LAS NIETAS DE NURIA Y LAURA
tuvimos una idea.
Hola a todos, soy Daniela, la mayor de las nietas, de echo soy la primera que nació y también la mas alta. En total somos dieciséis nietas, ocho pelirrojas siete rubias y a la que llamamos la rara que es morena, aunque a decir verdad es la que esta mas buena. Como ya habréis leído las aventuras de nuestras abuelas y madres os voy a contar alguna de la venturas por no decir disparates que hacemos mis hermanas y yo, realmente somos primas pero sospechamos por lo que nos parecemos que somos hermanas.
Lo ultimo que contaron nuestras madres fue el día en que los daneses nos pillaron por sorpresa, bueno es un decir, ya sabíamos y visto lo que nuestras abuelas y madres, le cogimos durante un tiempo mucha afición a dejarnos follar por los perros, pero solo fue una temporada, luego volvimos a los humanos aunque nunca hemos dejado a los daneses, a poco que se insinúen nos dejamos.
Tengo que contar que a muy temprana edad, quizás sobre los cinco años veíamos a nuestras madres follar casi a diario, unas veces con unos y otras con otros a la vez. Cuando les preguntaba siempre nos decían los mismo, estamos jugando a cosas de papas y mamas, yo hablaba con mis hermanas y todos nos decían lo mismo, anoche llego tal o cual o varios a la vez.
Ahí quedo la cosa unos años hasta que nos fuimos haciendo alga mas mayores y empezó a picarnos la curiosidad y otras cosas, también en el colegio se veían cosas bajo las gradas, había que esconderse pero se veían como los chicos enculaban a chicas y estas les hacían mamadas, nos encantaba aquel festival.
A nuestras madres las espiábamos constantemente, yo creo que lo sabían y que no les importaba lo mas mínimo, así que el calentón que teníamos era grande, a las abuelas sobre todo a Nuria también, a veces era algún hombre o varios y otras alguno de los perros.
Un sábado después de comer en la casa grande, Laura y nuestras madres fueron a la ciudad a alguna cosa, no lo recuerdo, estamos solas nuestra Abuela Nuria y nosotras. Nos fuimos a la habitación grande del ático y nos pusimos en pelotillas, teníamos por entonces unos ocho años, encontramos en un cajón un montón de consoladores, arneses y plugs anales, nos falto tiempo para jugar con todo ese arsenal, en el baño encontramos un dispensador de lubricante, nos dispusimos a jugar con aquello y nos lo fuimos metiendo en el ano todas, yo pille uno grande, ponía en la caja diez centímetros de diámetro, ahora pienso que era una barbaridad pero en aquel momento no me importo. Todas las hermanas decían que era estupendo y que les daba unas cosquillitas en el vientre, así que me dispuse a meterme el plug, lo lubriqué bien y también mi ano, poco a poco fue entrando pero no llegaba a pasar la parte mas ancha, primero me puse en cuclillas y empujaba asia abajo y como tampoco lo conseguí me senté encima del plug, poco a poco se habiendo mi ojete y de pronto estaba dentro, la verdad la sensación era curiosa y satisfactoria. Al rato intente sacarlo pro no podía, estaba bien agarrado, lo intento una de mis hermanas y tampoco, así que llamaron a la abuela Nuria que subió enseguida.
Vio el panorama y después de informarse de lo que estábamos haciendo fue al baño a por otro lubricante. Me dijo que me pusiese boca abajo y me fue poniendo del otro lubricante alrededor de mi ano mientras a la vez tirada suavemente del plug. Al poco tiempo empecé a sentir unos escalofríos y una sensación de querer apretar mis nalgas irresistibles, la abuela seguía tirando y a la vez me daba cachetes en mis nalgas, comencé a jadear, aprete mis nalgas con fuerza y luego me relaje y el plug salió, mi abuela siguió un poco mas y lo introducía y lo sacaba lentamente mientras seguía dándome cachetes, volví a sentir lo mismo y volví a tener lo mismo, la abuela me dijo, as tenido el primer orgasmo anal de tu vida, y a las demás os digo lo mismo, usad este lubricante que es también relajante y si tenéis dudas me preguntáis, yo también he tenido vuestra edad y vuestra curiosidad.
Pasaron un par de años, teníamos alrededor de los diez cuando en el colegio quedamos con algunos chicos bajo las gradas, unos días unas y otros otras, somos muchas. Yo por ser la mayor fui la primera, así que allá que fui con el chico, era uno de nuestra hermanos africanos de unos doce años, me hidrate el ojete con algo de saliva y me metió un poco, poco cosa para lo que yo quería, pero bueno había que aprender, días después quede con dos chicos, también de nuestros hermanos, así que empezamos con el ritual y el primero metió el glande y poco mas y eyaculo, justo después entro el siguiente, me di cuente que el semen del anterior habían servido de lubricante y me la metió bastante al fondo, aun así sabían que podía entrar mas, quizás un tercero, lo suyo seria traerse el lubricante pero era grande. Al final en una botecito pequeño me lleve el relajante anal y un poco antes me lo puse en el ano y ahí si, esta vez me follaron bien, mis hermanas todos ellas hicieron lo mismo.
Tuvimos una dificultad, cuando volvimos a clase el semen de uno o varios se salía del ojete y te ponía las bragas perdidas, la opción primera fue no ponernos bragas, entonces mancháramos la falda del uniforme, optamos por ponernos un salva eslips mas atrás de lo su correcta posición y con esto se soluciono el asunto.
Con permiso de nuestras abuelas y madres organizamos una fiesta en el ático, sobre trece años teníamos entonces, ya nos habían salido las tetitas y todo. Nos dejaron con total tranquilidad y a sabiendas de que nos iban a follar. La advertencia fue, prohibido el sexo vaginal, fuimos obedientes.
Lo primero que hicimos después de merendar fue mamarles las pollas a los dieciséis chicos, sus pollas negras son tremendas, nos encantan, era la primera vez que lo hacíamos todas juntas a la, fue muy emocionante. Los tres siguiente polvos fueron anales, todas allí unas a cuatro patas otras boca abajo y todas jadeantes y excitadas, los orgasmos eran continuos y satisfactorios. A las diez de la noche según lo pactado con la abuela sonó el teléfono y dio la orden de terminar, así que como estábamos en en descanso hicimos lo que habíamos visto hacer a nuestra madres y abuelas, ponernos de rodillas y que nos restregaran la polla por lo labios hasta que se corrieron de nuevo, fue alucinante.
Los chicos se fueron mas que contentos y nosotras estábamos dichosas. La abuela Nuria subió y nos pregunto que tal lo habíamos pasado, nos inspeccionó a todas nuestro culete y como no había nada de particular nos aseamos y bajamos a cenar.
Allí estaba nuestra abuela Laura y nuestras madres, les contamos todo y nos fuimos cada mochuelo a su olivo a dormir, ya teníamos ganas de repetir.
Poco después de aquello empezamos a hacer dobletes, pero antes tenemos que perder la virginidad, la vaginal me refiero, de la de atrás nunca mas se supo.
ya seguiré contando
Mmm q
Mmmm qué rico relato!!!!! Espero la segunda parte.