es un abuso, una infidelidad, tiene noción sobre las leyes y lo que pasaría si alguien se entera lo que hace con Dan, sabe las consecuencias para la madre de su pequeña y viciosa amante, pero más importante aún, sabe que va a estar destrozada si alguien más se entera y llegan las consecuencias.
Ama a Camila, la ama con todo su ser, le explica lo que la menor ya sabe, las consecuencias de hablar de más, le jura lealtad, le garantiza su silencio, pero tiene una condición «No volverás a abusar del esposo de tu madre, necesito devolverte el favor, y así como te dejan, no puedo».
Camila sonríe con sus hermosos ojos café y besó con fuerza a su amante feliz de haberse quitado la carga de conciencia que sintió después de hacer el amor y despertar ese sentimiento por ella.
Lunes, las chicas no se desvelaron, duermieron abrazadas desnudas toda la noche, Camila tiene el sabor de Fercha en la boca, encerradas en el baño se besan sellando su amor, no lo sabe, no de tiene la edad para entenderlo, pero como ya se los dije, las chicas están enamoradas.
Fercha pasó toda la mañana pensando en lo que le contó Camila. La chica entiende perfectamente que su joven amante es bisexual, sentada en el jardín de la escuela secundaria escribe y llega a la conclusión de que no le importa compartirla con algún o algunos hombres en tanto no haya otra mujer.
Camila se pasó la mañana pensando en lo que hizo, hablo de más, nerviosa no logra concentrarse en la escuela, pide permiso para hablarle a su madre por teléfono bajo la excusa de que se siente mal.
Samantha y Dan salieron disparados a la escuela para ver la situación con Camila, nerviosa, sudando, «parece un resfriado», la pareja se llevó a casa a niña para que descanse.
A diferencia de Camila, Fercha es una adolescente, disfruta las ventajas de ser adolescente, un poco de libertad, algo de dinero y un teléfono celular.
Camila tiene su número, se lo anotó en su cuaderno el primer día que hicieron cosas encerradas en su cuarto, hasta el día de hoy, Camila no la había llamado.
El celular de Fercha en modo silencioso enciende su pantalla, número desconocido, 8 llamadas perdidas.
A la hora de la salida le toca irse con los gemelos a casa usando el servicio de transporte urbano. Apenas salió revisó su celular, 22 llamadas perdidas del mismo número, curiosa, regresó la llamada.
- ¿Bueno?
- Bueeeenas tardes señora, tengo algunas llamadas perdidas de este número.
- ¿Llamadas perdidas? Está llamando a la casa de la familia Urrutia.
- Aaaaaah, Samanta, soy yo, Fernanda.
- ¡Ah! Fercha, cariño, debió haber sido Cami, te la comunico.
Agitada Camila le pidió verla, «me siento mal ven a verme», guiada por los gemelos llegó hasta la casa de Dan, fue este quién abrió la puerta, saludó a los chicos de manera efusiva y se presentó con la adolescente cortésmente, pese a saberlo todo, pese a identificar a este hombre como él «abusador» de Camila, respondió el saludo con cortesía.
Los chicos subieron a ver a su hermana, al ver que estaba bien bajaron a conversar con Dan dejando a las tres mujeres solas.
Samantha es todo menos tonta, pudo ver el brillo en los ojos de las dos chicas apenas se encuentran, el saludo efusivo, el cariñoso abrazo, las sonrisas cómplices, dejó a las chicas a solas para que conversen, discretamente dejó su celular olvidado grabando la conversación.
A las 5 de la tarde pasaron por los chicos a casa de Dan, 2 horas de grabación, un fragmento de material incriminatorio, otro tanto de besos subidos de tono, otro más de conversación entre dos chicas enamoradas.
Fecha lo sabe todo, en el audio le jura a Camila que nunca hablará, le repite una y otra vez que la quiere demasiado para ponerla en una situación tan complicada, Camí llorando le dice que también la quiere, confía en ella y espera nunca lamentarse por hablar de más.
Samantha puede escuchar los silenciosos gemidos de Fernanda, confirmó sus sospechas, las niñas hacen cosas que no deberían, se exponen a ser descubiertas, preocupada conversa con su esposo sobre lo peligroso de la situación. Por la noche la pareja visitó a la pequeña para conversar.
Regañada, avergonzada, mirando al suelo, Camila escucha las palabras de su madre que le cuestiona sus actos, «pensé que teníamos un acuerdo y que lo habías entendido», por momentos la pequeña Camí quiere llorar, su «enfermedad» es en realidad preocupación de que Fecha hablé de más.
Dan intervino reiterando la complicada situación en que se encuentran, le explica con las palabras más sencillas que encontró lo que le pasará a él, su madre, ella, el matrimonio de su padre y sus hermanos si a Fernanda se le escapa algo.
Finalmente abrazan a la pequeña que llora a cántaros disculpándose por lo que hizo, defiende a Fercha, confía en ella, su madre se había guardado ese tema para otro día, pero al ver que su hija habla con tanta facilidad le increpó lo floja y larga de su lengua.
«Con qué facilidad confiesas tus crímenes, ¿Crees que no me di cuenta? Sé de sobra que tú y esa niña tienen una relación que va más allá de la amistad», Dan guardó silencio, su pequeña Camila resultó ser una alumna más avanzada de lo que pensaba.
«No te voy a decir nada al respecto, solo te voy a recordar que tienes 9 años, eres una niña, cualquier cosa que Fernanda diga será el fin de todo esto».
Esa noche nadie hizo el amor en casa de los Urrutia, Samantha se abraza a su esposo temiendo por su integridad, antes, hace algunos años, no se tomaba la molestia de cuestionar sus actos, mucho menos las consecuencias, por primera vez en su vida, Samantha tiene miedo, miedo de perder a Dan, a su hija y a su bebé.
Camila se aferra a su almohada, sigue llorando, entiende lo que hizo, pudo haber dicho cualquier cosa, «me masturbe demasiado pensando en tí», pero no, ese sentimiento nuevo la atormentaba, sentía culpa, remordimientos, no podía mentirle a Fercha.
La chiquilla se levantó con cuidado a cerrar su puerta con seguro, tomó el teléfono inalámbrico y se refugio en su baño.
- ¿Si? – contestó Fercha medio dormida.
- Soy yo, Cami.
- ¡Cami! ¿Qué pasá, suenas mal?
Llorando Camila le contó todo a Fercha que la escuchó con el corazón en la garganta, su pequeña amante sufre, ella la acompaña en su sufrimiento.
Al día siguiente Fernanda se subió al transporte público con sus hermanastros, sin que se dieran cuenta se bajó del transporte para tomar otro que la deje cerca de la casa de Dan.
Alguien llama a la puerta de los Urrutia, Samantha atendió el llamado, al abrir se encontró con Fercha a quién saludo como si nada pasara y le dijo «Camila está arriba cambiándose», «No importa, vengo a verla a usted».
Sentadas en el banco del jardín Samantha escucha lo que Fernanda tiene que decir.
- Camila no es tonta, solo es honesta, tiene 9, casi 10, es inteligente, pero sigue actuando como niña… Tengo 14, casi 15, sigo siendo tonta e inmadura, pero entiendo bien la situación.
- ¿Y cuál es la situación?
- Si alguien se entera el señor Dan irá a prisión, usted estará en problemas, perderá la custodia de Camila, probablemente su papá la obtenga, eso me beneficia, pero, estoy segura que ella nunca me perdonaría cuando se entere que fui yo la que habló, lo nuestro no será más.
- ¿Lo nuestro?
- Sí, usted sabe, Camí y yo.
- Si eso se sabe, también tendrás problemas.
- Los problemas me la sudan, no ver más a Camila es lo que me preocupa.
- ¿Entonces?
- Entonces, tiene mi silencio absoluto, solo, por favor, solo no interfiera con lo nuestro.
- Necesito pensar niña, es un tema muy delicado.
- Lo sé, lo entiendo…
- Eres más madura de lo que pensé.
- Pelas constantes, violencia doméstica, un divorcio, jueces, abogados, psicologos, trabajadoras sociales, custodia compartida, las cosas no fueron tan sencillas como usted y el padre de Cami.
- ¡Vaya! No lo habría imaginado… ¿Quieres quedarte a comer?
Mientras Samantha habla por teléfono con la esposa de su ex esposo explicándole la situación y el paradero de su hija comprometiéndose a que la llevarán a su casa después de comer.
«Sí, parece que se hicieron buenas amigas».
Camila come sonriendo al tener a Fercha comiendo en su casa, tocan sus pies debajo de la mesa, Fercha conversa con Dan, entiende a sus medio hermanos cuando dicen que es un tipo agradable.
Por dentro le incómoda saber que él es el amante de su «amiguita», este hombre la penetra, descarga su semen en su interior, todo lo que sabe lo aprendió de él, la cereza en el pastel es que lo seguirá haciendo y próximamente penetrara su ano, tomando su última virginidad.
«¿Puedo venir a dormir con ustedes mañana?» La pregunta tomó por sorpresa a todos, particularmente a Camila, la idea de tener a su amiga en su casa a media semana la mojó.
Desde el último encuentro con Dan la pequeña no ha tenido sexo, el sentimiento de culpa y preocupación mantienen su cabeza ocupada, no a pensado en sexo desde entonces.
«Le preguntaré a tu madre».
Confundida, la madre de Fernanda aceptó que pasara la noche de mañana en casa de los Urrutia, la nueva familia compuesta por la ex esposa, el amante y la hija menor.
Esa noche Samantha le cuenta a Dan toda la situación.
- Fernanda no es tonta, sabe lo que hace, tiene un romance con Camila, no pensé que mi hija fuese bisexual.
- Es caliente, más que tú.
- ¿Mi hija es más caliente qué yo?
- Temo que si mi amor, no tiene llenadera, solo los límites se su inmaduro cuerpo.
- Me toma por sorpresa, yo nunca estaría con una mujer…
- Pues parece que ella sí, está libre de límites… Eso explica por qué los lunes llega directo a dormir.
Al finalizar la conversación Samantha se siente más tranquila, confía en la palabra de Fernanda tanto como cualquier padre que le toca aceptar que su hija o hijo tiene su primer pareja.
«Ya son varios días, me siento relajada y caliente».
Dan bajó a beber de la fuente, soba el enorme vientre de su esposa que gime de placer gracias a la lengua que juega con su agradecido clítoris. La abstinencia, el embarazo y el estrés de estos días ayudó a que la mujer llegara a su primer orgasmo con facilidad.
Su cuerpo reconoce de inmediato a Dan, responde con torrentes de placer a sus caricias, besos o cualquier contacto sexual, pensar que lo único que necesitaba era un amante pervertido, maduro y que la amara para disfrutar del sexo en plenitud.
Estar enamorada, haberse enamorado, Samantha sonríe feliz de haber encontrado a este hombre, los dedos de Dan estimulan su interior, en minutos es asaltada por un segundo orgasmo.
Al inicio de la relación Dan era una máquina que seguia instrucciones, 2 años después es un autómata programado con una único comando, darle placer a su esposa.
Piernas reclinadas bien abiertas, bendito sea el ejercicio, yoga y calistenia, Samantha sujeta sus piernas, su rostro es el de una hembra ganosa, caliente, la penetración se le hizo eterna, sonríe viciosa a su amado esposo que de rodillas, tan abajo que sus testículos casi tocan el colchón.
Dan responde la sonrisa con el mismo ahínco, se aferra al enorme vientre de su esposa, «abraza» a su bebé producto de su amor, lo que inició como una aventura termino como la mejor historia de amor de sus vidas.
Haciendo gala de sus nuevas capacidades Dan le hace el amor a su esposa, Samantha no esconde su placer, gime con fuerza, se muerde el labio inferior, repite frases de amor, anima a su esposo a seguir, el hombre no pierde el ritmo, concentrado en el placer de su esposa bombea una y otra vez la mitad de su longitud, no es el pene más grande del mundo, pero es perfecto para dar lo que ella necesita.
Un error de cálculo, la puerta del dormitorio no está bien cerrada, al otro lado de la casa Camila escucha a «sus padres» hacer el amor.
Por primera vez desde que viven juntos Camila pensó en Dan como su padre, su recién descubierto sentimiento por Fercha la hizo entender que no quiere de la misma forma a Fernanda y a Dan, el cariño que siente por Dan se parece a lo que siente por su madre, de pronto la niña se siente extraña, sucia y culpable.
Los gemidos de su madre la hacen feliz, sonríe al saber que su amada madre se la pasa bien con el padre de su, aún por nacer, hermano, esa noche Camila entendió lo impudico y sucio de la situación, con todo el dolor de su corazón, esa noche decidió que no volvería a tener sexo con Dan.
De regreso en la habitación el señor Urrutia incrementa el ritmo basándose en la intensidad de los gemidos de su esposa, besa en enorme vientre donde crece su hijo, le dice a su esposa que la ama, a ella y a su hija, expresa su emoción por el futuro bebé, le dice cuánto se esforzará por ser el mejor padre para los 4 hijos de la mujer.
Con fuertes gemidos Samantha alcanzó un orgasmo «final» mojando a Dan, el colchón y ella, suelta sus piernas y aprieta con fuerza los brazos y manos de su esposo, sonríe satisfecha de su encuentro, piensa en todo su camino hasta llegar a este punto, tener un par de orgasmos y uno intenso cada noche con el mismo hombre, en la misma cama.
Abrazada a su esposo Samantha le dice lo mucho que lo ama, lo feliz que la ha hecho, le jura que si el día de mañana el llegara a perder su capacidad de darle este tipo de placer, ella se mantendrá a su lado, leal, por haberle dado tanto amor y placer en tan poco tiempo.
Por suerte para Samantha no le pasará nada a Dan, al contrario, podrá disponer de él para ella y solo para ella a partir de esa noche, pero ella aún no lo sabe.
Muy temprano por la mañana Fercha se alista para pasar la noche en casa de los Urrutia, su madre no sospecha absolutamente nada, ella cree que su hija irá a dormir con su nueva mejor amiga, la primera que le conoce, la hija menor de su nuevo esposo. El matrimonio respira tranquilo sabiendo que los hijos de él y su hija se llevan tan bien, porque Fercha disfruta de la compañía de los gemelos, le cuentan las chicas que les gustan, sus acercamientos al sexo femenino con sus fracasos y éxitos, ellos no saben que Fercha es lesbiana, pero hay un aire en su personalidad que los mantiene alejada de ella, alejados en el plano sentimental al menos, los chicos son grandes amigos.
Al terminar la escuela Fercha se despidió de los gemelos, ellos saben que pasará la noche en casa de su madre con su hermana, eso significa que tendrán la casa para ellos solos hasta que lleguen sus padres.
Camila no sabía que Fercha pasaría la noche con ella, gritó de emoción al saber que tendría a su nueva amante en casa. La pequeña Camila ignora por completo la conversación de su madre con Fernanda, no sabe que con una breve conversación se ganó la confianza de su madre y que además obtuvo una especie de “permiso” para ser su “novia”.
Lo primero que hicieron las chicas fue hacer la tarea, como buenas estudiantes, comieron los 4 juntos, Dan que es normalmente ajeno a todo se da cuenta de las miradas cómplices de las chicas, intuye que algo pasa, pero sabe que Samantha seguro está al tanto de eso, por tal motivo, lo ignora y sigue con la amena conversación.
Después de comer las chicas cepillan sus dientes y pasan el resto de la tarde hablando de ropa, música, películas, series, finalmente, de famosos y músicos. Hablemos de Fernanda, lo primero que resalta en esta adolescente de 14 años es lo blanco de su piel y lo negro de su cabello, ojos negros, es bonita, muy bonita, tiene varios pretendientes, pero a ninguno le hace caso, delgada por herencia genética, su cabello ondulado se mueve libre con el viento, se viste como una especie de hippie citadino, vestidos ligeros o camisones de manta con pantalón de mezclilla, pulseras y collares tejidos, siempre usa huaraches de piel, su perfil resalta por sobre el resto.
A su particular estética debemos sumar su agradable forma de ser, risueña, despreocupada, feliz, desde el divorcio de sus padres maduro a un ritmo acelerado, su padre es un alcohólico que la trataba como princesa pero golpeaba a su madre, en el juicio peleó con uñas y dientes la custodia de su hija, su adicción lo venció y perdió la el día que llegó tomado a la sesión, a partir de ese día no solo perdió la custodia de su hija, tampoco lo volvieron a ver.
Sus sesiones psicológicas fueron molestas, insistían que ella “estaba perturbada” por todo el proceso, la verdad es que solo estaba cansada, ama a su padre, pero también a su madre, a sus tiernos 8 años puso en una balanza qué era más importante, la integridad física de su madre, que la adora, o su padre, la chica eligió a su madre, si bien le dolió la partida de su padre, fue feliz de saber que su madre estará a salvo.
2 años después su madre se involucró sentimentalmente con el padre de Camila, su madre fue brutalmente honesta con ella, le mostró pruebas de la infidelidad de la esposa de su nuevo novio, le mostró que se estaba preparando para un divorcio, ahorraba para una casa donde vivirían ella, su madre, su padrastro, no tenían claro el destino de Camila, pero seguro los gemelos vivirían con ellos.
Desde que el romance “prohibido” inició su madre sonríe de nuevo, está feliz, canta, está enamorada de este nuevo hombre que solo le pide a cambio fidelidad, su madre es tratada como una reina, eso hace feliz a Fercha.
Volvamos al presente, a la casa de los Urrutia, las chicas se preparan para dormir, Camila tiene una cama queen size, caben las dos perfectamente, en la recámara del matrimonio Samantha le cuenta todo a Dan que sonríe, pícaro y cómplice, “En tanto Camila esté contenta, no me importa quién sea”, esa noche el enamorado hombre le dió un masaje a su esposa en el vientre aplicando una crema antiestrías y otro en sus inflamados pies de cargar el peso de su hijo, Samantha se quedó profundamente dormida temprano esa noche, su esposo le hizo segunda.
En el cuarto de Camila las cosas arden tanto como el mismo infierno, ella sabe que las paredes de su cuarto y puerta son densas, no hay forma de que se escuche afuera si todo está bien cerrado. Camila convenció a Fernanda de darse un baño juntas, la pequeña princesa de la casa es consentida por su padrastro Dan, tiene una tina de baño para ella sola, las chiquillas juegan y disfrutan con los chorros de agua a presión que impactan contra sus vulvas, se turnan para sentir el agua mientras se besan, el calor de la bañera ruboriza sus mejillas, el calor de su corazón quema su pecho, Fercha sabe lo que siente, Camila es su primer amor.
Hartas de sentir el agua, deseosas de sentir sus cuerpos, las dos niñas aún mojadas se besan sobre la cama, Fercha aprendió rápidamente a besar, entre la práctica y la teoría de cientos de revistas es ella quién domina el encuentro, Camila se deja hacer, acostumbrada a eso con Dan extiende sus brazos, corresponde a su amante, suspira por las cosquillas que siente en todo su cuerpo, dos dedos de Fercha masturban la inmadura vulva, le pone todo su amor y empeño, la pequeña ha tenido 3 orgasmo a manos de su amante, todo a sido forzado, Fercha quiere ponerse a mano de la última noche en que ella no pudo devolver el favor y no se va a detener hasta dejarla saciada.
Fercha tiene algo especial que pedirle, gastó algunas monedas para eso, sabe que tal vez reciba una negativa, aún así, al final de su asalto, mientras Cami se recupera de todos los orgasmo que le fueron servidos, Fercha le pidió la oportunidad de tomar su virginidad anal.
“Pero no tienes pipi”, Fercha intenta convencer a Camila diciéndole que usará primero sus dedos, de uno por uno hasta llegar a 3, después le meterá un desodorante roll on que es tan grueso como el pene de Dan.
Camila se puso seria al escuchar a Fercha hablar de Dan, después de todo ella sabe que fue su primer hombre, el que le enseñó todo lo que sabe, “Ya no voy a tener nada con Dan… Es… El esposo de mi mamá… El papá de mi hermano… Creo… Creo que lo quiero como mi papá, no como mi amante”.
Las chicas se tomaron un pequeño descanso, desnudas bajaron hasta la cocina protegidas por las sombras y la oscuridad de la noche, el cuerpo de Fercha ya muestra síntomas avanzados de desarrollo, senos, vello, curvas, entre las dos se terminaron un litro de jugo de uva y regresaron corriendo a la habitación.
Camila tiene ganas, tiene ganas de darle su virginidad anal a Fernanda, a partir del momento en que decidió que ya no tendría encuentros con Dan la chiquilla comenzó a darle vueltas a la idea de a quién darle su virgo final.
“Esta bien, te voy a dar mi virginidad anal… Pero esta noche usarás solo tus dedos”, acomodada a cuatro, muy inclinada, culito en todo lo alto, Fernanda, pequeña viciosa, en estos dos años se transformó en una chica algo pervertida, sus perversiones giran en torno a todo lo que quiere hacer con Camila, aún así, son cosas sucias.
La adolescente de 14 años le come el culo a su noviecita de casi 10 años, su lengua raspa con fuerza el ano, sus manos separan sus infantiles nalguitas, aspira el aroma de su chica, se saborea la gloria y el honor de ser la primera que le abre el ano.
El culito comienza a “florear”, la niña se ríe relajada disfrutando de la atención que recibe, le hace cosquillas, pero no son cosquillas de risa, son cosquillas de placer, siente rico, gime bajito disfrutando de la lengua de Fercha.
Un dedo pulgar se unió a la sesión, juega amenazando con entrar en el diminuto ano. Al estar tan relajado se abrió permitiendo que el dedo gordo entre sin problemas hasta la base, Cami mueve sus caderas disfrutando del asalto, la manzana no cayó muy lejos del árbol, de la misma forma en que su madre disfruta del sexo anal, Cami disfruta del dedo metido en su intestino grueso.
Maravillada por el placer que le causa a su chica, Fercha mete y saca el dedo del culito consiguiendo suspiros en su marcha, excitada, cariñosa, totalmente extasiada por lo que hace, los jugos de Fercha comenzaron a brotar, amar a su chica le gusta tanto, es tan erótico, que sin tocarse puede sentir, Fercha esta cerca del orgasmo, aprieta sus piernas frotando su clítoris e interior, alcanzó un silencioso orgasmo con su dedo gordo metido en el ano de su primer amor.
Camila soltó un chorrito de “pis” de su vulva, fue una pequeña venida, escueta, tan pequeña que mojo un poco la pierna de Fercha. Rendidas, abrazadas, erotizadas, enamoradas, satisfechas y muy felices, a las 11 de la noche, Fernanda y Camila se quedaron profundamente dormidas.
Los días siguientes Camila evitó a Dan, todos los momentos en que se quedaban solos la niña corría a su cuarto, se encerraba, prendía su televisión y se concentraba en lo que veía en la tele, sabe que si sale y ve a Dan estando los dos a solas, no podrá evitarlo y se “quitará las ganas” rompiendo su promesa. Samantha está al tanto, su primera idea fue “seguro Fernanda se lo pidió”, lo cierto es que Fernanda le dejó una carta a Camila escondida en su mochila.
“Camila, Cami, estás muy chica para entender lo que siento, casi estoy segura que es correspondido, pero necesitas crecer un poco más antes de poder definirlo.
La verdad, estoy enamorada de tí, un amor de niña de 14 años, un amor que espero dure algunos años, al menos hasta que tú me puedas decir lo mismo.
Espero, muy en el fondo de mi corazón, que nunca me cambies por alguna otra niña, no me molesta que tengas novios, no me molesta que vivas con Dan, tu primera experiencia, porque sé que él no te puede querer como yo, así como yo no te puedo querer como él.
Aún cuando en un futuro en el que sigamos juntas decidas tener un novio que te ame como hombre, yo estoy dispuesta a compartirte, sé que tal vez no alcances a entender todo lo que dice esta carta, pero quiero que te quedes con una cosa, te quiero.”
Camila leyó la carta en su escuela, Fernanda subestima a su joven amante, la chica de casi 10 años entiende lo que la carta dice, gruesas lágrimas corrieron la tinta, ya no quiere tener nada que ver con Dan que no sea una relación padre e hija, pero si quiere tomarle la palabra a Fercha, porque por mucho que disfrute sus encuentros, la pequeña quiere disfrutar del sexo con un hombre y con ella.
Samantha arrinconó a su hija en su habitación, “la noche que vino hicieron cosas que no deberían, verdad”, Camila intentó negarlo todo, pero una madre sabe, sobre todo una tan astuta como la suya. Camila es inocente, algo pervertida, pero inocente, le confesó a su madre todo, le mostró la carta de Fernanda y remató con “Quiero que Dan sea solo mi papá”.
La dinámica de las chicas Monrroy cambió de golpe, Samantha es la Señora Urrutia, Camila sigue siendo Monrroy, pero se ve más como hija de Dan que de su propio padre, los encuentros sexuales entre ellos se cortaron de manera abrupta, Camila prefiere no tener encuentros con Dan para poder cambiar su relación con el hombre que más convive.
Para Dan las noticias fueron un alivio, por mucho que disfrute el sexo con una niña de 9 años, no es un pervertido, se dejó llevar al inicio de todo esto, pero prefiere mil veces ser el padre y guía de Camila que su amante, prefiere centrar toda la energía que le queda en su nueva esposa y su futuro hijo.
Camila no logra sacarse de la cabeza a Fernanda, todo el día se la pasa pensando en ella, en su cuerpo, en su voz, su aroma, es demasiado joven para entender que es amor, pero está perdidamente enamorada, al llegar a casa le pidió a Dan un celular, a lo que él hombre le respondió «Claro que sí… Hija».
Continuará…
Hmmmm!
Un sabor agridulce este episodio. Ojalá Camila cambie de opinión. Es peligroso que ella esté necesitada de un hombre. Espero que se de cuenta que Dan puede ser su amante como también su papá sin caer en el rechazo. Si aparece otro hombre ya la historia pierde sentido. Ojalá y Fernanda se enamore de otra chica y abandone a Carla y así está vuelva a amar a Dan.